sábado, 1 de junio de 2019

Silencio de María

        J. Leoz

Nunca, María, una mujer como Tú sin decir nada, dijo tanto.
Vale más, tu actitud de escucha, que mil palabras.
Hablan más tus obras que un libro de cientos de páginas.
Nunca, María, nadie como Tú dijo tanto en tan poco espacio de tiempo.
Con un ¡Sí!, comenzó Dios a hacerse grande en tu seno.
Con un ¡Sí!, germinó Jesús en tus entrañas.
Con un ¡Sí!, Belén preparó humilde morada al Niño.
Sí, María; tus hechos fueron más elocuentes que tus dichos.
Tu sencillez más certera que tus palabras.
Tu silencio, el secreto más profundo de tus galanteos con el Espíritu.
Si, María; enséñanos el difícil arte de decir poco y hacer mucho.
Sí, María; enséñanos a ahorrar palabras y regalarnos en gestos.
Enséñanos a construir la escuela del silencio,
el aula de la paz y de la mansedumbre, el desierto de la calma y el misterio
el oasis donde Dios, de forma determinante, habla para quien lo busca.

Silencio


Un hombre se acercó a un monje. Le preguntó:
- ¿Qué es lo que aprendes de ordinario en tu vida de silencio?
El monje estaba sacando agua de un pozo y dijo al visitante:
- Mira allá abajo, en el fondo del pozo. ¿Qué ves?
El hombre miró y no vio nada.
- No veo nada, -dijo.
Después de unos minutos en los que el monje estuvo absolutamente quieto, el monje dijo de nuevo al visitante:
- Mira ahora. ¿Qué ves en el pozo?
El hombre obedeció y respondió:
- Ahora me veo a mí mismo: el agua es mi espejo.
El monje le dijo:
- Ves, cuando sumerjo el cubo, el agua se agita; ahora, en cambio, el agua está tranquila. Ésta es la experiencia del silencio: el hombre se ve a sí mismo.

viernes, 31 de mayo de 2019

Oración a nuestra señora de la Sonrisa

Virgen de la sonrisa, Madre de la alegría.
Vengo a ponerme delante de tus ojos buenos.
Necesito esa luz de tus ojos serenos
y esa esperanza de tu rostro amable.
Te doy gracias, María,
porque estas a mi lado en todos los momentos.
Cuando sufro, tengo tu alivio.
Cuando estoy feliz, compartes mi gozo.
Vengo a buscar tu ayuda de Madre para mi
y para todos mis seres queridos.
Te pido que hagas nacer en nosotros a Jesús.
Así podremos vivir con alegría, y saldremos adelante
en medio de las dificultades de la vida.
Danos fortaleza, paciencia, valentía,
y mucha esperanza para seguir caminando.
Madre de la alegría, derrama tu consuelo
en todos los que están tristes y cansados,
deprimidos y desalentados. Amén.

El leñador tenaz


                         Jorge Bucay  

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; así que un leñador se decidió a hacer buen papel.
El primer día se presentó al capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona.
El hombre entusiasmado salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.
- Te felicito -dijo el capataz- sigue así.
Animado por las palabras del capataz, un leñador se decidió a mejorar su propio record; así que esa noche se acostó bien temprano.
Por la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño, no consiguió cortar más que quince árboles.
- Me debo haber cansado -pensó y decidió acostarse con la puesta del sol.
Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad.
Al día siguiente fueron siete, luego cinco y el último día estuvo toda la tarde tratando de cortar su segundo árbol.
Inquieto por lo que pudiera pensar el capataz, el leñador se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer.
El capataz le preguntó:
- ¿Cuánto hace que no afilas tu hacha?
- ¿Afilar? No he tenido tiempo de afilarla, he estado muy ocupado cortando árboles.

jueves, 30 de mayo de 2019

A la Virgen del Yugo

(Aniversario de su Coronación Canónica el 30 de Mayo de 2010)

Santa María, Virgen del Yugo, 
acudimos a ti como Madre
para que sigas cuidando a todo el pueblo de Dios
que camina en las tierras de Navarra.
Danos fuerza para vivir la fe con ilusión y alegría.
Danos ardor para ser testigos del amor 
de tu Hijo Jesucristo.
Danos ánimo para ser testigos de esperanza
y llevar la luz que Hijo nos concedió 
el día de nuestro Bautismo.
Danos paz, unión y fraterna solidaridad.
Te lo pedimos a ti, Virgen del Yugo, 
en Jesucristo tu Hijo. 
Amén.

(Francisco Pérez, Arzobispo de Pamplona)

El niño y el árbol


Hace mucho tiempo existía un enorme manzano. Un niño pequeño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta lo alto, comía sus manzanas y dormía la siesta bajo su sombra.
Amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
- "¿Vienes a jugar conmigo?".
Pero el muchacho contestó:
- "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
- "Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Pero te sugiero que cojas todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz. Cogió todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho no volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste. Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
- "¿Vienes a jugar conmigo?".
- "No tengo tiempo para jugar. Debo trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?"..., le dijo al árbol.
- "Lo siento, pero no tengo una casa, pero... puedes cortar mis ramas y construir tu casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven no volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario. Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado.
- "Vienes a jugar conmigo?, le preguntó el árbol. El hombre contestó:
- "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?", contestó el hombre.
- "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz", le dijo el árbol.
El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar durante un largo tiempo. Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo:
- "Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas".
- "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... Ahora ya estoy viejo", replicó el hombre.
Entonces el árbol emocionado le dijo:
- "Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces".
Y el hombre contestó:
- "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años de ir de acá para allá".
- "Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa".
El hombre se sentó junto al árbol y éste, feliz y contento, sonrió con lágrimas.

Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres o alguna persona que está a nuestra disposición. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá... Cuando crecemos los dejamos, sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o tenemos problemas. No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. 

miércoles, 29 de mayo de 2019

Queda prohibido...

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.
Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus dudas y mal humor.
Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.
Queda prohibido echar de menos a alguien sin alegrarte,
olvidar sus ojos, su risa, todo porque sus caminos
han dejado de abrazarte, olvidar tu pasado y pagarlo con tu presente.
Queda prohibido no crear tu historia,
dejar de dar las gracias a Dios por tu vida,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.
Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti, este mundo no sería igual.

¿Dónde encontrar la felicidad?


Al principio de los tiempos se reunieron varios demonios para hacer una travesura. Uno propuso:
- Tendríamos que robar algo a los hombres. El problema es: ¿qué les robamos?
Tras pensarlo mucho, uno dijo:
- ¡Ya lo sé! Les robaremos la felicidad. Pero el problema está en dónde esconderla para que no la puedan recuperar...
- Podríamos esconderla, opinó uno, en la cumbre de la montaña más alta.
Pero inmediatamente, otro replicó:
- No, recuerda que tienen fuerza. Alguna vez alguien puede subir y encontrarla. Si uno la encuentra, enseguida todos sabrán dónde está....
Inmediatamente otro propuso:
- Vamos a esconderla en el fondo del mar....
Pero acto seguido le replicaron:
- No, recuerda que son curiosos. Alguna vez alguien llegará a construir un aparato para poder bajar y la podrá encontrar....
Y todavía otro dijo.
- Escondámosla en un planeta bien alejado de la Tierra.
Y le respondieron todos:
- No, recuerda que son inteligentes, y cualquier día habrá alguien que construirá una nave que pueda viajar y descubrirla. Y entonces, todos tendrán la felicidad...
El último de ellos era un demonio que hasta aquel momento había estado callado escuchando atentamente cada una de las propuestas de los otros. Tras hacer un análisis de cada una, propuso:
- Creo saber dónde ponerla para que realmente nadie nunca la encuentre.
Los demás, sorprendidos, le dijeron a coro:
- ¿Dónde?
El demonio respondió:
- La esconderemos dentro de ellos mismos. Estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán.
Todos reconocieron que tenía razón y estuvieron de acuerdo. Y, desde entonces, ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la felicidad por todas partes sin darse cuenta que la lleva escondida dentro de sí mismo.

martes, 28 de mayo de 2019

El hogar de María

                        J. Leoz

Quiero, Virgen María, un hogar cálido como el tuyo
para que Dios no pase de largo.
Quiero, Virgen María, un hogar sin puertas como el tuyo,
para que el Ángel entre sin dificultades.
Quiero, Virgen María, un hogar sin techo,
para que, aún durmiendo,
pueda contemplar la inmensidad del cielo.
Quiero, Virgen María, un hogar sencillo y con maderos
para que, ni la vida ni los problemas,
me alejen del espíritu de tu esposo carpintero.
Quiero, Virgen María, un hogar con veleta apuntando hacia Dios
un hogar con pozo de agua fresca un hogar con alma sencilla
un hogar donde, cuando Jesús entre,
encuentre siempre la mesa puesta y el corazón dispuesto.
Quiero, Virgen María,
un hogar con paredes blancas y corazones fuertes
un hogar con fuego vivo y sábanas blancas
un hogar, donde el Evangelio, sea escuchado, seguido y proclamado.
Así, Virgen María, quiero que sea mi hogar. Amén

Gritos del corazón


Un día un maestro preguntó a sus discípulos:
- ¿Por qué la gente se grita cuando están enfadados?
- Porque perdemos la calma, dijo uno de ellos, por eso gritamos.
- Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?
Nadie dijo nada. Al final el maestro comentó a sus discípulos:
- Cuando dos personas están enfadadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Cuanto más enfadados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el maestro preguntó:
- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? No se gritan sino que se hablan suavemente y con dulzura, ¿por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

lunes, 27 de mayo de 2019

Oración de acción de gracias

Señor, Dios nuestro,
somos demasiado limitados para entenderte,
pero sabemos que tú te preocupas por nosotros
y has vinculado nuestro destino al tuyo.
Gracias por amarnos y por estar a nuestro lado
en nuestras tristezas y alegrías.
Gracias por darnos a Jesús
para librarnos de nuestros pecados
y traernos vida, confianza y felicidad.
Gracias por encomendar a tu Espíritu
dirigirnos y movernos en la vida.
Anima cálidamente nuestros corazones y únelos,
dispón nuestro espíritu para acoger todo tu amor
y para responder a él confiándonos a ti
por todo lo que nos has dado y hecho en nosotros.

Otra forma de ver a Dios


El niño tenía mucha imaginación. En su casa no podían con él y en el colegio se hartaban de sus hadas, sus dragones y sus seres fantásticos que decía ver por todas partes. Le habían cambiado de instituto cuatro veces. Juan a veces parecía divertirse. Pero otras veces parecía hablar totalmente en serio de caballeros de brillante armadura, de brujas con escoba y sapos que querían volver a su trono.
Sus padres un día le llevaron al médico y lo único que sacaron fue ignorancia, pues nadie sabía lo que le podía ocurrir. Juan decía que no eran imaginaciones suyas. Pero un día sus padres descubrieron un rincón secreto bajo las tablas de su habitación. Ahí guardaba montones y montones de libros y con ellos toda la raíz de su fantasía. Una vez le hubieron quitado esos libros, sus historias desaparecieron y nunca más volvió a hablar de ellas.
Juan se hizo mayor y en el colegio le mandaron trabajar con un libro. Sus padres al principio se alarmaron pero al descubrir que se trataba de la Biblia no se preocuparon. Entonces Juan volvió a recaer con sus historias de duendes y hadas. Los padres no sabían de donde podría sacar esas ideas con su edad y sin ningún libro extraño. Juan justificaba todo lo que veía diciendo que no eran más que parábolas y versículos, que Dios llegaba a cada persona con una forma diferente. Los padres comenzaron a asustarse de nuevo y a pesar de ser creyentes no vieron otra opción que quitarle el evangelio. Pero Juan siguió viendo sus hadas y sus dragones. No le veían explicación.
Entonces Juan un día, viendo a su madre llorar, la dijo:
- “Mamá, hoy voy a enseñarte la luz”.
Salieron a la calle y el niño llevó a su madre a un orfanato de niños con problemas mentales. Cuando Juan entró con su madre, todo el mundo le reconoció y les dirigieron entre sonrisas al comedor, donde todos los niños habían terminado de comer. La madre no tenía palabras, no sabía qué hacía ahí ni por qué conocía todo el mundo a su hijo. Entonces Juan se subió a una de las mesas y les comenzó a contar parábolas y cuentos que había sacado de la Biblia y que a él le llegaron en forma de hadas que volaban ahora por la cocina, de duendes que saltaban de mesa en mesa y de unicornios con los que jugaban ahora los niños.
La madre vio a todos aquellos niños felices y a su hijo en medio con una espada nombrando a duendes, brujas y niños por igual como discípulos suyos. Ella seguía sin entenderlo. Puede incluso que no llegara a tener sentido pero Juan consiguió lo que buscaba pues vio a su madre dejar de llorar y empezar a hacer aspavientos con las manos como si quisiera quitarse algo de encima.
Su hijo se acercó y le dijo:
- “Mamá, no tienes de qué preocuparte las hadas son sólo otra forma de ver a Dios”.
Y entonces, por primera vez, creyó.

domingo, 26 de mayo de 2019

Quédate con nosotros, Señor

Ven, quédate con nosotros, Señor
y aunque encuentres cerrada la puerta
de nuestro corazón por temor o cobardía,
entra igualmente.
Ven, quédate con nosotros, Señor,
para que seas nuestra fuente de alegría, vida y paz
y para que sepamos reconocerte en la Iglesia, en la Eucaristía
y dentro de nuestra comunidad.
Ven, quédate con nosotros, Señor,
y abre las puertas de nuestra comunidad,
Porque si vivimos con las puertas cerradas,
¿Quién se acercará a los que no te conocen?
¿Cómo te encontrarán los que te andan
buscando en la noche de la duda e increencia?

Dónde esconder a Dios

Cierto día Dios estaba cansado de nosotros porque siempre estábamos molestándolo, pidiéndole cosas. Así que pensó: “voy a esconderme por un tiempo”.
Reunió a sus ángeles y les preguntó:
- “¿Dónde debo esconderme?”.
- “Escóndete detrás de la montaña más alta de la tierra”, dijeron algunos.
- “No, escóndete en el fondo del mar, dijeron otros, no van a hallarte allí”.
- “No, escóndete del otro lado de la luna, nunca podrán encontrarte”.
Entonces Dios volvió hacia el más perspicaz de sus ángeles y le inquirió:
- “¿Dónde me aconsejas que me esconda?”
- “Escóndete en el corazón humano -respondió el ángel respondió- ¡es el único lugar donde ellos no miran nunca!”

¿Tiene razón este ángel? ¿Qué es mirar en el corazón? ¿Qué personas viven ya en tu corazón?