sábado, 17 de agosto de 2019

Instrumentos de tu Paz, Señor

Queremos ser, Señor, instrumento de tu Paz.
Donde haya humillación y desprecio,
vamos a poner cariño y aprecio a las personas.
Donde haya mero cumplimiento social y apariencias,
queremos poner honradez y un corazón sincero.
Donde haya egoísmo, indiferencia y frialdad,
vamos a poner amor, entrega y cariño humano.
Donde haya violencia, malas caras y enfados,
queremos poner paz, trato amable y alegría.
No queremos buscar ser valorados, sino valorar a los demás,
No queremos ser correspondidos,
sino corresponder, sin recibir favores a cambio.
No queremos devolver mal por mal, ni ojo por ojo,
sino ofrecer cariño, perdón y comprensión.

Cuentos sufíes-9


Ser rico con poco
Un rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
- ¿Por qué no has salido a pescar? -le pregunto el industrial.
- Porque ya he pescado bastante hoy -le respondió el pescador.
- ¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas? -insistió el industrial.
- ¿Y qué iba a hacer con ello? -preguntó a su vez el pescador.
- Ganarías más dinero -fue la respuesta-. De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo.
- ¿Y qué haría entonces? -preguntó de nuevo el pescador.
- Podías sentarte y disfrutar de la vida -respondió el industrial.
- ¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento? -respondió el satisfecho pescador.

jueves, 15 de agosto de 2019

Credo con María subiendo al cielo

Creo, contigo María, que si camino como Tú en la tierra
me aguarda lo que, Tú ahora, vives en el cielo
Creo, contigo María, que si en mis entrañas acojo a Cristo
con la misma verdad con que Tú lo acogiste en tu seno
disfrutaré de esa eternidad que, ahora Tú, vives en la Ciudad Celeste.
Creo, contigo María, que si abro los oídos
como Tú lo hiciste a la voz del Ángel, soplo del Espíritu Santo,
estaré llamada a compartir esa misma suerte
que, ahora Tú, acoges asombrada ante la magnitud del Misterio del cielo.
Creo, contigo María, que tu corona –no de oro ni de plata-
fue el servir a Dios con todas tus fuerzas.
Sentirme Iglesia viva, valiente y decidida ante un mundo que,
en medio de tanto ruido, pretende silenciar el Amor que nació en Belén.
Creo, contigo María, que para subir hacia el cielo, hay que bajar peldaños en la tierra,
que para ascender hacia Dios, hay que descender hacia el corazón de los sufridos,
que para escalar en medio de las nubes, hay que pisar la realidad de cada día.
Creo, contigo María, que, conocer a Cristo, es algo grande y es gracia divina.
Que, servirle, es privilegio y altura de miras.
Que, escucharle, es dar oxígeno a nuestras almas.
Que, amarle, conlleva abrir los brazos a los que me rodean.
¡Sí, María! ¡Creo Contigo en Dios!
¡Sí, María! ¡Creo Contigo en Cristo!
¡Sí, María! ¡Creo Contigo en el Espíritu Santo!
Porque, los tres en uno, dieron VIDA a tu vida,
¡Contigo, María, se puede creer más y mejor!
¡CONTIGO, MARÍA, AL CIELO.

Buscar a Dios


Un día fue un discípulo en busca de su maestro y le dijo:
- Maestro, yo quiero encontrar a Dios.
El maestro miró al muchacho, sonriéndole. El muchacho volvía cada día, repitiendo que quería dedicarse a la religión. Pero el maestro sabía muy bien a qué atenerse.
Un día que hacía mucho calor, le dijo al muchacho que lo acompañara hasta el río para bañarse. El muchacho se zambulló en el agua. El maestro lo siguió y, agarrándolo por la cabeza, se la metió en el agua un buen rato, hasta que el muchacho comenzó a forcejear porque se quedaba sin aire. El maestro lo soltó y le preguntó qué era lo que más deseaba cuando se encontraba sin respiración dentro del agua.
- Aire, respondió el discípulo.
- ¿Deseas a Dios de la misma manera? -le preguntó el maestro- si lo deseas así, lo encontrarás inmediatamente. Pero si no tienes ese deseo, esa sed, por más que luches con tu inteligencia, con tus labios y tu fuerza, no podrás encontrarlo mientras no se despierte esa sed en ti.

miércoles, 14 de agosto de 2019

A San Maximiliano Kolbe

¡Oh, San Maximiliano María! Fiel seguidor del Pobrecito de Asís,
que encendido en el amor de Dios has pasado tu vida
en la práctica de las virtudes heroicas y en las obras del apostolado,
vuelve tu mirada a nosotros que confiamos en tu intercesión.
Tu que, irradiado por la luz de la Virgen Inmaculada,
atrajiste innumerables almas hacia los ideales de santidad,
llamándoles a toda forma de apostolado para el triunfo del bien
y la propagación del Reino de Dios, concédenos la luz y la fuerza
para obrar el bien atrayendo muchas almas al amor de Cristo.
Tu que, en perfecta imitación del divino Salvador,
has alcanzado tan alto grado de caridad
para ofrecer, en sublime testimonio de amor, tu vida
para salvar la de un hermano prisionero,
intercede ante el Señor por nosotros,
para que animados por el mismo ardor de caridad,
podamos también nosotros con la fe y las obras,
dar testimonio de Cristo ante nuestros hermanos,
para alcanzar junto a ti, la posesión beatificante de Dios
en la luz de la gloria eterna. Amén.

Cuentos sufíes-8


La murmuración
Saádi de Shiraz relata esta historia acerca de sí mismo:
- Cuando yo era niño, era un muchacho piadoso, ferviente en la oración y en las devociones. Una noche estaba velando con mi padre, mientras sostenía el Corán en mis rodillas. Todos los que se hallaban en el recinto comenzaron a adormilarse y no tardaron en quedarse profundamente dormidos. De modo que le dije a mi padre:
- Ni uno sólo de esos dormilones es capaz de abrir sus ojos o alzar su cabeza para decir sus oraciones. Diría uno que están todos muertos.
Y mi padre me replicó:
- Mi querido hijo, preferiría que también tú estuvieras dormido como ellos, en lugar de murmurar.

Vender el alma al diablo
Una vez Satanás, que hablaba con un hombre, dijo:
- ¿Qué pides a cambio de tu alma?
-  Exijo riquezas, posesiones, honores... también juventud, poder, fuerza... exijo sabiduría, genio...  renombre, fama, gloria... placeres y amores... ¿Me darás todo eso?
- No te daré nada
- Entonces no te daré mi alma.
- Tu alma ya es mía.

martes, 13 de agosto de 2019

Despiértame, Señor

                            Anselm Grün

Dios mío, te doy gracias por este nuevo día.
Siento que aún no estoy despierto del todo
para cumplir con todas las exigencias que me planteará el día.
Pero confío en que me sostendrás con tu mano protectora
y me darás la fuerza necesaria para esta nueva jornada.
Acompáñame en este día para que dé los pasos correctos;
para que descubra qué cosas hoy me harán progresar en mi camino
y dónde puedo comprometerme con la vida.
Ábreme a la vida y haz que esté en contacto con ella, conmigo mismo,
pero también con todas las personas que encuentre hoy.
Que pueda regalarle a sus corazones un gesto de amor.
Disipa la niebla que a veces envuelve mi vida y me hace vivir en la mediocridad.
Quiero vivir despierto. Vivir con todos los sentidos.
Quiero gozar de la belleza de la vida.
Quiero contribuir a que este día sea más hermoso,
con colores y alegre para mis amigos.
Bendíceme para que pueda hacerlo,
para que yo sea una bendición para los demás. Amén!

Cuentos sufíes-7


Ver más allá de mi nariz
Era una rana que había vivido siempre en un mísero y estrecho pozo, donde había nacido y habría de morir. Pasó cerca de allí otra rana que había vivido siempre en el mar.
Tropezó y se cayó en el pozo.
- ¿De dónde vienes? -preguntó la rana del pozo.
- Del mar.
- ¿Es grande el mar?
- Extraordinariamente grande, inmenso.
La rana del pozo se quedó unos momentos muy pensativa y luego preguntó:
- ¿Es el mar tan grande como mi pozo?
- ¡Cómo puedes comparar tu pozo con el mar! Te digo que el mar es excepcionalmente grande, descomunal.
Pero la rana del pozo, fuera de sí por la ira, aseveró:
- Mentira, no puede haber nada más grande que mi pozo; ¡nada! ¡Eres una mentirosa y ahora mismo te echaré de aquí!

La humildad
Un hombre fue a Wahab Imri y le dijo:
- Enséñame humildad.
- No puedo hacerlo -dijo Wahab- porque la humildad es una maestra en sí misma.
Se aprende por medio de su misma práctica. Si no la puedes practicar, no la puedes aprender.
Si no la puedes aprender, no quieres realmente aprenderla en absoluto dentro de ti.

lunes, 12 de agosto de 2019

Compromiso con el presente

Ahora empieza un tiempo de renovación, de esperanzas nuevas.
Es posible ir hacia la Luz.
Olvida todos los fracasos y empieza desde cero,
a ser diferente, con pensamientos nuevos, y un nuevo corazón.
Levántate, y abandona la noche del desaliento, y del cansancio de vivir.
Apuesta por un día lleno de sol, de esperanzas e ilusiones.
Porque Jesús nos mostró el camino de la felicidad verdadera,
el auténtico tesoro que solamente en Él podemos alcanzar.
No permitas, Señor, que prefiramos tener cosas a ser personas;
pues, más que bienes, necesitamos razones para vivir,
amar y compartir con los hermanos lo que tenemos, poco o mucho.
Enséñanos por tu Espíritu la sabiduría de la vida,
y ayúdanos, Señor, a elegir alegremente ser pobres con Cristo,
sin amontonar bienes perecederos que defraudan nuestro corazón.
Así, cuando tú vengas, nos encontrarás con las manos ocupadas
en la tarea de amarte a ti y a nuestros hermanos.

Cuentos sufíes-6


Profanar la lluvia
Las lluvias monzónicas habían llegado a la India. Era un día oscuro y llovía torrencialmente. Un discípulo corría para protegerse de la lluvia cuando lo vio su maestro y le increpó:
- Pero, ¿cómo te atreves a huir de la generosidad del Divino?, ¿por qué osas refugiarte del líquido celestial? Eres un aspirante espiritual y como tal deberías tener muy en cuenta que la lluvia es un precioso obsequio para toda la humanidad.
El discípulo no pudo por menos que sentirse profundamente avergonzado. Comenzó a caminar muy lentamente, calándose hasta los huesos, hasta que al final llegó a su casa. Por culpa de la lluvia cogió un persistente resfriado.
Transcurrieron los días. Una mañana estaba el discípulo sentado en el porche de su casa leyendo las escrituras. Levantó un momento los ojos y vio a su gurú corriendo tanto como sus piernas se lo permitían, a fin de llegar a algún lugar que lo protegiera de la lluvia.
- Maestro -le dijo- ¿por qué huyes de las bendiciones divinas? ¿No eres tú ahora el que desprecias el obsequio divino? ¿Acaso no estás huyendo del agua celestial?
Y el gurú repuso:
- ¡Oh, ignorante e insensato! ¿No tienes ojos para ver que lo que no quiero es profanarla con los pies?

domingo, 11 de agosto de 2019

Mi mejor tesoro eres Tú

            Mari Patxi Ayerra

Porque sé de quién me he fiado mi alma está tranquila,
vivo sin miedos ni preocupaciones y estoy sosegado y feliz.
Porque todo lo que me ocurre, me sucede contigo,
vivo contento y sin ansiedades, sabiendo que tengo la mejor compañía.
Porque la fe atraviesa montañas, sé que contigo, Señor, todo lo puedo.
Tú me vuelves fuerte, atrevido, osado, capaz y creativo.
Porque me confortas, me rescatas de los lamentos y quejas,
me pones en contacto con mis recursos y me haces grande en mi debilidad.
Porque sin Ti nada puedo hacer, y me siento como un niño,
en brazos de su padre, seguro y confiado.
Porque vivir contigo es la mejor lotería, y el que te encuentra tiene un tesoro,
el vivir en seguridad, en fraternidad, en confianza y fortaleza.
Porque saber que tras la muerte eres tú quien me espera,
me hace encontrar sentido a todo y vivir tranquilo el presente y el futuro.
Tú eres, Señor, mi mejor tesoro, lo grito a todos los vientos.
Porque Tú eres mi pastor y nada me puede faltar.

Cuentos sufíes-5


Ser responsable
- Durante seis años busqué la iluminación -dijo el discípulo-. Siento que estoy cerca y quiero saber cómo he de dar el siguiente paso. Un hombre que sabe buscar a Dios, sabe también cuidar de sí mismo.
- ¿Cómo te mantienes? -preguntó el maestro.
- Ése es un detalle sin importancia. Mis padres son ricos y me ayudan en mi búsqueda espiritual. Gracias a ello puedo dedicarme por entero a las cosas sagradas.
- Muy bien -dijo el maestro- entonces te explicaré el siguiente paso: mira al sol durante medio minuto.
El discípulo obedeció. A continuación, el maestro le pidió que describiese el paisaje a su alrededor
- No puedo hacerlo. El brillo del sol me ha deslumbrado.
- Un hombre que mantiene los ojos fijos en el sol, termina ciego. Un hombre que sólo busca la Luz y deja sus responsabilidades en manos de los demás, jamás encontrará lo que busca -comentó el maestro.

La palabra del burro
Un vecino de Nasrudín fue a visitarlo.
- Mulá, necesito que me preste su burro.
- Lo lamento -dijo el Mulá- pero ya lo he prestado.
Apenas terminó de hablar, el burro rebuznó. El sonido provenía del establo de Nasrudín.
- Pero, Mulá, puedo oír al burro que rebuzna ahí dentro -dijo.
Mientras le cerraba la puerta en la cara, Nasrudín replicó con dignidad:
- Un hombre que cree en la palabra de un burro más que en la mía no merece que le preste nada.