sábado, 14 de noviembre de 2020

¿Qué quiero mi Jesús?

                  Calderón de la Barca

¿Qué quiero, mi Jesús?... Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte
sin tener más placer que el de agradarte,
sin tener más temor que el de ofenderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo por hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero, amado Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida,
y en sus divinas llamas abrasarme.

Quiero, por fin, en Ti transfigurarme,
morir a mí, para vivir tu Vida,
perderme en Ti... Jesús... y no encontrarme...

Cazar cerdos salvajes

En la mitad de una clase, en una universidad, uno de los alumnos, inesperadamente, le preguntó al profesor:
– ¿Usted sabe cómo se capturan los cerdos salvajes?
El profesor creyó que era una broma y esperaba una respuesta graciosa.
El joven respondió que no era una broma, y con seriedad comenzó su disertación:
– Para capturar cerdos salvajes, primero se localiza un lugar en la floresta al que los cerdos salvajes suelen ir, y allí se coloca diariamente un poco de maíz en el suelo.
Así, los cerdos salvajes vienen todos los días a comer el maíz “gratis” y, cuando se acostumbran a venir diariamente, usted va construyendo una cerca alrededor del lugar donde se acostumbraron a comer, un lado por día…
Cuando ellos se acostumbran a un lado de la cerca, vuelven para comer el maíz, y usted construye otro lado de la cerca…
Ellos vuelven a acostumbrarse y vuelven a comer.
Usted va construyendo la cerca alrededor, poco a poco, hasta instalar los cuatro lados del cercado alrededor de los cerdos.
Al final, instala una puerta en el último lado.
Los cerdos ya están habituados al maíz fácil y a las cercas, y así comienzan a venir solos por la entrada.
Es entonces cuando usted cierra el portón y captura a todo el grupo.
Así de simple, paso a paso, hasta que en el último segundo los cerdos pierden su libertad.
Ellos comienzan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están presos.
Después, comienzan a comer el maíz fácil y gratuito.
Se acostumbran tanto a eso que se olvidan de cómo cazar por sí mismos, y por eso aceptan la esclavitud.
Incluso, se muestran agradecidos con sus captores y, durante generaciones van felices al matadero.
Ni siquiera desconfían de que la mano que los alimenta es la misma que los mata.
El joven le comentó al profesor que era eso lo que él veía que sucedía en algunos ámbitos de la sociedad.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Matices

               J.M. Rodríguez Olaizola 

Sed astutos como serpientes, e inocentes como palomas. 
¿Qué es lo que pides, Señor? 
Paciente, pero ya en marcha. Inocente, mas no ingenuo. 
Coherente sin ser rígido. Convencido, pero abierto. 
Sosegado, no indolente. Bondadoso, que no ciego. 
Audaz sin ser insensato. Calculador, pero honesto. 
Prudente, mas no cobarde. Dialogante sin complejos 
Libre que se compromete. Un profeta sin veneno. 
Entregado sin cadenas. Luchador, mas no violento. 
Solo así, y a tu manera, 
combinar pasión y calma, mezclar ímpetu y sosiego. 
Trenzar el paso y la espera, conjugar instante y tiempo.

El amor y la locura

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
Cuando el ABURRIMIENTO ya había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:
- Vamos a jugar al escondite.
La INTRIGA levantó la ceja intrigada, y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó:
- ¿Al escondite? ¿Y cómo se juega?
- Es un juego -explicó la LOCURA-, en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno a hasta un millón mientras ustedes se esconden; y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar con el juego.
El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA, la ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse... ¿para qué? Si al final siempre la encontraban. La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba, era que la idea no hubiese sido de ella) y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse...
- Uno, dos, tres... comenzó a contar la LOCURA.
La primera es esconderse fue la PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra en el camino.
La FE subió al cielo y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO que con su propio esfuerzo, había logrado subir a la copa del árbol mas alto.
La GENEROSIDAD casi no alcanza a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos...: ¿Un lago cristalino? (ideal para la BELLEZA). ¿El hueco de un árbol? (perfecto para la TIMIDEZ). ¿El vuelo de la mariposa? (lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD). ¿Una ráfaga de viento? (magnífico para la LIBERTAD). Y terminó por ocultarse en un rayito de Sol.
El EGOÍSMO, en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero solo para él.
La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris), y la PASIÓN Y EL DESEO en el centro de los volcanes.
El OLVIDO... se me olvidó donde se escondió ... pero eso no es lo importante.
Cuando la LOCURA contaba 999, el AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y estremecido decidió esconderse entre sus flores....
MIL contó la LOCURA y comenzó a buscar...
La primera en aparecer fue la PEREZA, solo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó a la FE, discutiendo con DIOS en el cielo sobre teología.
Y la PASIÓN y el DESEO, se sintieron en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a la ENVIDIA y claro, así pudo deducir donde estaba el TRIUNFO.
Al EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA, y con la DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada cerca sin decidir aún de que lado esconderse .
Así fueron encontrando a todos, al TALENTO entre la hierba fresca; la ANGUSTIA en una oscura cueva, a la MENTIRA detrás de un arcoiris (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta el OLVIDO... que ya se le había olvidado que estaba jugando a las escondidas...
Pero solo el AMOR, no aparecía por ningún sitio...
La LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas... Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, hasta que un doloroso grito se escuchó...
Las espinas habían herido en los ojos al AMOR... la LOCURA no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces en que por primera vez, se jugó al escondite en la Tierra... "El AMOR es ciego y la LOCURA siempre lo acompaña"... y es por eso, que pocos lo comprenden...!!!!




domingo, 8 de noviembre de 2020

Oración por la Iglesia Diocesana

Señor Dios, Padre de todos,
que eres la fuente de todo amor y de toda vida,
que nos has hecho hijos tuyos, hermanos unos de otros
y miembros de tu familia: la Iglesia.
Tú nos invitas a caminar unidos, ¡Camina con nosotros!
Señor Jesús, Hijo de Dios, enviado del Padre y amigo de los pequeños.
¡Dirige y acompaña nuestros pasos!
Que tu presencia inspire nuestras iniciativas al servicio de los demás.
Que tu fuerza anime nuestros compromisos.
Señor Espíritu Santo. Espíritu del Padre y del Hijo.
Ven a purificar, a animar, a unir, y a fecundar nuestra Iglesia Diocesana.
Virgen María, Madre del Señor, acompaña nuestro quehacer diocesano,
ayúdanos a ser testigos claros de Jesús ante el mundo.
Danos la alegría y la paz,
y haz que nuestra Iglesia diocesana sea fraterna y misionera. Amén.

Trabajando en la construcción

Un día, paseaba un hombre por la ciudad y vio una enorme construcción y, curioso, preguntó a uno de los trabajadores:
- ¿Qué estáis haciendo aquí?
El trabajador le contestó:
- Yo estoy poniendo ladrillos, eso es todo.
Siguió caminando y preguntó a otro trabajador:
- ¿Y usted qué está haciendo aquí?
- Yo estoy ganando el pan para mis hijos, le contestó.
Se encontró con otro trabajador, le hizo la misma pregunta y obtuvo la siguiente respuesta:
- Yo estoy haciendo una catedral.

Los dos primeros trabajadores viven el tiempo del reloj. El tercero vive el tiempo interior, tiempo de la gracia, de la conexión con Dios y con los hermanos. Este pone ladrillos como el primero, gana el pan para sus hijos como el segundo, pero es consciente de lo que hace y para quien lo hace.