viernes, 15 de octubre de 2021

Vuestra soy, para vos nací

Veisme aquí, mi dulce Amor, Amor dulce, veisme aquí.
¿Qué mandáis hacer de mi?
Veis aquí mi corazón.
Yo le pongo en vuestra palma
mi cuerpo, mi vida y alma, mis entrañas y afición;
dulce Esposo y redención, pues por vuestra me ofrecí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme muerte, dadme vida: dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad, dadme guerra o paz cumplida,
flaqueza o fuerza a mi vida, que a todo diré que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?
Dadme riqueza o pobreza, dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza, dadme infierno o dadme cielo,
vida, dulce, sol sin velo, pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Si queréis, dadme oración, si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción, y si no esterilidad,
soberana Majestad, sólo hallo paz aquí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Si queréis que esté holgando, quiero por amor holgar,
si me mandáis trabajar, morir quiero trabajando. Amén.

Anécdotas de la vida de Santa Teresa de Jesús

1.- Estaba un día con Isabel de Santo Domingo. En un momento de la conversación le dijo Santa Teresa:
Sepa que la quiero tanto porque se me parece mucho…
(y sor Isabel comenzó a alborozarse)
en lo malo, en lo malo, concluyó la santa.

2.- Tras recibir permiso para fundar conventos de frailes, Santa Teresa persuadió a fray Antonio de Jesús y a fray Juan de la Cruz para que se hicieran carmelitas descalzos. Y como fray Juan de la Cruz era pequeño de cuerpo, solía decir con mucha gracia:
Bendito sea Dios, que tengo para la fundación de mis descalzos fraile y medio.

3.- En la fundación de Burgos hubo recias contradicciones. El arzobispo se oponía admitir fundación tan pobre. La Santa replicó:
No temo qué les ha de faltar a mis hijas, sino lo que les ha de sobrar.

4.- Se acongojaba si la tenían por santa:
Después de muerta me han de dejar en el purgatorio hasta el juicio, porque, creyendo que soy santa, no me han de encomendar a Dios.

5.- El abad de la Colegiata de Medina les había hecho unos favores a las descalzas. Y para agradecerle los servicios prestados, la Santa le regaló un cilicio al tiempo que le decía:
Tome, hijo, que las carmelitas descalzas no tenemos otras dádivas que dar.

6.- La Santa, empujada por Dios, dejó aquella gran casa que era el monasterio de la Encarnación y para iniciar la Reforma. Con todo, Teresa, no olvidó este su primer convento y cuando pasaba por Ávila en sus viajes de fundadora, siempre hacía una escapada a la Encarnación y decía:
¿Qué les parece? Vuélvome a mi madre.

jueves, 14 de octubre de 2021

Oh Dios, autor de la luz,
de los cielos la lumbrera,
que el universo sostienes
abriendo tu mano diestra.
La aurora, con mar de grana,
cubriendo está las estrellas,
bautizando humedecida
con el rocío la tierra.
Auséntanse ya las sombras,
al orbe la noche deja,
y al nuevo día el lucero,
de Cristo imagen, despierta.
Tú, día de día, oh Dios,
y Luz de Luz, de potencia soberana,
oh Trinidad, doquier poderoso reinas.
Oh Salvador, ante ti inclinamos la cabeza,
y ante el Padre y el Espíritu,
dándote gloria perpetua. Amén.

El ciervo y la fuente

        Samaniego (Adaptación)


Un ciervo se miraba en una fuente de agua fresca y cristalina. Veía en el agua su figura y admiraba sus hermosos cuernos, diciendo:
- "¿Oh, qué cuernos tan complejos y hermosos tengo".
Más también se reflejaban sus patas en el agua, y esto ya no le hacía tanta gracia, pues las veía demasiado largas; y de esta manera se quejaba:
- "¡Oh, dioses! ¿Por qué a una cabeza tan hermosa como la mía, le habéis puesto unas patas tan largas? ¡Qué desproporción! ¿Oh, qué pesar tengo!, siempre iré por el mundo con este cuerpo. ¡Qué desdichado soy!"
Estaba en estas quejas, cuando vio venir a un perro fiero. Al verlo, salió corriendo por el bosque, pero sus cuernos se enganchaban con las ramas y retardaban su huida. A punto estuvo el perro de alcanzarlo. Pero, gracias a sus patas, largas y ligeras, logró escapar del perro.
Y se dijo: "Si estoy vivo, es gracias a mis patas. ¡Llévese el diablo mis hermosos cuernos! ¡Y que el cielo haga eternos mis feos pies!"

martes, 12 de octubre de 2021

Himno de Laudes a la Virgen del Pilar

Santa María del Pilar, escucha
nuestra plegaria, al celebrar tu fiesta,
Madre de Dios y Madre de los hombres,
Reina y Señora.
Tú, la alegría y el honor del pueblo,
eres dulzura y esperanza nuestra:
desde tu trono, miras, guardas, velas,
Madre de España.
Árbol de vida, que nos diste a Cristo,
fruto bendito de tu seno virgen,
ven con nosotros hasta que lleguemos
contigo al puerto.
Gloria a Dios Padre, creador del mundo,
gloria a Dios Hijo, redentor de todos,
gloria al Espíritu que nos santifica:
al Trino y Uno. Amén.

El ciego y el paralítico

"En una ciudad de Asia había dos desgraciados, tullido el uno, el otro ciego, y pobres los dos. Rogaban al cielo que pusiera fin a sus vidas; mas sus gritos eran superfluos, no podían morir. Nuestro paralítico, tendido sobre un jergón en plena vía pública, sufría sin que nadie se compadeciera de él; doble era el sufrimiento.
El ciego, a quien todo le molestaba, se hallaba sin guía, sin sostén, sin tener siquiera un perro para amarle y conducirle.
Cierto día ocurrió que el ciego, a tientas, llegó a una esquina y se quedó junto al inválido; oyó sus gritos, quedó profundamente conmovido.
No hay más que los desgraciados que se compadezcan mutuamente.
- "Yo tengo mis males -le dijo-, y vos tenéis los vuestros: unámoslos, hermano; serán menos terribles."
- "¡Ay! -dijo el tullido-, ignoráis hermano, que yo no puedo dar ni un paso; y que vos mismo no veis nada. ¿De qué nos servirá unir nuestras desgracias?"
- "Escucha -repuso el ciego-, entre ambos poseemos todo lo necesario; yo tengo piernas y vos un par de ojos: yo os llevaré a cuestas y vos seréis mi guía, tus ojos dirigirán mis pasos inseguros, y mis piernas, a su vez, irán donde quieras. Así, sin que jamás nuestra amistad decida quién de los dos tiene mayor utilidad, yo andaré por vos y vos veréis por mi".

Ayudémonos mutuamente; el peso de las desgracias será así más ligero; el bien hecho a un hermano es un alivio para nuestros propios males.

domingo, 10 de octubre de 2021

No me des pobreza ni riqueza

 En el libro de los Proverbios un creyente se dirige a Dios con esta oración: 

Solo dos cosas te pido, Señor;
 no me las niegues antes de que muera: 
Aleja de mí la falsedad y la mentira; 
no me des pobreza ni riquezas, 
sino solo el pan de cada día. 
Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir:
“¿Y quién es el Señor?” 
Y teniendo poco, podría llegar a robar 
y deshonrar así el nombre de mi Dios."

¿Ser rico?

Un millonario pasaba gran parte de su tiempo contando sus monedas de oro.
Muy cerca de su mansión vivía un zapatero que pasaba el día arreglando zapatos y cantando bellas bala-das. Canciones que irritaban al hombre rico. Un día decidió regalarle unas monedas a ver si se callaba.
El zapatero muy feliz dejó de cantar y de trabajar. Ahora pasaba su tiempo escondiendo las monedas, cambiándolas de sitio para que nadie se las robara.
Un buen día cayó en la cuenta de que las monedas le habían robado sus canciones y su paz. Se fue a la casa del millonario y le dijo:
- Yo te devuelvo tus monedas y tú devuélveme mis canciones.

El dinero puede comprar una cama pero no los sueños.
Libros pero no el cerebro. Comida pero no apetito.
Adornos pero no Belleza. Una casa pero no un hogar.
Medicinas pero no salud. Lujos pero no cultura.
Diversión pero no felicidad. Un crucifijo pero no un salvador.
Un banco en la iglesia pero no en el cielo.
Lo que el dinero no puede comprar Dios lo da libremente sin cobrar.