José María Rodríguez Olaizola SJ
Un canto vibrante, exquisito. A ratos imperceptible,
como un hilo tenue que apenas advertimos.
A ratos arrollador como una ola que avanza, majestuosa,
inundando cada resquicio con su fragor.
Es himno sagrado, tonada envolvente, convergencia de melodías
que se abrazan para describir el amor y la justicia,
la reconciliación y la paz.
Armonía en construcción en la que un día encajará
todo lo hermoso, lo bueno, lo justo.
Nos rodea, nos cautiva, nos espera y nos llama,
nos invade y nos sana.
Solo hay que sumar la propia voz,
con matices y color único,
y empezar a cantar la verdad desnuda,
para hacerse música con Dios.
sábado, 21 de junio de 2025
Dios es música
Llorar es humano
— ¿Qué es?
— No, primero tienes que prometer.
— Ok, no me enfado, lo prometo.
— Hoy lloré frente a toda la clase.
— Y, ¿por qué?
— Porque la maestra me dijo que no hice bien la tarea, y me hizo llorar.
— Y, ¿crees que debería enfadarme por esto?
— Mis amigos dicen que llorar es estúpido, que solo lloran los niños débiles.
— Pero, ¿sabías que habías hecho mal la tarea?
— No, pensé que era justo. La hice con mamá ayer.
— Entonces escúchame bien. Hay dos cosas que te voy a decir, y tendrás que recordarlas por siempre. Prométeme que no las olvidarás.
— Ok, papá, lo prometo.
— Primero: ¡Estoy orgulloso de ti! Saber que sabes llorar es una bendición, las lágrimas no son algo malo, son algo maravilloso, créeme, llorar no es para nada estúpido. Si lloras, significa que estás sintiendo emociones, que estás vivo, que no eres una marioneta de madera sin ningún sentimiento, y apuesto a que tus amigos también habrán llorado infinidad de veces, aunque quieran hacerte creer lo contrario. Así que, llora cada vez que quieras, todos lloran, y muy importante, nunca te avergüences de tus lágrimas, ellas son parte de ti. A menudo son las lágrimas las que te hacen sentir mejor cuando estás enfermo, cuando te duele aquí, justo dentro del corazón.
— ¿Y lo segundo?
— Equivocarse es normal. Hacer mal las cosas es normal. ¿Sabes que mamá, y yo también, nos hemos equivocado muchas veces? Es de los errores que aprendes, nunca aprenderás nada de hacer las cosas bien, siempre de una manera correcta. ¡Siéntete siempre libre de equivocarte!
Así que, no me voy a enfadar porque tú y mamá se equivocaron al hacer la tarea, y no me enfadaré porque lloraste, al contrario, ¡estoy feliz! Amo a los niños que se convirtieron en adultos y que todavía saben llorar... Además, saben que tienen derecho a equivocarse. Errar es de humanos, llorar de valientes, así que levanta la cara y enfrenta la vida tal cual...
viernes, 20 de junio de 2025
Tú eres mi tesoro
Adaptación de una plegaria de Florentino Ulibarri
Cuando te has olvidado de ti mismo,
cuando te has agotado en el servicio a los últimos,
cuando has vencido la tentación de cualquier apego,
cuando has aceptado el sufrimiento como compañero,
cuando has sabido perder,
cuando ya no pretendes ganar,
cuando has compartido lo que tú necesitabas,
cuando te has arriesgado por el pobre,
cuando has enjugado las lágrimas del inocente,
cuando has rescatado a alguien de su infierno,
cuando te has introducido en el corazón del mundo,
cuando has puesto tu voluntad en las manos de Dios,
cuando te has purificado de tu orgullo,
cuando te has vaciado de tanto acopio superfluo,
cuando te sientes herido...
brilla en ti, gratis, la luz de Dios,
sientes su presencia irradiando frescura primaveral,
y su perfume te envuelve y reanima.
Ya no necesitas otros tesoros.
Dios te acompaña, te habla, te protege.
Te sientes esponjado en un mar de dicha...
Es el mejor tesoro, que se te ofrece gratis,
para que disfrutes ya lo presente,
para que lo compartas con tus hermanos;
y camines firme y sin temor.
Regalos de Dios
Entré, un ángel atendía a los clientes. Yo, asombrado, le pregunté:
— ¿Qué es lo que vendes Ángel del Señor?
— Vendo cualquier Don de Dios
— ¿Cobras muy caro?
— No, los Dones de Dios los damos gratis.
Miré los grandes estantes; estaban llenos de vasijas de amor, frascos de fe, costales de esperanza, cajas de salvación y muchas cosas más. Yo tenía la necesidad de todas aquellas cosas, me armé de valor y le dije al ángel:
— Dame, por favor, bastante Amor de Dios Dame perdón de Dios, Un costal de Esperanza, Un frasco de fe y Una caja de Salvación.
Mucho me sorprendí cuando vi que el ángel de todo lo que yo le había pedido, me había hecho un solo paquete; y el paquete estaba ahí en el mostrador, un paquete tan pequeño como el tamaño de mi corazón.
— ¿¡Será posible!? -pregunté- ¿eso es todo?
El ángel me explicó:
— Es todo Dios nunca da frutos maduros; él solo da pequeñas semillas que cada quien debe cultivar.
domingo, 15 de junio de 2025
Himno a la Trinidad
habita en los cielos y en mi corazón.
Dios escondido en el misterio,
como la luz que apaga estrellas;
Dios que te ocultas a los sabios,
y a los pequeños te revelas.
No es soledad, es compañía.
es un hogar tu vida eterna,
es el amor que se desborda
de un mar inmenso sin riberas.
Padre de todos, siempre joven,
al Hijo amado eterno que engendras,
y el Santo Espíritu procede
como el Amor que a los dos sella.
Padre, en tu gracia y tu ternura,
la paz, el gozo y la belleza,
danos ser hijos en el Hijo
y hermanos todos en tu Iglesia.
Al Padre, al Hijo y al Espíritu,
acorde melodía eterna,
honor y gloria por los siglos
canten los cielos y la tierra.
La tía Purita
Recuerdo que hacía pocos años se había hecho cargo de cinco niños pequeños y del padre de éstos, que era al mismo tiempo su cuñado, cuando una leucemia arrebató a la joven madre y esposa.
Entonces la tía Purita, que estudiaba el último año de medicina y tenía un novio con el que estaba a punto de casarse, abandonó todo para encargarse de aquellos niños y de su cuñado desarbolado por la situación. Dejó su vida, dejó su futuro, puso de lado su amor, y se entregó a otro amor menos personal y más sacrificado.
Recuerdo que había en aquella mujer algo que me desconcertaba; una extraña mezcla de cariño y distancia. Se volcaba en atender a sus sobrinos, pero guardaba siempre una especie de distancia, que hacía que se la amase siempre con “reparos”. Para muchos del pueblo pasó a ser una solterona con buen corazón.
Tuvieron que pasar muchos años y tuve que ser yo ya sacerdote para que un día me confesase que era sincera a la hora de querer y hacía de actriz al mantener la distancia. Porque -me explicó ella:
— Una tía debe suplir a una madre, pero nunca sustituirla.
Descubrí que la tía Purita tenía miedo a que, sobre todo los pequeños, llegaran un día a quererla tanto que olvidasen a su madre muerta. Y se entregó a aquella especie de doble “comedia” en la que, al mismo tiempo, mantenía el fuego sagrado del amor en la casa, pero dirigía las mejores llamas hacia la madre ausente. Había descubierto que su vocación era actuar en esta vida como una “suplente”.
El ejemplo de esta mujer fue para mí una gran enseñanza. Aprendí mucho de ella, pues sabía muy bien que nosotros debíamos vivir esa misma “comedia”: transmitir a las gentes el amor de Cristo, cuidando mucho de que dirigieran su amor hacia la fuente y no hacia el mensajero, hacia el Cristo.