lunes, 5 de mayo de 2025

«¿Me quieres?»

        José Mª Rodríguez Olaizola SJ

Sabes que te quiero, por mal que lo muestre.
Quizás sea el mío un afecto a medias, roto e inseguro.
Todavía ignoro que el amor no escatima
y la entrega no admite medianías.
Pero tú, señor, lo sabes, sabes que te quiero con todas mis luchas.
Prometo y olvido, ofrezco y esquivo, te alejo y te sigo.
No puedo jactarme de pasión por ti,
yo que te he negado de tantas maneras.
No presumiré de ser tu discípulo,
cuando aún me resisto a cargar tu cruz.
Y, con todo, amigo, esta pobre llama
que a veces avivas abrasa en la entraña,
más que cualquier fuego de un mundo sin ti.
Sabes que te quiero.
Soy yo, quien, quizás, aún no he comprendido
que tu amor lo es todo,
que amarte y seguirte es mi único modo de ser y vivir.

Los cuervos agradecidos

        Emmanuel Emilio Montero

Un grupo de cuervos, que eran muy amigos, decidió un día asistir a una fiesta. Se reunirían con otros para conversar sobre la vida y disfrutar, ya que hacía tiempo que no se veían. Tras unos minutos, se dirigieron al evento y, al llegar, se encontraron con sus amigos. Muchos de ellos lucían elegantes, con sombreros y una apariencia de adinerados. Allí disfrutaron de bebidas y se divirtieron un rato. Después de media hora, todos se agruparon para hablar sobre sus logros.
Todos conversaron sobre las razones por las cuales se sentían agradecidos en la vida, y muchos de ellos habían alcanzado grandes logros. En medio de la conversación, uno de los cuervos permaneció en silencio y, tras reflexionar durante unos minutos, expresó:
-- "No tengo nada que agradecer, no he conseguido nada".
El grupo quedó en silencio, y en ese instante, otro cuervo se acercó y le preguntó:
-- "¿Por qué has venido a la fiesta?"
El cuervo, visiblemente confundido, respondió: "Porque ustedes me invitaron".
Fue entonces cuando el otro cuervo le dijo:
-- "Creo que no me estás entendiendo, amigo. Has venido a esta fiesta porque estás vivo, y eso es un motivo suficiente para estar agradecido".
Luego le preguntó: ¿Dónde duermes?
El cuervo respondió: "En mi nido".
Su amigo le comentó: "Entonces tienes otra razón para estar agradecido, ya que cuentas con un techo donde descansar".
El cuervo comenzó a reflexionar sobre esto. Sin embargo, su amigo le volvió a preguntar:
-- "¿Por qué sigues de pie?"
El cuervo, algo confundido, respondió: "No comprendo tu pregunta".
Su amigo explicó: "Sigues de pie porque estás bien alimentado e hidratado, lo cual es otra razón para agradecer".
Finalmente, el cuervo dijo: "Lo entiendo perfectamente, pero más allá de eso, no he logrado nada, mientras que ustedes sí".
Fue entonces cuando su amigo le respondió: "Cada proceso es único, cada uno avanza a su propio ritmo. El hecho de que tú vayas más despacio no significa que hayas fracasado, porque estoy convencido de que mientras haya vida, hay esperanza".