sábado, 22 de diciembre de 2018

Ser sencillo

                      Víctor Manuel Fernández

Ven Espíritu Santo, entra en mi pequeño corazón,
para que pueda reconocer la grandeza del Padre Dios,
y no le dé tanta importancia a la imagen.
Regálame una gran sencillez, para que reconozca claramente
que yo no soy, ni puedo ser, el centro del universo.
Porque así, los demás, no tienen obligación
de estar pendientes de mí, girando a mi alrededor.
Prefiero girar alrededor del Padre Dios, para adorarlo,
y alrededor de los demás, para servirlos.
Dame la gracia de ser más sencillo para vivir feliz cada momento
sin estar pendiente de mí mismo y de la mirada ajena.
Toma, Espíritu Santo, todos mis orgullos y vanidades,
y quema todo eso con tu fuego divino.
Dame la sencillez de los santos, la alegría humilde de Francisco de Asís,
la generosidad desinteresada de Teresa de Calcuta.
Ven Espíritu Santo y regálame esa profunda sabiduría de la sencillez interior. ¡Amén!

Ladrón de sueños


Ante un grupo de niños un hombre muy importante contó la siguiente historia:
Marcos era el hijo de un humilde entrenador de caballos. Su padre ganaba muy poco dinero y solo podía cubrir las necesidades básicas para mantener a su familia y mandar al niño al colegio.
Una mañana en la escuela, el profesor les pidió a los alumnos que escribieran cómo querían que fuese su vida cuando fueran adultos.
Esa noche Marcos escribió siete páginas en las que describía su meta. Relató su sueño detallando los pormenores e incluso dibujó un plano de todo el proyecto.
Él deseaba una gran extensión de terreno donde tener una vivienda, establos para los caballos, corrales para diversos tipos de animales y tierras dedicadas a la siembra y a la ganadería.
El proyecto era un sueño perfecto. Después de trabajar en él varias horas, creyó tener el proyecto más ambicioso que un niño podría llegar a tener. Con ánimo de ganador, al día siguiente se lo entregó a su profesor.
Dos días más tarde, recibió de vuelta su trabajo suspendido y con una nota que decía: «Ven a verme después de clase» Marcos, muy enfadado, fue a ver a su profesor y antes de que éste dijera nada, le preguntó:
– ¿Por qué me suspendió usted?
– Tranquilízate y siéntate, creo que lo tuyo es un sueño imposible de concretar. No tienes recursos; tienes una familia muy pobre. Para lograr lo que quieres, necesitarías mucho dinero. Primero tendrías que comprar el terreno, pagar para construir todo lo que pretendes hacer, comprar los animales, semillas para la siembra y además tendrías muchos gastos de mantenimiento. Creo que es un proyecto millonario, que no estás en condiciones de lograr.
Quiero que revises tu trabajo y consideres algunos aspectos más realistas; tómate unos días, vuelve con el nuevo trabajo y reconsideraré nuevamente la nota, le dijo el profesor.
Marcos regresó a su casa, pero para nada estaba convencido. Pensó mucho tiempo en el asunto y finalmente le pidió consejo a su padre, para saber qué opinaba sobre esta idea.
Éste con mucha sabiduría, le respondió:
– Mira, hijo, tienes que decidir por ti mismo, creo que es una decisión muy importante para tu vida. Si crees de verdad que puedes llegar a lograr tu sueño, a pesar de la opinión de tu profesor, hazlo. Mi consejo es que consultes a Dios, si tus deseos están dentro de Su voluntad, nadie en este mundo va a impedir que se haga realidad lo que te has propuesto.
– Gracias por tu consejo, papá, creo que tengo la respuesta para el profesor, respondió Marcos.
Regresó a la escuela, con el mismo proyecto, se lo entregó al profesor y le dijo:
- «Usted puede quedarse con mi mala nota, yo me quedaré con mi sueño»
Los niños, que estaban escuchando la historia muy atentamente, recibieron una lección muy importante. Pero eso no era todo, el hombre les dijo:
Esta historia, es mi historia. Vosotros estáis en la casa que me propuse conseguir cuando era niño, mis sueños, se cumplió hasta el más mínimo detalle. Todavía conservo aquella tarea del colegio como recuerdo y símbolo de una fantasía que se hizo realidad.

«Jamás trates de robarle un sueño a nadie, simplemente porque tú no lo creas posible, porque un sueño sumado a la voluntad de Dios, siempre es realizable, por más alocado que éste te parezca»

miércoles, 19 de diciembre de 2018

¡Ven, Señor!

¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora!
Ven pronto, ven, que el mundo gira a ciegas ignorando el amor que lo sustenta.
Ven pronto, ven, Señor, que hoy entre hermanos se tienden trampas y se esconden lazos.
Ven, que la libertad está entre rejas del miedo que unos a otros se profesan.
Ven, ven, no dejes ahora de escucharnos cuando tanto camino está cerrado
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora!
¿No has de ser la alegría de los pobres, de los que en ti su confianza ponen?
¿No has de ser para el triste y afligido consuelo en su pesar, luz en su grito?
¿Quién pondrá paz en nuestros corazones si tu ternura y compasión se esconden?
¿Quién colmará este hambre de infinito si a colmarlo no vienes Tu mismo?
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? Ahora

Las manos más hermosas

Cuenta una leyenda que hace muchos años vivían tres hermosas princesas en un palacio real. Una mañana, mientras paseaban por el maravilloso jardín con sus fuentes y rosales, empezaron a preguntarse cuál de las tres tenía las manos más hermosas. 
Elena, que se había teñido los dedos de rojo cogiendo unas fresas, aseguraba que las suyas eran las más hermosas. 
Antonieta, que había estado entre las rosas y sus manos había quedado impregnadas de perfume, no tenía la menor duda de que las suyas eran las más bellas.
Juana había metido los dedos en el arroyo cristalino y las gotas de agua brillaban como diamantes. También ella estaba convencida de que sus manos eran las más hermosas.
En esos momentos, llegó una muchacha pobre y les pidió una limosna. Las princesas, al ver su aspecto sucio y lamentable, pusieron cara de asco y se fueron de allí. La mendiga llamó a una cabaña que se hallaba cerca donde una mujer curtida por el sol y de manos toscas y manchadas por el trabajo, le dio un pan recién hecho.
Cuenta la leyenda, que la mendiga se transformó en un ángel que se apareció en la puerta del jardín y les dijo a las princesas.
- Las manos más hermosas son aquellas que están dispuestas a bendecir y ayudar a sus semejantes.

martes, 18 de diciembre de 2018

Video: Santa María de la Esperanza

Santa María de la Esperanza

Santa María de la Esperanza (Canto)

SANTA MARÍA DE LA ESPERANZA
MANTÉN EL RITMO DE NUESTRA ESPERA,
MANTÉN EL RITMO DE NUESTRA ESPERA.
Nos diste al esperado de los tiempos,
mil veces prometido a los profetas;
y nosotros de nuevo deseamos
que vuelva a repetirnos sus promesas.
Brillaste como aurora el gran día
plantaba Dios su tienda en nuestro suelo;
y nosotros soñamos con su vuelta,
queremos la llegada de su reino.
Esperaste cuando todos vacilaban
el triunfo de Jesús sobre la muerte;
y nosotros esperamos que su vida
anime nuestro mundo para siempre.
Viviste con la cruz de la esperanza
pensando en el amor de larga espera;
y nosotros buscamos con los hombres,
el nuevo amanecer de nuestra tierra.

Cómo Se Hacen los Colores del Arco Iris


Érase una vez en que los colores del mundo comenzaron a reñir. Todos reclamaban que ellos eran el mejor, el más importante, el más útil, y el favorito.
El Verde dijo, “Claramente yo soy el más importante. Soy el signo de vida y de esperanza. Fui escogido para la hierba, los árboles y las hojas. Sin mí, todos los animales morirían. Mirad el campo y veréis que yo estoy en la mayoría.
El Azul interrumpió, “Vosotros solo pensáis de la tierra, pero considerad los cielos y el mar. Es el agua la que es la base de la vida y es elevada por las nubes del mar profundo. El cielo da espacio y paz y serenidad, sin mi paz todos vosotros seriáis nada.”
El Amarillo se rió, “Vosotros sois todos tan serios. Yo traigo risa, regocijo, y calor al mundo. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miro un girasol el mundo entero empieza a reír. Sin mí no habría diversión.
El Naranja próximo empezó a tocar su trompeta. “Yo soy el color de la salud y la fortaleza. Puedo ser escaso, pero soy precioso porque sirvo las necesidades de la vida humana. Llevo las más importantes vitaminas. Pensad en las zanahorias, las calabazas, naranjas, mangos, y papayas. Yo no ando rondando por ahí todo el tiempo, sino cuando lleno el cielo a la salida y puesta del sol, mi belleza es tan notable que nadie da otro pensamiento a ninguno de vosotros.
El Rojo no podía aguantar por más tiempo, gritó, “¡Yo soy el regente de todos vosotros! Soy sangre -la sangre de la vida!- Soy el color de la valentía. Estoy dispuesto a pelear por una causa. Traigo fuego en la sangre. Sin mí, la tierra estaría tan vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor, la rosa roja, la poinsetia y la amapola.”
El Púrpura se levantó a su plena altura. Era muy alto y habló con gran pompa. “Soy el color de la realeza y del poder. Los reyes, jefes, y obispos me han siempre escogido a mí, porque soy el signo de autoridad y sabiduría. La gente no me cuestiona! ellos escuchan y obedecen.
Y así los colores fueron jactándose, cada uno convencido de su propia superioridad. Su riña se puso cada vez más ruidosa. Súbitamente hubo un relámpago de luz brillante, el trueno tronó y retumbó.
La lluvia empezó a caer sin clemencia. Los colores se agacharon de miedo, acercándose los unos a los otros para confortarse. En medio del clamor, la lluvia empezó a hablar:
- “¡Tontos colores, peleándoos entre vosotros, cada uno tratando de dominar al resto! ¿No sabéis que cada uno de vosotros fue hecho con un propósito especial, único y diferente? Agarraos de las manos y venid conmigo.
Haciendo lo que le acababan de decir los colores se unieron y unieron sus manos. La lluvia continuó:
- “Desde ahora en adelante, cuando llueva, cada uno de vosotros se estirará a través del cielo en un gran arco de color como un recordatorio de que todos vosotros podéis vivir en paz. El Arco Iris es un signo de esperanza para el mañana.”
Y así, siempre que una buena lluvia lava al mundo, y un arco iris aparece en el cielo, recordemos apreciarnos los unos a los otros.