viernes, 2 de diciembre de 2022

Himno de Adviento

De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.
El amor hizo nuevas las cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que todo puede
en la Virgen su luz ha encendido.
Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría,
el Señor que en los cielos habita
se hizo carne en la Virgen María.
Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén.

Entrevista a Dios

Cuando un famoso periodistas murió, llegó al cielo. Cuando lo recibieron, lo primero que hizo, fue pedir que le concediera una entrevista con Dios. Después de un tiempo, lo llevaron ante él. Y le dijeron que solo se le permitiría dos preguntas.
-- "Hijo mío, me han dicho que querías verme y preguntar algo. Elígelas con sabiduría." Dijo Dios.
El periodista, pensó un poco y preguntó:
--"Señor... Toda mi vida, siempre quise saber: ¿Qué es lo que más le sorprende a usted de la humanidad?
Dios, se acarició la barba y respondió.
--"Que se aburren de ser niños y quieren crecer rápido, para después desear ser niños otra vez. Que desperdician la salud para hacer dinero y luego pierden el dinero para intentar recuperar la salud. Que ansían el futuro y se olvidan del presente, y así no viven ni el presente ni el futuro. Que viven como si nunca fuesen a morir y mueren como si nunca hubieran vivido."
El periodista se quedó un rato en silencio y luego dijo:
-- Padre, ¿Cuáles son las lecciones de la vida que quisieras que tus hijos aprendiéramos?
Con una sonrisa Dios respondió:
--"Que aprendan a que no pueden hacer que nadie los ame sino sólo dejarse amar. Que lo más valioso que tenemos en la vida no es lo que tenemos sino a quien tenemos. Que una persona rica no es aquella que tiene más sino quien necesita menos. Y que el dinero puede comprar todo menos la felicidad.
Que el físico atrae, pero la personalidad enamora. Que quien no valora lo que tiene, algún día se lamentará por haberlo perdido. Y que quien hace mal, algún día recibirá su merecido.
Por lo tanto, para ser feliz, hay que hacer feliz a alguien; si quieres recibir, da un poco de ti; rodéate de buenas personas, y sé una de ellas. Nunca arruines tú presente por un pasado que no tiene futuro.
Una persona fuerte sabe cómo mantener en orden su vida. Y que aún con lágrimas en los ojos, se las arregla para decir con una sonrisa: ‘estoy bien’.
Porque hay muchos hijos míos que no entienden la vida. El ser humano, nacer no pide, vivir no sabe, y morir no quiere. No se dan cuenta de que el más valioso tesoro que tenemos es el tiempo.
Al morir nada de lo material te llevas, por eso el tiempo es el tesoro más valioso que tenemos, ya que es limitado. Podemos producir cada día más dinero, pero no más tiempo.
Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar. Nuestro tiempo es la verdadera riqueza de nuestra vida. Por eso el mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu tiempo. Dáselo a tu hijos, a tus amigos, a tu pareja, a tu familia. Es el bien más valioso que tenemos y nunca sabrás cuanto de él te queda."
Al irse, el periodista, lo miró con respeto, y dijo:
-- ¡Me hubiese gustado haber tenido esta entrevista, cuando aún estaba vivo, no habría desperdiciado mi tiempo!
A lo que Dios desde lejos, le dijo:
--"Aún te queda tiempo, aprovéchalo, esto solo ha sido un sueño"

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Himno a san Andrés

En conocer a Jesús tú fuiste, Andrés, el primero,
Juan te señaló al Cordero, tú le seguiste a la cruz.
Como un reguero de luz, a Cristo evangelizando,
tu vida se fue sembrando para cosechar después
gavillas de rica mies, nuevas Iglesias fundando.
De Cristo amigo cercano, predicas desde tu cruz.
"Queremos ver a Jesús", llévanos tú de la mano,
como llevaste a tu hermano de sangre y de santidad,
conduce en la caridad a las Iglesias de oriente,
llévalas hasta la fuente por caminos de unidad.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Toma mi mano

"No hay mayor pobreza que la soledad". (Madre Teresa de Calcuta)

Hay una hermosa historia de una enfermera que hablaba con un cansado joven que estaba junto a la cama de uno de sus pacientes.
Inclinándose y hablándole alto al anciano paciente, le dijo: “Su hijo está aquí”.
Con gran esfuerzo, abrió sus cansados ojos, luego lentamente los volvió a cerrar.
El joven apretó la envejecida mano con la suya y se sentó junto a la cama. Toda la noche estuvo sentado allí, tomando la mano del anciano y susurrándole palabras de ánimo.
Para cuando amaneció, el paciente había muerto. El personal del hospital llenó la habitación para apagar equipos y remover agujas.
La enfermera se puso al lado del joven y le ofreció sus condolencias, pero él la interrumpió.
- ¿Quién era ese hombre?, preguntó a la enfermera.
- ¡Pensé que era su padre!, contestó la asombrada enfermera
- No, él no era mi padre, contestó él. Nunca lo había visto en mi vida.
- Entonces, ¿por qué no dijo nada cuando le traje a verle?
- Me di cuenta de que necesitaba a su hijo y que su hijo no estaba aquí, explicó el hombre. Y ya que estaba muy enfermo como para reconocer que yo no era su hijo, supe que me necesitaba, y me quedé a su lado.

martes, 29 de noviembre de 2022

Himno para el Tiempo de Adviento

1-Es el tiempo del adviento, tiempo de la esperanza,
con alegría venimos a tu altar.
Isaías nos anuncia, la venida del Mesías,
una esperanza para todos los tiempos.

Reunidos como Iglesia en la esperanza,
nuestra esperanza está en ti Señor.
Reunidos como Iglesia en la esperanza,
nuestra esperanza está en ti Señor.

2-Juan Bautista el precursor, sus palabras nos invitan,
que preparemos el camino al Señor.
Y en María es que se cumple, la gran obra redentora,
con ella inicia la espera de la Iglesia.



La hermosa historia de Latif

Latif era el pordiosero más pobre de la aldea, dormía en el zaguán de una casa abandonada. Sin embargo, era considerado el hombre más sabio del pueblo. Una mañana el rey apareció en la plaza, hasta que tropezó con Latif y sus súbditos le hablaron de él.
El rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo:
– Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro.
– ¿Cuál es tu pregunta?
Y el rey se sintió desafiado, entonces se despachó con una cuestión que hacía días lo angustiaba y que no podía resolver.
La respuesta de Latif fue justa y creativa. El rey se sorprendió, dejó su moneda a los pies del mendigo. Al día siguiente el rey volvió y le hizo otra pregunta y otra vez Latif la respondió rápida y sabiamente.
– Latif, te necesito, le dijo el rey. Te pido que vengas a palacio y seas mi asesor. Te prometo que no te faltará nada, juró el rey.
Lafit aceptó la propuesta del rey. Durante las siguientes semanas las consultas del rey se hicieron habituales. Esto desencadenó los celos de todos los cortesanos.
Un día todos los demás asesores pidieron audiencia al rey y le dijeron.
– Tu amigo Latif, como tú le llamas, está conspirando para derrocarte.
– No puede ser, no lo creo -dijo el rey.
– Puedes comprobarlo con tus propios ojos.
El rey se sintió defraudado y dolido. Debía confirmar esas versiones. Esa tarde a las cinco, aguardaba oculto en el recodo de una escalera.
Desde allí vio cómo Latif llegaba a la puerta, miraba hacia los lados y con la llave que colgaba de su cuello abría la puerta de madera y se escabullía dentro del cuarto.
– ¿Lo has vito? -gritaron los cortesanos.
Seguido de su guardia personal el monarca llamó a la puerta.
– ¿Quién es?, dijo Latif desde adentro.
– Soy yo, el rey, dijo el soberano..., ábreme .
Latif abrió la puerta. No había nadie, salvo Latif. Ninguna puerta, o ventana, ninguna puerta secreta, ningún mueble que permitiera ocultar a alguien. Solo había en el suelo un plato de madera desgastado, en un rincón una vara de caminante y en el centro del cuarto una túnica raída colgando de un gancho en el techo.
– ¿Estás conspirando contra mí Latif?
– ¿Cómo se te ocurre, majestad -contestó Latif- De ninguna forma, ¿por qué lo haría?
– Pues, ¿por qué vienes aquí cada tarde en secreto? ¿Qué es lo que buscas si no te ves con nadie? ¿Para qué vienes a este cuchitril a escondidas?
Latif sonrió y se acercó a la túnica raída que pendía del techo. La acarició y le dijo al rey:
– Hace seis meses cuando llegué a tu castillo, lo único que tenía eran esta túnica, este plato y esta vara de madera, dijo Latif. Ahora me siento tan cómodo con la ropa que visto, es tan confortable la cama en la que duermo, es tan halagador el respeto que me das y tan fascinante el poder que regala mi lugar a tu lado… que vengo cada día para estar seguro de una sola cosa... no olvidar nunca “QUIÉN SOY Y DE DÓNDE VINE”.

domingo, 27 de noviembre de 2022

Plegaria Ven pronto, Señor

Ven, Señor, te esperamos.
Te esperamos de pie, vestidos y calzados,
pues nos tienes en vilo sobre el día y la hora,
como quien teme la llegada del ladrón.
¿Vendrás pronto, Señor?
El mundo está impaciente por librarse del diluvio,
que lleva tantos años anegando la tierra.
Ven con fuerza, te lo pedimos.
Apresúrate y ven, Señor, a gritar por las plazas
que somos hombres y mujeres, y no bestias;
nacidas de la misma carne, de la misma sangre;
que formamos un pueblo, un solo pueblo;
que nos salvamos juntos y nos morimos juntos;
que los explotadores se envilecen a sí mismos…
Ven y condúcenos hacia la vida clara para todos,
especialmente para todas,
la aurora de los corazones generosos y las manos abiertas,
la luz de la justicia, del amor y de la fe. ¡¡Ven, Señor Jesús!!

El buen agricultor

Había un agricultor que cultivaba maíz de excelente calidad. Todos los años ganaba el premio al mejor maíz cultivado.
Un año, un periodista lo entrevistó y aprendió algo interesante sobre cómo lo cultivaba. El reportero descubrió que el agricultor compartía su semilla de maíz con sus vecinos.
– ¿Cómo puede compartir su mejor semilla de maíz con sus vecinos cuando compiten con el maíz cada año? preguntó el reportero.
– ¿Por qué no voy a hacerlo, señor?, dijo el granjero, ¿No lo sabe usted? El viento recoge el polen del maíz en maduración y lo lleva de un campo a otro. Si mis vecinos cultivan maíz inferior, la polinización cruzada perjudicará la calidad de mi maíz. Si quiero cultivar un buen maíz, debo ayudar a mis vecinos a cultivar un buen maíz.

Lo mismo ocurre con nuestras vidas ... Aquellos que quieren vivir bien y con sentido deben ayudar a enriquecer la vida de los demás, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y aquellos que eligen ser felices deben ayudar a otros a encontrar la felicidad, porque el bienestar de cada uno está ligado al bienestar de todos...