viernes, 30 de abril de 2021

Lo más importante no es...

                 Benjamín González Buelta

- que yo te busque, sino que tú me buscas en
todos los caminos (Gn 3,9);
- que yo te llame por tu nombre, sino que tú
tienes tatuado el mío en la palma de tu mano (Is 49,16);
- que yo te grite cuando no tengo ni palabras,
sino que tú gimes en mí con tu grito (Rm 8.26);
- que yo tenga proyectos para ti, sino que tú
me invitas a caminar contigo hacia el futuro (Mc 1,17);
- que yo te comprenda, sino que tú me
comprendes en mi último secreto (1 Cor 13,12);
- que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú
vives en mí y te expresas a tu manera (2 Cor 4,10):
- que yo te guarde en mi caja de seguridad,
sino que yo soy una esponja en el
fondo de tu océano (EE 335);
- que yo te ame con todo mi corazón y todas
mis fuerzas, sino que tú me amas con todo
tu corazón y todas tus fuerzas (Jn 13,1):
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte,
si tú no me buscas, me llamas y me amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra mi mejor manera de encontrarte.

Más historias de Jóvenes...

3. Un joven me comentaba una tarde sobre sus sentimientos, sus proyectos, sus reflexiones, sus críticas, sus valores... Y me decía:
- "Soy consciente de que mis raíces vienen de lejos, de que no soy más que un enano a hombros de gigantes. Pero, ¿nos queda a los jóvenes algo que hacer?"
Y él mismo respondía: - "Nos queda no decir amén, no dejar que nos maten el amor, recuperar el habla y la utopía, ser jóvenes sin prisa y con memoria, situarnos en una historia que es la nuestra, no convertirnos en viejos prematuros.
Nos queda respirar, abrir los ojos, descubrir las raíces del horror, inventar paz, entendernos con la naturaleza y con la lluvia y los relámpagos, y con el sentimiento y con la muerte, esa loca de atar y desatar.
También nos queda discutir con Dios, tanto si existe como sí no crees en El, tender manos que ayudan, abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno; sobre todo nos queda hacer futuro a pesar de los granujas del presente".

jueves, 29 de abril de 2021

Arquitecto de mi vida

                    Manuela González Aguilera

Arquitecto de mi vida, que soñaste para mí, un templo vivo,
heme aquí, en tu Presencia,
aquí tienes mi cuerpo, alma, mente, corazón, todo mi ser.
Templo vivo quiero ser para Ti, Arquitecto de mi vida,
para albergar dentro de mí, el Amor que más deseo.
el Único, que sacia la sed, de este loco corazón, tuyo y mío.
Conviérteme en templo vivo, caminante peregrino,
Para esparcir tu fragancia, tu incienso divino.
Arquitecto de mi vida, hágase realidad en mí tu sueño divino.

De jóvenes... y menos jóvenes

1. Cierto día un presuntuoso estudiante, que se encontraba en el autobús, se tomaba la molestia de explicarle a un señor mayor por qué le es imposible a la vieja generación comprender a la suya, y le decía (en voz muy alta para que lo escucháramos todos):
- «Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, Internet, viajes al espacio... Nuestras sondas espaciales han visitado Marte... Tenemos coches eléctricos, ordenadores que procesan datos casi a la velocidad de la luz... y mucho más.
Después de un breve silencio, en que el señor no dejó de mirarlo, el señor mayor respondió lo que sigue:
- «Tienes razón, hijo mío, nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes... ¡Por eso las inventamos! Ahora dime, arrogante presumido: '¿Qué estás haciendo tú para la próxima generación?'».
Y se escuchó un aplauso atronador en todo el autobús.

2. Un joven universitario viajaba junto a un anciano, que iba rezando su rosario. El joven se atrevió a decirle:
- "¿Por qué en vez de rezar el rosario no se dedica a aprender e instruirse un poco más? Yo le puedo enviar algún libro para que se instruya".
El anciano sacó de su bolsillo una tarjeta y le dijo:
- "Le agradecería que me enviara el libro a esta dirección".
Y le entregó su tarjeta, que decía: Luis Pasteur. Instituto de Ciencias de Paris.

lunes, 26 de abril de 2021

Oración por "nuestro cura"

Jesús, tú eres nuestro Buen Pastor, tú das la vida por nosotros, ´
vas delante y nos muestras el camino a seguir.
Hoy queremos rezar por tantos pastores que nos cuidan,
nos acogen y se dan sin medida: padres y madres, catequistas.
Te pedimos por los sacerdotes, y de una manera especial por el nuestro.
Dale fuerzas para que nos siga anunciando el Evangelio.
Bendícele por haber respondido a tu llamada,
cuando aún era un muchacho.
Discúlpale sus fallos y debilidades.
Es un hombre, sí, pero toca cosas divinas
y nos habla en tu nombre cuando consagra o cuando ofrece el perdón.
Ayúdale, Jesús, a acompañarnos en la búsqueda de Dios en medio de la vida,
a llenarnos de esperanza en los momentos duros,
a consolarnos y a asistirnos en la enfermedad.
Que siempre sea fiel a ti, Jesús, Pastor bueno.

El pájaro y el ángel

Había un pájaro que vivía en el desierto, muy enfermo, sin plumas, nada para comer, beber y sin refugio para vivir; maldiciendo su vida, día y noche.
Un día, un ángel cruzaba ese desierto y el pájaro detuvo al ángel y le preguntó:
– ¿A dónde vas?
El ángel respondió: – Voy a encontrarme con Dios.
Entonces, el pájaro le pidió al ángel que, por favor, le preguntase a Dios cuándo terminaría su sufrimiento. El ángel le dijo:
– ¡Por supuesto, lo haré!
Y el ángel se despidió del pájaro. Al encontrarse con Dios, el ángel le compartió el mensaje del pájaro. El ángel le contó su patética condición y preguntó cuándo terminaría su sufrimiento. Dios respondió:
– Durante lo que le queda de vida, el pájaro tiene que sufrir así. No tendrá felicidad.
El ángel le respondió que cuando el pájaro oyera esto, se desanimaría. Y le pregunto si podría sugerir alguna solución para esto.
Dios le respondió: – Dile que rece de esta manera: “Gracias Dios por todo”
El ángel volvió hasta al pájaro y le entregó el mensaje de Dios.
Una semana después, el ángel pasó de nuevo por el mismo camino y vio que el pájaro estaba muy feliz.
Las plumas habían crecido en su cuerpo, una pequeña planta creció en la zona desértica, un pequeño estanque de agua también había surgido, y el pájaro estaba cantando y bailando alegremente.
El ángel estaba asombrado de lo sucedido porque recordó que Dios dijo que en lo que le quedaba de vida no habría felicidad para el pájaro.
Con esa inquietud en la mente fue a visitar a Dios de nuevo.
El ángel preguntó y Dios respondió:
– Sí, estaba escrito que no habría felicidad para el pájaro en lo que le queda de vida, pero todo cambió porque el pájaro está rezando diariamente “Gracias a Dios por todo”, ante cada situación.
Cuando el pájaro caía sobre la arena caliente, decía “gracias a Dios por todo”. Cuando no podía volar, repetía “gracias a Dios por todo”.

Así que cualquier situación, el pájaro siguió repitiendo “Gracias a Dios por todo” y por lo tanto cambió lo que le quedaba de vida en siete días”.
Cuando escuché esta historia, sentí un enorme cambio en mi forma de sentir, pensar, aceptar y ver la vida.
Adopté esa oración en mi vida. Cualquiera que sea la situación que esté viviendo, comencé a repetir esa sencilla oración ‘GRACIAS DIOS POR TODO’.
Me ayudó a cambiar mi punto de vista de lo que no tenía y de lo que tengo en mi vida.

Una simple palabra, un simple pensamiento, que nos enseña a ser agradecidos por todo lo que tenemos en nuestra vida, tiene poder para disolver cualquier “maldición” que llevamos cargando toda la vida.
Sé agradecido y verás el cambio en tu vida. Sé humilde y nunca tengas dudas. Gracias Dios por todo…

domingo, 25 de abril de 2021

Gracias Jesús por ser nuestro PASTOR
por ser nuestra voz amiga y cercana.
Gracias por cuidarnos, protegernos
y querer lo mejor para nosotros.
¡Tu corazón es tan grande
que lleva todos nuestros nombres!
En estos días de pandemia
¡a cuántos estarás ayudando, consolando,
dando de comer, acompañando!
No hay ovejas perdidas para tu corazón.
Ojala podamos “darte una mano”
con nuestra solidaridad, con nuestra oración,
con pequeños y grandes gestos
¡Gracias por cargarnos sobre tus hombros
cuando te necesitamos!
En tus brazos nos sentimos “en casa” y “en familia”
Hoy queremos rezarte por todas las vocaciones;
Para que todos tengamos corazón de pastor
y nos dejemos pastorear
por quienes nos cuidan, aman y nos quieren libres y felices.
Que San José, custodio de las vocaciones,
nos acompañe con corazón de Padre. Amén.

 

El incendio del bosque

Sucedió que hubo un incendio en un espeso bosque. Todo se quemó, árboles, arbustos, hierbas, todo había quedado calcinado; muchos animales pudieron huir, otros no tuvieron tanta suerte y quedaron atrapados por las llamas.
Estaban los bomberos apagando el fuego en el bosque cuando uno de ellos encontró un pájaro carbonizado en su nido.
¡Qué raro!, pensó. ¿Por qué no escapó del fuego? ¿Por qué no echó a volar?
Cuando cogió el pájaro vio cinco pajaritos recién nacidos. La madre los había protegido muriendo para que ellos tuvieran vida.