sábado, 30 de diciembre de 2023

Niño, mi niño

        (Oración de un ángel) Hermanos Galindo

Niño mi niño, al mirarte veo
el rostro de un hombre donde encuentro a Dios.
Niño divino, manos que acarician, labios que ríen, es la risa de Dios.
Quien fuera hombre para besarte,
entre mis brazos cantarte y bailarte,
sentir caricias, sentir tu risa, juntar mi frente a tu frente
Quien fuera hombre para arroparte
mecer tu cuna, velar si no duermes
mis sentimientos, mis sufrimientos cerca de ti susurrarte.
Niño divino, Rey del universo, ojos que lloran lágrimas de Dios
Niño tu madre no deja de mirarte
mientras que duermes, vela el sueño de Dios
Aleluya, aleluya Niño yo siempre quiero estar contigo
junto a este niño estaré cerca de Dios. Aleluya, aleluya

Cuento de Navidad

La noche del 24 de diciembre María y José llegaron a Cintruénigo después de un largo viaje. María estaba embarazada y esperaba la llegada de su primer hijo: Jesús.
Era una noche muy fría y algunos copos de nieve se veían caer por los alrededores y calles del pueblo. Rápidamente José quiso buscar un lugar donde cobijarse y pasar la noche con María. Llamó a una puerta y a otra, fue a un hotel… pero todas las habitaciones estaban ocupadas, claro era el día 24 de diciembre, una fecha muy importante y señalada donde todos estamos con nuestras familias.
José veía que la noche avanzaba y no encontraban ningún lugar donde poder dormir. 
Por fin, después de dar muchas vueltas, llegaron a la plaza y se sorprendieron al ver las luces de un gran edificio encendidas, ¿sabéis cuál era ese edificio? Pues ni más ni menos que la iglesia parroquial. Pero, ¿estaba abierta esa noche? Pues sí, los niños y catequistas de la parroquia estaban preparándose para celebrar la Navidad y todos juntos con el Coro Parroquial estaban cantando villancicos junto al Belén, al que estaban dando los últimos toques Mila, Esther, Carmen y Loli. En cuanto oyeron llamar a la puerta los niños corrieron a decir a Rosalía y a Santos que abrieran la puerta de la iglesia, pues habían visto por la tarde una pareja de jóvenes pasando mucho frío.
Y sin esperar, dejaron en el altar a Rosina que se afanaba en pasar la mopa para que estuviera lo más limpio posible, y fueron a por la llave de la puerta, rápidamente les hicieron un huequito donde estaban cantando y disfrutando de esa noche tan especial.
Ellos les contaron quienes eran y que estaban de paso para Belén y los niños contentos de tenerles entre ellos. Enseguida Isabel e Inés fueron a por alimentos de los que habían traído durante el Adviento Solidario, les ofrecieron algo para comer, unas mantas para el frío y un lugar calentito donde poder pasar la noche.
Y entre villancico y villancico María dio a luz a Jesús y a los primeros que vio y regaló una sonrisa fue a aquellos que antes de haber nacido Él, le quisieron y acogieron en su parroquia y también en su corazón.
Muchas gracias y feliz Navidad y Feliz Año Nuevo para todos.

viernes, 29 de diciembre de 2023

Villancico del ángel curioso

        Pedro Miguel Lamet

Quisiera ser ese ángel curiosón
que, escapando del gran coro celestial,
se introdujera esta noche en el portal
a divisar lo que ocurre en un rincón.
Quisiera ser solo uno del montón:
entre los pastores el pobre zagal,
que, sin el permiso de su mayoral,
fuera a cantarte su mejor canción.
Quisiera por fin ser nadie ni nada
para verte nacer, Niño, en la hora
en que el mundo brilló, dejar la prisa
y acurrucar mi ser en tu mirada
junto a esta tierra que padece y llora
en busca del calor de tu sonrisa.

¡Mi familia, ha llegado!

Mi padre, siempre quiso que toda la familia, al menos el día de Navidad, estuviéramos juntos y por eso siempre nos decía, que dividiéramos las fechas. Que los que ya estaban casados, pasaran la fiesta del Año Nuevo en casa de sus suegros y que los solteros, la pasáramos con los amigos.
Lo único que nos pedía era que la Navidad la pasáramos con él y con mi madre. ¡Nunca lo pudimos cumplir!
Mis hermanos ya casados, nunca pudieron. Siempre alegaban que la casa de mis padres estaba muy lejos de sus domicilios, que hacía mucho frío, que había nevado, en fin, siempre excusas.
Los solteros preferíamos salir con los amigos para divertirnos y beber. ¡Siempre preferimos estar con otras personas, antes que con nuestros padres!
Nuestras atenciones y afectos siempre fueron para otras personas.
Una noche de diciembre, mi hermano mayor nos convocó a todos los demás, para celebrar juntos la Navidad y pasar más tiempo con nuestros padres, ya que nunca desde que se casaron los mayores, habíamos pasado una Navidad todos juntos.
Todos estuvimos de acuerdo en que pasaríamos la Navidad, en casa de mis padres.
Al enterarse mis padres se pusieron muy felices. Mi padre le dijo a mi madre, que preparara una gran cena. En casa todo era felicidad. Mi padre se acercó y me dijo:
-- Estoy muy feliz, hijo, porque por fin voy a tener a todos sentados en la mesa de nuestra casa, como cuando erais pequeños. Quiero ver a mi hijo mayor sentado a mi derecha y a ti a mi izquierda por ser el más pequeño.
Tu madre estará en el extremo opuesto junto a tus hermanas.
Estaba tan feliz y emocionado que me dio un abrazo tan lleno de amor que casi se me saltan las lágrimas.
Todo estaba listo. Eran las 19 horas y les dije a mis padres:
-- Voy a salir para comunicar a mis amigos que no pasaría Navidad con ellos, sino con mi familia.
-- Haces bien hijo, -dijo mi padre- para que no te estén esperando. Y me dio una palmada en el hombro, mientras sonreía.
El brindis con mis amigos se fue alargando hasta casi la media noche. Yo no hacía más que pensar que mis hermanos y hermanas ya estarían en casa junto a mis padres, esperándome para empezar.
Por fin con un fuerte sentimiento de culpa por no haberme ido antes, me retiré sin despedirme de mis amigos. Presentía que recibiría algún reproche por parte de mis hermanos y que todos estarían enfadados conmigo.
Cuando llegue a casa no se oían voces, ni cantos, ni risas, pensé que por estar fría la noche se encontrarían en el interior de la casa con mis padres, así que entré intentando ser discreto, pensando que si me preguntaban les diría que me había quedado dormido.
Cuando abrí la puerta no oí ningún ruido, sólo escuché la conversación de mi padre con una voz rota por el llanto diciéndole a mi madre:
-- No ha venido nadie, ni siquiera el menor de nuestros hijos que vive con nosotros, está aquí. ¿Qué hemos hecho con nuestros hijos que no quieren pasar con nosotros una noche tan especial? Somos sus padres, esta casa la construimos para ellos con todo nuestro amor, esfuerzo y trabajo. ¿Por qué no nos pueden dedicar un día? Si nosotros les dedicamos a ellos toda nuestra vida.
Se notaba mucha tristeza en sus palabras. En ese momento no tuve valor para acercarme. Seguí oyendo a mi madre que le contestó con unas palabras que aún retumban en mis oídos:
-- No te preocupes, los padres tenemos que entender que sólo estamos en el pensamiento de nuestros hijos cuando son pequeños. Pero cuando crecen, ese pensamiento lo ocupan en otras cosas, como el colegio, sus tareas, la diversión, sus amigos, las fiestas y después en el noviazgo, el trabajo, la esposa y sus propios hijos. Sus ocupaciones y preocupaciones son otras y nosotros no somos parte de ellas. Quédate tranquilo, todo lo que hicimos y les dimos fue por amor. ¿Tú crees que van a preferir pasar la noche de Navidad con un par de viejos que ya no pueden bailar, que ya no tienen gracia ni para hacerles reír y que se quejan por todo? ¡Anda, anímate...! ¡Mira, voy a poner los diez platos sobre la mesa y a medida que vayan llegando les iremos sirviendo!... ¡Quieres ayudarme?
Un enorme nudo se me puso en la garganta, me sentí tan desagradecido, tan mal hijo, tan avergonzado, ¿Cuánto tiempo le he dedicado a otras personas y actividades nada importantes comparadas con mis padres? ¿Cuántas veces he dejado de abrazarlos, besarlos y decirles cuánto les quiero?
Salí de donde estaba, abracé a mi padre y le pedí perdón, luego fui con mi madre, besé sus manos y me arrodillé, ella me acariciaba la cabeza mientras mi padre se secaba las lágrimas y dándome la mano me sentó a su derecha y dijo:
-- No es necesario que estén todos, uno solo representa a los demás. “Vieja”, sirve la cena. ¡Que nuestra familia ha llegado!

“Aprovecha a tus padres en vida. No los descuides, por lo menos no dejes de estar con ellos y poder abrazarlos y decirles que les amas y les agradeces por todo lo que han hecho por ti”

jueves, 28 de diciembre de 2023

A los santos Inocentes

Oh, Santos Inocentes, pequeños mártires,
que estáis en el Corazón del Padre y en el Amor inmenso de María:
Concedednos el Espíritu de fortaleza
para combatir el mal que ataca y destruye las vidas,
especialmente las de los pequeños,
Santos niños inocentes, enjugad las lágrimas de los niños,
acariciad con ternura a los enfermos y a los ancianos.
Ayudad a los hombres y mujeres a creer en la vida,
a defender su carácter sagrado
desde la concepción hasta el último suspiro.
Que aquellos que la rechazan con el aborto
tengan la gracia del perdón de Dios y la paz del corazón.
Para los que golpean y humillan a los pobres e inocentes,
un arrepentimiento sincero y verdadera conversión.
Proteged cada vida desde el seno materno;
Custodiad a los niños para que no pierdan su inocencia;
Ayudad a las familias a recibir y amar a sus hijos
como regalo de Dios.
Velad sobre los enfermos
para que sientan que Dios está cerca de ellos;
Iluminad a los poderosos
para que promuevan leyes en defensa de la vida.
Que la humanidad encuentre el amor y el respeto
hacia los niños y los inocentes
Para que aprendamos de ellos a amar
el tesoro precioso de ¡la vida!
¡Santos Inocentes, rogad por nosotros!

El día de los Santos Inocentes

         Eva María Rodríguez

Judith llegó a casa muy enfadada. Había pasado la mañana en el parque que había justo enfrente de su casa, paseando con la bicicleta que le había traído Papá Noel unos días antes. Pero la mañana no había sido tan maravillosa como ella esperaba. Al verla, su madre le preguntó:
- ¿Qué ha pasado, Judith? ¿Por qué vienes tan enfadada? ¿No te lo has pasado bien en el parque?
- Ha sido horrible, mamá -dijo Judith. Había un montón de niños pegando monigotes en la espalda y carteles que decían cosas muy feas para que la gente se riera.
- Eso es porque hoy es 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes -dijo su mamá-. Lo que ha pasado es que te han hecho unas cuantas inocentadas.
- ¿Qué tiene de inocente reírse de los demás y hacer que los demás se burlen de ti? -preguntó Judith.
-Es una tradición española -dijo mamá-. Me lo estaba contando la vecina esta mañana. Se conmemora la matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén que ocurrió nada más nacer Jesús. La ordenó el rey Herodes para deshacerse del Jesús. Como no sabía dónde estaba, decidió acabar con todos. Pero Jesús huyó a tiempo y no dieron con él.
- ¡Pues no le veo la gracia que la gente lo recuerde gastando bromas! -dijo Judith-. ¿Te ha contado la vecina como es que Jesús huyó a tiempo?
- Me ha dicho que Herodes encargó a los Reyes Magos que le dijeran dónde estaba Jesús, pues temía que le quitara el trono al hacerse mayor -dijo-. Pero los Reyes Magos no le informaron del paradero del pequeño, porque Dios les avisó de las intenciones de Herodes de matar a Jesús. Al ver que no le informaban, Herodes se enfadó y decidió acabar con todos los niños pequeños. Pero Jesús ya no estaba en Belén. Sus padres habían recibido un mensaje de Dios y habían huido a Egipto.
Judith se quedó pensativa.
- No le ves la conexión, ¿cierto? -dijo mamá.
- Insisto, matar a niños inocentes no tiene nada de gracia ni es motivo de broma -dijo Judith.
-En realidad, la fiesta de los Santos Inocentes tiene su origen en una fiesta pagana de la Edad Media -dijo su madre-. Se cree que la celebración podría proceder de lo que entonces llamaban la fiesta de los locos, en la que, durante un día, la gente podía hacer lo que quisiera sin que nadie fuera culpado de nada. Parece que la Iglesia tomó la fiesta y la cristianizó, como tantas otras, haciéndola coincidir con el día de los Santos Inocentes.
- Bueno, si es por eso me quedo tranquila -dijo Judith-. Pero esta tarde me quedo en casa. No tengo ganas de bromitas.
- ¿Ah, no?

martes, 26 de diciembre de 2023

Rezando en familia frente al belén

Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra: En esta noche santa te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por las personas que trabajan con nosotros.
Bendícenos en este día tan especial en el que celebramos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a recibir en nuestros corazones al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas.
Hoy al contemplar el pesebre recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar.
Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalar a otros el amor que Tu nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia.
Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote.
Santísima Virgen María, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que día a día intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre.
Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás. Amén

El gusano de luz

Era invierno y el niño Jesús acababa de nacer. Estaba acostado en las pajas del pesebre y tenía frío.
La Virgen y San José le miraban; la mula y el buey se acercaron para calentar al Niño con su aliento. El Niño Dios abría sus manos para percibir el calor de los animales y les sonreía en medio del frío.
Poco a poco, otros animales que estaban en el establo de Belén también se acercaron para dar al Niño algo de calor.
Las palomas se arrancaron algunas plumas más suaves y con ellas hicieron un colchoncito. La oveja se cortó con sus dientes unos vellones de lana blanca y cubrió con ellos el cuerpo tembloroso del Niño Jesús. Una araña se puso a trabajar muy deprisa y tejió una tela brillante y fina que colocó sobre la cabeza del Niño Jesús.
Un gusanito, escondido en un rincón, también quería llevar algo al Niño recién nacido. Pero, ¿qué le podía ofrecer?...
El no tenía plumas como las palomas; tampoco lana como las ovejas y no sabía hilar como las arañas. ¡Estaba tan triste...!
Salió de su rincón y arrastrándose por la hierba seca vio una florecilla que ya se había secado, pero que todavía daba buen olor. La cogió y con mucho trabajo, fue subiendo hasta llegar a las pajas donde estaba acostado el Niño. Se acercó a Él y con mucho cariño puso en su mano la florecilla.
Cuando le vieron el buey, la mula, las palomas, la oveja y la araña, le miraron un poco burlones.
El pequeño gusanito tuvo vergüenza y quiso esconderse entre las pajas. Pero el Niño Jesús extendió su mano y lo cogió sonriendo. La Virgen y San José también sonrieron. Y aquellas sonrisas fueron para el gusanito el mejor premio y le llenaron de alegría y de felicidad.
Entonces, el Niño Dios pidió a la blanca luz uno de sus rayos. Quitó de él un poco de resplandor y se lo dio al gusanito que brilló en el pesebre. Todos los animales lo contemplaban admirados:
- ¡Qué precioso está el gusanito!
Así se convirtió en un gusanito de luz que brilló en el Portal de Belén.
Desde entonces, el gusano de luz brilla en las praderas con un pequeño resplandor que el Niño Jesús le regaló en la Nochebuena en el establo de Belén.

domingo, 24 de diciembre de 2023

Oración en Nochebuena

Hoy, Nochebuena, tenemos, de manera especial y como centro de nuestra familia a Jesucristo, nuestro Señor". Vamos a encender un cirio en medio de la mesa que nos haga pensar en Jesús y vamos a darle gracias a Dios por habernos enviado a su Hijo Jesucristo.

Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.
Señor, te damos gracias.
Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.
Señor, te damos gracias.
Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.
Señor, te damos gracias.
Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a los demás,
Señor, te damos gracias.
Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir,
Señor, te damos gracias.
Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a Ti.
Señor, te damos gracias.
Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.
María, te damos gracias.
Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.
San José, te damos gracias.

Bendición de la Mesa:
Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que, recibidos de tu bondad, vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon.

Carta de Papa Noel al Niño Jesús

"Mi querido y precioso Niño Jesús, yo no quería ocupar tu lugar. Yo sólo quería repartir juguetes y cosas que traigan mucho amor y gracia.
Las personas me dan las listas de deseos y espero que se hagan realidad; pero TÚ escuchas las oraciones del corazón y les das la fortaleza para aceptar tu voluntad.
Los niños tratan de ser buenos y paran de llorar cuando estoy apunto de llegar a la ciudad; pero les dejo sólo una bolsa de juguetes y alegría temporal, pero TÚ dejas un corazón de amor.
Tengo un montón de creyentes y lo que uno podría llamar ‘fama’; pero nunca curé a un ciego o traté de ayudar a un cojo.
Tengo sonrosadas las mejillas y una voz llena de risas; pero no clavos ni cicatrices en mis manos o una promesa de otra vida.
Puedes encontrar varios de mí en la ciudad o en un centro comercial; pero sólo hay un Omnipotente que eres Tú, para responder a un pecador que lo llama.
Y por lo tanto, mi querido y precioso Jesús, me arrodillo aquí para orar; para adorarte y acompañarte en tu santo cumpleaños.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD, NIÑO JESÚS!!! ¡¡¡Tú eres quien hace realidad la verdadera Navidad!!!"...