sábado, 12 de octubre de 2019

Oración a la Virgen del Pilar

            Papa san Juan Pablo II


Quiero encomendarte, Virgen santísima del Pilar,
a España entera, todos y cada uno de sus hijos y pueblos,
la Iglesia en España, y los hijos de todas las naciones hispánicas.
¡Dios te salve, María, Madre de Cristo y de la Iglesia!
¡Dios te salve, vida, dulzura y esperanza nuestra!
A tus cuidados confío las necesidades de las familias de España,
las alegrías de los niños, la ilusión de los jóvenes, los desvelos de los adultos,
el dolor de los enfermos y el sereno atardecer de los ancianos.
Te encomiendo la fidelidad y abnegación de los ministros de tu Hijo,
la esperanza de quienes se preparan para ese ministerio,
la gozosa entrega de las vírgenes del claustro,
la oración y solicitud de los religiosos y religiosas,
la vida y el empeño de cuantos trabajan por el reino de Cristo.
En tus manos pongo la fatiga y el sudor de quienes trabajan con las suyas;
la noble dedicación de los que transmiten su saber y el esfuerzo de los que aprenden;
la hermosa vocación de quienes con su conciencia y servicio alivian el dolor ajeno;
la tarea de quienes con su inteligencia buscan la verdad.
En tu corazón dejo los anhelos de quienes, mediante los quehaceres económicos
procuran honradamente la prosperidad de sus hermanos;
de quienes, al servicio de la verdad, informan y forman rectamente la opinión pública;
de cuantos, en la política, en la milicia,
en las labores sindicales o en el servicio del orden ciudadano
prestan su colaboración honesta en favor de una justa, pacífica y segura convivencia.
Virgen Santa del Pilar: aumenta nuestra fe,
consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad.
Socorre a los que padecen desgracias,
a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo.
Fortalece a los débiles en la fe.
Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios.
Protege a España entera y a sus pueblos, a sus hombres y mujeres.
Y asiste maternalmente, oh María,
a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad.

El leñador


Un hombre demandó a un leñador. Demandante y demandado se presentaron ante el juez. El demandante dijo.
‑ Señoría, demando a este leñador porque, después de vender toda la leña cortada en una jornada, no quiere darme la parte que me corresponde.
‑ Pero si él es quien ha cortado la leña -repuso el juez sorprendido-, ¿qué es lo que has hecho tú para que deba entregarte parte del dinero?
‑ Yo le he animado con mis gritos de aliento -explicó el demandante-. Mis gritos le han estimulado para cortar más leña de la habitual, y, por tanto, ha conseguido más dinero.
El juez se quedó pensativo. Unos instantes después sentenció:
‑ Es justo lo que reclama la parte demandante, leñador -dijo dirigiéndose a éste, que se había quedado estupefacto con las primeras conclusiones del juez-. Entrégame la bolsa con el dinero, pues voy a darle lo que le corresponde al demandante.
Una vez tuvo la bolsa de monedas en la mano, el juez la agitó vigorosamente, produciendo un buen ruido con las mismas. Después dijo:
‑ Ya te he pagado lo que te corresponde. El leñador recibió el sonido de tu voz y tú recibes el sonido del dinero.

Debido a la codicia, muchas personas tienden a aprovecharse de los demás, explotarles o robarles, dando la espalda al menor sentimiento de ética o virtud.

viernes, 11 de octubre de 2019

Venid a Mi

                     Florentino Ulibarri

Los que estáis arruinados, los que habéis fracasado ante los demás y ante vosotros,
los que sólo portáis miseria, los que no valéis para quienes seleccionan
ni contáis para quienes mandan,
los olvidados fuera de las campañas, los que sólo recibís golpes,
los últimos, los parias, los nadie de la historia...
venid a mí, que quiero cobijaros a la sombra de mis alas.
Los marginados de todo lo bueno, los humillados por uno u otro motivo,
los sin recursos humanos y económicos,
los que os tenéis que vender a cualquier precio
y sois moneda devaluada en todo momento,
los que os habéis quedado sin techo y dormís en la calle entre cartones,
los que solo tenéis deudas y desahucios,
los cansados y agotados de vivir y de escuchar siempre lo mismo...
venid a mí, que soy vuestro refugio, y me complace vuestro descanso.
Niños de la calle y de nadie, inmigrantes a la deriva, parados al sol, cabizbajos,
enfermos sin tratamiento, ancianos apartados, jóvenes a la deriva,
los no reconocidos como ciudadanos,
los tristes y agobiados, personas que sufrís violencia,
todos los que no sois queridos ni echados en falta ...
venid a mí, que soy vuestra libertad, y recobrad vuestra dignidad.
Hambrientos de pan y de justicia,
de dignidad y de respeto, de salud y de ternura,
de paz y de buenas noticias, de vida y de felicidad...
sedientos de ternura y caricias, de roce y compañía,
de abrazos y protestas, de vino y fiesta, de casa y mesa, de la dignidad vuestra...
venid a mí, y saciad vuestra hambre y sed sin miedo y sin falsos respetos.
Todos lo que sentís la vida, día a día, como una pesada carga:
los rechazados, los perseguidos, los olvidados, los excluidos,
los extranjeros, los sin papeles, los que sólo tenéis seguro que sois pobres,
gente sin voz, sin prestigio, sin nombre...
venid a mí, descargad vuestros fardos, comed, bebed y descansad.
¡Todo lo que soy y tengo es vuestro!

Compartiendo vida... Optar por desgastarse


La vida es como una caja de lápices de colores que con el uso se van desgastando en función de lo que decidimos pintar y de lo que surge cada día para colorear.
Cuando decidimos pintar el cuadro de lo cotidiano nuestros lapiceros se van desgastando... pero no lo hacen el vano pues el color que desprenden queda plasmado en un lienzo que perdura para siempre.
Desgastar nuestra caja de lápices supone dar de lo nuestro, optar por colores alegres, respetuosos, misericordiosos o llenos de fantasía, para ofrecer a la vida aquello que somos y entregamos.
Podemos conservar nuestros lápices intactos, perfectamente alineados en su caja o... por el contrario, tener una caja con desiguales tamaños y recortes debido al uso que le damos en cada momento.
¡Optemos por "desgastar" nuestros colores! ¡por ofrecer aquello que somos aunque eso suponga ir perdiendo de lo nuestro por el bien de los demás! ¿no lo hizo así Aquel a quien seguimos?

jueves, 10 de octubre de 2019

Padre Providente

Me basta saber, Dios mío, que Tú eres Padre,
Sé que me amas y eso me regocija,
sé que lo puedes todo y eso me llena de confianza.
A Ti que todo lo sabes te confío mi vida.
Cuando me creo sola piensas en mí,
Cuando me desanimo tu amor me rodea,
yo te olvido pero tú nunca te olvidas de mí,
cada minuto de mi vida es un minuto de amor por tu parte.
Cuando el pasado me desasosiega, tu perdón es bálsamo de mis recuerdos.
Si el porvenir me inquieta, vivo el don del momento presente,
el minuto que encierra todo el porvenir
porque es el instante que me regalas para amarte y fiarme de Ti. Amén

Adelante, siempre adelante, Dios proveerá. (C. Sallés)

Todo es efímero


Unos guardias se presentaron ante el rey llevando a un hombre con aspecto de mendigo.
- "¿Por qué traéis a este hombre?", preguntó el monarca.
- "Majestad, no sabemos si es un loco, o quiere ofenderos, pero... ¡dice que desea dormir en esta posada!", contestó el jefe de la guardia.
- "¿Cómo? ¿llamas posada a mi fabuloso Palacio?", inquirió el rey al detenido.
- "¿De quién era este lugar antes?", preguntó a su vez el mendigo.
- "De mi padre."
- "¿Y antes?"
- "De mi abuelo."
- "¿Y antes aún?"
- "Del padre de mi abuelo."
- "¿Y dónde están todos ellos ahora?"
- "Murieron."
- "¿Y cómo a un lugar donde van y vienen gentes de paso no lo llamáis posada?"

domingo, 6 de octubre de 2019

Auméntanos la fe

               Javier Leoz

Para que disminuya nuestro egoísmo y crezca nuestra disponibilidad.
Para que se agigante nuestra confianza y se achique nuestra incredulidad.
Para que suba el termómetro de nuestra oración y se debilite nuestro olvido de Ti.
AUMÉNTANOS LA FE
Para que la esperemos como un regalo y no como algo viejo y caduco.
Para que la vivamos con entusiasmo y no como lección aprendida .
Para que se robustezca nuestro interior y desaparezca nuestro orgullo.
AUMÉNTANOS LA FE
Porque queremos ser tus testigos.
Porque tememos perderte.
Porque a nuestro lado surgen dificultades.
Porque no siempre vemos todo claro.
Porque seguirte es exigente.
Porque amarte es negarnos a nosotros mismos.
Porque queremos verte, sin necesidad de verte.
Porque queremos que nos ilumines para no perderte.
AUMÉNTANOS LA FE

La última golondrina


                          P. Pezzani

Una golondrina llegó tarde a la cita otoñal. Sus hermanas ya habían partido. ¿Qué hacer?... Se lanzó al mar sola.
El sol brillaba con fuerza y no se divisaba ningún barco. Después de varias horas le faltó el ánimo y decidió dejarse caer en el agua y así morir.
En ese momento vio otra golondrina que planeaba casi a ras de mar en su misma dirección. Se alegró y, haciendo un esfuerzo, remontó el vuelo.
Cada vez que se sentía cansada, miraba a su fiel compañera, que la seguía en toda su evolución, y de esta manera volaba con más fuerza.
Llegó la noche y la golondrina amiga desapareció, si bien la meta estaba muy cercana.
Se dijo entonces:
- ¿Dónde estás, amiga de viaje?... ¿Tal vez sólo has sido mi propia sombra proyectada sobre el agua del mar?...