sábado, 5 de octubre de 2024

Gracias por cambiar mis planes

        Rezando voy (Fermín Negre)

Te doy gracias, Señor,
porque eres bueno conmigo,
porque no siempre que pedí, busqué y llamé
sucedió como yo esperaba.
Gracias por todas esas cosas que pedí
y no me fueron dadas,
pero llegaron disfrazadas de otros modos.
Gracias por cuantas veces no te encontré.
Así alentabas mis búsquedas,
me animabas a salir
de mis falsas certezas y seguridades,
a seguir con los ojos abiertos
para descubrirte donde menos pensaba.
Gracias porque cuantas veces
se me cerraron puertas,
siempre abriste alguna ventana
por donde entró la luz de tu esperanza.
Sólo pido tu Espíritu, Sólo busco tu voluntad.
Sólo quiero responder a tu llamada al amor.
Gracias, Señor, por cambiar mis planes.
Los tuyos fueron siempre mejores que los míos.

El secreto para un matrimonio sin peleas

Una pareja fue entrevistada en un programa de televisión porque estaban casados desde hacía 40 años y nunca se habían peleado.
El periodista, lleno de curiosidad, pregunta al marido:
— Pero ustedes, ¿nunca han discutido?
— 'No', respondió el marido, nunca.
— ¿Y cómo lo han conseguido?
— Bueno cuando nos casamos mi mujer tenía una yegua a la que apreciaba mucho, era lo que más quería... Era la criatura que ella más mimaba en la vida… El día de nuestra boda fuimos de luna de miel en nuestro Carruaje tirado por la yegua.
En el camino hacia nuestro destino la yegua tropezó. Mi mujer le dijo con voz firme a la yegua: ¡VA UNA! A mitad de nuestro destino la yegua tropezó de nuevo. Mi mujer miró a la yegua y dijo: ¡VAN DOS! Al llegar a nuestro destino nuevamente la yegua se tropezó, y mi mujer bajó y le dijo: ¡VAN TRES! acto seguido sacó la pistola y le pegó dos tiros a la yegua.
'Yo muy sorprendido y molesto le recriminé: ¡Loca, estás loca!, ¿por qué has matado a la yegua, loca? Pero si tú la amabas...!
Mi mujer me miró fijamente y me dijo: ¡¡¡va una!!!
Y desde entonces no hay discusiones entre nosotros.

martes, 1 de octubre de 2024

Oración de la mañana

        de Santa Teresita del Niño Jesús     (hoy es su fiesta)

“Dios mío, te ofrezco todas las acciones que voy a hacer hoy,
por las intenciones y la gloria del Sagrado Corazón de Jesús;
quiero santificar los latidos de mi corazón,
mis pensamientos y mis obras más sencillas,
uniéndolas a sus méritos infinitos,
y reparar mis faltas vertiéndolas en el horno de su amor misericordioso.
Dios mío, te pido para mí y para los que quiero,
la gracia de cumplir perfectamente tu santa voluntad;
de aceptar, por tu amor, las alegrías y las penas de esta vida pasajera,
para que un día nos reunamos en el Cielo para toda la Eternidad. Amén.”

 

“Lo mejor es para ti”

         Rabindranab Tagore

Era un matrimonio pobre. Ella hilaba a la puerta de su choza pensando en su marido. Todo el que pasaba se quedaba prendado de la belleza de su cabello, negro, largo, como hebras brillantes salidas de su rueca. Él iba cada día al mercado a vender algunas frutas. A la sombra de un árbol se sentaba a esperar, sujetando entre los dientes una pipa vacía. No llegaba el dinero para comprar una pizca de tabaco.
Se acercaba el día del aniversario de la boda y ella no cesaba de preguntarse qué podría regalar a su marido. Y, además, ¿con qué dinero? Una idea cruzó su mente. Sintió un escalofrío al pensarlo, pero al decidirse, todo su cuerpo se estremeció de gozo: vendería su pelo para comprarle tabaco.
Ya imaginaba a su hombre en la plaza, sentado ante sus frutas, dando largas bocanadas a su pipa: aromas de incienso y de jazmín darían al dueño del puestecillo la solemnidad y prestigio de un verdadero comerciante.
Sólo obtuvo por su pelo unas cuantas monedas, pero eligió con cuidado el más fino estuche de tabaco. El perfume de las hojas arrugadas compensaba largamente el sacrificio de su pelo.
Al llegar la tarde regresó el marido. Venía cantando por el camino. Traía en su mano un pequeño envoltorio: eran unos peines para su mujer. Los acababa de comprar, tras vender su pipa. Ella lo esperaba a la puerta de casa con un paquetito de tabaco que había comprado para su esposo. Al encontrarse, se rieron y se abrazaron llenos de gozo y de alegría.