sábado, 2 de enero de 2021

Oración en la venida de la Virgen del Pilar

Omnipotente y eterno Dios
que te dignaste disponer que la sagrada Virgen María, Madre tuya,
viniera viviendo en carne mortal entre coros de ángeles
sobre esta Columna de mármol, enviada del Cielo, viniera.
Y que esta iglesia fuese edificada para su honra
por el apóstol Santiago, y sus discípulos;
te suplicamos por sus méritos e intercesión,
nos concedas alcanzar lo que con toda confianza pedimos.
Amén.

La canasta básica de Dios

¡Hola Dios! ¿Cómo estás? Te escribo para saludarte y porque ahora sí tengo que surtirme, pues la "canasta básica" con que me mandaste al mundo se me ha ido agotando a lo largo de estos años.
Por ejemplo, la paciencia se me acabó por completo, igual que la prudencia y la tolerancia. Ya me quedan poquitas esperanzas y el frasquito de fe, está vacío.
La imaginación también está escaseando por estos rumbos. Debes saber que hay cosas de la canasta que ya no necesito como la dependencia y esa facilidad para montar berrinches, que tantos sinsabores y problemas me han ocasionado. Así que quisiera pedirte nuevos productos para la canasta.
Para empezar me gustaría que rellenaras los frascos de paciencia y tolerancia (pero hasta el tope), y mándame por favor el curso intensivo: "Cómo ser más prudente".
Quisiera un costal grande lleno de sonrisas, de esas que alegran el día a cualquiera.
Te pido que me mandes dos piedras grandes y pesadas para atarlas a mis pies y tenerlos siempre sobre la tierra.
Si tienes por ahí guardada una brújula para orientarme y tomar el camino correcto, te lo agradecería mucho.
Regálame imaginación otra vez; pero no demasiada, porque debo confesar que en algunas ocasiones tomé grandes cantidades y me empachó. Nuevas ilusiones y una doble ración de fe y esperanza me caería estupendamente.
Te pido también una paleta de colores para pintar mi vida cuando la vea gris y oscura. Me sería muy útil un saco de basura para tirar todo lo que me hace daño.
Te pido muchas zanahorias, para tener buena vista y no dejar pasar las oportunidades por no verlas.
Necesito también un reloj grande, muy grande, para que cada vez que lo vea me acuerde de que el tiempo corre y no debo desperdiciarlo.
¿Podrías mandarme muchísima fuerza y seguridad en mí mismo? Sé que voy a necesitarlas para soportar los tiempos difíciles y para levantarme cuando caiga.
También quisiera pastillas de las que hacen que crezca la fuerza de voluntad y el empeño, para que me vaya bien en la vida y te pido unas toneladas de "ganas de vivir", para cumplir mis sueños.
Necesito también una pluma con mucha tinta, para escribir todos mis logros y mis fracasos. Pero más que nada, te pido que me des mucha vida, para lograr todo lo que tengo en mente y para que el día que me vaya contigo, tenga algo que llevarte y veas que no desperdicié el tiempo aquí en la Tierra.
De antemano te agradezco lo que me puedas mandar y te doy muchísimas gracias por todo lo que me mandaste la primera vez.
Tu Hijo/a.

viernes, 1 de enero de 2021

A María, Virgen de la paz

María, Virgen de la Paz,
que has vivido como las mujeres sencillas de tu tiempo,
María, abierta al mundo y a Dios, libre y confiada en tus decisiones,
María agradecida por ver los anhelos de tantas personas
que quieren la paz, la justicia, la cultura, la salud, la educación
y que reconoces en estos anhelos al Espíritu de Dios,
María, buena vecina, andaluza, navarra, gallega, castellana, catalana,
gitana, ecuatoriana, marroquí, senegalesa, boliviana, rumana...
siempre la misma con nombres y acentos diferentes,
María, deseosa de que en nuestro mundo los pobres y débiles
sean los primeros en la acogida, en los servicios, en el trato...
María, madre de nuestros hijos, campesina, obrera, comadrona,
maestra, cuidadora, mujer de la limpieza, vendedora, ama de casa...
que no encuentras trabajo o que haces tareas mal pagadas,
que tienes que ocuparte de mil cosas, que no te sientes reconocida,
María, que vives en un mundo cambiante,
sin seguridades ni privilegios, lejos de los poderosos y sus éxitos,
con una familia diferente, rompiendo moldes,
María, que siempre mantienes la esperanza y estás junto a quien sufre,
reza por nosotros y haznos más solidarios,
más libres, más acogedores, más confiados,
más capaces de escuchar y de perdonar, más creativos, más cristianos.
Amén

Leyenda del romero

Dicen que cuando la Sagrada Familia huyó a Egipto con María llevando en sus brazos al niño Jesús, las flores del camino se iban abriendo a medida que pasaban por ellas.
El Lila alzó sus ramas orgulloso y emplumado, el lirio abrió su cáliz.
El Romero sin pétalos ni belleza, se entristeció al no poder complacer al Niño.
Cansada, María se detuvo al borde del río y mientras el niño dormía, lavó su ropita.
A continuación miró alrededor, buscando un lugar para extenderlas.
El lirio se rompería con el peso y el lila era demasiado alto.
Las puso entonces sobre el romero y él suspiró de alegría, agradeció de corazón la nueva oportunidad y las mantuvo al sol durante toda la mañana.
- Gracias, amable romero! Dijo María, de aquí en adelante ostentarás flores azules para recordar el color del manto que llevo puesto.
Y no son sólo flores te doy en agradecimiento, sino que todas las ramas que han sostenido la ropa del Niño Jesús serán aromáticas.
"Bendigo hoja, tallo y flor, que a partir de este instante tendrán el aroma de santidad y aportarán alegría"

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Acércate a Belén

                  Florentino Ulibarri

Acércate a esos lugares del mundo
donde hoy acampa silenciosamente el Verbo, sin derechos y sin palabra;
donde se refugia su humanidad desnuda, doliente, maltratada.
Acércate y ofrécele acogida, no tengo suelo donde morar y descansar,
porque ha venido y está en lo suyo,
aunque no tenga papeles oficiales, ni permiso legal de residencia permanente.
El gozo de recibirle está hoy a nuestro alcance.
Acércate y escucha, en silencio, el clamor de sus palabras, gritos y gemidos,
y la reivindicación de sus derechos, que viene de muy antiguo;
acércate sin miedo, quiere ser nuestro amigo.
Acércate y déjate querer por quien ha plantado su tienda entre nosotros
y, en medio de este mundo tenso, hostil, cerrado y acotado,
pone la ternura de Dios en nuestras manos.
Acércate a Belén y contempla a Dios encarnado.

Navidad no es cuento

Alguien me acercó un cuento de Navidad que leyó en alguna parte. Lo contaré a continuación porque realiza un hermoso viaje al corazón de Jesús niño.
Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.
- Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo?
- No me atrevo… no tengo nada para darte.
- Me gustaría que me des un regalo -dijo el recién nacido.
El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:
- De verdad no tengo nada… nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira.
Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo osidada que había encontrado.
- Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy…
- No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.
- Con gusto -dijo el muchacho- pero ¿qué?
- Ofréceme el último de tus dibujos.
El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:
- No puedo… mi dibujo es «muy malo»… ¡nadie quiere mirarlo…!
- Justamente, por eso yo lo quiero… siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.
- Pero… ¡lo rompí esta mañana! -tartamudeó el chico.
- Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está roto en tu vida, yo quiero arreglarlo… Y ahora -insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato.
El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:
- Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enfadado y lo tiré con rabia!
- Eso es lo que quería oírte decir -dijo Jesús- dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa. 

lunes, 28 de diciembre de 2020

En algún lugar...

                              (María Wine)

En algún lugar tiene que haber un rayo de luz
que disipe las tinieblas del futuro,
una esperanza que no se deje matar por el desencanto,
y una fe que no pierda inmediatamente la fe en sí misma.
En algún lugar tiene que haber un niño inocente
al que los demonios no han conquistado aún,
un frescor de vida que no espire putrefacción,
y una felicidad que no se base en las desgracias de los demás.
En algún lugar tiene que haber un despertador de la sensatez
que avise el peligro de los juegos autoaniquiladores,
una gravedad que se atreva a tomarse en serio,
y una bondad cuya raíz no sea simplemente maldad frenada.
En algún lugar tiene que haber una belleza que siga siendo belleza,
una conciencia pura que no oculte un crimen apartado,
tiene que haber un amor a la vida
que no hable con lengua equívoca,
y una libertad que no se base en la opresión de los demás.

Una bella historia de Navidad

Una hermosa leyenda cuenta que, cuando Jesús nació, los pastores fueron deprisa hacia la gruta llevando muchos regalos.
Cada uno llevaba lo que tenía: unos, el fruto de su trabajo, otros, algo de valor.
Pero mientras todos los pastores se esforzaban, con generosidad, en llevar lo mejor, había un anciano pastor que no tenía nada.
Este pastor era muy pobre, tan pobre que no tenía nada que ofrecer. Y mientras los demás competían en presentar sus regalos, él se mantenía apartado, en un rincón, con vergüenza.
En un determinado momento, San José y la Virgen se vieron agobiados recibiendo todos los regalos, sobre todo María, que debía tener en brazos al Niño. Entonces, viendo a aquel pastor con las manos vacías, le pidió que se acercara. Y le puso a Jesús en sus manos.
El pastor, tomándolo, se dio cuenta de que había recibido lo que no se merecía, que tenía entre sus brazos el regalo más grande de la historia. Se miró las manos, y esas manos que le parecían siempre vacías se habían convertido en la cuna de Dios.
Se sintió amado y, superando la vergüenza, comenzó a mostrar a Jesús a los otros, porque no podía sólo quedarse para él el regalo de los regalos.

Es la suerte más bella que podría sucedernos también a nosotros. Dejarnos encontrar en esta Navidad con el corazón tan pobre, tan vacío y silencioso que María, al vernos, pueda confiarnos también a nosotros su Niño.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Oración por los mayores

Dios de bondad y misericordia,
Te damos gracias por el don de nuestros mayores,
que nos han legado el preciado tesoro de la fe
cuidándolo con solicitud inquebrantable
como discípulos y testigos del Señor Jesús.
Ellos son modelo y estímulo en nuestra vida,
pozo de sabiduría y ciencia, de fortaleza y piedad.
Dígnate bendecir sus vidas con tu diestra,
para que nuestra sociedad entera, y cada uno de nosotros,
reconozcamos su dignidad,
estimemos y aprovechemos su riqueza,
cuidemos de sus vidas
y seamos comprensivos con sus debilidades.

El asedio de Weinsberg

Démosle a la palanca apropiada de la máquina del tiempo y vaya casi mil años atrás, hasta 1140, en tiempos del tiránico emperador Conrado III, cuando el Sacro Imperio Germánico se encontraba afectado por las cruentas luchas entre güelfos y gibelinos.
Conrado III había sitiado la pequeña ciudad bávara de Weinsberg, que se resistía a rendirse. Como medida desesperada, el emperador desvió el curso del río que proporcionaba agua a la ciudad, y también impidió el paso de aves sobre el lugar, a fin de que los habitantes de Weinsberg murieran de hambre y de sed.
Los habitantes de Weinsberg aceptaron su derrota, y prometieron rendirse si recibían un trato benevolente, tal y como explica Gregorio Doval en su libro Fraudes, engaños y timos de la historia:
Conrado III accedió a respetar la vida de las mujeres de la ciudad, permitiendo que se marcharan con todo lo que pudieran llevar consigo.
Cuando al día siguiente se abrieron las puertas de la muralla, las mujeres salieron en largo cortejo, pero dejaron atónito al emperador, pues no iban cargadas con sus posesiones, como él esperaba. Cada mujer llevaba en su espalda el peso de su marido, hijo o padre.
El emperador quedó tan sorprendido por tanta nobleza que perdonó la vida a todos los habitantes de Weinsberg.