domingo, 6 de octubre de 2024

"Quédate conmigo Señor"

         San Padre Pío de Pietrelcina

Quédate conmigo, Señor,
porque necesito tenerte presente para no olvidarte.
Tú sabes con qué facilidad te abandono.
Quédate conmigo, porque soy débil
y necesito tu fuerza para no caer tan a menudo.
Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi vida, y sin ti estoy ‘muerto’.
Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi luz y sin ti estoy a oscuras.
Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad.
Quédate conmigo, Señor, para que oiga tu voz y te siga.
Quédate conmigo, Señor, porque quiero amarte mucho
y estar siempre en tu compañía.
Quédate conmigo, Señor, si quieres que te sea fiel.
Quédate conmigo, Señor, porque por pobre que sea mi alma,
desea ser para Ti un lugar de consuelo, un nido de amor.

El divorcio

Joaquín y Rebeca llevaban ya 10 años de casados y no tenían hijos. La convivencia se había vuelto monótona y aburrida. Joaquín decidió divorciarse y fue a ver al rabino para hacer los trámites del divorcio.
El rabino le dijo:
— Joaquín recuerda que celebramos una gran fiesta el día de tu boda, es justo que también celebremos otra gran fiesta para tu divorcio.
Durante la fiesta y siguiendo los consejos del rabino, Rebeca ofreció a su esposo el mejor vino. Y éste mientras bebía le dijo:
— Amor mío, puedes coger lo que más te guste de la casa y llevártelo a la casa de tu padre. Y, como estaba bebido, se quedó dormido.
Rebeca lo acostó en la cama y con la ayuda de los invitados lo llevaron en su cama a casa del padre de Rebeca.
Cuando se despertó al día siguiente, preguntó: — ¿qué estoy haciendo aquí?
Y Rebeca le contestó: — sólo he cumplido tus deseos. Traje a casa de mi padre lo que más me gusta y eso eres tú.
Joaquín la abrazó y se olvidó del divorcio. Semanas más tarde Rebeca quedó embarazada.