sábado, 5 de octubre de 2019

Cada mañana

                     Benjamín González Buelta

Cada mañana me sumergiré en Ti,
agua de la vida, antes de ser vaso,
nutriente en el surco, juego en la fuente, sosiego en el lago.
Cada mañana me afinaré en Ti, Palabra del Padre,
antes de ser susurro al oído discurso en el aula,
anuncio en el viento, silencio en la escucha.
Cada mañana me orientaré en Ti, camino del Reino,
antes de ser paso en la calle, ruta en la frontera,
pausa en la espera, salto en el aire.
Cada mañana me reposaré en Ti sabiduría encarnada,
antes de ser vigilia en el sueño, flecha en el arco,
sutura en la herida, cansancio en tu mano.
Cada mañana me miraré en Ti, imagen del Padre,
antes de ser alegría en el rostro, fuerza en los brazos,
caricia en los ojos, luz en el barro.

La canasta vacía


La esposa del Faraón de Egipto había perdido muchos hijos en su vientre...
Rodeada de médicos y sirvientas el dolor de su vientre fue en aumento hasta que con un grito de dolor liberador y, simultáneamente a su muerte dio a luz cinco hijos, cuatro de ellos varones y una niña.
El Faraón crió con amor y dedicación a sus hijos, dándoles la educación de futuros gobernantes a los varones y de princesa a la hija.
Pasados los años y crecidos sus hijos, el Faraón se enfrentó al dilema de escoger a su sucesor.
Dado que todos habían nacido en el mismo parto, no había un primogénito a quién el derecho le correspondiese naturalmente. Decidió consultar con el Consejo de Ancianos:
- ¿Qué debo hacer? ¿Cómo elegir a mi sucesor? Quizás deba dividir el Imperio en cuatro reinos para ser justo con todos ellos.:
- No, Majestad, respondieron los sabios, dividir el Imperio implica debilitarlo y ello acarreará su destrucción, además, son cinco hijos y sería injusto con su hija.
Lo mejor es hacer un Concurso entre ellos y el que traiga el Proyecto que más beneficie a Egipto, ese sea el escogido.
Satisfecho con el consejo recibido, el Faraón citó a sus hijos -incluida la hija- y les dijo:
- Tenéis seis meses para plantear el Proyecto más beneficioso para Egipto, quién así lo haga será elegido mi sucesor
Seis meses después los cinco hijos se congregaron en el Salón del Faraón portando los varones gran cantidad de maquetas y planos y la hija una canasta vacía.
El Faraón escuchó por turno los Proyectos... cada cual superaba al anterior: un Sistema de Caminos para el Reino, un Sistema de Canales de Riego, un Sistema de Silos para las Cosechas, un Sistema de Puertos para el comercio... era difícil pensar en uno que superase en beneficios al otro.
La discusión para analizar el valor de cada uno, sin duda sería ardua, problemática y difícil.
Sin embargo, al llegar el turno a la hija ésta mostró su canasta vacía y dijo:
- Padre, yo traigo una canasta vacía que hoy vale tanto como las maquetas que has visto. Nadie puede decir qué obra es la mejor hasta no verla hecha y, para entonces el contenido de mi canasta podría superar en valor a cualquiera de ellos.
Todos quedaron sorprendidos por el enunciado, pero el Faraón y el Consejo de Sabios estuvieron de acuerdo en que discutir el valor de los Proyectos no tenía más sentido que discutir el valor del contenido de una canasta vacía.
Entonces la solución fue obvia: los recursos del reino se dedicarían al desarrollo de los Proyectos durante dos años y, al cabo de ese tiempo se analizaría el beneficio real de cada obra para el Reino.
Pasaron los dos años de febril actividad y llegó el momento de presentarse al Salón del Trono.
Cada uno de los hijos venía orgulloso con gran cantidad de documentos y asesores para demostrar que su obra había sido la más beneficiosa al Reino... y la hija llegó con su canasta vacía...
A su turno cada hijo expuso el valor de las obras hechas: de cómo ahora el sistema de riego había aumentado las cosechas, de cómo ahora el sistema de caminos permitían que esas cosechas llegasen hasta el último rincón del Reino, de cómo ahora el sistema de silos permitía almacenarlas de modo limpio y seguro, de cómo ahora los nuevos puertos eran fuente de comercio y prosperidad.
Al llegar el turno de la hija, esta señaló su canasta y dijo:
- Padre, tal como lo anuncié, el tiempo me permitiría dar valor al contenido de esta canasta... ahora lo ves, gracias a mi canasta vacía, el Reino tiene canales, caminos, silos y puertos... sin ella sólo hubiera habido Proyectos y discusiones para ver cual era el mejor sin que nunca ocurriese nada...
Los cuatro hermanos se dieron la vuelta sorprendidos y azorados y, tras un momento de vacilación se arrodillaron frente a su hermana...
... Y así Egipto tuvo su primera Emperatriz....

miércoles, 2 de octubre de 2019

Oración al ángel de la guarda

Ángel de mi guarda, dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día.
Las horas que pasan, las horas del día,
si tú estás conmigo serán de alegría.
No me dejes solo, sé en todo mi guía;
sin Ti soy chiquito y me perdería.
Ven siempre a mi lado, tu mano en la mía.
¡Ángel de la guarda, dulce compañía! Amén

Preguntas importantes


Una estudiante cuenta lo que le ocurrió en un examen:
Durante mi segundo mes en la escuela de enfermería el profesor nos hizo un test. Yo que era buena estudiante contesté a las preguntas con rapidez hasta que llegué a la última pregunta: "¿Cuál es el nombre de la señora que limpia la escuela?"
Me parecía una broma. Yo la había visto, era alta, de pelo oscuro y de unos 50 años, pero ¿cómo podía saber su nombre? Dejé la pregunta sin contestar.
Antes de terminar la clase, alguien preguntó si esa pregunta también contaba para la nota.
- Por supuesto, dijo el profesor. A lo largo de sus vidas se encontrarán con muchas personas. Todas son importantes. Todas merecen su atención, incluso si sólo les dicen hola o les sonríen.
Nunca olvidé esa lección y también aprendí el nombre de la señora, se llamaba Dorotea.

domingo, 29 de septiembre de 2019

¡Ábreme, hermano!

                              En la Jornada del Refugiado y el Migrante

He llamado a tu puerta, he llamado a tu corazón
en busca de una cama y de un fuego para calentarme.
¿Por qué me rechazas?
ÁBREME, HERMANO.
¿Por qué me preguntas si soy de África, si soy de América,
si soy de Asia, si soy de Europa?
¿Por qué me preguntas por el nombre de mis dioses?
ÁBREME, HERMANO.
Yo no soy un negro, yo no soy un oriental,
yo no soy un blanco,
yo sólo soy un ser humano.
ÁBREME, HERMANO.
Ábreme tu puerta, ábreme tu corazón
porque soy un ser humano,
un ser humano como tú.
ÁBREME, HERMANO.

Palabras y obras


Un hombre demandó a un leñador. Demandante y demandado se presentaron ante el juez. El demandante dijo.
‑ Señoría, demando a este leñador porque, después de vender toda la leña cortada en una jornada, no quiere darme la parte que me corresponde.
‑ Pero si él es quien ha cortado la leña ‑repuso el juez sorprendido‑, ¿qué es lo que has hecho tú para que deba entregarte parte del dinero?
‑ Yo le he animado con mis gritos de aliento ‑explicó el demandante‑. Mis gritos le han estimulado para cortar más leña de la habitual, y, por tanto, ha conseguido más dinero.
El juez se quedó pensativo. Unos instantes después sentenció:
‑ Es justo lo que reclama la parte demandante, leñador ‑dijo dirigiéndose a éste, que se había quedado estupefacto con las primeras conclusiones del juez‑. Entrégame la bolsa con el dinero, pues voy a darle lo que le corresponde al demandante.
Una vez tuvo la bolsa de monedas en la mano, el juez la agitó con fuerza, produciendo un buen ruido con las mismas. Dijo:
‑Ya te he pagado lo que te corresponde. El leñador recibió el sonido de tu voz y tú recibes el sonido del dinero.

Debido a la codicia, muchas personas tienden a aprovecharse de los demás, explotarles o robarles, dando la espalda al menor sentimiento de ética o virtud.