sábado, 18 de febrero de 2023

Gracias, Señor

    Himno de Laudes

Gracias, Señor, por la aurora;
gracias, por el nuevo día;
gracias, por la Eucaristía;
gracias, por nuestra Señora:
Y gracias, por cada hora
de nuestro andar peregrino.
Gracias, por el don divino
de tu paz y de tu amor,
la alegría y el dolor,
al compartir tu camino.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Los cerezos enamorados

             Leyenda Zen

Dos cerezos enamorados, nacidos distantes, se miraban sin poder tocarse.
Los vio una nube que, movida por la compasión, lloró del dolor y agitó sus hojas... Pero no fue suficiente, los cerezos no se tocaron.
Los vio una tormenta, que movida por la compasión, gritó de dolor y agitó sus ramas... Pero no fue suficiente, los cerezos no se tocaron.
Los vio una montaña que, movida por la compasión, tembló por el dolor y agitó sus troncos... Pero no fue suficiente, los cerezos no se tocaron.
Nube, tormenta y montaña ignoraban que, bajo la tierra, las raíces de los cerezos estaban entrelazadas en un abrazo sin tiempo.

martes, 14 de febrero de 2023

Amor sin límites

              J. L. Perales    


Ya podría yo tocar el sol y vaciar el mar,
o inventar un lugar al sur para la libertad,
conocer el principio y fin de cada estrella
y si me falta el amor, ya ves, yo no soy nada
El amor es la espera sin límites, es la entrega sin límites,
y es la disculpa sin límites, sin límites, no es egoísta, ni se irrita, no.
El amor cree todo sin límites, aguanta todo sin límites,
y es generoso sin límites, sin límites,
no tiene envidia ni sabe contar, no pide nada
Ya podría yo morir por ti y luego despertar
o pintar de color la luz, o hacer dulce la sal
ser profeta del porvenir, romper el aire,
si me falta el amor, ya ves, yo no soy nada
El amor es humilde sin límites
es comprensivo sin límites
y es la justicia sin límites, sin límites
es siempre tierno y dice la verdad
El amor cree todo sin límites, aguanta todo sin límites,
y es generoso sin límites, sin límites,
no tiene envidia ni sabe contar, no pide nada
El amor es la espera sin límites, es la entrega sin límites,
y es la disculpa sin límites, sin límites, no es egoísta, ni se irrita, no.

"Nolmuqta"

Mis abuelos llevaban casados más de cincuenta años y seguían jugando un juego que habían comenzado cuando empezaron a salir.
La regla del juego era que uno tenía que escribir la palabra "Nolmuqta" en un lugar desconocido para que el otro lo encontrara y al encontrarla debería escribirla en otro lugar y así sucesivamente.
Escribieron "Nolmuqta" con los dedos en el azúcar en el azucarero o en el bote de harina para que el otro la encontrara.
Escribían en la ventana borrosa por el sereno que daba al patio. "Nolmuqta" estaba escrito en el vapor dejado en el espejo después de un baño caliente, donde la palabra reaparecía en el próximo baño.
Una vez, mi abuela hasta desenrolló un rollo entero de papel higiénico para dejar "Nolmuqta" en la última hoja y envolvió todo de nuevo.
No había límites a donde " pudiera surgir.
Trozos de papel con "Nolmuqta" garabateado aparecían pegados al volante del coche que compartían. Los papeles estaban metidos en los zapatos y dejados bajo las almohadas.
Esta misteriosa palabra era parte de la casa de mis abuelos.
Me costó mucho tiempo entender y disfrutar completamente de este juego que jugaban.
Mi escepticismo nunca me dejó creer en un único amor verdadero, que puede ser realmente puro y duradero.
Pero nunca dudé del amor entre mis abuelos. Este amor era profundo. Era más que un juego de diversión, era un modo de vida. Su relación estaba basada en entrega y afecto apasionado, que no todos tienen la suerte de experimentar.
El abuelo y la abuela se cogían de la mano cada vez que podían.
Mi abuela me comentaba lo guapo que era mi abuelo.
Antes de cada comida daban gracias a Dios por ser una familia maravillosa y para seguir unidos.
Pero una nube oscura surgió en la vida de mis abuelos: mi abuela tenía cáncer de mama.
La enfermedad había aparecido primero diez años antes. Como siempre, el abuelo estaba con ella cada momento. La reconfortaba en su cuarto amarillo, que había pintado de ese color para que ella estuviera siempre rodeada de la luz del sol, incluso cuando no tuviera fuerzas para salir.
El cáncer ahora estaba de nuevo atacando su cuerpo. Con la ayuda de un bastón y la mano firme de mi abuelo, iban a la iglesia todas las mañanas. Y mi abuela estaba cada vez más débil, hasta que ya no podía salir de casa.
Durante un tiempo, mi abuelo decidió ir a la iglesia solo, rezando a Dios para cuidar a su esposa. Así que lo que todos temíamos sucedió... La abuela murió...
"Nolmuqta" fue grabado en amarillo en las cintas rosadas de los ramos de flores del funeral de la abuela.
Cuando los amigos empezaron a irse, mis tías, tíos, primos y otras personas de la familia se juntaron y se quedaron alrededor de la abuela por última vez.
El abuelo estaba junto al ataúd de la abuela y, en un suspiro profundo, empezó a cantar para ella.
A través de sus lágrimas y pesar, la música surgió como una canción de cuna que salía de lo más profundo de su ser.
Me siento muy triste, nunca olvidaré ese momento.
Porque sabía que aun sin poder entender completamente la profundidad de ese amor, yo había tenido el privilegio de presenciar la belleza sin igual que eso representaba.
Apuesto a que a estas alturas debes estar preguntándote:
"¿Qué era lo que significaba Nolmuqta?"
Nunca Olvides Lo MUcho Que Te Amo.

domingo, 12 de febrero de 2023

¿A qué has venido, Señor?

A traer plenitud a las vidas mediocres, has venido, Señor…
A traer libertad a los que estamos atados, has venido, Señor…
A traer ilusión a las vidas cansadas, has venido, Señor…
A traer sorpresa a la gris rutina, has venido, Señor…
A traer descanso a los agobiados, has venido, Señor…
A traer sabiduría a los pequeños, has venido, Señor…
A levantar a los encorvados, has venido, Señor…
A perdonar una y mil veces, has venido, Señor…
A enseñarnos a ser los últimos, has venido, Señor…
A demostrarnos el valor de la pobreza y del compartir, has venido, Señor…
A construir tu Reino de justicia, has venido, Señor…
A liberarnos de la esclavitud del poder, del dinero y de la fama, has venido, Señor
A cambiarnos el corazón de piedra, has venido, Señor…
A contagiarnos la misericordia, has venido, Señor…
A potenciar lo mejor de nosotros mismos, has venido, Señor…
A poner a las personas por encima de las normas, has venido, Señor…
A despertar nuestra coherencia y fraternidad, has venido, Señor…
A entusiasmarnos con tu Reino, has venido, Señor…
A hablarnos al corazón a cada uno, has venido, Señor…
A llenar nuestra vida de sentido y de tu Espíritu, has venido, Señor…
A hacernos grandes en el Reino de los cielos, has venido y vienes siempre, Señor.

La estatua para la catedral

A un conocido escultor le encargaron una estatua para la catedral. 
Los colaboradores que vieron la estatua terminada le decían que no les gustaba cómo le había salido, provocando el enfado y los insultos del escultor. 
Cuando llegó el día de entregarla, el escultor se sentía mal, no estaba satisfecho de su trabajo y no tampoco le gustaba su estatua. Llamó a su ayudante para que le ayudara a transportarla y le dijo: ya tenía ganas de quitarme de encima este muerto.
Su ayudante de mal humor miró para otro lado. Entonces el escultor recordó las veces que le había maltratado e insultado durante el trabajo; le pidió perdón y el viaje hasta la catedral se hizo más agradable.
En el camino se encontró con su mujer que le miró con desprecio y no quiso ir con ellos. Pero el escultor, con humildad, le pidió perdón y ella le sonrió y se sentó junto a él.
Más adelante vio al cantero que le había vendido la piedra para hacer la estatua. El cantero le miró con cara de pocos amigos porque no le había pagado a pesar de sus promesas. El escultor se disculpó una vez más, pagó su deuda y viajó con ellos a la catedral.
Cuando llegaron a la catedral, la mujer del escultor invitó al obispo para que viera la estatua mientras el escultor, su ayudante y el cantero la descargaban.
Cuando la descubrieron todos se maravillaron de su extraordinaria belleza. El más sorprendido fue el escultor y es que cada vez que pedía perdón y se reconciliaba la estatua se hacía más hermosa.