jueves, 12 de octubre de 2023

Himno a la Virgen del Pilar

Virgen Santa, Madre mía, luz hermosa, claro día
que la tierra aragonesa te dignaste visitar.
Este pueblo que te adora, de tu amor favor implora
y te aclama y te bendice abrazado a tu Pilar.
Abrazado a tu Pilar, abrazado a tu Pilar.
Pilar sagrado, faro esplendente, rico presente de caridad.
Pilar bendito, trono de gloria, tú a la victoria nos llevarás.
Tú a la victoria nos llevarás.
Cantad, cantad himnos de honor y de alabanza.
Cantad, cantad a la Virgen del Pilar.



El hombre ecuánime

Era un hombre querido por todos. Vivía en un pueblo en el interior de la India, había enviudado y tenía un hijo. Poseía un caballo, y un día, al acudir al establo para dar de comer al animal, comprobó que se había escapado. La noticia corrió por el pueblo y vinieron a verlo los vecinos para decirle:
-- ¡Qué mala suerte has tenido! Para un caballo que poseías y se ha marchado.
-- Sí, sí, así es; se ha marchado -dijo el hombre.
Transcurrieron unos días, y una soleada mañana, cuando el hombre salía de su casa, se encontró con que en la puerta no sólo estaba su caballo, sino que había traído otro con él. Vinieron a verlo los vecinos y le dijeron:
-- ¡Qué buena suerte la tuya! No sólo has recuperado tu caballo, sino que ahora tienes dos.
-- Sí, sí, así es -dijo el hombre.
Al disponer de dos caballos, ahora podía salir a montar con su hijo. A menudo padre e hijo galopaban uno junto al otro. Pero he aquí que un día el hijo se cayó del caballo y se fracturó una pierna. Cuando los vecinos vinieron a ver al hombre, comentaron:
-- ¡Qué mala suerte, verdadera mala suerte! Si no hubiera venido ese segundo caballo, tu hijo estaría bien.
-- Sí, sí, así es -dijo el hombre tranquilamente.
Pasaron un par de semanas. Estalló la guerra. Todos los jóvenes del pueblo fueron movilizados, menos el muchacho que tenía la pierna fracturada. Los vecinos vinieron a visitar al hombre, y exclamaron:
-- ¡Qué buena suerte la tuya! Tu hijo se ha librado de la guerra.
-- Sí, sí, así es -repuso serenamente el hombre ecuánime.

Moraleja: Para el que sabe ver la providencia divina, no hay mayor bien que la confianza y la firmeza ánimo. Todo lo que sucede... sucede por algo.

martes, 10 de octubre de 2023

Al comenzar el día

Señor, el día empieza.
Como siempre, postrados a tus pies,
la luz del día queremos esperar.
Eres la fuerza que tenemos los débiles, nosotros.
Padre nuestro, que en los cielos estás,
haz a los hombres iguales:
que ninguno se avergüence de los demás;
que todos al que gime den consuelo;
que todos, al que sufre del hambre la tortura,
le regalen en rica mesa de manteles blancos
con blanco pan y generoso vino;
que no luchen jamás; que nunca emerjan,
entre las áureas mieses de la historia,
sangrientas amapolas, las batallas.
Luz, Señor, que ilumine las campiñas
y las ciudades; que a los hombres todos,
en sus destellos mágicos, envuelva
luz inmortal; Señor, luz de los cielos,
fuente de amor y causa de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.

Una insensata búsqueda

Una mujer estaba buscando afanosamente algo alrededor de una farola. Un transeúnte pasó junto a ella y se detuvo a contemplarla. No pudo por menos que preguntar:
-- Buena mujer, ¿qué se te ha perdido?, ¿qué buscas?
Sin poder dejar de gemir, la mujer, con la voz entrecortada por los sollozos, pudo responder a duras penas:
-- Busco una aguja que he perdido
El transeúnte se puso a buscar la aguja perdida sin llegar a encontrarla. Entonces dijo a la mujer:
-- Pero, ¿dónde se ha perdido la aguja? ¿Estás segura que ha sido aquí?
-- No, dijo la mujer, la he perdido en mi casa, pero como allí no hay luz, he venido a buscarla junto a esta farola.

*El Maestro dice: No quieras encontrar fuera de ti mismo lo que sólo dentro de ti puede ser hallado.

domingo, 8 de octubre de 2023

Yo seré tu fruto, Señor

En la tristeza, PONDRÉ ALEGRIA
En la amargura, SEMBRARÉ CALMA
En la desesperanza LLEVARÉ OPTIMISMO
Si existe oscuridad ALZARÉ UNA LUZ
Frente al llanto y las lágrimas
LLEVARÉ UN PAÑUELO DE CONSUELO
En el vacío YO LLEVARÉ TU NOMBRE
En la angustia ME ACORDARÉ DE TU CRUZ
Sí, Señor, yo quiero ser un fruto,
un fruto que sea regado por tu Palabra,
cuidado por tus manos, 
podado por tus consejos
y alumbrado por el Evangelio

Noé, Satanás y la viña

Estaba Noé cuidando de su viña, cuando Satanás, poco satisfecho con aquel hombre justo, que había encontrado gracia ante Dios debido a su vida intachable y "poco común", con astucia, se acercó y le dijo:
- ¿Qué haces, buen hombre?
- Estoy cuidando de mi viña -respondió Noé.
- ¿Qué es una viña? -Preguntó nuevamente Satanás.
- Es una plantación de uvas. La uva es una fruta muy dulce, y tanto fresca como seca tiene un sabor exquisito... creo que también con ella podré hacer una bebida refrescante...
- ¡Enhorabuena! ¿Me dejarías ayudarte a cuidar de ella? Prometo que, si tú lo quieres, voy a ofrecerte el mejor de los abonos para que esta plantación produzca los más dulces frutos...
Noé, confiando en Satanás, le permitió que "cuidara de su viña"...
Fue así como el tentador, maquinando su malévolo plan, utilizó la sangre de cuatro animales para abonar la plantación, impregnándola con "la esencia" de aquellas bestias, y condenando a los consumidores del vino a convertirse en estos cuatro animales: Un cordero, un león, un cerdo y un mono...
Satán le explicó a Noé las consecuencias de este abono:
- Cuando el hombre tome la primera copa de vino se volverá dulce y alegre como el cordero. 
Con la segunda copa, será agresivo, presumido, capaz de luchar por nada y creerá alcanzar la victoria sobre cualquier contrincante, como el león, jactándose de su poder. 
Después de la tercera copa, sus actos, como los de un mono, son ridículos, sólo provocará risas y cometerá las payasadas que nunca haría en su sano juicio. 
Pero si toma cuatro o más copas se convertirá en un cerdo repugnante, sucio y bestial, capaz de revolcarse en el barro.

Querido lector, cuando vayas a beber, recuerda esta anécdota, y no olvides que el vino "está abonado" con la sangre de estos cuatro animales...