viernes, 28 de mayo de 2021

Viene el Espíritu Santo

        Víctor Manuel Fernández

Hace pocos días celebramos Pentecostés. Ojalá que tu corazón se ponga en estado de espera, que todo tu ser se vuelva expectante, traspasado por la esperanza, abierto a la luz inmensa que Jesús nos prometió. Porque al dolor del alma, al miedo, al cansancio, no los sanan las distracciones ni las falsas promesas. Sólo necesitamos confiar en la promesa de Jesús: "Recibiréis el Espíritu Santo".

"Ven Señor, con tus llamas de fuego, con tu calor, con tu impulso,
ven con tu fuerza, con tu luz, con tu alegría,
ven con tu música, con tus sueños, con el color y la belleza.
Ven Espíritu Santo, a fecundarlo todo, a llenarlo todo
con tu santa y bella presencia, con la paz interior,
con la vida que vale la pena, con el amor verdadero.
Ven Señor, Espíritu divino, te necesitamos. Amén

Los dos pájaros

¿Sabéis lo que es un sauce? Supongo que nunca habéis visto un sauce. Los sauces son árboles grandes y sus hojas son muy verdes por la parte de arriba y muy blancas por la parte de abajo.
Os contaré una historia que es real:
“Dos pájaros estaban muy felices sobre el mismo árbol, que era un sauce. Uno de ellos se apoyaba en una rama en la punta más alta del sauce; el otro estaba más abajo, donde comenzaban a separarse las ramas.
Después de un rato, el pájaro que estaba en lo alto dijo para romper el hielo:
-¡Oh, qué bonitas son estas hojas tan verdes!
El pájaro que estaba abajo lo tomó como una provocación y le contestó cortante:
- ¿Pero estás cegato? ¿No ves que son blancas?
Y el de arriba, molesto, contestó:
- ¡Tú eres el que está cegato! ¡Son verdes! .
Y el otro, desde abajo, con el pico hacia arriba, respondió:
- ¡Te apuesto las plumas de la cola a que son blancas. Tú no entiendes nada!
El pájaro de arriba notaba que se iba enfadando, y sin pensarlo dos veces, se precipitó sobre su adversario para darle una lección.
El otro no se movió. Cuando estuvieron cercanos, uno frente a otro, con las plumas de punta por la ira, tuvieron la lealtad de mirar los dos hacia la misma dirección antes de comenzar el enfrentamiento.
El pájaro que había venido de arriba se sorprendió:
- ¡Oh, qué extraño! ¡Fíjate que las hojas son blancas!
E invitó a su amigo:
-Ven hasta arriba adonde yo estaba antes.
Volaron hacia la rama más alta del sauce y esta vez dijeron los dos a coro:
-¡Fíjate que las hojas son verdes!

jueves, 27 de mayo de 2021

A Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote

A ti, Jesús, te alaban las naciones;
que a tu reino nos llevas,
y en ti cobra esperanza nuestra súplica,
único mediador de cielo y tierra.
Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, nacido de María;
tú, la hostia pura, santa, inmaculada,
que de ofrecerse a Dios sola fue digna.
Ungido por el Padre, Jesucristo, eterno sacerdote,
reconcilias al cielo con la tierra,
los hombres y los ángeles te adoren.
Dios de Dios verdadero, igual al Padre,
por nosotros te ofreces en sacrificio, y mueres por nosotros,
trocando en vida eterna nuestra muerte.
Clavado en cruz, nos miras, te miramos,
crece el amor, la entrega.
Al Padre, en el Espíritu, contigo,
eleva nuestro canto y nuestra ofrenda. Amén.

Un juguete para tres

                   Eva Rodríguez 

Había una vez tres hermanos llamados Jesús, Juan y Javier. Los tres se querían mucho, pero no compartían nunca sus juguetes. Cada uno tenía los suyos y no los ponían en común para jugar.
Un día, en el escaparate de la tienda de juguetes, el dueño colocó un robot increíble del que se enamoraron Jesús, Juan y Javier en cuanto lo vieron. Rápidamente fueron a pedírselo a sus padres. Pero cuando estos fueron a comprar tres, uno para cada uno, resultó que en la tienda solo había uno. De modo que los padres de los chicos lo compraron y pensaron que tendrían que hacer algo para elegir quien se lo quedaba.

Cuando llegaron a casa les dijeron:
- Haremos un juego y el que gane se quedará con el robot -dijo la madre de los tres niños.
- El juego consiste en encontrar un objeto que hemos escondido. Para ello, cada uno de vosotros tendrá una pista diferente -dijo el padre mientras les entregaba un sobre a cada uno.
Los tres hermanos se fueron a un lugar apartado a leer cada uno su pista. Tras horas de búsqueda acabaron los tres en el parque, justo en el mismo sitio. Jesús, Juan y Javier se miraron fijamente, pero no se dijeron nada. Tras unos minutos de incertidumbre volvieron cada uno a sus pistas.
Pero la búsqueda fue completamente infructuosa y, tras dar vueltas y más vueltas, volvieron sin darse cuenta al mismo lugar donde se habían encontrado. Jesús, el mayor, fue el primero en hablar:
- Tal vez deberíamos abandonar la búsqueda.
Juan, el hermano mediano, que también estaba cansado, asintió:
- Está claro que no lo encontraremos nunca.
Pero Javier, el pequeño, no se había dado por vencido, y tuvo una idea.
- ¿Y si compartimos las pistas y buscamos el objeto escondido entre todos?
Jesús y Juan se miraron y respondieron a la vez, como si sus mentes se hubieran sincronizado de repente:
- ¡Ya! Y luego, ¿quién se queda el robot?
- Lo podemos compartir y jugar todos juntos –contestó el pequeño Javier.
Pero Jesús y Juan no estaban muy convencidos.
- Es mejor tener un robot para todos que no tener ninguno, ¿no os parece?
- La verdad es que este enano tiene razón -dijo Jesús.
- Sí, estoy de acuerdo –añadió Juan.
- Entonces, vamos a compartir nuestras pistas -dijo Javier muy decidido.
Cuando pusieron las papeles en el centro para intentar descifrar las pistas se dieron cuenta de que eran pistas complementarias. En pocos minutos encontraron el objeto escondido, que no era otro que el robot que tanto querían los tres.
- Pues sí que es extraordinario este juguete -dijo Juan-. Ha conseguido que nos pongamos los tres de acuerdo.
Desde ese día Jesús, Juan y Javier comparten mucho más que aquel juguete, porque han aprendido que es mucho más divertido jugar juntos compartiendo sus juguetes que hacerlo solos.

miércoles, 26 de mayo de 2021

Oración del buen humor

         Santo Tomas Moro, mártir.

                 En la fiesta de san Felipe Neri

Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.
Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el pecado, 
sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos 
y no permitas que sufra excesivamente 
por ese ser tan dominante que se llama: YO.
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría 
y pueda comunicársela a los demás.

“Tierra trágame”

                          Pedro Pablo Sacristán

Álvaro era el niño con más vergüenza y miedo al ridículo que uno pueda imaginarse; bastaba con que ocurriera cualquier pequeña contrariedad para que se pusiera rojo como un tomate. Así que el día que le ocurrió algo ridículo de verdad, parecía que iba a estallar de vergüenza.
Álvaro estaba con su amigo Jaime preparando la obra de teatro de "Los tres cerditos", en la que Jaime participaba.
Estuvieron jugando un rato hasta que Álvaro recordó que había invitado esa tarde a Dora, la niña más dulce, guapa y lista de la clase, a merendar a su casa, así que salió corriendo hacia el patio, donde encontró a Dora, y le dijo:
- ¿Qué, vamos a mi casa? puedo invitarte a un bocata de chorizo...
Y justo cuando estaba acabando la frase se dio cuenta de que había olvidado quitarse la careta y el disfraz de cerdito!
Dora quedó petrificada, todos a su alrededor comenzaron a reír, y el pobre Álvaro, incapaz de reaccionar, sólo pensó: ¡tierra, trágame!
Al instante, desapareció bajo la tierra y se encontró en un lugar increíble: ¡allí estaban todos los que alguna vez habían deseado que les tragara la tierra! y no era raro , porque casi todos tenían un aspecto verdaderamente ridículo y divertido. Así conoció al atleta que empezó a correr en dirección contraria y creyó haber ganado por mucho, a la señorita calva que perdió la peluca en un estornudo o a la novia que se pisó el vestido y acabó rodando como una albóndiga. Pronto se enteró de que la única forma de escapar de aquel lugar era a través de la risa, pero no de una risa cualquiera: tenía que aprender a reírse de sí mismo. Y era difícil, porque algunos llevaban años allí encerrados, negándose a encontrar divertidos sus momentos de mayor ridículo; pero Álvaro se superó y supo encontrar en aquellos momentos de tanta vergüenza una forma de hacer reír a los demás y darles un poco de alegría. Y cuando se vio a sí mismo con la careta de cerdo, hablando de chorizo con Dora, no pudo dejar de reírse de la situación.
Al momento volvió a estar en el colegio, delante de Dora, justo donde había dejado su frase. Pero esta vez, lejos de ponerse colorado sin saber qué decir, sonrió, se quitó la careta y meneando su traserito de cerdo dijo:
- Venga anímate, que ¡hoy tengo buenos jamones!
Dora y todos los demás encontraron divertidísima la broma, y desde aquel día, Álvaro se convirtió en uno de los chicos más divertidos del colegio, capaz de reírse y hacer chistes de cualquier cosa que le ocurriera.

martes, 25 de mayo de 2021

Salmo desde la ternura a María

Mi corazón se alegra ante tu presencia.
Tú eres, María, la experiencia más bella de Evangelio.
En ti Dios se ha hecho Buena Noticia para el hombre.
Eres la estrella matutina que anuncia el día y abre caminos.
Eres la mujer creyente que entra, en el plan de Dios, libre y gozosa.
Nos muestras un estilo de vida, nuevo y fascinante para nosotros.
Eres, María, la virgen bella y fecunda de Nazaret.
Mi corazón se alegra ante tu presencia luminosa
y busca en el tuyo un camino de verdad.
Mi corazón está abierto a tu vida limpia y profunda.
Te alabamos, Madre, porque, con tu actitud, cambiaste la historia.
Te admiramos por tu respuesta decidida a la llamada de Dios.
Te bendecimos, Madre, por tu «sí» a su proyecto para tu vida
y porque dejaste a Dios entrar libremente en tu tienda.

Me encanta esta analogía



                       Javier Núñez

Cuando *DIOS* quiso crear peces, le habló al mar.
Cuando *DIOS* quiso crear árboles, le habló a la tierra.
Pero cuando *DIOS* quiso crear al hombre, se volvió hacia SÍ mismo.
Así que *DIOS* dijo, "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza".
Nota: Si sacas un pez del agua, morirá; y cuando sacas un árbol del suelo, también muere.
Del mismo modo, cuando el hombre se desconecta de *DIOS*, muere.
*DIOS* es nuestro entorno natural. Fuimos creados para vivir en *SU* presencia. Tenemos que estar conectados con *Él* porque solo en *Él* existe la vida.
Permanezcamos conectados con *DIOS*.
Recordamos que el agua sin peces sigue siendo agua, pero los peces sin agua no son nada.
El suelo sin el árbol sigue siendo suelo, pero el árbol sin suelo no es nada...
*Dios* sin el hombre sigue siendo *Dios*, pero el hombre sin *DIOS* no es nada.

domingo, 23 de mayo de 2021

¡Ven, Espíritu Santo!

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

La muñeca perdida

A los 40 años Franz Kafka (1883-1924) que nunca se casó y no tenía hijos, paseaba por el parque de Berlín cuando conoció a una pequeña que lloraba, porque había perdido su muñeca favorita. Ella y Kafka buscaron la muñeca sin éxito.
Kafka le dijo que se encontrarían allí al día siguiente porque volverían a buscarla.
Al día siguiente, cuando aún no habían encontrado la muñeca Kafka le dio a la niña una carta "escrita" por la muñeca, que decía: "por favor no llores. Hice un viaje para ver el mundo, te escribiré sobre mis aventuras."
Así comenzó una historia que continuó hasta el final de la vida de Kafka.
Durante sus reuniones, Kafka leía las cartas de la muñeca, escritas cuidadosamente con aventuras y conversaciones que la niña encontraba adorables.
Por último, Kafka le trajo la muñeca (compró una) que había vuelto a Berlín.
- No se parece en absoluto a mi muñeca, dijo la pequeña mujercita.
Kafka le entregó otra carta en la que la muñeca escribió: "mis viajes me cambiaron" la chica abrazó a la nueva muñeca y la llevó toda feliz a casa.
Un año después, Kafka murió.
Muchos años más tarde, la joven ya adulta encontró una carta dentro de la muñeca. En la pequeña carta firmada por Kafka decía: "Todo lo que amas probablemente se pierda, pero al final el amor volverá de otra manera."