Glorioso San Isidro Labrador,
tu vida fue ejemplo de humildad y sencillez,
de trabajo y oración;
enséñanos a compartir el pan de cada día
con nuestros hermanos los hombres,
y haz que el trabajo de nuestras manos
humanice nuestro mundo
y sea al mismo tiempo
plegaria de alabanza al nombre de Dios.
Como tú queremos
acudir confiadamente a la bondad de Dios
y ver su mano providente en nuestras vidas.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor
jueves, 15 de mayo de 2025
El hijo perezoso
Una madre tenía al hijo más haragán del pueblo. Se la pasaba en la cama todo el día... no hacía nada.
Cansada de verlo así, le reclamaba una y otra vez:
— ¡No puedes seguir así! ¡Yo trabajo todo el día para traer el pan a casa, y tú ni te levantas! ¡Vas a acabar conmigo!
El joven, muy tranquilo, le contestaba:
— No te preocupes, mamá… algún día seremos ricos y ya no tendrás que trabajar.
— ¿Y cómo vamos a ser ricos si ni siquiera te mueves?
— Me contaron que, más allá de las montañas, vive un sabio que tiene las respuestas. Iré a preguntarle.
El hijo partió al día siguiente.
En el camino, se encontró con un león flaco, muy muy flaco.
— ¿A dónde vas? -le preguntó el león.
— Voy a buscar al sabio para que me diga cómo ser rico.
— Ya que vas, ¿puedes preguntarle qué debo hacer para dejar de estar tan flaco? Da igual cuánto coma, no engordo.
— Está bien -respondió el flojo.
Más adelante, junto a un manzano de frutos podridos, el árbol le pidió:
— Por favor, si ves al sabio, pregúntale por qué mis frutos se pudren apenas comienzan a madurar.
—Claro que sí -dijo el flojo- sin detenerse.
Y un poco más allá, un pez que apenas podía hablar ,desde el lago le suplicó:
— ¡Ayúdame! Tengo algo atascado en la garganta. Pregunta al sabio qué puedo hacer.
— De acuerdo -dijo el flojo-. Yo también necesito su consejo y por eso voy.
Después de mucho andar, encontró al sabio meditando a la puesta de sol. El flojo, sin rodeos, preguntó:
— ¿Qué puedo hacer para ser rico? Ah, y traigo algunas otras preguntas.
El sabio, tras escucharlo, le respondió:
— El pez tiene una piedra preciosa en la garganta. Si alguien la saca, volverá a comer. El manzano tiene un gran tesoro enterrado bajo sus raíces. Si alguien lo desentierra, sanará y dará frutos sanos y ricos. Y el león… debe comerse al primer holgazán que encuentre en el camino.
— ¿Y yo? ¿Qué tengo que hacer para ser rico?
— Tú solo debes desandar el camino que hiciste.
El flojo, contento, creyó haber encontrado la mejor receta: no hacer nada. Al regresar, el pez le pidió ayuda:
— ¡Sácame la piedra! ¡La joya es tuya!
— ¿Meterme al agua helada? ¡Ni loco! El sabio dijo que solo debo desandar el camino.
Llegó al manzano:
— ¡Desentierra el tesoro! ¡Serás rico!
— ¿Excavar? ¡Qué flojera! Yo solo tengo que seguir caminando e igual seré rico.
Finalmente, se encontró de nuevo con el león flaco:
— ¿Qué dijo el sabio sobre mí? -preguntó el león.
— Que debías comerte al primer flojo que encontraras.
— Perfecto -dijo el león mientras se relamía.
Y así, la pereza terminó devorando al flojo... literalmente.
MORALEJA: Recuerda, la pereza no solo te roba oportunidades, también puede terminar contigo. El esfuerzo no es un castigo. Es el camino real hacia el crecimiento, la prosperidad y el éxito. Pon esfuerzo a lo que haces en tu trabajo, en tus estudios, en la vida. El éxito real solo depende de ti y de lo que decidas hacer.
Cansada de verlo así, le reclamaba una y otra vez:
— ¡No puedes seguir así! ¡Yo trabajo todo el día para traer el pan a casa, y tú ni te levantas! ¡Vas a acabar conmigo!
El joven, muy tranquilo, le contestaba:
— No te preocupes, mamá… algún día seremos ricos y ya no tendrás que trabajar.
— ¿Y cómo vamos a ser ricos si ni siquiera te mueves?
— Me contaron que, más allá de las montañas, vive un sabio que tiene las respuestas. Iré a preguntarle.
El hijo partió al día siguiente.
En el camino, se encontró con un león flaco, muy muy flaco.
— ¿A dónde vas? -le preguntó el león.
— Voy a buscar al sabio para que me diga cómo ser rico.
— Ya que vas, ¿puedes preguntarle qué debo hacer para dejar de estar tan flaco? Da igual cuánto coma, no engordo.
— Está bien -respondió el flojo.
Más adelante, junto a un manzano de frutos podridos, el árbol le pidió:
— Por favor, si ves al sabio, pregúntale por qué mis frutos se pudren apenas comienzan a madurar.
—Claro que sí -dijo el flojo- sin detenerse.
Y un poco más allá, un pez que apenas podía hablar ,desde el lago le suplicó:
— ¡Ayúdame! Tengo algo atascado en la garganta. Pregunta al sabio qué puedo hacer.
— De acuerdo -dijo el flojo-. Yo también necesito su consejo y por eso voy.
Después de mucho andar, encontró al sabio meditando a la puesta de sol. El flojo, sin rodeos, preguntó:
— ¿Qué puedo hacer para ser rico? Ah, y traigo algunas otras preguntas.
El sabio, tras escucharlo, le respondió:
— El pez tiene una piedra preciosa en la garganta. Si alguien la saca, volverá a comer. El manzano tiene un gran tesoro enterrado bajo sus raíces. Si alguien lo desentierra, sanará y dará frutos sanos y ricos. Y el león… debe comerse al primer holgazán que encuentre en el camino.
— ¿Y yo? ¿Qué tengo que hacer para ser rico?
— Tú solo debes desandar el camino que hiciste.
El flojo, contento, creyó haber encontrado la mejor receta: no hacer nada. Al regresar, el pez le pidió ayuda:
— ¡Sácame la piedra! ¡La joya es tuya!
— ¿Meterme al agua helada? ¡Ni loco! El sabio dijo que solo debo desandar el camino.
Llegó al manzano:
— ¡Desentierra el tesoro! ¡Serás rico!
— ¿Excavar? ¡Qué flojera! Yo solo tengo que seguir caminando e igual seré rico.
Finalmente, se encontró de nuevo con el león flaco:
— ¿Qué dijo el sabio sobre mí? -preguntó el león.
— Que debías comerte al primer flojo que encontraras.
— Perfecto -dijo el león mientras se relamía.
Y así, la pereza terminó devorando al flojo... literalmente.
MORALEJA: Recuerda, la pereza no solo te roba oportunidades, también puede terminar contigo. El esfuerzo no es un castigo. Es el camino real hacia el crecimiento, la prosperidad y el éxito. Pon esfuerzo a lo que haces en tu trabajo, en tus estudios, en la vida. El éxito real solo depende de ti y de lo que decidas hacer.
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