sábado, 16 de diciembre de 2023

Confía en Dios

Padre Celestial, concédenos humildad
para aceptar Tu obra según Tu divino plan,
sin anteponer nuestros razonamientos humanos.
Que nuestra fe no se vea empañada
cuando las circunstancias difieran de nuestras comprensiones.
No permitas que olvidemos que Tu sabiduría
es infinitamente mayor que la nuestra.
Haz que podamos confiar en que cumples Tus promesas.
Espíritu Santo, danos el discernimiento que necesitamos
para comprender las verdades espirituales
que trascienden nuestras interpretaciones limitadas,
y que nuestra devoción sea guiada por Ti
en lugar de nuestras propios entenderes y deseos.

El falso maestro

Era un renombrado maestro; uno de esos maestros que corren tras la fama y les gusta tener más y más discípulos. En una gran carpa, reunió a varios cientos de discípulos y seguidores. Se irguió sobre sí mismo, impostó la voz y dijo:
-- Amados míos, escuchad la voz del que sabe.
Se hizo un gran silencio. Hubiera podido escucharse el vuelo de un mosquito.
-- Nunca debéis relacionaros con la mujer de otro; nunca. Tampoco debéis beber alcohol, ni alimentaros con carne.
Uno de los asistentes se atrevió a preguntar:
-- El otro día, ¿no eras tú el que estabas abrazado a la esposa de Jai?
-- Sí, yo era -repuso el maestro.
Entonces, otro oyente preguntó:
-- ¿No te vi a ti el otro anochecer bebiendo en la taberna?
-- Ése era yo -contestó el maestro.
Un tercer hombre interrogó al maestro:
-- ¿No eras tú el que el otro día comías carne en el mercado?
-- Efectivamente -afirmó el maestro. En ese momento todos los asistentes se sintieron indignados y comenzaron a protestar.
-- Entonces, ¿por qué nos pides a nosotros que no hagamos lo que tú haces?
Y el falso maestro repuso:
-- Porque yo enseño, pero no practico lo que digo.

jueves, 14 de diciembre de 2023

Tú eres manantial y fuente

Tú me llevas de la mano.
Tú eres mi auxilio y fortaleza,
contigo se me quitan los miedos
y me vuelves atrevido y osado.
Tú sabes que a veces me siento un gusano,
me veo incapaz de muchas cosas,
pero Tú me potencias y me ilusionas,
y me recuerdas que nunca me abandonas.
En ti, Señor, mi valor aumenta,
y me envías a llevar a los hermanos
agua de la que tiene sed
e ilusión de la tienen hambre.
Tú eres río, manantial y fuente
que apaga toda mi sed, que vuelve fresco.
Tú adornas nuestra vida
con agua, árboles y plantas,
con belleza natural y artesana,
para que, felices, sintamos tu presencia.

El Iluminado y el buscador

Un buscador espiritual viajó a la India en su afán por encontrar y entrevistar a un verdadero iluminado.
Viajó durante meses por el país. Se trasladó de los Himalayas al cabo de la Virgen, pasó por las Regiones de la India. Recorrió montañas, dunas, desiertos, ciudades y pueblos.
Recabó mucha información y, por fin, halló, según todos los testimonios, un verdadero hombre Iluminado. Por fin, podría llevar a cabo su ansiado encuentro.
El graznido de los cuervos quebraba el silencio de una tarde apacible y dorada. El hombre r Iluminado se hallaba bajo un frondoso rododendro, en actitud meditativa. El visitante lo saludó cortésmente, se sentó a su lado y preguntó:
-- Antes de que usted hallase la Iluminación, ¿se deprimía?
-- Sí, claro, a veces -repuso tranquilamente el Iluminado.
El buscador hizo una segunda pregunta:
-- Dígame, y ahora, después de su iluminación, ¿se deprime a veces?
Una leve y hermosa sonrisa se dibujó en los labios del Iluminado. Penetró con sus límpidos ojos los de su interlocutor y contestó:
-- Sí, claro, a veces, pero ya ni me importa ni me incumbe.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Conviérteme, Señor

Conviérteme, Señor, porque me cuesta escucharte
en el dolor, en la marginación, en la violencia,
en la migración forzada que sufren tantos hermanos nuestros.
Conviérteme, Señor,
porque estoy contagiado de indiferencia,
porque soy inmune al escándalo del favoritismo,
porque siento adormecida la lucha por la dignidad,
porque me percibo inactivo y resignado.
Conviérteme, Señor,
porque pongo mil excusas para evitar seguir tu ejemplo,
especialmente cuando se trata de amar
y acoger a los más desfavorecidos.
Conviérteme, Señor,
porque conozco tu vida y tus enseñanzas,
pero me falta coraje en el corazón
para corresponder con caridad misericordiosa
en favor de los hermanos necesitados.
Conviérteme, Señor.
dame un corazón nuevo para amarte;
da a nuestra Iglesia valentía
para organizarse a favor de la justicia social.
Abre nuestras manos para que sean prolongación de las tuyas
y tu bendición descienda sobre toda la humanidad.

El anciano, el niño y el asno

Eran un anciano y un niño que viajaban con un burro de pueblo en pueblo.
Llegaron a una aldea caminando junto al asno y, al pasar por ella, un grupo de mozalbetes se rió de ellos, gritando:
-- ¡Mirad que par de tontos! Tienen un burro y, en lugar de montarlo, van los dos andando a su lado. Por lo menos, el viejo podría subirse al burro.
Entonces el anciano se subió al burro y prosiguieron la marcha. Llegaron a otro pueblo y, al pasar por el mismo, algunas personas se llenaron de indignación cuando vieron al viejo sobre el burro y al niño caminando al lado. Dijeron:
-- ¡Parece mentira! ¡Qué desfachatez! El viejo sentado en el burro y pobre niño caminando.
Al salir del pueblo, el anciano y el niño intercambiaron sus puestos. Siguieron haciendo camino hasta llegar a otra aldea. Cuando las gentes los vieron, exclamaron escandalizados:
-- ¡Esto es verdaderamente intolerable! ¿Habéis visto algo semejante? El muchacho montado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado. ¡Qué vergüenza!
Puestas así las cosas, el viejo y el niño compartieron el burro. El fiel jumento llevaba ahora el cuerpo de ambos sobre sus lomos. Cruzaron junto a un grupo de campesinos y éstos comenzaron a vociferar:
-- ¡Sinvergüenzas! ¿Es que no tenéis corazón? ¡Vais a reventar al pobre animal!
El anciano y el niño optaron por cargar al burro sobre sus hombros. De este modo llegaron al siguiente pueblo. La gente se apiñó alrededor de ellos. Entre las carcajadas, los pueblerinos se mofaban gritando:
-- Nunca hemos visto gente tan boba. Tienen un burro y, en lugar de montarse sobre él, lo llevan a cuestas. ¡Esto sí que es bueno! ¡Qué par de tontos!
De repente, el burro se revolvió, se precipitó en un barranco y murió.

Si escucháis las opiniones de los demás, acabaréis muertos como este burro. Que aquello que los demás censuran te sea indiferente. Escucha únicamente la voz de tu corazón y no te pierdas en opiniones ajenas.