sábado, 19 de agosto de 2023

Gracias, Señor, por estar siempre a nuestro lado.
Señor, como Pedro, somos frágiles. Tú nos conoces bien.
Ante cualquier adversidad dudamos, nos tambaleamos.
Te buscamos con frecuencia, pero no te reconocemos.
Te esperamos en acontecimientos importantes
y te muestras en el silencio...
Nos desconciertas.
Pero también, como los apóstoles, queremos confesar:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Desde nuestra pequeñez,
queremos seguir remando en la barca de tu Iglesia,
con la confianza de que Tú nunca nos abandonas.

Un nudo en la sábana

En la reunión de padres de familia de una escuela, la directora resaltaba el apoyo que los padres deben dar a los hijos. Ella entendía que aunque la mayoría de los padres de la comunidad eran trabajadores, debían encontrar un poco de tiempo para dedicar y pasar con los niños.
Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana. Cuando salía a trabajar era temprano y su hijo estaba durmiendo y cuando volvía del trabajo era muy tarde y el niño ya estaba dormido. Explicó, además, que tenía que trabajar tantas horas para proveer el sustento de la familia.
Dijo también que no poder dedicar tiempo a su hijo lo angustiaba mucho e intentaba reemplazar esa falta dándole un beso todas las noches cuando llegaba a su casa y para que su hijo supiera que él le había ido a ver mientras dormía, hacía un nudo en la punta de la sábana. Cuando mi hijo despierta y ve el nudo, sabe que su papá ha estado allí y lo ha besado. El nudo es el medio de comunicación entre nosotros.
La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando comprobó que el hijo de aquel hombre era uno de los mejores alumnos de la escuela.

Este hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas podemos hacernos presentes y comunicarnos con las personas que queremos.

miércoles, 16 de agosto de 2023

Oración a la Virgen de la Asunción

Oh María, Madre del Amor,
Nos presentamos ante ti con nuestras alegrías,
nuestro deseo de amar y ser amados.
Aquí estamos con el peso de nuestros días,
con nuestras miserias, nuestras violencias y nuestras guerras.
Pero el amor es más fuerte que todo:
creemos que todavía existe,
porque el amor viene de Dios.
Te rogamos: que nuestros hogares se llenen
con simples gestos de fraternidad y de bondad,
de confianza, de benevolencia y de generosidad.
Que las familias y las naciones estén abiertas a compartir,
al perdón y a la reconciliación.
Madre del amor, intercede por la familia humana,
apoya los esfuerzos de los que trabajan
por la justicia y la paz.
Concédenos la gracia de ser fieles al Evangelio
y de dar frutos que perduren. ¡Amén!
Nuestra Señora de la Asunción, ruega por nosotros.

Aquí está Jim, Señor

Un sacerdote estaba caminando en la iglesia. Al llegar delante del altar decidió ver quién había venido a rezar. (fue alrededor del mediodía)
En ese momento se abrió la puerta, el sacerdote levantó la ceja al ver a un hombre acercándose; el hombre tenía una barba larga durante varios días, llevaba una camisa desgastada, una chaqueta vieja cuyos bordes habían empezado a desvanecerse.
El hombre se arrodilló, bajó la cabeza, se mantuvo en silencio, luego se levantó y salió.
Los siguientes días el mismo hombre, siempre al mediodía, volvía a la iglesia con una maleta... brevemente hincó una rodilla y luego se fue.
El sacerdote, un poco asustado, comenzó a sospechar que era un ladrón, así que un día se paró frente a la puerta de la iglesia y cuando el hombre estaba a punto de salir de la iglesia, le preguntó:
- "¿Qué estás haciendo aquí? " 
El hombre le contó que estaba trabajando en la zona y tenía media hora libre para el almuerzo y aprovechaba ese momento para orar,
- "Me quedo sólo un momento, porque la fábrica está un poco lejos, así que me arrodillo y digo: "Señor, he venido de nuevo para decirte lo feliz que me hiciste cuando me libraste de mis pecados... No sé muy bien cómo rezar, pero pienso en ti todos los días. Buenoooo Jesús... Aquí está Jim reportando"
El sacerdote se sintió estúpido, le dijo a Jim que estaba bien, que era bienvenido a la iglesia. Después se arrodilló frente al altar, sintió su corazón lleno del gran calor del amor y conoció a Jesús.
Mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas, la oración de Jim se repitió en su corazón: "Solo he venido a decirte, Señor, lo feliz que estoy desde que te conocí a través de mis compañeros y me has liberado de mis pecados... Realmente no sé cómo rezar, pero pienso en ti todos los días... Buenoooo Jesús... ¡Aquí estoy reportando! "
Pasaron unos días y el sacerdote se dio cuenta de que el viejo Jim no había venido a rezar. El padre comenzó a preocuparse y un día fue a la fábrica a preguntar, y le dijeron que Jim estaba enfermo y que los médicos estaban muy preocupados por su salud, pero aun así creían que podría verlo.
La actitud de Jim provocó muchos cambios en la semana que estuvo en el hospital, siempre estaba sonriendo y su felicidad era contagiosa.
La gente no podía entender por qué Jim estaba tan feliz si nunca recibió flores, tarjetas o visitas.
El sacerdote se acercó a la cama de Jim con la enfermera y ella le dijo, mientras Jim escuchaba,
- "Ningún amigo ha venido a verlo, ninguno. "
Sorprendido el viejo Jim dijo con una sonrisa:
- "La enfermera está equivocada... Pero ella no puede saber que todos los días, desde que llegué aquí, al mediodía, viene un querido amigo mío, se sienta en la cama, toma mis manos, se apoya en mí y me dice: "Solo he venido a decirte, Jim, lo feliz que he sido desde que he encontrado tu amistad y te liberé de tus pecados... Siempre me encantó escuchar tus oraciones, pienso en ti diariamente...

domingo, 13 de agosto de 2023

Toca seguir caminando

          José María R. Olaizola sj

Toca seguir caminando,
más allá de la sombra y la duda,
mas allá de la muerte y el miedo,
bebiendo palabras prestadas,
confiando en las fuerzas ajenas
si acaso las propias se gastan.
Toca seguir caminando,
acoger al peregrino,
relatar tu historia, escuchar la suya
aliviar tristezas, compartir mesa y vida.
Toca seguir caminando
con los ojos abiertos,
para descubrir al Dios vivo
que nos sale al encuentro
hecho amigo, pan y palabra.
¡En marcha, pues!

De qué color es tu corazón

            Amparo Martí

Había una vez un increíble reino situado en el interior del bosque, gobernado por el Rey Milo y su esposa la Reina Lía. El Rey Milo estaba muy feliz porque iba a llegar al mundo el heredero al trono, así que mandó llamar a todos los aldeanos para dar la bienvenida.
Todos los presentes aguardaban el gran suceso en los jardines del palacio. Finalmente sonaron las trompetas anunciando el nacimiento del nuevo Príncipe. El Rey estaba feliz al descubrir que su retoño era una bola de Esponja color azul, porque en su reino los Príncipes son azules.
- Ha llegado al mundo mi heredero y por nombre llevará Milo Esponja.
- ¡Viva el Príncipe Milo! ¡Larga vida al rey!
Los Magos, como obsequio al Príncipe, concentraron su poder y lo vertieron sobre él.
- Príncipe Milo dotamos tu vida de poder y capacidades que te protegerán, y ayudarán a superar todos los contratiempos -señalaron los Magos.

- ¡Viva el Príncipe Milo! exclamaron todos.

La vida transcurría y el Príncipe aprendía rápidamente a hablar, a caminar, a comer, en fin, todas las necesidades cotidianas.
El Rey estaba orgulloso del Príncipe Milo porque tenía cualidades excepcionales, y su conducta era intachable, patrones indispensables para llegar a ser un gran caballero.
Poco a poco el Príncipe Milo se convirtió en un atractivo joven, un Príncipe azul que dominaba todas las artes, pero sobre todo le encantaba montar a caballo.
Cierto día el Rey Milo enfermó de gravedad. Mandó llamar a su presencia al Mago Zu que era el médico más experimentados de la corte real.
- Efectivamente majestad, usted está muy grave, pero es posible detener su enfermedad. Solo que existe un inconveniente -manifestó el gran Mago Zu
- ¿Qué podría ser tan complicado que mi fortuna no pueda solucionar? -indicó el Rey Milo.
- Mmm no se trata de dinero sino de un acto de amor y precisamente debe ser el Príncipe quien tiene que ir al interior del bosque para encontrar la flor color morado, y traerla a su presencia, pero ahí está la inconveniencia que, cuando el Príncipe tome la flor en sus manos el color azul del Príncipe cambiará al color de la flor -explicó el Mago Zu.
- ¿Morado? ¡No!, los Príncipes son azules, prefiero morir -exclamó el Rey.
El Príncipe escuchó la conversación y sin preguntar ni dudar un instante, subió a su caballo y se fue a galope a encontrar esa flor morada, la vida de su padre era más importante que conservar su color azul.
Pasaron varios días, el Rey Milo se debatía entre la vida y la muerte, el Príncipe cruzó montañas inaccesibles, luchó contra dragones escupe fuego, superó grandes tormentas y cuando estaba a punto de desfallecer, ante sus ojos encontró la magnífica flor morada
- ¡Por sin! Exclamó El Príncipe, dando un profundo suspiro. De inmediato regresó a palacio, aunque su color ya no era azul sino de tono morado, pero no le importó y se apresuró a llevar la flor a su padre. Y su acto heroico fue determinante para salvar la vida del Rey,
El Rey Milo se sintió muy orgulloso y honró la valentía de su hijo.
- Hijo me siento muy halagado de ser tu padre, he aprendido tu lección, el color no es indispensable, siempre serás un Príncipe merecedor de todas las victorias y no importa el color de tu apariencia, porque sé de qué color es tu corazón, es el color del amor, concluyó el Rey dando un abrazo al Príncipe.
- ¡Viva el Rey, larga vida al Príncipe!, gritó la multitud presente.
El Príncipe Milo llegó a ser un Rey muy querido y respetado, pero sobre todo un ser humano muy feliz...