sábado, 20 de abril de 2024

Si puedo hacer algo, Señor

Si puedo hacer, hoy, alguna cosa,
si puedo realizar algún servicio,
si puedo decir algo bien dicho,
dime cómo hacerlo, Señor.
Si puedo animar a quien está abatido,
si puedo dar fuerzas a mi prójimo,
si puedo alegrarlo con mi canto,
dime cómo hacerlo, Señor.
Si puedo ayudar a quien sufre,
si puedo aliviar alguna carga,
si puedo irradiar más alegría,
dime cómo hacerlo, Señor
Si puedo levantar a quien cayó,
si puedo convocar a la esperanza,
si puedo compartir vida y sendero,
dime cómo hacerlo, Señor.

El cuervo y la jarra

Era un caluroso día de verano, de esos en los que el sol abrasa y obliga a todos los animales a ponerse a la sombra de sus cuevas y madrigueras. Un cuervo negro como el carbón empezó a sentirse muy cansado y muerto de sed.
El bochorno era tan grande que todo el campo estaba reseco y no había agua por ninguna parte. El cuervo, al igual que otras aves, se vio obligado a alejarse del bosque y sobrevolar las zonas colindantes con la esperanza de encontrar un lugar donde beber. En esas circunstancias era difícil surcar el cielo pero tenía que intentarlo porque ya no resistía más y estaba a punto de desfallecer.
No vio ningún lago, ni río, ni ningún charco. La situación era desesperante. Cuando su lengua ya estaba seca como un trapo y le faltaban fuerzas para mover las alas, divisó una jarra de barro en el suelo.
Oh, una jarra tirada sobre la hierba -se dijo-. Con suerte tendrá un poco de agua fresca.
Bajó en picado, se posó junto a ella, asomó el ojo por el agujero, y pudo distinguir agua en el fondo. Su cara se iluminó de alegría.
"Agua, es agua, estoy salvado".
Introdujo el pico por el orificio para poder beber pero el pico era demasiado corto para alcanzarla.
"Vaya, qué contrariedad, eso me pasa por haber nacido cuervo en vez de garza"
Muy nervioso se puso a dar vueltas alrededor de la jarra. Caviló unos segundos y se le ocurrió que lo mejor sería volcarla y tratar de beber el agua antes de que la tierra la absorbiera.
Sin perder tiempo empezó a empujar el recipiente con la cabeza, pero el objeto ni se movió: no era más que un cuervo delgado y frágil, sin la fuerza suficiente para tumbar un objeto tan pesado.
"Maldita sea, tengo que encontrar la manera de llegar hasta el agua o moriré de sed".
Sacudió la pata derecha e intentó introducirla por la boca de la jarra para ver si al menos podía empaparla un poco y lamer unas gotas. Imposible, porque sus dedos curvados eran demasiado grandes.
"Qué mala suerte, ni cortándome las uñas podría meter la pata en esta vasija".
A esas alturas la angustia que sentía no le dejaba pensar con claridad, pero no se dio por vencido. Decidió parar y sentarse a pensar qué podía hacer para beber el agua que hay dentro de la jarra.
Trató de relajarse, respiró hondo, se concentró, y de repente su mente se aclaró: Había encontrado la solución al problema: empezó a recoger piedras pequeñas y a meterlas una a una en la jarra. Diez, veinte, cincuenta, sesenta, noventa.
Con paciencia y tesón trabajó bajo el tórrido sol hasta que las piedras llenaron el espacio interior de la jarra. Con ello consiguió lo que tanto anhelaba: que el agua subiera y subiera hasta llegar al agujero.
"Viva, viva, al fin lo conseguí, agüita fresca para beber"
Para el cuervo fue un momento de felicidad absoluta. Gracias a su capacidad de razonamiento y a su perseverancia consiguió superar las dificultades y logró beber para salvar su vida.

Moraleja: Al igual que el cuervo de esta fábula, si alguna vez te encuentras con un problema lo mejor que puedes hacer es tranquilizarte y tratar de buscar de forma serena una solución.
La calma, la lógica y el ingenio son fundamentales para salir de situaciones difíciles y aunque te parezca mentira, cuando uno está en aprietos, a menudo surgen las ideas más ocurrentes.

viernes, 19 de abril de 2024

Llenando el mundo

                Liturgia de las horas

Llenando el mundo, el sol abre la mañana más y más.
La luz que transcurre ahora aún más pura volverá.
Descansa el peso del mundo en alada suavidad,
teje la santa armonía del tiempo en la eternidad.
Vivir, vivir como siempre; vivir en siempre, y amar,
traspasado por el tiempo, las cosas es su verdad.
Una luz única fluye, siempre esta luz fluirá
desde el aroma y el árbol de la encendida bondad.
Todo en rotación diurna descansa en su más allá,
espera, susurra, tiembla, duerme y parece velar,
mientras el peso del mundo tira del cuerpo y lo va
enterrando dulcemente entre un después y un jamás.
Gloria al Padre omnipotente, gloria al Hijo, que El nos da,
gloria al Espíritu Santo, en tiempo y eternidad. Amén
.

En busca de la verdad

Cuentan que un buscador de la verdad salió en cierta ocasión a los caminos del mundo. Y allí preguntó a sus hermanos: Decidme: ¿en dónde está la verdad?
- Busca en la filosofía –respondieron los filósofos.
- La verdad está en el servicio – ijeron los políticos.
- Entra a las catedrales –le aconsejaron los clérigos.
- La verdad es la sabiduría –terciaron los sabios.
- Renuncia a todo –propusieron los ascetas.
- Contempla la creación –proclamaron los místicos.
- Acata y cumple las leyes –señalaron los gobernantes.
- Conócete a ti mismo –cantaron los esotéricos.
- La verdad está en los números –anunciaron los cabalistas.
- Vive los placeres –aconsejaron los epicúreos.
- Únete a nosotros –le gritaron los revolucionarios.
- La verdad es un mito –afirmaron los escépticos.
- Vive y deja vivir –clamaron los existencialistas.
Confundido, el buscador se dejó caer sobre el polvo del camino, mientras la multitud se alejaba cantando y reivindicando “su” verdad.
En eso, acertó a pasar junto al hombre un venerable anciano que portaba un refulgente diamante.
- ¿Quién eres? -preguntó el derrotado buscador de la verdad.
Y el anciano, mostrándole el diamante, respondió:
-Soy el guardián de la verdad.
- ¿La verdad? ¿Es que existe?
El anciano sonrió, y aproximando el diamante al rostro del buscador, replicó:
- La verdad, como este tesoro, tiene mil caras. A cada uno le atañe averiguar cuál es la que le toca.

Dice Jesús: "Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida" (Juan 14,6).

jueves, 18 de abril de 2024

Gracias por la Pascua

Padre bueno que has resucitado a Jesús.
Gracias por mostrarnos que la vida
es más fuerte que la muerte y el dolor.
Gracias porque la Pascua nos acerca a tu mismo corazón.
Robustece nuestra esperanza y aumenta nuestra alegría
para que todos los que nos vean,
descubran en nosotros la misma esperanza y gozo de los discípulos.
Dios y Padre nuestro, no permitas que encerremos tu Palabra
en el reducido ámbito de nuestros hábitos,
de nuestras certezas y de nuestros sectarismos.
Haz que madure en nosotros lo que tú has sembrado:
la libertad del Espíritu, el entusiasmo del renuevo primaveral
y el gozo de estar salvados.

Seguiría teniendo los mismos años

Visitando una residencia de ancianos, un periodista trataba de obtener de un hombre muy anciano una historia de interés humano.
-- Oiga, abuelo, le dijo el joven periodista, ¿cómo se sentiría usted si de pronto recibiera una carta en la que le comunicaran que un pariente lejano le había dejado en herencia diez millones de dólares?
-- Mira, hijo, le dijo pausadamente el anciano, yo seguiría teniendo noventa y cinco años, ¿no es así?

lunes, 15 de abril de 2024

Dirige la nave de tu Iglesia

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno
nos concedes en cada momento lo que más conviene
y diriges sabiamente la nave de la Iglesia,
asistiéndola siempre con la fuerza del Espíritu Santo,
para que, a impulso de su amor confiado,
no abandone la plegaria en la tribulación
ni la acción de gracias en el gozo.
Que quien ama acaba siempre venciendo.
Que no estamos hechos para las lágrimas.
Que la muerte no destruye nuestra vocación de vida plena.
Que la fe en Jesús no es absurda.
Que el testimonio de su comunidad es verdadero.
Que siempre, siempre, siempre, hay futuro.

El palacio, refugio de caravanas

Un sufí de impresionante aspecto llegó a las puertas del palacio, y nadie se atrevió a detenerle mientras se dirigía resueltamente hacia el trono, sobre el que se sentaba el santo Ibrahim Ben Adam.
- ¿Qué es lo que deseas?, le preguntó el rey.
- Un lugar donde dormir en este refugio de caravanas.
- Esto no es un refugio de caravanas. ¡Es mi palacio!
- ¿Puedo saber quién lo ocupó antes que tú?
- Mi padre, que en paz descanse.
- ¿Y antes de él?
- Mi abuelo, también fallecido.
- Y un lugar como éste, donde la gente se hospeda por un tiempo y luego se marcha ¿dices que no es un refugio de caravanas?

¡Todos estamos en la sala de espera!

domingo, 14 de abril de 2024

Envía, Señor, tu Espíritu

Envíanos, Señor, tu Espíritu
que calme nuestras dudas e inseguridades,
tu Espíritu que apague nuestros miedos y alumbre las tinieblas,
tu Espíritu que nos llena del verdadero gozo
alejando nuestras ansiedades.
Envíanos, Señor, tu Espíritu
que nos abra el entendimiento
para que también nosotros podamos comprender
y asumir como proyecto vital las Escrituras.
Derrama, Señor, tu Espíritu sobre nosotros
para que podamos sentir la cálida protección de tu amor
que nos acoge como somos
y nos posibilita la existencia y el crecimiento en la fe.

El niño y el veneno de serpiente

Érase una vez un niño indio al que le picó una serpiente y murió. Sus padres lo llevaron al hombre santo de la tribu y colocaron su cuerpo ante él. Los tres, sentados, lloraron durante largo rato.
El padre se levantó, se acercó al cuerpo de su hijo, puso sus manos sobre los pies del niño y dijo: A lo largo de mi vida no he trabajado por mi familia como era mi obligación.
En ese momento el veneno salió de los pies del niño
La madre se levantó también y colocando sus manos sobre el corazón del niño dijo: A lo largo de mi vida no he amado a mi familia como era mi obligación.
En ese momento el veneno salió del corazón del niño.
Finalmente, el hombre santo se levantó y extendiendo sus manos las puso sobre la cabeza del niño y dijo: A lo largo de mi vida no he creído en las palabras que decía como era mi obligación.
En ese momento el veneno salió de la cabeza del niño.
El niño se levantó y también sus padres y el hombre santo y toda la tribu celebró una gran fiesta ese día.

El veneno mortal es la falta de responsabilidad del padre, la falta de amor de la madre, la falta de fe del hombre santo. El contraveneno, la medicina de la vida, es el amor que viene de Dios-Amor.