sábado, 1 de junio de 2024

Salmo del evangelio

Señor, este día quiero tomarme en serio el evangelio.
Sé que no es fácil, sé que caeré una y mil veces,
pero quiero con tu ayuda ser evangelio vivo.
Los hombres, Señor, nos afanamos por tantas cosas...
y sin embargo plantar el evangelio es la mayor urgencia,
darte a conocer la mayor necesidad.
Vivir la conversión lo que el mundo necesita. Señor,
haznos arriesgados para llevar el evangelio
a todos los rincones de nuestro planeta,
pues es verdaderamente lo que, aun sin saberlo,
los hombres buscan en la noche. Amén.

El juicio de Mahosadha

La célebre historia de Salomón, que supo encontrar a la verdadera madre entre dos mujeres que reclamaban a un mismo niño, se ha contado en la India con algunas diferencias. La falsa madre es una especie de vampiro que arrebata al niño. La verdadera madre quiere recuperarlo, y las dos mujeres se encuentran delante de la cabaña del sabio Mahosadha.
Éste, informado acerca del problema, traza una línea en el suelo y coloca al niño sobre esa línea. Entonces les dice a las dos mujeres:
- Estirad del niño hacia vosotras con todas las fuerzas. Será de la que pueda llevarlo a su lado.
Las dos mujeres empiezan a tirar y el niño se pone a llorar de dolor. Entonces la verdadera madre suelta al niño y cae al suelo llorando. La idea de despedazar al niño y matarlo se le hace insoportable.
Y Mahosadha, como Salomón, le entrega el niño.

viernes, 31 de mayo de 2024

María visita a Isabel

Y salta el pequeño Juan
en el seno de Isabel.
Duerme en el tuyo Jesús.
Todos se salvan por él.
Cuando el ángel se alejó,
María salió al camino.
Dios ya estaba entre los hombres.
¿Cómo tenerle escondido?
Ya la semilla de Dios
crecía en su blando seno.
Y un apóstol no es apóstol
si no es también mensajero.
Llevaba a Dios en su entraña
como una preeucaristía.
¡Ah, qué procesión del Corpus
la que se inició aquel día!
Y, al saludar a su prima,
Juan en el seno saltó.
Que Jesús tenía prisa
de empezar su salvación.
Desde entonces, quien te mira
siente el corazón saltar.
Sigues salvando, Señora,
a quien te logre encontrar.

El profeta y el fugitivo

Un hombre que huía perseguido por otros hombres poseídos por la violencia pasó junto al Profeta y le pidió ayuda.
- Estos hombres quieren mi sangre. ¡Protégeme!
El profeta permaneció tranquilo y le dijo:
- Sigue huyendo en línea recta. Yo me ocuparé de tus perseguidores.
En cuanto el hombre se hubo alejado, el profeta se levantó y cambió de sitio. Se sentó en la dirección de otro punto cardinal. Los hombres violentos llegaron y, sabiendo que el Profeta sólo podía decir la verdad, le describieron al hombre que perseguían y le preguntaron si le había visto pasar.
El profeta se concentró un instante y respondió:
- Hablo en el nombre de Aquel que tiene en la palma de Su mano mi alma carnal: desde que estoy aquí sentado no he visto pasar a nadie.
Los perseguidores se fueron corriendo por otro camino, y el fugitivo salvó su vida.

martes, 28 de mayo de 2024

Danos tu paz, Señor

Señor del tiempo y los milenios, Tú posees la paz y nos la brindas.
Derrámala abundante sobre todos; inunda con la paz toda la tierra.
Paz que brota de la justicia y es dignidad.
Paz que nace en lo profundo de cada persona y ahoga los odios y las guerras.
Paz necesaria como el pan compartido.
Tu paz, Señor, tu paz, que no la nuestra;
la paz que anida en la naturaleza,
la paz de los espacios infinitos, la paz del corazón y la armonía.
No queremos la paz del satisfecho, ni la del autosuficiente y ambicioso,
ni de la del indiferente, ni la del pendenciero o el violento.
Danos tu paz, Señor, y que ella sea maestra de la nuestra.
Paz en el amor, en la justicia, paz de todos, con todos, y ¡contigo!

Anécdotas de san Feli Neri

Mendigo por amor
Felipe Neri intentaba proporcionar a sus chicos todo lo que necesitaban y no dudaba en llamar a las puertas de los palacios de los ricos para pedir limosna. Se cuenta que una vez, un señor rico, molesto por sus peticiones, le dio una bofetada. El santo no se descompuso: “Esto es para mí –dijo sonriendo– os lo agradezco. Ahora dadme algo para mis chicos”.
¡Quitadme los zapatos!
Está claro que para san Felipe Neri, la humildad era la virtud principal. En su época había una religiosa que tenía gran notoriedad porque se decía que tenía éxtasis y revelaciones. Un día el Papa mandó a Felipe para comprobar la santidad de la monja, que se encontraba en un convento en los alrededores de Roma.
Mientras Felipe estaba de camino, un violento temporal transformó en fango la carretera, de manera que el santo llegó a su destino hecho un desastre y con los zapatos sucios. Cuando llegó ante él la monja, con las manos juntas y una expresión hierática, Felipe se sentó, le mostró sus pies, y le dijo: “¡Quitadme los zapatos!”.
Indignada por el tratamiento, la monja no lo hizo, y le miró, pero el santo no añadió nada más: tomó de nuevo el manto y volvió a Roma para decirle al Papa que, según él, una persona que no tiene la humildad de ponerse al servicio de quien lo necesita, no puede ser santa.
¡Prefiero el paraíso!
Muchos recordarán la película de 2010 sobre la vida de san Felipe Neri protagonizada por Gigi Proietti: “Prefiero el Paraíso”. Pero quizás no todos sepan de dónde viene la frase.
La leyenda dice que al santo, amigo no solo de los niños de la calle y de la gente pobre, sino también de papas y cardenales (en particular del cardenal de Milán Carlos Borromeo) que a menudo le pedían consejo, se le propuso una vez ser él mismo cardenal. Pero Felipe, que despreció siempre en su vida las riquezas materiales y todo privilegio, respondió en seguida: “¡Prefiero el Paraíso!”

domingo, 26 de mayo de 2024

Himno a la Santísima Trinidad

El Dios uno y trino, misterio de amor,
habita en los cielos y en mi corazón.
Dios escondido en el misterio,
como la luz que apaga estrellas;
Dios que te ocultas a los sabios,
y a los pequeños te revelas.
No es soledad, es compañía.
es un hogar tu vida eterna,
es el amor que se desborda
de un mar inmenso sin riberas.
Padre de todos, siempre joven,
al Hijo amado eterno que engendras,
y el Santo Espíritu procede
como el Amor que a los dos sella.
Padre, en tu gracia y tu ternura,
la paz, el gozo y la belleza,
danos ser hijos en el Hijo
y hermanos todos en tu Iglesia.
Al Padre, al Hijo y al Espíritu,
acorde melodía eterna,
honor y gloria por los siglos
canten los cielos y la tierra.

Explicando la Trinidad

Estaba un cura en el aeropuerto esperando a subir al avión y el hombre sentado a su lado empezó a dar sus opiniones sobre la religión. Presumía de que no aceptaba nada que no pudiera entender.
-- Padre, le dijo, ¿qué es ese caos de tres dioses en un dios? No lo creo y nadie me lo ha podido explicar, por tanto nunca lo creeré.
Señalando al sol que se filtraba por la ventana, el cura le preguntó:
-- ¿Cree usted en el sol?
-- Por supuesto, respondió el incrédulo.
-- Muy bien, continuó el cura, los rayos que usted ve a través de la ventana vienen del sol que está a millones de kilómetros de aquí. El calor que sentimos proceden también del sol y de sus rayos. Algo así pasa con la Trinidad. El sol es Dios Padre. El sol nos envía sus rayos, Dios Hijo. Del Padre y del Hijo procede el Espíritu Santo, el calor. ¿Puede explicar cómo ocurre eso?
El incrédulo cambió el tema de la conversación.