viernes, 25 de mayo de 2018

Baja a mi noche

         Pedro Miguel Lamet, sj

Baja ahora a mi noche con la piedad del beso
con que posa en la hoja la gota de rocío
y límpiame el espejo con que copio este mundo
de tristeza de niños sin niñez
y ancianos sin arropo.
Cántame tu nana, Señor, que tengo miedo
a las sombras que tejen los dueños del dinero
y a la frialdad de campos que engendran
rascacielos con índices Nikeis e Ibex trentaicinco,
cuando las flores huyen y los pájaros mueren
sin ramas protectoras.
Desándame el camino, que, perdidos sin norte,
escarbamos asfaltos en busca de esperanza.


Vuelve a casa, mi amigo, enciende…

El árbol del lazo blanco

   Un joven se fue de casa en rebeldía con sus padres. Pasados los años vino la ruina y vino la desgracia para él, entonces se sentó y se puso a escribir una carta a su padre:
Padre, me reconozco que he obrado mal con vosotros, que he ofendido al cielo y a ti, yo sé que no soy digno de ser llamado hijo tuyo, pero te escribo esta carta para pedirte que me perdones y que me recibas en casa. Yo voy a pasar el próximo domingo frente a tu casa, en el tren, y padre… ¿recuerdas el manzano que hay en el jardín? Si tú me recibes ata un pañuelo blanco a una de sus ramas y cuando yo pase con el tren y esté a punto de llegar a la estación si veo ese pañuelo entiendo que seré bienvenido a tu casa. Pero si tú no quieres recibirme te entiendo; entonces no pongas ningún pañuelo y seguiré hasta otra estación.
El joven iba en el tren, y como el viaje era largo, contó a su compañero su historia, su triste historia.
Cuando estaba llegando a la estación, el tren comienza a disminuir la velocidad, y este joven dice:
- Estamos a punto de llegar… estamos a punto de llegar, tengo miedo.
Y el compañero de viaje le dijo:
- No temas, tranquilízate, espera lo mejor, cree lo mejor.
El joven le dice:
- No sé, no podría soportar que mi padre no me recibiera, y ¿si no hay un pañuelo en ese manzano? ¡¡Yo necesito que El me perdone!!
Cuando el tren iba llegando a la estación, le dice:
- No, no puedo mirar a esa casa, no puedo soportar que no haya un pañuelo, ¿me harías un favor? Mira tú, mira por la ventana, es una casa amarilla, la única casa amarilla de esa fila de casas que hay junto a la vía. En esa casa amarilla hay un manzano, por favor mira si hay un pañuelo, quiero saber si soy bienvenido a casa de mi Padre.
El tren se va acercando, el muchacho no aguanta más, cierra sus ojos y le dice:
- Mira bien, ¿ves la casa?
Y el compañero le dice:
- ¡Sí, sí, ya la veo, ahí se está acercando!
- ¿La estás viendo? Mira bien, ¿hay un manzano en el jardín? ¿Lo ves?
El hombre se quedó en silencio.
Y el joven dijo:
- ¡Por favor, mira si hay un pañuelo, busca entre las ramas, quizá esta en la rama más baja, o quizá mi padre lo puso en la última rama, mira bien!
El hombre seguía callado.
- ¿Por qué te callas?
- No, no hay un pañuelo en ese manzano, amigo mío, hay cientos de pañuelos blancos, ¡tú eres bienvenido a la casa de tu Padre!

Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Único para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él. Jn 3,16-17

jueves, 24 de mayo de 2018

Oración por los sacerdotes

Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus Sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres
y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio,
sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso
y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
y que vivan con la alegría del don recibido.
Te lo pido por tu Madre Santa María:
Ella que estuvo presente en tu vida
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amén

Ayudar sin pensar en nada más

Un señor fue a la playa a darse un baño. Se puso el bañador y dejó su ropa amontonada sobre la arena. Pero al instante se dio cuenta de que lejos, dentro del mar, un hombre estaba a punto de ahogarse y gritaba: ¡socorro!
Su primera idea fue tirarse al agua para ayudarle, porque era buen nadador. Pero en seguida le asaltó otro pensamiento: “¿Y mi ropa? Esta playa tiene muy mala fama. Dicen que hay muchos ladrones. Quizá sea mejor que otro más rápido que yo vaya a salvar a este pobre desgraciado”. Y, mientras se lo pensaba, el hombre se ahogó desapareciendo bajo el agua.

miércoles, 23 de mayo de 2018

Oración de buen humor

             Santo Tomás Moro

Señor, dame una buena digestión,
pero también algo para digerir.
Dame la salud del cuerpo y del buen humor,
necesario para mantenerla.
Dame, Señor, un alma sencilla
que sepa sacar provecho de todo lo que es bueno
y no se asuste cuando vea el mal,
sino mas bien que encuentre el modo
de poner las cosas en su sitio.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento
ni los refunfuños, suspiros o lamentos,
y no permitas que me atormente demasiado
por esa cosa demasiado incómoda llamada "yo".
Dame, Señor, el sentido del buen humor

¿Por qué lloras?

          Paulo Coelho

Un hombre llamó a la puerta del amigo para pedirle un favor:
- Necesito que me prestes cuatro mil dinares para pagar una deuda que tengo. ¿Podrías hacerlo?
El amigo le pidió a su mujer que reuniese todo lo que tenían, pero ni siquiera con esto fue suficiente. Hubo que salir a la calle, y pedirles dinero a los vecinos, hasta alcanzar la cantidad requerida.
Cuando el hombre se marchó, la mujer se dio cuenta de que su marido estaba llorando.
- ¿Por qué estás triste? ¿Porque tienes miedo de que, ahora que nos hemos endeudado, no consigamos pagar lo que debemos?
- No, no es por eso. Lloro porque el que nos acaba de visitar es un amigo al que quiero mucho, y a pesar de eso yo no sabía nada de su situación. Sólo me acordé de él cuando se vio obligado a llamar a mi puerta para pedirme dinero prestado.

martes, 22 de mayo de 2018

Oración a Santa Rita de Casia

(Roccaporena, 1381-Casia,1457)

Rita de Casia: Tu vida constituyó un testimonio significativo
de la obra que el Señor realiza en la historia,
cuando encuentra corazones humildes y disponibles a su amor.
Fuiste pequeña de estatura, pero grande por la santidad de tu espíritu.
Viviste con humildad, y ahora eres conocida, amada y venerada
por tu heroica existencia cristiana de esposa, madre, viuda y monja.
Enraizada profundamente en el amor de Cristo
encontraste en tu fe inquebrantable
la fuerza para ser mujer de paz en todas las circunstancias.
Por tu ejemplo de abandono total a Dios,
por tu sencillez transparente y por tu adhesión al Evangelio
nosotros, hoy, podemos encontrar pautas oportunas
para ser cristianos auténticos en este siglo XXI.
Tu vida fue una asimilación perfecta con Cristo crucificado.
Fuiste gran discípula del Amor crucificado y experta en sufrimiento
por lo que llegaste a comprender las penas del corazón humano.
Tu eres abogada de los pobres y desesperados
Por ello, dirigimos nuestra mirada y nuestro corazón
poniendo en tus manos nuestras necesidades:
Ayúdanos a superar los conflictos y tensiones.
Que nuestra vida sea como la rosa:
una vida animada por el amor apasionado a Jesucristo;
capaz de responder al sufrimiento y a las espinas de cada día
con el perdón y la entrega total de sí,
para difundir por todas partes el buen olor de Cristo
mediante el anuncio coherente y vivido del Evangelio.
Que nuestra vida sea testimonio de una esperanza que no defrauda
y misionera de la vida que vence a la muerte. Amén.

La rosa y el sapo

Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. …. Hasta que descubrió que a su lado siempre había un sapo grande y oscuro, y ese era el motivo de que nadie se acercaba a verla de cerca.
Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato. El sapo muy obediente dijo:
- Está bien, si así lo quieres me iré.
Al cabo del tiempo, el sapo pasó por donde estaba la rosa: y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:
- Vaya se te ve muy mal. ¿Qué te ha pasado?
- Es que desde que te fuiste, -contestó la rosa-, las hormigas me han comido día a día, y nunca he vuelto a estar fresca y hermosa.
El sapo solo contestó:
- Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín. “

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos o simplemente que no nos “sirven” para nada. Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. Dios creo con el mismo amor a la rosa que al sapo.

domingo, 20 de mayo de 2018

A María en Pentecostés

Virgen María que estuviste con los amigos de Jesús esperando al Espíritu,
tú que perseveraste con ellos en la oración para recibir la fuerza del Espíritu,
tú que rezaste para que ellos sean valientes testigos de Jesús en medio del mundo.
Hoy te pedimos que reces por nosotros
para que también el Espíritu nos haga misioneros y testigos de Jesús.
Hoy Jesús quiere contar con nosotros para enviarnos a anunciar la buena nueva
por eso nos elige y nos llama libremente para cumplir nuestra misión
Acompáñanos tú también cuando sintamos la llamada, para decir que sí
acompáñanos en la tarea para que con ayuda del Espíritu seamos fieles a la misión.
Implora sobre el mundo la paz y el amor de Dios por medio del Espíritu,
implora sobre la Iglesia toda, los dones del Espíritu para hacer presente a Jesús,
implora la presencia del Espíritu en nuestra parroquia para hacerla unida y misionera,
implora el Espíritu sobre todos nosotros,
para que convierta nuestro corazón al amor de Jesús. Amén.

No hay excusas

          Jacques Loew
Un discípulo fue en busca del rabino Nahman, de Braslaw:
- No continuaré mis estudios de los textos sagrados -dijo- vivo en una pequeña casa con mis padres y hermanos y nunca encuentro las condiciones ideales para concentrarme en lo que es importante.
Nahman señaló al sol y pidió a su discípulo que pusiera la mano frente a su cara, de manera que quedara oculto. Y así lo hizo éste.
- Tu mano es pequeña y, sin embargo, ha conseguido cubrir totalmente la fuerza, la luz y la majestad del inmenso sol. De la misma manera, los pequeños problemas consiguen darte la excusa necesaria para no seguir adelante en tu búsqueda espiritual. Así como la mano tiene el poder de esconder el sol, la mediocridad tiene el poder de esconder la luz interior. No culpes a los otros por tu propia incompetencia.
No hay excusas suficientes para no crecer.