sábado, 11 de marzo de 2017

Danos concordia y paz

San Clemente de Roma

Te suplicamos, oh Señor Dios Nuestro,
que pongas la paz del cielo
en los corazones de los hombres,
para que pueda unir a las naciones
en una alianza inquebrantable,
en el honor de tu santo nombre.
Purifícanos con la limpieza de tu verdad
y guía nuestros pasos en santidad interior.
Danos concordia y paz a nosotros
y a todos los seres vivos de la tierra,
como la diste a nuestros padres
cuando te suplicaron, con fe verdadera,
dispuestos a obedecer al Santísimo y Todopoderoso.
Concede a los que nos gobiernan
y nos conducen en la tierra
un recto uso de la soberanía que les has otorgado.
Señor, haz sus criterios 
conforme a lo que es bueno y agradable a Ti,
para que, utilizando con reverencia,
paz y bondad el poder que les has concedido,
puedan encontrar favor a tus ojos.
Sólo Tú puedes hacerlo, esto y mucho más que esto.
Gloria a Ti, ahora y siempre.

Dios y el zapatero



Dios bajó al mundo disfrazado de pordiosero y se encontró con un zapatero, le dijo:
- ¿Tú podrías ayudarme? estoy descalzo, no tengo zapatos,... si tú me hicieras el favor...
El zapatero lo interrumpió y dijo:
- Ya estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie a dar, necesito mucho dinero.:
- ¡Yo puedo ayudarte! -le dijo Dios disfrazado de pordiosero.
El zapatero dudando del mendigo le dijo:
- ¿Tú podrías darme el millón de dólares que necesito para ser feliz?
El pordiosero le respondió:
- Yo te puedo dar eso y más, puedo darte... dos millones de dólares a cambio de tus brazos.
El zapatero respondió:
- Y para que quiero tanto dinero si no voy a poder ni comer solo, ni abrazar a mis hijos, a mi esposa, no.
El pordiosero dijo:
- ¡Esta bien, te doy 100 millones de dólares a cambio de tus piernas!
El zapatero respondió:
- Para que quiero yo tanto dinero, si no voy a poder caminar solo, ni trabajar, ni correr. No, no, gracias...
El pordiosero le dijo:
- ¡Está bien te doy... 1.000 millones de dólares a cambio de tus ojos!
El zapatero sin dudarlo dijo
- ¡No! ¿Para qué quiero tanto dinero si no voy a poder ver la naturaleza, ni el sol, ni a mis hijos, a mi esposa? No, no, no, gracias...
Y el pordiosero le respondió:
- ¡Ah, hermano, hermano, qué fortuna tienes y no te das cuenta!

viernes, 10 de marzo de 2017

Ayunar sí, pero ¿de qué?

Javier Methol

Ayuna de palabras hirientes. Y transmite palabras bondadosas.
Ayuna de descontento. Y llénate de gratitud.
Ayuna de enojos. Y llénate de mansedumbre y paciencia.
Ayuna de pesimismo. Y llénate de esperanza y optimismo.
Ayuna de preocupaciones. Y llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte. Y llénate de las cosas sencillas de la vida.
Ayuna de presiones. Y llénate de oración.
Ayuna de juzgar a otros. Y descubre a Jesús que vive en ellos.
Ayuna de tristeza y amargura. Y llénate de alegría el corazón.
Ayuna de egoísmo. Y llénate de compasión por los demás.
Ayuna de falta de perdón. Y llénate de actitudes de reconciliación.
Ayuna de palabras. Y llénate de silencio y de escuchar a otros.
Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se irá inundando
de paz, de amor, de confianza......
¿TRATAMOS DE AYUNAR ASÍ?

Vivir en libertad



Érase una vez un pájaro, adornado con un par de alas perfectas y plumas relucientes, coloridas y maravillosas. En fin, un animal hecho para volar libre e independiente, para alegrar a quien lo observase.
Un día una muñeca lo vio y se enamoró de él. Se quedó mirando su vuelo con la boca abierta de admiración, con el corazón latiéndole más de prisa, con los ojos brillantes de emoción. Lo invitó a volar con ella, y los dos viajaron por el cielo en completa armonía. Ella admiraba, adoraba al pájaro y se fue enamorando cada vez más de él.
Pero entonces pensó: ¡Tal vez quiera conocer algunas montañas distantes!
Y la muñeca tuvo miedo. Miedo de no volver a sentir nunca más aquello con otro pájaro. Y sintió envidia, envidia de la capacidad de volar del pájaro. Y se sintió sola. Y pensó: Voy a poner una trampa. La próxima vez que el pájaro venga, no volverá a marcharse.
El pájaro, que estaba enamorado de la muñeca, volvió al día siguiente, cayó en la trampa y fue encerrado en la jaula.
Todos los días ella miraba al pájaro. Allí estaba el objeto de su pasión, y se lo enseñaba a sus amigas, que comentaban:
- Eres una persona que lo tiene todo.
Sin embargo, empezó a producirse una extraña transformación: como tenía al pájaro, y ya no tenía que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro, sin poder volar ni expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo el brillo, se puso feo, y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo y limpiar la jaula.
Un buen día, el pájaro murió. Ella se puso muy triste, y no dejaba de pensar en él. Pero no recordaba la jaula, sólo recordaba el día que lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes.
Si profundizase en sí misma, descubriría que aquello que la emocionaba tanto del pájaro era su libertad, la energía de las alas en movimiento, no su cuerpo físico. Sin el pájaro, su vida también perdió sentido, y la muerte vino a llamar a su puerta. Y le dijo la muerte:
- “Si lo hubieses dejado partir él volvería siempre, lo admirarías y lo amarías todavía más; sin embargo, ahora necesitas de mí para poder encontrarlo de nuevo y poder volar con él por el cielo.”

martes, 7 de marzo de 2017

Padre Nuestro

Héctor Muñoz

¡Padre nuestro! Estoy tan acostumbrado a decirte “Padre”,
que casi lo hago sin darme cuenta.
Sin embargo... cuando lo pienso más en serio, tiemblo un poco.
Porque si eres mi Padre, yo soy tu hijo...
Y el hijo tiene la carne y la sangre del padre.
Hoy te pido, Padre mío (y Padre de tantos de tantos hermanos míos),
que jamás deje de llamarte así, que jamás deje de ser
el que engendraste para que te ame y para ser amado por Ti.
¡Padre nuestro! ¡Padre de Cristo!
Que nunca deje de recordar la misericordia que nos mostraste en Jesús.
No permitas que abandone nunca tu casa.
Si estoy lejos de ella (por tantas locuras, maldades y tonterías),
dame fuerzas para volver ahora mismo:
¡Tú me amas y eres más grande que todos mis pecados juntos!
Y si me das la gracia de vivir siempre en tu casa, disfrutando de todo lo tuyo,
dame generosidad para compartir todo lo mío;
dame humildad para comprender a mis hermanos
y recibirlos en nuestra casa siempre, como Tú los recibes. ¡Así sea!

Te he hecho a ti

El zorro mutilado
Un hombre que paseaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro.
Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El hombre comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se dijo a sí mismo:
- «Voy también yo a quedarme en un rincón, confiando plenamente en el Señor, que Él me dará cuanto necesito.»
Así lo hizo durante muchos días; pero no sucedía nada. El pobre hombre estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una Voz que le decía:
- «¡Oh tú, que estas en la senda del error, abre tus ojos a la Verdad! Sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado.»

La niña aterida de frío
Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios:
- «¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?»
Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió:
- «Ciertamente que he hecho algo... Te he hecho a ti.»

domingo, 5 de marzo de 2017

¡Apártame, Señor!

J. Leoz

Quiero jugar en terreno limpio y sin piedra.
Recorrer aquellos caminos que no conducen a peligro alguno.
Disfrutar de aquellos valles que no sean excesivamente profundos.
Más, Tú, Señor, con o sin mi permiso, te lo digo:
¡APÁRTAME, SEÑOR!
No me dejes en la tentación de lo fácil.
No dejes que, mi vida, sea un trayecto de mínimos.
No permitas que, ante las dificultades,
me repliegue por cobardía, el qué dirán o vergüenza.
¡APÁRTAME, SEÑOR!
Porque Tú lo sabes, aspiro a tener,
aunque mil veces te diga que lo importante es “ser”
Porque disfruto recibiendo más que ofreciendo.
Porque, el ser perdonado, siempre me resulta más gratificante
y hasta menos duro ante los ojos de los demás
que, ir por ahí, yo perdonando.
¡APÁRTAME, SEÑOR!
Llévame a un lugar donde pueda estar conmigo mismo.
Donde Tú puedas habitar conmigo.
En el que, cara a cara, puedas colocar a Dios
con la misma fuerza, que Tú lo tienes clavado en tu corazón.
¡APARTAME, SEÑOR!
Porque tengo miedo a dejarme llevar
por la corriente del “todo vale”
Porque tengo miedo a perder de vista
el horizonte donde la bandera de la Pascua ondea.
Porque, simplemente Señor,
pocos me hablan de Ti… y muchos dicen no conocerte.
¡APÁRTAME, Y LLÉVAME A TI, SEÑOR!

Caer en la tentación



El baño en el canal
- Padre a su hijo: Hijo mío, no te bañes en el canal.
- De acuerdo, contesta el hijo. Pero aquella misma tarde volvió a casa con el bañador mojado.
- ¿Dónde has estado? Le preguntó el padre.
- Bañándome en el canal, contestó el hijo. ¿No te dije que no te bañaras en el canal? Le preguntó el padre.
- Sí, es cierto.
- ¿Por qué lo hiciste?
- Porque llevaba puesto el bañador y no pude resistir la tentación.
- ¿Y por qué lo llevabas puesto?
- Para estar preparado para nadar en caso de ser tentado.

 La Tira Cómica de Eva
A Eva le gustan las golosinas. En esta tira, Eva intenta no caer en la tentación de comer golosinas.
* Eva decide dar un paseo para no pensar en las golosinas.
* Se dice: daré un paseo pero no entraré en la tienda.
* Piensa: Sí, me detendré pero no entraré.
* Después: Entraré pero no me acercaré a la sección de las golosinas.
* En la sección: Cogeré unas golosinas pero no las compraré.
* En la mano: Las compraré pero no las abriré.
* Piensa mejor: Las abriré pero no las oleré.
* Las oleré pero no las probaré.
Final de la tira: Eva, COME, COME, COME.