sábado, 15 de mayo de 2021

Rogativa a San Isidro

Buenos temporales, Santo labrador,
te pide este pueblo con mucho fervor.
Harto conocemos nuestras faltas grandes,
que siendo Dios justo, nos manda estos males,
en vos confiamos nos remediarás.
Buenos temporales, Santo labrador,
te pide este pueblo con mucho fervor.
Los campos se secan por falta de riego,
oh glorioso santo, remédianos luego,
en ti confiamos nos remediarás.
Buenos temporales, Santo labrador,
te pide este pueblo con mucho fervor.
Como medianero alcanza del cielo
a los labradores la paz y el consuelo,
de ver sus sudores que germinarán.
Buenos temporales, Santo labrador,
te pide este pueblo con mucho fervor.
Nuestras madres mira con predilección,
de los que te piden de todo corazón,
estamos seguros Tú nos lo darás.

El labrador y el águila

Adaptación de una fábula de Esopo
Una hermosa tarde de primavera, un viejo labrador que llevaba horas cultivando la tierra decidió hacer un descanso en su trabajo.
– ¡Uf, qué cansado estoy! Iré a pasear un rato por el campo y luego continuaré con la faena.
Caminó por sus tierras sin rumbo fijo, disfrutando de la brisa y del sol del mes de abril. Deambulaba feliz, sin pensar en nada más que en respirar aire fresco y estirar un poco las piernas, cuando de pronto notó que una cosa extraña se movía entre la hierba.
Se acercó con cautela, procurando no hacer ruido, y vio algo que le impactó: en un cepo oxidado estaba atrapada un águila que luchaba desesperadamente por liberarse. El hombre se conmovió y sintió mucha pena por el animalito.
– ¡Pobrecilla, con lo hermosa que es! ¡No puedo dejarla morir así!
Se agachó y trató de calmarla susurrándole palabras cariñosas.
– Tranquila, pequeña, yo te sacaré de aquí. Quédate quietecita para que pueda soltarte sin que te lastimes.
El águila obedeció y dejo de moverse. A pesar de que estaba aterrada y no sabía si fiarse de un humano desconocido, permitió que el labrador hiciera su trabajo ya que era su única posibilidad de sobrevivir.
Con ayuda de un palo el hombre hizo palanca y el cepo se abrió como la concha de una ostra. El águila, que por suerte solo tenía un pequeño rasguño en una pata, sacudió su plumaje y emprendió el vuelo hasta desaparecer en el cielo.
El labrador se quedó un poco confundido.
– ¡Vaya, se ha ido sin darme las gracias! ¡Por no decir no me ha dicho ni adiós! En fin, si es una desagradecida, no es mi problema.
Sin rencor alguno continuó su paseo hasta que llegó al muro de piedra que delimitaba la finca. Ya no estaba para demasiados trotes y pensó que estaría bien tumbarse a dormir un rato antes de regresar.
– Estoy agotado y esta pared da muy buena sombra. Quince minutos de siesta serán suficientes para recuperar fuerzas.
Se recostó apoyando la espalda en el muro y sus párpados se fueron cerrando lentamente. A punto estaba de sumirse en un profundo sueño cuando, de repente, notó que alguien le arrancaba de un tirón el pañuelo que llevaba anudado en la cabeza.
¡Menudo susto se llevó! Abrió los ojos de golpe y vio al águila volando a su alrededor con el pañuelo en el pico.
– ¡Maldita sea! ¿Has venido a robarme después de lo que he hecho por ti? ¡Qué ingrata eres!
El labrador se puso en pie y agitó los brazos intentando atraparla.
– ¡Ladrona, devuélveme el pañuelo! ¡Cuando te coja te vas a enterar!
Pero el águila no le hizo ni caso; se alejó unos metros y mirando fijamente al labrador, dejó caer el pañuelo a bastante distancia. El campesino se enfadó aún más.
– ¡¿Me estás tomando el pelo?! ¿Por qué sueltas mi pañuelo tan lejos? ¡Soy un hombre mayor y no me apetece seguir tus jueguecitos!
Gruñendo y amenazándola, se fue buscar el pañuelo al lugar donde el águila lo había tirado. Se agachó para cogerlo y en ese momento oyó un estruendo ensordecedor a sus espaldas que casi le para el corazón.
– ¡¿Pero qué demonios es ese ruido tan grande?!
Miró hacia atrás y se echó las manos a la cara horrorizado ¡El muro se había desplomado!
Levantó los ojos al cielo y vio que el águila le contemplaba con ternura. Temblando como un flan, observó de nuevo el muro, miró otra vez al ave, y al fin lo entendió todo ¡Le había salvado la vida!
Se llevó la mano al pecho y casi llorando de emoción le dijo:
– ¡Es increíble! Viste que la pared iba a desmoronarse y me quitaste el pañuelo para llamar mi atención y que me alejara del peligro ¡Muchas gracias, amiga mía! ¡Si no fuera por ti estaría hecho papilla!
El águila no sabía hablar pero bajó hasta su hombro, se posó, y le dio un beso en la mejilla antes de desaparecer entre las nubes.
El labrador sonrió complacido pues el águila le había dado las gracias devolviéndole el favor.

Moraleja: Cuando alguien hace algo bueno por nosotros debemos ser agradecidos. Corresponder con cariño y ayudar a los demás hará que te sientas muy feliz.

viernes, 14 de mayo de 2021

¡Quién pudiera como tú, María!

            Javier Leoz

Llamas silenciosamente, María,
acompañada y rodeada de Misterios
y lo haces así porque, tu vida, fue grande en el silencio,
porque, Dios, y nadie más, ocupó lo más santo de tus entrañas,
porque, Dios, y nadie más, gustó la beldad interna de tu cuerpo.
¡Quién pudiera como tú, María!
Decir al mundo que, en la pequeñez,
está el secreto de la felicidad y el asombro.
Que, en la humildad, se funde la llave para conquistar a Dios,
que, en la docilidad, es donde uno se llena de la fuerza divina.
¡Quién pudiera como tú, María!
Poseer aquella perfección que al mismo Dios enamora,
asaltar algunos de esos dones tuyos
con los que fuiste capaz de robar el mismo corazón al Creador.
Vivir sintiéndonos amados por esa fuerza alta y extraña,
que, cuando se acoge, es oasis de eternidad y de paz
¡Quién pudiera como tú, María!
Responder siempre “Sí” sin mirar a lo que atrás se deja.
Ofrecer al Señor el campo de nuestro interior,
limpio y convertido, cuidado y reluciente,
y que, Él, pudiera acampar sin miedo a ser rechazado.
Caminar, como Tú lo haces, sin temor ni temblor,
sabiendo que, cuando Dios entra por una ventana de tu casa,
la ilumina con rayos de paz y de alegría desbordantes.
Gracias, Virgen María: eres don y regalo:
don para nuestra Iglesia,
regalo para todo el pueblo que, en nuestras luchas y debilidades,
rezamos, cantamos, proclamamos y veneramos
tu inmensa pureza de Madre coronada de estrellas. Amén

Embarazadas

Una elefanta y una perra se embarazaron al mismo tiempo. Tres meses después la perra parió 6 cachorritos. Seis meses más tarde la perra estaba embarazada de nuevo, y nueve meses después dio a luz a otra docena de cachorros. Y así el patrón continuaba.
En el mes dieciocho la perra se acerca a la elefanta para cuestionarla,
- "¿Seguro que estás embarazada? Quedamos embarazadas en la misma fecha, yo he dado a luz 3 veces a una docena de cachorros y ellos ya son perros adultos y tu aún sigues embarazada. ¿Qué es lo que pasa?"
La elefanta respondió:
- "Hay algo que quiero que entiendas. Lo que yo cargo no es un cachorro es un elefante. Yo solo doy a luz a uno en dos años. Cuando mi bebé toque tierra, la tierra lo va sentir. Cuando mi bebé cruce una calle los humanos se detendrán a mirar con admiración, lo que yo cargo llama la atención. Así que lo que llevo es poderoso y grande. 
No pierdas la fe. Cuando mires a otros recibiendo pronto sus gratificaciones, no sientas envidia; si no has recibido tus propias bendiciones no te desesperes, di a ti mismo "Mi tiempo está llegando y cuando llegue, la gente quedara admirada".

MORALEJA... ¡Los tiempos de Dios son perfectos... y todo llega cuando tiene que llegar, ni antes ni después... solo en el momento justo!

miércoles, 12 de mayo de 2021

Habla la vida

José María R. Olaizola, sj

Habla la Vida,
no en palabras ni versos,
no en poemas ni cantos,
no en susurro, no en grito.
Habla, primero,
al abrazar al herido
y dar agua al sediento,
al partirte un poco la espalda
para cargar con los abatidos
(¿quién, si no, tirará de ellos?)
Habla la Vida,
en el perdón sincero, en el respeto,
en un amor de hermano,
de amigo, de amante eterno,
en la mesa dispuesta
para saciar al hambriento.
Si la Vida calla,
el poema, el grito, el canto…
…es verbo hueco.
Pero si cantan las obras,
si recita el gesto,
si grita la vida, eso es evangelio.

La sopa de pato

Cierto día, un campesino fue a visitar a Nasrudín, atraído por la gran fama de éste y deseoso de ver de cerca al hombre más ilustre del país. Le llevó como regalo un magnífico pato.
El Mulá, muy honrado, invitó al hombre a cenar y pernoctar en su casa. Comieron una exquisita sopa preparada con el pato.
A la mañana siguiente, el campesino regresó a su campiña, feliz de haber pasado algunas horas con un personaje tan importante. Algunos días más tarde, los hijos de este campesino fueron a la ciudad y a su regreso pasaron por la casa de Nasrudín.
- Somos los hijos del hombre que le regaló un pato -se presentaron-.Fueron recibidos y agasajados con sopa de pato. Una semana después, dos jóvenes llamaron a la puerta del Mulá.
- ¿Quiénes son ustedes?
- Somos los vecinos del hombre que le regaló un pato.
El Mulá empezó a lamentar haber aceptado aquel pato. Sin embargo, puso buena cara al mal tiempo e invitó a sus huéspedes a comer.
A los ocho días, una familia completa pidió hospitalidad al Mulá.
- Y ustedes ¿quiénes son?
- Somos los vecinos de los vecinos del hombre que le regaló un pato.
Entonces el Mulá hizo como si se alegrara y los invito al comedor. Al cabo de un rato, apareció con una enorme sopera llena de agua caliente y llenó cuidadosamente los tazones de sus invitados. Después de probar el líquido, uno de ellos exclamó:
- Pero... ¿qué es esto, noble señor? ¡Por Alá que nunca habíamos visto una sopa tan desabrida!
Mulá Nasrudín se limitó a responder:
- Esta es la sopa de la sopa de la sopa de pato que con gusto les ofrezco a ustedes, los vecinos de los vecinos de los vecinos del hombre que me regaló el pato.

lunes, 10 de mayo de 2021

Oración del Día del Enfermo

                      Papa Francisco

Oh, María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino
como signo de salvación y esperanza.
Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos,
que ante la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación de todos los pueblos,
sabes lo que necesitamos y estamos seguros
de que proveerás para que, como en Caná de Galilea,
pueda regresar la alegría y la fiesta después
de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y a hacer lo que nos dirá Jesús,
que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos.
Y ha tomado sobre sí nuestros dolores
para llevarnos, a través de la cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.

El Ratón Guía

                           Cuento de Rumi

Un ratón se apoderó un día de la brida de un camello y le ordenó que se pusiera en marcha.
El camello era de naturaleza dócil y se puso en marcha.
El ratón, entonces, se llenó de orgullo.
Llegaron de pronto ante un arroyo y el ratón se detuvo.
– ¡Oh, amigo mío! ¿Por qué te detienes? ¡Camina, tú que eres mi guía!
El ratón dijo: – Este arroyo me parece profundo y temo ahogarme.
El camello: – ¡Voy a probar!
Y avanzó por el agua. El agua no es profunda. Apenas me llega a las corvas.
El ratón le dijo: – Lo que a ti te parece una hormiga es un dragón para mí. Si el agua te llega a las corvas, debe cubrir mi cabeza varias veces.
Entonces el camello le dijo: – En ese caso, deja de ser orgulloso y de creerte un guía. ¡Ejercita tu orgullo con los demás ratones, pero no conmigo!
– ¡Me arrepiento! -dijo el ratón- ¡en nombre de Dios, ayúdame tú a atravesar este arroyo!

domingo, 9 de mayo de 2021

Como el Padre me amó (Kairoi)

COMO EL PADRE ME AMÓ YO OS HE AMADO.
PERMANECED EN MI AMOR, PERMANECED EN MI AMOR. (bis)

Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis,
compartiréis con alegría el don de la fraternidad.
Si os ponéis en camino sirviendo siempre a la verdad,
fruto daréis en abundancia; mi amor se manifestará.
No veréis amor tan grande como aquél que os mostré.
Yo doy la vida por vosotros, amad como yo os amé.
Si hacéis lo que os mando y os queréis de corazón,
compartiréis mi pleno gozo de amar como Él me amó.

Lo importante

El golfista argentino Roberto de Vicenzo, después de haber vencido en un importante torneo, se dirigió al aparcamiento para buscar su coche. En este momento, una mujer se le acercó. Después de darle la enhorabuena por la victoria, le contó que su hijo estaba a las puertas de la muerte y que no tenía dinero para pagar un hospital. De Vicenzo le dio, inmediatamente, parte del dinero del premio que acababa de ganar aquella tarde.
Una semana después, en una comida en la Professional Golf Association, le contó la historia a algunos amigos. Uno de ellos le preguntó si la mujer era rubia, con una cicatriz bajo el ojo izquierdo. De Vicenzo dijo que sí.
- Te han engañado -dijo el amigo-.
Esta mujer es una estafadora y no para de contarles la misma historia a todos los golfistas extranjeros que aparecen por aquí.
- Entonces, ¿no hay ningún niño a las puertas de la muerte?
- No.
- Bueno, ¡esta ha sido la mejor noticia que me han dado en toda la semana! -comentó el golfista.