sábado, 9 de septiembre de 2023

Al nacimiento de La Virgen María

Canten hoy, pues nacéis vos, los ángeles, gran Señora,
y, ensáyense, desde ahora, para cuando nazca Dios.
Canten hoy, pues a ver vienen nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella es por quien la gracia tienen.
Digan, Señora, de vos, que habéis de ser su Señora,
y, ensáyense, desde ahora, para cuando nazca Dios.
Pues de aquí a quince años, que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais, remedio de tantos daños.
Canten y digan, por vos, que desde hoy tienen Señora,
y, ensáyense, desde ahora, para cuando venga Dios.
Y nosotros, que esperamos que llegue pronto Belén,
prepararemos también el corazón y las manos.
Vete sembrando, Señora, de paz nuestro corazón,
y, ensayemos, desde ahora, para cuando nazca Dios. Amén.

¿“Pelea” de hormigas?

Si metes en un tarro de cristal 30 hormigas negras y 30 hormigas rojas,  nada pasará. Pero si tomas el tarro, lo sacudes violentamente y lo dejas en la mesa, las hormigas comenzarán a matarse entre sí...
Las rojas creen que las negras son las enemigas, mientras que las negras creen que las rojas son las enemigas, cuando el verdadero enemigo es la persona que sacudió el jarro...
Lo mismo ocurre en la sociedad:
Hombres contra Mujeres. O al revés
Izquierda contra Derecha. O al revés
Rico contra Pobre. O al revés
Fe contra Ciencia. O al revés
Joven contra Viejo. O al revés
Por eso, antes de ponernos a pelear entre nosotros, es muy importante preguntarnos... ¿Quién sacudió el tarro de cristal?

viernes, 8 de septiembre de 2023

Himno al nacimiento de la Virgen María

Hoy nace una clara estrella, tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal, que el mismo Sol nace de ella.
De Ana y de Joaquín, oriente de aquella estrella divina,
sale su luz clara y digna de ser pura eternamente:
el alba más clara y bella no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal, que el mismo Sol nace de ella.
No le iguala lumbre alguna de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal, que el mismo Sol nace de ella.
Gloria al Padre, y gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén

Los sabios ciegos y el elefante

Había seis sabios que no tenían el don de la vista.
Usaban el tacto para conocer los seres y las cosas del mundo. Ninguno de ellos había visto un elefante. Tras saber que su rey tenía uno, le pidieron poder conocerlo. Él accedió a su petición. Los llevó ante el animal. Los sabios se acercaron y lo tocaron.
El primero puso su mano en un colmillo. Por eso pensó que el elefante era liso y agudo como una lanza.
El segundo sabio tocó la cola del elefante. Dijo que era más bien como una cuerda.
El tercero entró en contacto con la trompa. Refirió que era como una serpiente.
El cuarto indicó que los demás estaban en un error. Ya que al tocar la rodilla concluyó que se trataba de algo, parecido a un árbol.
El quinto lo acusó de mentiroso al tocar la oreja. Pues para él, era como un abanico.
Por último, el sexto dijo, después de tocar su lomo, que el elefante era como una fuerte pared rugosa.
Los sabios empezaron a discutir sobre quién tenía la verdad. Dado que todos defendían sus posiciones, pidieron la ayuda de un séptimo sabio, el cual, sí podía ver.
Este les dijo que en realidad todos tenían una parte de razón, pero no toda la verdad. Ninguno se equivoca, pero al mismo tiempo, ninguno acierta. Todas las opiniones son válidas, pero incompletas.

martes, 5 de septiembre de 2023

De la Madre Teresa de Calcuta



 

La falta de un clavo

Alfredo M. Aguayo

Un caballero salió muy temprano con un mensaje para el rey.
Por la viveza de sus movimientos se veía que tenía mucha prisa. La suerte de un reino dependía de la rapidez con que el caballo corriera. En el momento de partir oyó que un mozo le decía:
– Señor, tenga cuidado. A una de las herraduras se le ha caído un clavo.
– Tengo mucha prisa, contestó el jinete. No tengo tiempo de ocuparme de esa tontería.
Al mediodía tuvo que detenerse para descansar y tomar alimento.
Cuando volvió a montar, un campesino qué pasaba le gritó:
– Señor caballero, a una de las patas de su caballo le falta una herradura. Llévelo en seguida al herrero.
– Tengo mucha prisa -contestó el jinete-. El lugar a donde voy no está muy lejos de aquí.
Hablando así el caballero hizo galopar a su caballo; pero éste en seguida comenzó a trotar, luego a caminar despacio y por último a cojear.
Pero no cojeó mucho tiempo. Espoleado por el jinete, el animal dio un resbalón y se cayó. Se levantó en seguida, pero volvió a caer y ya no pudo levantarse.
El caballero no llegó a donde estaba el rey; el rey no pudo recibir el mensaje y por falta del mensaje, el reino se perdió.

Por falta de un clavo cayó una herradura; por una herradura se perdió un buen potro; por falta de un potro se atrasó un jinete; y por querer ahorrar un minuto echó a perder todo.

domingo, 3 de septiembre de 2023

Himno para el domingo

            Liturgia de las Horas, Laudes

Somos el pueblo de la Pascua, Aleluya es nuestra canción,
Cristo nos trae la alegría; levantemos el corazón.
El Señor ha vencido al mundo, muerto en la cruz por nuestro amor,
resucitado de la muerte y de la muerte vencedor.
Él ha venido a hacernos libres con libertad de hijos de Dios,
él desata nuestras cadenas; alegraos en el Señor.
Sin conocerle, muchos siguen rutas de desesperación,
no han escuchado la noticia de Jesucristo Redentor.
Misioneros de la alegría, de la esperanza y del amor,
mensajeros del Evangelio, somos testigos del Señor.
Gloria a Dios Padre, que nos hizo, gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino: tres Personas y un solo Dios. Amén.

Empujar la roca

Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.
El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que Dios le pidió día tras día.
Durante muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas... y ésta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.
Como el hombre empezó a sentirse frustrado, el demonio aprovechó para entrar en juego trayendo pensamientos a su mente: Has estado empujando esa roca durante mucho tiempo, y no se ha movido.
Al hombre, en efecto, le dio la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él mismo era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión. El demonio le dijo:
- ¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente.
El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes decidió elevar una oración al Señor y contarle sus sentimientos:
– "Señor, me he esforzado mucho durante años para estar a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aun así, no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa?, ¿Por qué he fracasado?".
El Señor le respondió con compasión:
– "Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras, tu tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad es así?
Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos con callos por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez.
Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu Fe en mí. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, Yo moveré La Roca.”

Reflexión: Debemos ejercitar nuestra fe que mueve montañas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.