jueves, 6 de enero de 2022

Devuélveme mi estrella

               Pedro Miguel Lamet

Ahora que el niño se acurruca en este gastado cuerpo
y que el mundo va camino de no saber caminos,
devuélveme la estrella en su esplendor de estaño,
que anoche he vuelto a escribir cartas a la vida
y no responde nadie.
Ve al buzón de allí cerca
a recoger la mía, la que hace setenta años
deposité a los Magos pidiéndoles una bicicleta azul
para dar libertad a mi cojera,
pues quisiera escuchar aún sus pasos
desde la almohada, el oído semidespierto
a un lejano rumor de dromedarios
camino de mi casa y de mi ensueño.
Voy ahora a despertar a mis padres,
a levantarlos de la tumba
para ir en pijama hacia el cuarto de estar
y brincar con ellos de alegría,
pues aún conservo intacta la sorpresa
que ellos supieron sembrar tragándose las lágrimas.
Desde entonces tomé el oficio más bello de la tierra:
restaurador de sueños o, si queréis,
perseguidor y lustrador de estrellas.

Los reyes magos de cada día

"Los reyes magos no existen" así me dijeron una vez en la escuela cuando era pequeño.
Hoy, muchos años después, estoy más convencido que nunca de que esa es la mentira más grande del mundo mundial.
Estás fechas me ponen melancólico, pero muy feliz.
Amo con todo mi corazón, los últimos días de las fiestas navideñas, igual que amo con pasión el resto de los días de Navidad y, diría más, los previos porque están llenos de preparativos y de ilusiones.
No sabéis la emoción que me da ver a tantos reyes magos por las calles, con sus manos llenas de ilusiones, buscando entre tantas opciones la que se ajuste mejor.
Reyes magos con el trabajo a cuestas, con pocos o muchos euros en el bolsillo tratando de llegar a su destino. Con la ilusión en la cara, con alegría en su ser y la magia en sus manos
Recuerdo hace un año, en estas mismas fechas, estar en un centro comercial atascado de gente.
Venía a mi lado una señora y un señor buscando una bicicleta.
- "Cuesta 600 €" dijo el vendedor.
- "Papa no nos llega" dijo la señora con cara de decepción.
- "No te apures, mira, nos la llevamos caminando y así no gastamos en taxi. Ya mañana Dios dirá".
Se fueron con aquella bicicleta a cuestas y una cara de emoción imaginando la cara de sorpresa de aquel niño que al otro día bajo su árbol encontraría el tan anhelado regalo.
¡Los reyes magos si existen! ¡Yo los he visto!
Los he visto hoy en un semáforo, con una pelota de colores y una muñeca en las manos.
Los he visto trabajando arduamente para poder colocar algo bajo el árbol, sobre la cama o a un lado de la almohada de aquellos pequeños que con ilusión se quedan dormidos esperando su llegada.
Yo he visto a los reyes magos en aquella mujer que ha sacado a sus hijos adelante solita; en aquel padre que dobló el turno para completar lo que hace falta.
Y mi corazón no pudo más que agradecer por las bendiciones en nuestra vida.
Hoy los reyes magos están emocionados, pensando en la cara de todos esos niños que despertarán llenos de ilusión para encontrar bajo su árbol un poquito de alegría.
Y no importa si es una gran bicicleta, si son 10 muñecas o tan solo una bolsita de dulces.
El regalo es lo de menos, lo importante es la ilusión

miércoles, 5 de enero de 2022

En la festividad de los Santos Reyes

Santa Teresa de Jesús

Pues la estrella es ya llegada,
vaya con los Reyes la mi manada.
Vamos todas juntas a ver el Mesías,
pues vemos cumplidas ya las profecías.
Pues en nuestros días, es ya llegada,
vaya con los Reyes la mi manada.
Llevémosle dones de grande valor,
pues vienen los Reyes, con tan gran hervor.
Alégrese hoy nuestra gran Zagala,
vaya con los Reyes la mi manada.
No cures, Llorente, de buscar razón,
para ver que es Dios aqueste garzón.
Dale el corazón, y yo esté empeñada:
vaya con los Reyes la mi manada.

Carta de los Reyes Magos a los papas y a sus hijos

Que la magia siempre perdure en los corazones de nuestros pequeños.

- Mamá, mamá... mis amigos del cole dicen que los Reyes Magos son los padres. ¿Es verdad?
La madre de María sonríe, le da un beso, respira profundamente y le dice:
- Mira María… tengo que enseñarte algo que guardo desde el día en que naciste.
Su madre saca de un cajón un gran sobre, vuelve a respirar profundamente, lo abre y le dice lo siguiente:
- Esta carta la recibimos en casa el día que naciste, una carta escrita por los Reyes Magos de Oriente, en la que nos piden que les hagamos tres favores. ¿Quieres que te la lea?
- ¡Sí mamá, por favor!
Carta para el papá y la mamá de María.
Somos los Reyes Magos de Oriente, y hemos recibido la noticia que acaba de nacer María. Es una niña preciosa, y os va a hacer muy felices.
Cómo sabéis que cada 6 de enero, nosotros vamos en silencio a las casas de todos los niños y niñas del mundo, les dejamos unos regalitos para celebrar el nacimiento del Niño Jesús, además de mostrarles lo orgullosos que estamos de ellos.
Pero a partir de ahora ya no podremos seguir realizando esa labor, somos muy mayores, y cada año qué pasa más, además cada vez hay más y más niños y niñas en este mundo. No podemos ir a casa de todos, sin contar con los problemas que tenemos de vez en cuando, sin ir más lejos, hace unos días me caí del camello, probando una silla nueva de montar y me rompí el brazo (soy Melchor, últimamente estoy un poco torpe); Gaspar es muy lento porque camina con la ayuda de un viejo bastón de madera tallada y Baltasar, ¡nuestro viejecito Baltasar!, se olvida muchas veces de dónde tiene la lista de los regalos.
Como ves, ya estamos muy mayores y necesitamos pediros tres favores muy importantes:
1er favor: Que nos ayudéis de ahora en adelante a poner los regalos a vuestros hijos. Cada padre y madre harán nuestro trabajo la noche de la cabalgata de Reyes: leerán las cartas de sus hijos y, con la misma ilusión que nosotros, les pondrán los regalos como lo haríamos nosotros.
Así todos los niños del mundo tendrán sus regalos y nosotros podremos descansar y ver, desde lejos, su alegría en la mañana del día 6 de enero.
2º favor: Como esto es uno de los grandes secretos que deben ser guardados, no se lo podréis decir a ninguno de vuestros hijos, hasta que crezcan y algún día os pregunten si realmente existen los Reyes Magos de Oriente.
En ese momento sabrán guardar este enorme secreto. Los niños pequeños no deben saber que nosotros ya no podemos poner los regalos, y que los padres y madres nos ayudan porque si no… ¿qué pensarán de nosotros? ¿dónde estará la magia de la noche del día 5 de enero?
Ese gran secreto sólo se puede contar a niños y niñas responsables, a los que ya pueden entender que nosotros les queremos y les deseamos sólo lo mejor, por eso pedimos ayuda a los padres y madres, las personas más cercanas y que más les quieren.
3er favor: Algunos padres que nos ayudan están enfermos o no tienen dinero para comprar esos regalos a sus hijos. Y por desgracia, hay niños que no tienen la suerte de tener padre y madre, por eso necesitamos que vuestros hijos sean también “un poquito” en Reyes Magos y compartan algunos regalos con los niños y niñas que no tienen tanta suerte como ellos.
Nada más. ¿No os pedimos mucho, verdad? Cuando vuestros hijos pequeños os pregunten por primera vez quiénes son los Reyes Magos de Oriente, podréis leer esta carta escrita con mucho cariño, y así podrán entender por qué nosotros hemos confiado en vosotros para hacer nuestro trabajo, sois las personas que más los queréis en el mundo y que mejor pueden ver su enorme y bondadoso corazón.
Melchor, Gaspar y Baltasar.

martes, 4 de enero de 2022

Te diré mi amor, Rey mío

           Himno de la Liturgia de las Horas - Navidad

Te diré mi amor, Rey mío, en la quietud de la tarde,
cuando se cierran los ojos y los corazones se abren.
Te diré mi amor, Rey mío, con una mirada suave,
te lo diré contemplando tu cuerpo que en pajas yace.
Te diré mi amor, Rey mío, adorándote en la carne,
te lo diré con mis besos, quizás con gotas de sangre.
Te diré mi amor, Rey mío, con los hombres y los ángeles,
con el aliento del cielo que espiran los animales.
Te diré mi amor, Rey mío, con el amor de tu Madre,
con los labios de tu Esposa y con la fe de tus mártires.
Te diré mi amor, Rey mío, ¡oh Dios del amor más grande!
¡Bendito en la Trinidad, que has venido a nuestro valle! Amén.

El ratón y el frasco de cristal

Autor anónimo

Un ratón fue puesto en la parte superior de un tarro lleno de granos, estaba muy contento por haber encontrado tanta comida a su alrededor y ahora es feliz porque no necesita correr a buscar comida.
Mientras disfrutaba de los granos, en unos días, llegó al fondo del frasco. Ahora está atrapado, no puede salir y depende de alguien que le eche más granos para sobrevivir. No tiene opción de elegir, solo recibirá lo que decida su benefactor.

Aquí tienes cuatro lecciones de esta situación:
1. Los placeres a corto plazo pueden conducir a un desastre a largo plazo.
2. Si las cosas se están volviendo fáciles y te estás poniendo cómodo, te estás quedando atrapado en modo de supervivencia.
3. Cuando no estás usando tu potencial, lo estás perdiendo.
4. Si no tomas las medidas correctas en el momento adecuado, terminarás con lo que tienes y no estarás en condiciones de salir de la dependencia.

domingo, 2 de enero de 2022

Vino Dios

               pastoralsj.org

Vino Dios y comprometió nuestra existencia,
se vistió de paja y barro, se acunó entre dos esteras.
Vino Dios y asombró a los corazones
y corrieron presurosos a adorarle los pastores.
Vino Dios y enamoró a su sierva madre,
y dejó que entre sus brazos se escondieran sus rumores.
Vino Dios, desde tan lejos vino,
que pide reposar la paz después del largo camino.
Pobre, frágil, niño, hombre,
Dios errante en tierra extraña.
Así vino y viene susurrando nuestro nombre.

Giraluna,

                Cuento de Eduardo Gudiño Kieffer


Había una vez un inmenso campo de girasoles. Era como una luminosa alfombra amarilla, tendida desde la orilla del camino hasta más allá del horizonte. Era un campo de girasoles orgullosos. Cada uno quería ser el primero y se empujaba para ser más alto que el otro. Ni siquiera se hablaban.
Sólo les importaba crecer y crecer, amarillear cada vez más radiantes y siempre girando para no perder de vista al Sol. El Sol no les hacía caso, tan solo seguía su camino tan alto.
Así durante el día. ¿Y durante la noche?
Cuando el Sol se ocultaba, los girasoles no tenían nada que hacer. Mustios y aburridos, se doblaban sobre sus tallos, bostezaban, y se quedaban dormidos hasta el nuevo amanecer. Entonces, cuando el Sol aparecía, los girasoles empezaban a levantarse.
Entre tantos girasoles había uno que nació más tarde. Por más que se estiraba y se estiraba, no lograba asomar su cabecita paliducha por entre la de sus hermanos. Y ni siquiera podía imaginarse cómo era ese Sol tan admirado, tan elogiado, tan adorado. Solamente por la noche, cuando los demás se dormían, nuestro girasol pequeñín podía ver el cielo. Entonces, el Sol ya no estaba, su tibieza y su luz ya no estaban.
Sin embargo otra luz, envolvía las copas de lejanos eucaliptos. Esa luz provenía de un disco de plata que navegaba entre millones de estrellas. Esa luz misteriosa decía:
- “No soy el Sol, soy la Luna. Tengo mil nombres más. Soy la diosa blanca que ordena las mareas y distribuye las lluvias. Soy la que vigila el crecimiento de las plantas y de los animales.”
El pequeño girasol se dejaba mecer por esas misteriosas palabras «lunaluneras», que le sonaban como una extraña canción. La flor giraba su corola-coronita de plata, la seguía y la escuchaba:
- “No sólo el Sol, girasol, te da lo que le pidas. También yo, Luna, tan generosa como ninguna, soy dueña de la vida. Si tus hermanos son para el Sol, girasol, tú eres para la Luna. Y nadie te dirá nunca más girasol, te dirán Giraluna.”
Ahora alguien le hablaba. Alguien se ocupaba de él. Alguien le había dado un lindo nombre: Giraluna.
Y así siempre. Porque en el Universo hay lugar para todos. Porque en el tiempo caben el día y la noche, las cuatro estaciones, el Sol, la Luna y todos los hombres del mundo. Porque los altos y los bajitos, los flacos y los gorditos, los guapos y los que no lo son tanto… todos tienen algo que hacer, algo en que pensar, alguien a quién querer para poder ser. Se llamen Girasoles o Giralunas.