sábado, 25 de noviembre de 2023

Talentos

José María R. Olaizola SJ

Si el pintor entierra sus pinceles
y la bailarina sus zapatillas.
Si el cantor se calla y el sabio olvida.
Si se apaga el fuego.
Si muere el viento.
Si se seca el pozo.
Si el novelista deja de imaginar
y el fotógrafo cierra los ojos
¿Quién dibujará las olas?
¿Quién trazará, con su cuerpo, siluetas imposibles?
Nadie cantará.
Se disipará la memoria,
maestra de niños y roca de ancianos.
Huirá el calor de la piel, y del alma.
Se detendrá el molino.
Se extenderá la sed por el mundo.
Los pobladores de relatos eternos no llegarán a nacer.
Nadie apresará la magia fugaz de un instante.
¡No bajes los brazos!
¡No entierres el talento en la tierra amarga
de la inseguridad y el desaliento!
¿Cuándo descubrirás la grandeza que hay en tus manos,
el poder que hay en tus sueños?

Una caña de bambú para el más tonto del reino

Existía un próspero reino en el norte de la India. Su monarca tenía ya una edad avanzada. Un día hizo llamar a un yogui que vivía dedicado a la meditación profunda en el bosque y dijo:
-- Hombre piadoso, tu rey quiere que tomes esta caña de bambú y que recorras todo el reino con ella. Te diré lo que debes hacer. Viajarás de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo y de aldea en aldea. Cuando encuentres a una persona que consideres la más tonta, le entregaras esta caña.
-- Aunque no reconozca otro rey que, a la Divinidad, señor, haré lo que me dices por complacerte. Me pondré en camino enseguida. El yogui cogió la caña que le había dado el monarca y partió raudo. Viajó sin descanso, recorriendo todos los caminos de la India. Pasó por muchos lugares y conoció muchas personas, pero no halló ningún ser humano al que considerase el más tonto. Transcurrieron algunos meses y volvió hasta el palacio del rey. Tuvo noticias de que el monarca había enfermado de gravedad y corrió hasta sus aposentos. Los médicos le explicaron al yogui que el rey estaba en la antesala de la muerte y se esperaba un fatal desenlace en minutos. El yogui se aproximó al lecho del moribundo.
Con voz quebrada pero audible, el monarca se lamentaba:
-- ¡Qué desafortunado soy, qué desafortunado! Toda mi vida acumulando enormes riquezas y, ¿qué haré ahora para llevarlas conmigo? ¡No quiero dejarlas, no quiero dejarlas!
En aquel momento, al oír al rey, el yogui entregó la caña de bambú al rey.

Puedes ser un monarca, pero de nada sirve si tu actitud es la de un mendigo. Sólo aquello que acumulas dentro de ti mismo te pertenece. No hay otro tesoro que el amor.

jueves, 23 de noviembre de 2023

Canción de Zaqueo

       José Mª Rodríguez Olaizola

Quisiste entrar en mi casa cuando tantos la evitaban.
No te importó mi pasado ni pusiste condiciones.
No tomaste precauciones al conocer mi pecado.
Aunque tantos criticaban tu transgresión aparente
o tu conducta blasfema,
prescindiste de esa gente que siempre aduce problemas
y viste mi sufrimiento.
Transformaste el horizonte.
Tu palabra fue alimento para mi hambre de esperanza.
Como aquel día, en el monte,
fue tu bienaventuranza la promesa de otra vida,
yo te ofrecí mis derrotas, tú sanaste mis heridas.

El pez y la tortuga

Amanecía. Los primeros rayos del sol se reflejaban en las aguas azules del mar de Arabia. Una tortuga salía de su sueño profundo y se desperezaba en la playa. Abrió los ojillos y, de repente, vio un pez que sacaba la cabeza del agua. Cuando el pez se percató de la presencia de la tortuga, le preguntó:
-- Amiga tortuga, presiento que hay sabiduría en tu corazón y quiero hacerte una pregunta: ¿qué es el agua?
La tortuga no dijo nada. No podía creer lo que le preguntaba aquel pez que estaba cerca de ella. Cuando se dio cuenta de que no seguía durmiendo y el suceso no era parte de un sueño, repuso:
-- Amigo pez, has nacido en el agua, en el agua estás viviendo y en el agua hallarás la muerte. Alrededor de tu cuerpo hay agua y agua hay dentro de tu cuerpo. Te alimentas de lo que en el agua encuentras y en el agua te reproduces. ¡Y tú, pez necio, me preguntas qué es el agua!

miércoles, 22 de noviembre de 2023

Canta y alaba al Señor con los Salmos

En la fiesta de santa Cecilia Patrona de los músicos

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. (Salmo 146)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca (Salmo 149)
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. (Salmo 40)
Y yo te daré gracias, Dios mío, con el arpa, por tu lealtad;
tocaré para ti la cítara, Santo de Israel;
te aclamarán mis labios, Señor; mi alma, que tú redimiste;
y mi lengua todo el día recitará tu justicia, |(Salmo 71)
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. (salmo 95)
Cantad al Señor un cántico nuevo, | porque ha hecho maravillas.
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad.
Tañed la cítara para el Señor con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. (Salmo 98)
Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor; (Salmo 101)

Música para las nubes

       Pedro Pablo Sacristán

Había una vez un pequeño país castigado por una larga sequía. Llevaba tanto tiempo sin llover que la gente comenzaba a pasar hambre por culpa de las malas cosechas.
Coincidió que en esos mismos días un grupo de músicos cruzaba el lugar tratando de conseguir unas monedas como pago por sus conciertos. Pero con tantos problemas, nadie tenía ganas de música.
-- Pero si la música puede ayudar a superar cualquier problema -protestaron los músicos sin conseguir ni un poquito de atención.
Así que los artistas trataron de descubrir la causa de que no lloviera. Era algo muy extraño, pues el cielo se veía cubierto de nubes, pero nadie supo responderles.
-- Lleva así muchos meses, pero ni una sola gota han dejado caer las nubes, les dijeron.
-- No os preocupéis, nosotros traeremos la lluvia a esta tierra -respondieron- e inmediatamente comenzaron a preparar su concierto en la cumbre de la montaña más alta.
Todos los que lo oyeron subieron a la montaña, presa de la curiosidad. Y en cuanto el director de aquella extraña orquesta dio la orden, los músicos empezaron a tocar.
De sus instrumentos salían pequeñas y juguetonas notas musicales, que subían y subían hacia las nubes. Era una música tan saltarina, alegre y divertida, que las simpáticas notas comenzaron a juguetear con las suaves y esponjosas barrigotas de las nubes, y tanto las recorrieron por arriba y por abajo, por aquí y por allá, que se formó un gran remolino de cosquillas, y al poco las gigantescas nubes estaban riendo por medio de grandes truenos.
Los músicos siguieron tocando animadamente y unos minutos más tarde las nubes, llorando de pura risa, dejaron caer su preciosa lluvia sobre el pequeño país, con gran alegría para todos.
Y en recuerdo de aquella lluvia musical, cada habitante aprendió a tocar un instrumento y, por turnos, suben todos los días a la montaña para alegrar a las nubes con sus bellas canciones

martes, 21 de noviembre de 2023

A la Presentación de la Virgen María

Santa Madre María, tú que desde temprana edad 
te consagraste al Altísimo,
aceptando desde tu libertad servirle como templo inmaculado,
tú que confiando en tus santos padres, San Joaquín y Santa Ana,
respondiste con obediencia amorosa a la llamada de Dios Padre,
tú que ya desde ese momento 
en el que tus padres te presentaron en el Templo
percibiste en tu interior el profundo designio de Dios Amor;
enséñanos Madre Buena a ser valientes seguidores de tu Hijo,
anunciándolo en cada momento de nuestra vida
desde una generosa y firme respuesta al Plan de Dios. Amén.

La madera de sándalo

Era un hombre que había oído hablar mucho de la preciosa y aromática madera de sándalo, pero nunca había tenido ocasión de verla.
Había surgido en él un fuerte deseo por conocer la apreciada madera de sándalo.
Para satisfacer su propósito, decidió escribir a todos sus amigos y solicitarles un trozo de madera de sándalo. Pensó que alguno tendría la bondad de enviársela.
Así, comenzó a escribir cartas y cartas, durante varios días, siempre con el mismo ruego: "Por favor, enviadme madera de sándalo".
De pronto un día mientras estaba ante el papel, pensativo, mordisqueó el lápiz -como hacen los niños- con el que tantas cartas escribiera, y de repente olió la madera del lápiz y descubrió que era de sándalo.

domingo, 19 de noviembre de 2023

Himno matinal de alabanza

Señor de nuestras horas, Origen, Padre, Dueño,
que, con el sueño, alivias y, en la tregua de un sueño,
tu escala tiendes a Jacob:
al filo de los gallos, en guardia labradora,
despiertan en los montes los fuegos de la aurora,
y de tus manos sube el sol.
Incendia el cielo en sombras el astro matutino,
y el que pecó en tinieblas recobra su camino
en la inocencia de la luz.
Convoca brazo y remo la voz de la marea,
y llora Pedro, el duro patrón de Galilea,
cimiento y roca de Jesús.
El gallo nos increpa; su canto al sol dispara,
desvela al soñoliento, y al que pecó lo encara
con el fulgor de la verdad;
a su gozosa alerta, la vida se hace fuerte,
renace la esperanza, da un paso atrás la muerte,
y el mundo sabe a pan y a hogar.
Del seno de la tierra, convocas a tu Ungido,
y el universo entero, recién amanecido,
encuentra en Cristo su esplendor.
Él es la piedra viva donde se asienta el mundo,
la imagen que lo ordena, su impulso más profundo
hacia la nueva creación.
Por él, en cuya sangre se lavan los pecados,
estamos a tus ojos recién resucitados
y plenos en su plenitud.
Y, con el gozo nuevo de la criatura nueva,
al par que el sol naciente, nuestra oración se eleva
en nombre del Señor Jesús. Amén.

La pobreza de la soledad

        Madre Teresa de Calcuta

Hay una hermosa historia de una enfermera con exceso de trabajo que acompañaba a un cansado joven hasta la cama de su paciente.
Inclinándose y hablándole en voz alta al anciano paciente, le dijo: “Su hijo está aquí”.
Con gran esfuerzo, abrió sus desenfocados ojos, luego lentamente los volvió a cerrar.
El joven apretó la arrugada mano del anciano con la suya y se sentó junto a la cama. Durante toda la noche estuvo sentado allí, cogiendo la mano del anciano y susurrando palabras de ánimo.
Cuando amaneció, el paciente había muerto. El personal del hospital llegó a la habitación para apagar equipos y dejar la cama libre.
La enfermera se puso al lado del joven para ofrecerle sus condolencias, pero él la interrumpió.
-- ¿Quién era ese hombre? preguntó.
La asombrada enfermera contestó: “Pensé que era su padre!
-- No, él no era mi padre, contestó él. Nunca lo había visto en mi vida.
-- Entonces, ¿por qué no dijo nada cuando le traje a verle?
-- Me di cuenta de que necesitaba a su hijo y que su hijo no estaba aquí, explicó el joven. Y estaba demasiado enfermo para reconocer que yo no era su hijo, pero supe que me necesitaba.