sábado, 25 de diciembre de 2021

Bendición de la mesa en Navidad

                   Jesús Mauleón

El niño Jesús, nacido en Belén,
bendiga esta mesa y a nosotros también.
Bendito aquello niño y aquella mujer
que lo trajo al mundo y lo trajo bien.
Por hacer de padre, bendito José.
Bendita la noche, bendita la fe
con que los pastores lo fueron a ver.
Niño tan divino nunca habrá como él.
Niño tan humano tampoco veréis.

Ven a esta familia, divino Manuel.
Aquí tienes casa si quieres nacer.
Tú, “Dios con nosotros”. Nosotros, con Él...
Ven y haz este mundo nuevo de una vez.
Ven a esta familia para siempre. Amén.

Los dos mosaicos

Desde una colina todo lo que se ve son escombros, vigas aún humeantes, y el armazón de algún alto edificio. Entre los cascotes brillan con el reflejo del sol pedazos de porcelana, vajillas rotas de familias destrozadas. Aquel espectáculo inspira a Imai Kenji, arquitecto japonés, discípulo de Gaudí, que plasma en un mural del exterior del Museo de Arte Cristiano de Nagasaki: que de la destrucción y la muerte nace nueva belleza y nueva vida.
Con aquellos trozos –tazas y vajillas destrozadas por el odio– crea dos mosaicos:
Blanco azulado y verde, el de la esperanza;
Rojo vivo y granate, el del amor.
Y allí quedan los dos inmensos mosaicos como símbolos, para todo visitante, de que la destrucción y la muerte no son el fin, porque en ellos mismos están los gérmenes de una nueva vida y de un nuevo mundo.

jueves, 23 de diciembre de 2021

Ya muy cercano está Enmanuel

                 Himno de Laudes

Ya muy cercano, Emmanuel, hoy te presiente Israel,
que en triste exilio vive ahora y redención de ti implora.
Ven ya, del cielo resplandor, Sabiduría del Señor,
pues con tu luz, que el mundo ansía, nos llegará nueva alegría.
Llegando estás, Dios y Señor, del Sinaí legislador,
que la ley santa promulgaste y tu poder allí mostraste.
Ven, Vara santa de Jesé, contigo el pueblo a lo que fue volver espera,
pues aún gime bajo el cruel yugo que lo oprime.
Ven, Llave de David, que al fin el cielo abriste al hombre ruin
que hoy puede andar libre su vía, con la esperanza del gran día.
Aurora tú eres que, al nacer, nos trae nuevo amanecer,
y, con tu luz, viva esperanza el corazón del hombre alcanza.
Rey de la gloria, tu poder al enemigo ha de vencer,
y, al ayudar nuestra flaqueza, se manifiesta tu grandeza. Amén.

Oración de los esposos que esperan un hijo
Virgen María, Madre de Dios,
que cobijaste en tu seno al Salvador,
te pedimos que nos protejas en este momento,
en que confiadamente esperamos un hijo,
para que podamos aceptarlo con amor;
y educarlo de modo que
“crezca en sabiduría, estatura y gracia
ante los ojos de Dios y de los hombres”;
y conducirlo con nuestro ejemplo
a la felicidad de saberse siempre hijo de Dios. ¡Amén!

Las cuatro velas de navidad 🕯💫🕯💫

Las cuatro velas, quemando, se consumían lentamente. El lugar estaba tan silencioso, que se podía escuchar su conversación.
La primera decía: ′′YO SOY LA PAZ Pero los hombres no pueden mantenerme: Creo que no me queda otra cosa que hacer ¡que apagarme!"
Así fue, y poco a poco, la vela se dejó apagar por completo.
La segunda dijo: ′′YO SOY LA FE. Desafortunadamente, no sirvo para nada. Los hombres no quieren saber de mí, y por esa razón no tiene sentido que me quede encendida."
Acabó de hablar, una ligera brisa sopló sobre ella y la apagó.
Triste, muy triste, la tercera vela, a su vez dijo: ′′YO SOY EL AMOR No tengo fuerzas para continuar y mantenerme encendida. Los hombres no me consideran y no comprenden mi importancia. Incluso odian a aquellos que más los aman, sus familiares′′
Y sin esperar más, la vela se dejó apagar.
Inesperadamente... Un niño en ese momento entró en la habitación y vio las tres velas apagadas. Asustado por la semi oscuridad, dijo:
- ′′¿Qué hacéis? Vosotras debéis estar encendidas, yo tengo miedo a la oscuridad”.
Y comenzó a llorar sin parar.
Entonces, la cuarta vela que se mantenía encendida, le dijo:
- “No temas, no llores: Mientras yo esté encendida, siempre podremos reavivar las otras tres velas: YO SOY LA ESPERANZA′′
Con los ojos llorosos y llenos de lágrimas el niño tomó la vela de la esperanza y volvió a encender a todas las demás.
Que nunca se apague la esperanza dentro de nuestro corazón...
... Y que cada uno de nosotros sea el instrumento, como ese niño, capaz en cada momento de volver a encender con su esperanza, ¡¡¡La fe, La Paz y El amor!!!