sábado, 13 de abril de 2019

Pregón de Semana Santa

Entender la Semana Santa significa entender la vida.
Sólo entiende la vida quien entiende la Semana Santa.
Sólo entiende la Semana Santa quien entiende al Hombre.
Celebrar la Semana Santa es:
Montar en la borriquilla de nuestra humildad,
entrar triunfalmente en la ciudad de la vida;
recibir la ira de los grandes y la aclamación de los pequeños.
Entender al Hombre significa:
Descubrir que en la vida existe un día que se llama Domingo de Ramos.
Celebrar la vida es celebrar la Semana Santa.
Descubrir la vida significa:
Encontrar a alguien, buscar una sala, preparar la mesa,
partir el pan, distribuir el vino, encontrar la manera de amar…
Entender al Hombre es:
Levantar la mesa, perder un amigo, ir al huerto.
Ver a los amigos durmiendo, rezar solo, sudar sangre,
sentir miedo… y abandono.
Es recordar que en la vida existe un Jueves Santo.
Entender al Hombre significa ser capaz de Celebrar la Eucaristía.
Celebrar la Vida… el Hombre.
Es recibir el beso de la traición, el abrazo de la separación,
las palabras de la negación.
Cargar una cruz, caer bajo su peso y levantarse,
encontrar una madre, una Verónica, un Cireneo.
Sentir los clavos, la hiel.
Quedar solo entre el Cielo y la tierra
sin entender por qué el Padre nos abandonó.
Entender el Hombre es recordar que existe un Viernes Santo,
es reconocer que existe el silencio del Sábado Santo.
Entender el Hombre es creer que de la muerte nace la Vida.
Es cantar Aleluya. Es vivir la Pascua,
¡Porque en la vida también existe el Domingo de Resurrección!
¡Pascua Vida Nueva!
¡Es hora de pasar del egoísmo al AMOR!

Actitudes


                                Tony de Mello,    La oración de la rana. 2

Dice una antigua leyenda que, cuando Dios estaba creando el mundo, se le acercaron cuatro ángeles, y uno de ellos le preguntó:
- “Qué estás haciendo?”;
- “¿Por qué lo haces?”, preguntó el segundo.
- “¿Puedo ayudarte?”, dijo el tercero
- “¿Cuánto vale todo esto?”, concluyó el cuarto.
El primero era un científico, el segundo un filósofo, el tercero un altruista, el cuarto un agente inmobiliario.
Un quinto ángel se dedicaba a observar y a aplaudir con entusiasmo. Era un místico.

viernes, 12 de abril de 2019

Dame tu mano, María

                Gerardo Diego

Dame tu mano, María, la de las tocas moradas.
Clávame tus siete espadas en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía tarde negra y amarilla.
Aquí en mi torpe mejilla quiero ver si se retrata
esa lividez de plata, esa lágrima que brilla.
Déjame que te restañe ese llanto cristalino,
y a la vera del camino permite que te acompañe.
Deja que en lágrimas bañe la orla negra de tu manto
a los pies del árbol santo donde tu fruto se mustia.
Capitana de la angustia: no quiero que sufras tanto.
Qué lejos, Madre, la cuna y tus gozos de Belén:
- No, mi Niño. No, no hay quien de mis brazos te desuna.
Y rayos tibios de luna entre las pajas de miel
le acariciaban la piel sin despertarle. 
Qué largaes la distancia y qué amarga de Jesús muerto a Emmanuel.
¿Dónde está ya el mediodía luminoso en que Gabriel
desde el marco del dintel te saludó: -Ave, María?
Virgen ya de la agonía, tu Hijo es el que cruza ahí.
Déjame hacer junto a ti ese augusto itinerario.
Para ir al monte Calvario, cítame en Getsemaní.
A ti, doncella graciosa, hoy maestra de dolores,
playa de los pecadores, nido en que el alma reposa.
A ti, ofrezco, pulcra rosa, las jornadas de esta vía.
A ti, Madre, a quien quería cumplir mi humilde promesa.
A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María.

Gritar para quedar a salvo


                               Tony de Mello "El canto del pájaro"

Una vez llegó un profeta a una ciudad con el fin de convertir a sus habitantes. Al principio la gente le escuchaba cuando hablaba, pero poco a poco se fueron apartando, hasta que no hubo nadie que escuchara las palabras del profeta.
Cierto día, un viajero le dijo al profeta:
- ¿Por qué sigues predicando? ¿No ves que tu misión es imposible?
Y el profeta respondió:
- Al principio tenía la esperanza de poder cambiarlos. Pero si ahora sigo gritando es únicamente para que no me cambien ellos a mí.

miércoles, 10 de abril de 2019

Bendición

            Anónimo

Que los PIES te lleven por el camino hacia el encuentro...
ya que el verdadero disfrute está en transitar el camino.
Que las MANOS se tiendan generosas en el dar
y agradecidas en el recibir, y que su gesto más frecuente
sea la caricia para reconfortar a los que te rodean.
Que el OÍDO sea tan fiel a la hora de escuchar la crítica,
como a la hora de escuchar el halago,
para que puedas mantener el equilibrio en cualquier circunstancia…
y sepas escucharte y escuchar...
Que las RODILLAS te sostengan con firmeza
a la altura de tus sueños y se aflojen mansamente
cuando llegue el tiempo del descanso...
Que la ESPALDA sea tu mejor soporte
y no lleves en ella la carga más pesada...
Que la BOCA refleje la sonrisa que hay adentro,
para que sea una ventana del alma
y exprese de tal modo las palabras
que puedas ser fiel a tu corazón en ellas,
conservando el respeto y la dulzura.
Que la PIEL te sirva de puente y no de valla...
Que los BRAZOS sean la cuna de los abrazos...
Que el CORAZÓN toque su música con amor...

Explicando en clase con un corcho


Hace años, un inspector escolar hizo una visita a una escuela primaria. En su recorrido por las aulas encontró a una maestra atrincherada detrás de su escritorio, mientras los alumnos hacían gran desorden; el cuadro era caótico.
Decidió entrar y presentarse:
- Permiso, soy el inspector... ¿algún problema?
- Estoy abrumada señor, no sé qué hacer con estos niños... No tengo láminas, la Secretaría no nos envía material didáctico, la verdad es que no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles...
El inspector, que era un docente de vocación, vio un corcho sobre el desordenado escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió a los niños:
- ¿Qué es esto?
- Un corcho señor... -gritaron los alumnos sorprendidos.
- Bien, ¿de dónde sale el corcho?
- De la botella señor.
- Lo pone una máquina, de un árbol... de la madera..., respondían animosos los niños.
- ¿Y qué se puede hacer con madera?, continuaba entusiasta el docente.
- Sillas... una mesa... un barco...
- Bien, veamos…. un barco ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban a qué estado pertenece. ¿Y cuál es el siguiente puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que nació allí? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda alguna canción de este lugar?
De este modo comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:
-Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas gracias.
Al día siguiente, el inspector volvió a pasar por aquella aula y encontró a la maestra, nuevamente acurrucada detrás de su escritorio, con los alumnos otra vez en total desorden...
- Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?
- Sí señor, ¡cómo olvidarme! Qué suerte que volvió. No he encontrado su corcho ¿Dónde lo dejó?...

La creatividad despierta el poder que duerme en nuestra imaginación; es osadía, aventura para descubrir y aprender de los cambios; es una respuesta hábil y no una impotencia explicada o un reclamo por lo que nos falta.

martes, 9 de abril de 2019

Quien tiende las manos

Quien tiende las manos, quien da calor,
y quien no pide nada, sabe de amor.
Quien cada mañana saluda alegre al sol,
quien es fuerte, quien vive, sabe de amor.
Quien no se retira, quien cuida el calor,
quien no cierra las puertas, sabe de amor.
Quien siempre espera del otro lo mejor
y quien nunca se cansa, sabe de amor.
Quien tiene en su vida sólo una obsesión,
quien acoge las cargas, sabe de amor.
Quien tiene escondida su fuerza en una cruz,
es que ha recibido de Dios la luz.
Quien fuerte proclama que Dios es Salvador
es que ha conocido que Dios es Amor.

La paciencia es más que una palabra


               Tony de Mello

En alguna ocasión, Muso, uno de los más ilustres Maestros de su tiempo, viajaba en compañía de un discípulo.
Llegaron a un río y embarcaron en un bote. Cuando éste estaba a punto de partir, llegó corriendo un  guerrero samurai borracho y saltó dentro de la sobrecargada embarcación, que a punto estuvo de zozobrar. Luego empezó a tambalearse violentamente, poniendo en peligro la estabilidad del frágil navío, por lo que el barquero le suplicó que se estuviera quieto.
- “¡No hay derecho a que nos tengan aquí como sardinas en lata!” -protestó estridentemente el samurai. De pronto, vio a Muso y gritó:
- “¡Mira quién está ahí! ¡Vamos a arrojar por la borda a ese santurrón!”.
- “Ten paciencia, por favor, dijo Muso, no tardaremos en llegar al otro lado”.
- “¿Cómo dices? ¿Que tenga yo paciencia?” -gritó el samurai fuera de sí. “¡Qué te parece...! ¡Si no saltas antes de un minuto, yo mismo te echaré por la borda!”.
La sensación de calma que reflejaba el rostro del Maestro ante aquella amenaza enfureció de tal manera al samurai que se acercó a Muso y le arreó un par de bofetones en la cara, haciéndole sangrar.
El discípulo, que era un hombre corpulento, ya no aguantó más y le dijo a su Maestro:
- “Después de lo que ha hecho, este salvaje no merece vivir”.
- “¿Por qué alterarse tanto por una tontería?, dijo Muso con una sonrisa, es en ocasiones como ésta cuando se pone a prueba nuestro adiestramiento. Debes recordar que la paciencia es algo más que una palabra”.

domingo, 7 de abril de 2019

Tus dibujos, Señor, en el suelo

                 Florentino Ulibarri

Tus dibujos en el suelo han tenido un efecto sorprendente:
el círculo moralista y acusador se ha roto
y, a solas contigo, por primera vez, me he sentido libre.
Tus dibujos en el suelo han sido el primer espejo no engañoso
que me ha hecho ver mi rostro triste,
mi ser pobre y vacilante, y mis miedos de siempre.
Tus dibujos en el suelo han creado un silencio penetrante,
pues han puesto al descubierto la trágica parodia que vivimos
cuando nos creemos diferentes.
Tus dibujos en el suelo me han devuelto la dignidad perdida,
cuando tu dedo suave y firme,
con el polvo de siempre y mis lágrimas perdidas,
ha plasmado mi nuevo rostro sonriente.
Después te has incorporado,
serenamente has mirado mis ojos, me has besado como nadie,
y has dicho al aire: Vete y vive; ya sabes.
Y yo no me he atrevido a abrazarte.
Pero llevo tus dibujos del suelo tatuados en mi piel para siempre,
pues has sido el primero en aceptarme, en amarme y perdonarme gratis
y en dejarme limpia y libre.

Miedo a arriesgarnos


Una mañana Nasrudin envolvió un huevo en un pañuelo, se fue al medio de la plaza de su ciudad y llamó a los que pasaban por allí.
- ¡Hoy tendremos un importante concurso! -dijo- ¡Quien descubra lo que está envuelto en este pañuelo, recibirá de regalo el huevo que está dentro!
Todos se miraron, intrigados, y le dijeron:
- ¿Cómo podemos saber qué tienes dentro del pañuelo? ¡Ninguno de nosotros es adivino!
Nasrudin insistió:
- Lo que está en este pañuelo tiene un centro que es amarillo como una yema, rodeado de un líquido del color de la clara, que a su vez está contenido dentro de una cáscara que se rompe fácilmente. Es un símbolo de fertilidad, y nos recuerda a los pájaros que vuelan hacia sus nidos. Entonces, ¿quién puede decirme lo que está escondido en mi pañuelo?
Todos los habitantes pensaban que Nasrudin tenía en sus manos un huevo, pero la respuesta era tan obvia que nadie quiso pasar vergüenza delante de los otros. Se preguntaban a sí mismos: ¿Y si no fuese un huevo, sino algo muy importante, producto de la fértil imaginación mística de los sufíes? Un centro amarillo podía significar algo del sol, el líquido a su alrededor tal vez fuese algún preparado de alquimia. No, este loco está buscando que nos pongamos el ridículo.
Nasrudin preguntó dos veces más pero nadie se arriesgó a decir algo impropio. Entonces él abrió el pañuelo y mostró a todos el huevo.
- Todos ustedes sabían la respuesta -dijo- pero nadie osó traducirla en palabras. Así es la vida de los que no tienen el valor de arriesgarse: las soluciones nos son dadas generosamente por Dios, pero muchas personas siempre buscan explicaciones complicadas, y terminan no haciendo nada.