viernes, 9 de septiembre de 2022

Oración a María

          Ángel Moreno de Buenafuente

Hoy te contemplamos en el cielo
y al mismo tiempo, junto a nosotros.
Seguimos acudiendo a ti los peregrinos de la existencia,
desde los distintos valles de lágrimas,
especialmente en los momentos de prueba,
en las encrucijadas de los caminos.
¡Cómo consuela saber que Tú nos miras con tus ojos grandes
llenos de misericordia, abogada nuestra!
Santa María, ruega ante tu Hijo
por quienes caminamos con el peso de nuestra fragilidad,
para que un día gocemos al contemplar su rostro amado
y el tuyo, Virgen bendita,
y para que no olvidemos que somos ciudadanos del cielo.

Regálale calma

- Quiero regalarle algo a mi hijo y no sé qué.
- Regálale calma
- ¿Cómo calma?
- Como suena, así tal cual, calma: cuando tu hijo se altere, regálale calma, cuando se estrese regálale calma, cuando haya una situación difícil regálale calma, cuando pase algo grave regálale calma.
- Pero, ¿cómo le ofrezco calma cuando soy yo el me altero?
- Por eso es un regalo, es algo que tú te esfuerzas en obtener y no siempre tienes, no es lo que sobra, uno a quien ama no le regala lo que sobra. Uno a quien ama le regala lo más preciado, le regalamos el tiempo y la energía que invertimos en crecer como seres humanos para estar en condiciones de regalar calma cuando se avecine la tormenta.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Oración a la Asunción de María

  por Ángel Moreno de Buenafuente

Señora del cielo, la Iglesia te contempla colmada de gloria y
te invoca como a quien ha sido bendecida por Dios
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
¿Dónde está aquella joven nazarena,
que se sobrecogió ante la presencia del ángel Gabriel?
Hoy te contemplo Reina de los Ángeles.
Tú eres la misma que respondiste al enviado del cielo:
"He aquí la esclava del Señor", y te has convertido
en la bendita entre todas las mujeres, la bienaventurada, la gloriosa,
la exaltada a la derecha del Rey del universo, tu Hijo.
Tú cantaste ante tu prima Isabel
que Dios había mirado tu humildad, y hasta tu humillación.
Tú fuiste la esposa del carpintero de Nazaret,
la madre de Jesús, el Galileo, el Hijo de Dios,
y en verdad eres la Madre de Dios, la Madre del Cristo total,
la Madre de la Iglesia.
Jesucristo, tu Hijo, Verbo de Dios, tomó de ti nuestra naturaleza,
y ahora es quien te toma en sus brazos y te asciende a lo más alto del cielo.
En verdad Dios levanta al pobre y al desvalido y lo sienta entre príncipes.
A la vez, te encomendó que no nos abandonaras,
y te puso como medianera de gracia, intercesora nuestra ante Dios.
Tú eres la auxiliadora de todos los cristianos, la madre de todos los hombres.

El camello sin cuerda

Estaba a punto de caer el sol y la caravana se preparó para pasar la noche en el desierto. El muchacho encargado de los camellos se acercó al guía y le dijo:
- Señor, tenemos un problema. Hay 20 camellos, pero solo tengo 19 cuerdas. ¿Cómo podemos solucionarlo?
El guía quiso tranquilizar al joven diciéndole:
- No te preocupes, los camellos no son muy listos. Acércate al que ha quedado suelto y haz como si lo atases. Verás que se quedará allí quieto, como si en realidad le hubieses puesto una cuerda alrededor del cuello y de las patas.
Siguió su consejo y, a la mañana siguiente, cuando la caravana volvió a ponerse en marcha, todos los camellos comenzaron a avanzar en fila. Todos, menos uno.
- Señor, hay uno de los animales que no quiere caminar esta mañana, le dijo el chico encargado de la manada al guía.
- ¿Es por casualidad, el que se quedó sin soga?, preguntó el guía
El joven sorprendido le respondió: Sí, ¿cómo lo sabe?, continuó extrañado el jovenzuelo.
- Ve y haz como que lo desatas, sino creerá que aún está trabado. Por eso no quiere caminar, le explicó el guía.
Acto seguido, el camello creyéndose desatado, echó a andar...

Lo mismo le pasa a mucha gente, son camellos atados sin cuerda, porque los límites no los impone la realidad, sino nuestras propias mentes y convicciones.

domingo, 4 de septiembre de 2022

Ligero de equipaje

           Florentino Ulibarri

Ahora que he aprendido a vivir
sin acaparar, sin fantasear, sin quejarme, sin apropiarme, sin erudición,
sin claridades, sin imágenes, sin mochilas, sin miedos, sin pesos...
Ahora que no estoy enganchado a nada:
ni a emociones, ni al trabajo, ni al dinero, ni a la casa,
ni a las ideas, ni a la información, ni al consumo, ni al descanso,
ni a la familia, ni a la iglesia...
Ahora que no deseo nada:
ni ganar, ni adquirir, ni poseer, ni dominar, ni captar, ni tener,
ni lograr, ni obtener, ni alcanzar, ni triunfar...
Ahora que mi equipaje es ligero
para las noches oscuras, para los días largos,
para los lunes pesados, para los martes monótonos,
para los miércoles de siempre, para los jueves de confidencias,
para los viernes amargos, para los sábados de soledades,
para las semanas santas, para los Vía crucis de cada día...
Ahora, quizá sea caminante,
peregrino, romero aventurero, receptor, sabedor,
creyente y testigo de tu Pascua y resurrección.

Escogiendo mi cruz

Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús:
- Señor, ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada y muy grande para mi estatura.
Jesús amablemente le dijo:
- Si crees que es mucho para ti, entra en esa sala y elige la cruz que más se adapte a ti.
El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada que se le encajaba en el hombro y le lastimaba, buscó otra pero era muy grande y muy liviana y le estorbaba, tomó otra pero era de un material que raspaba, buscó otra, y otra, y otra.... hasta que llegó a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo:
- Señor, he encontrado la que más se adapta a mí, muchas gracias por el cambio que me permitiste.
Jesús le mira sonriendo y le dice:
- No tienes nada que agradecer, has tomado la misma cruz que traías, tu nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida.

Muchas veces nos quejamos por las dificultades que hay en nuestra vida y hasta cuestionamos la voluntad de Dios, pero El permite lo que nos sucede porque es para nuestro bien y algo nos enseña a través de eso. Dios no nos da nada más grande de lo que podamos soportar, y recordemos que después de la tormenta viene la calma y un día esplendoroso en el que vemos la Gloria de Dios.
Ánimo en los brazos de Jesús y María...