sábado, 23 de julio de 2022

Desde lo hondo

                José Mª Rodríguez Olaizola

Necesito más intemperie.
Para agradecer el pan diario.
Para reconocer tanto obsequio
que llueve sobre mi historia.
Para tener que gastar hasta el último talento,
sin reserva ni demora.
Para sentir, en carne viva,
el dolor o la ternura, el júbilo y el abrazo.
Necesito acoger una incertidumbre
que me saque del eterno deambular
por anhelos estériles.
Necesito la desnudez herida y sincera
que ni camufla incoherencias ni jalea falsedades.
¡Basta de esconderse tras excusas, buscando culpables,
conjugando utopías, adulterando versos!
¡Basta de enarbolar esperanzas sin riesgo!
¡Basta de compadrear con evangelios aparentes, sin prójimo ni Dios!
No hay comodines para suplir la fe. Son solo trampas.
La fe es arriesgarlo todo a Ti. Y a tu Reino

Vivir como las Flores

Cuentan que cierto día, en un monasterio, un discípulo se acercó a su maestro para hacerle una consulta, puesto que se encontraba muy molesto y quería buscar la solución a esto. Así le dijo:
– Maestro, vengo a ti en busca de soluciones ¿qué debo hacer para no sentirme tan molesto con la forma de actuar de las personas? Algunas personas hablan demasiado y mal, otras son auténticos ignorantes. Algunas son indiferentes. La sangre me hierve, y emana en mí un sentimiento de odio cuando me cruzo con las personas mentirosas y sufro con aquellas que maldicen.
El maestro sonrió al discípulo y le dijo:
– La solución es fácil, ¡Vive como las flores!
El discípulo abrió los ojos asombrado por las palabras de su maestro, “vivir como las flores”….
– Maestro, me va a disculpar pero no entiendo ¿Vivir como las flores?, preguntó el discípulo
– ¡Eso es! -sonrió el maestro señalando al jardín del patio; y continuó diciendo:
– Pon atención a esos lirios que crecen en el jardín. ¿Sabes dónde nacen verdad? Los lirios nacen en el estiércol, y en cambio, cuando crecen, se desarrollan como flores puras y perfumadas. Es decir, son tan sabias, que extraen del abono todo aquello que les es útil y saludable y en cambio, no permiten que lo agrio de la tierra mancille la fragancia de sus pétalos. ¿Entiendes?
El discípulo asentía con la cabeza, pero permanecía en silencio escuchando las sabias palabras de su maestro. Así, el maestro continuó diciendo:
– Es justo afligirse con las propias culpas o defectos y en tu mano está el cambiar esto, pero lo que no es justo y no es sabio, es permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos, y ellos serán los que tengan la responsabilidad de ponerle solución, si es que así lo quieren. Por eso, si esos defectos no son tuyos, no hagas su problema tuyo, por lo tanto vive feliz, vive como las flores y no cargues con lo que no te corresponde…
Esto, es vivir como las flores.

viernes, 22 de julio de 2022

Himno a Santa María Magdalena

Al levantarse la aurora con la luz pascual de Cristo,
la Iglesia madrugadora te pregunta: "¿A quién has visto?"
"¿Por qué lloras en el huerto? ¿A quién buscas?"
"A mi amado. Buscando al que estaba muerto,
lo encontré resucitado.
Me quedé sola buscando, alas me daba el amor,
y, cuando estaba llorando, vino a mi encuentro el Señor.
Vi a Jesús resucitado, creí que era el jardinero;
por mi nombre me ha llamado, no le conocí primero.
Él me libró del demonio, yo le seguí hasta la cruz,
y dí el primer testimonio de la Pascua de Jesús."
Haznos, santa Magdalena, audaces en el amor,
irradiar la luz serena de la Pascua del Señor.
Gloria al Padre omnipotente, gloria al Hijo redentor,
gloria al Espíritu Santo: tres personas, sólo un Dios. Amén

El anciano samurai

Cerca de Tokio vivía un gran samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
Cierta tarde, un guerrero conocido por su falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por ser un provocador: esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada, contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo acepto el desafío.
Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzó a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible.
Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró. Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
- ¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aun sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?
El maestro les preguntó:
- Si alguien llega hasta vosotros con un regalo y no lo aceptáis, ¿a quién pertenece el obsequio?
- A quien intentó entregarlo -respondió uno de los alumnos.
- Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -dijo el maestro-. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.

martes, 19 de julio de 2022

Hogar bendecido

               Patxi Loidi

Batiste en poco tiempo, Zaqueo, nuestro hermano convertido,
varias plusmarcas, que nosotros con años y constancia conseguimos.
Eras pequeño de estatura, pero pudiste ver de cerca a nuestro Amigo.
Cuánto habías robado ¿quién lo sabe?; y robaste también el cielo a Cristo.
Amasabas dinero sin escrúpulos, amabas las monedas con delirio,
pero fuiste capaz de despegarte de ellas y transformarte en evangelio vivo.
Pecador público, por todo el mundo rechazado,
escuchaste mensajes de valor infinito, que cambiaron el rumbo de tu vida.
En solo una jornada saliste del abismo,
venciste altas montañas y superaste precipicios.
Hoy te miramos asombrados por tu salto al vacío,
que rellenó tu copa hasta los bordes.
Y sentimos envidia del elogio divino que refrendó tu nuevo nacimiento:
que Abraham te acogía como uno de sus hijos;
y que la salvación de Dios convertía tu casa en un hogar bendito.

La Importancia de la puntualidad

Al Padre Pascual le estaban haciendo su cena de despedida por sus 25 años de trabajo en una Parroquia.
Un político, miembro de la comunidad, fue invitado para dar un breve discurso. Como el político tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras él mismo para llenar el tiempo:
- Mi primera impresión de la Parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que había robado un televisor, que le había robado dinero a sus papás, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe. También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas. Me quedé asombrado, asustadísimo... Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio.
Justamente en el momento que concluía llegó el político, por lo que tomó la palabra. Pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:
- Nunca voy a olvidar el primer día que llegó el Padre Pascual a nuestra Parroquia... De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él...

domingo, 17 de julio de 2022

Tú, Señor, eres lo mejor

Entre las prisas y los agobios de la vida,
Tú, Señor, eres lo mejor
Cuando nos afanamos por vivir superficialmente,
Tú, Señor, eres lo mejor
Cuando nos encontramos cansados,
Tú, Señor, eres lo mejor
Cuando todo parece fracasado,
Tú, Señor, eres lo mejor
Cuando quieren presentarnos otros modos de vivir,
Tú, Señor, eres lo mejor
Cuando olvidamos al prójimo como hermano,
Tú, Señor, eres lo mejor
Cuando nos encerramos en nosotros mismos,
Tú, Señor, eres lo mejor
Cuando pensamos que el trabajo es lo más importante,
Tú, Señor, eres lo mejor

Padre de familia

Érase una vez un padre de familia que intentaba leer el periódico después de haber tenido un largo día de trabajo. A cada instante era molestado por sus hijos.
Uno le pedía dinero para comprarse un helado.
Otro se le acercaba llorando, se había hecho daño en el pie y quería que un beso lo curara.
El mayor le pedía que le ayudara a resolver un problema de matemáticas.
Finalmente, el más pequeño entró corriendo en la sala en busca de su papa. Éste le preguntó cansado:
- ¿Y tú que quieres?
El pequeño le contestó: - Papá, yo no quiero nada. Sólo quiero que me cojas en tus brazos