sábado, 15 de octubre de 2022

De Santa Teresa de Jesús

 Vuestra soy, para Vos nací, ¿Qué mandáis hacer de mí?

Soberana Majestad, Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía; Dios, alteza, un ser, bondad,
la gran vileza mirad, que hoy os canta amor así.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criastes, vuestra, pues me redimistes,
vuestra, pues que me sufristes, vuestra, pues que me llamastes,
vuestra, porque me esperastes, vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

¿Qué mandáis, pues, buen Señor, ¿Que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le habéis dado A este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor, amor dulce, veisme aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón, yo le pongo en vuestra palma,
mi cuerpo, mi vida y alma, mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención, pues por vuestra me ofrecí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida: Dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad, dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida, que a todo digo que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza, dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza, dadme infierno, o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo, pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

La camisa y el carbón

Un día, un niño entró en su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto.
Su padre lo llamó, el niño siguió diciendo irritado:
- "¡Papá! ¡te juro que tengo mucha rabia!... Pedro no debió hacer eso conmigo; por eso, espero que todo le vaya mal! ¡lo odio!"
Su padre, un hombre muy sabio, escuchaba con calma a su hijo quien continuaba diciendo:
- "Imagínate que me humilló frente a mis amigos. ¡no acepto eso! Ojalá enferme para que no vaya más a la escuela".
El padre siguió escuchando; se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa de donde cogió un saco lleno de carbón que llevó hasta el final del jardín y le propuso a su hijo lo siguiente:
- "¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero?”
Hazte la idea de que es Pedro y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después volveré para ver como quedó."
El niño se lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones, pero como el tendedero estaba lejos, pocos carbones acertaron la camisa.
Cuando el padre regresó le preguntó:
- Hijo, ¿que tal te sientes?
- Cansado, ¡¡pero mejor papá!!... Mira, acerté algunos pedazos de carbón en la camisa.
El padre tomó al niño de la mano y le dijo:
- Ven conmigo, quiero mostrarte algo.
Lo colocó frente a un espejo en el que pudiera ver todo su cuerpo...
¡Qué susto! Estaba todo manchado y sólo se le veían los dientes y los ojos.
En ese momento el padre dijo:
- Hijo, como has podido observar, la camisa quedó un poco sucia, pero no es comparable con lo sucio que quedaste tú.

El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros.
Por más que quieras o puedas perturbar la vida de alguien con tus pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en ti.
- cuida tus pensamientos, porque se transforman en palabras...
- cuida tus palabras, porque se transforman en acciones...
- cuida tus acciones, porque se transforman en hábitos...
- cuida tus hábitos, porque moldean tu carácter.
- ¡¡y cuida tu carácter, porque de él dependerá tu destino!!

viernes, 14 de octubre de 2022

Porque yo lo valgo

  José María Rodríguez Olaizola SJ

Olvidé valorar la caricia familiar, el plato en la mesa
la amistad y la fiesta.
Cada día asumía el bienestar,
garantizado por el hecho de vivir.
Me sentía seguro en refugios cotidianos.
Dejé de celebrar el conocimiento, la imaginación
la belleza imprevista.
Me sentía dueño de lo que no era mío.
Convertí el obsequio en exigencia,
y la carencia en queja.
La gratuidad se volvió derecho.
La oportunidad, ley.
Asumí como propio tu amor regalado
Dejé de apreciar tanto don recibido.
Y me volví el poseedor triste de un tesoro ilusorio.
Tú me esperabas al otro lado,
donde la caricia, el plato y el refugio,
son bendición, y la oración empieza con un «gracias»

“Sí se pudo”

El esfuerzo que le pone uno a sus metas debería ser valorado pese a que salga como se lo proponga, o no. Una corredora se volvió viral en las redes tras terminar en el último lugar de una maratón y ser recibida con gran alegría por su mamá, que la esperaba con los brazos abiertos.
La protagonista de esta historia es Delia Carolina Pérez, quien decidió participar en la maratón de su ciudad mexicana. Aunque era una tarea complicada mujer no dudó en llevar a cabo su cometido y lo realizó en 6 horas y 7 minutos, quedó en el último lugar, llegó muy contenta por lo que había logrado y al ver a su mamá en la meta.
Al llegar a meta agotada por completo, la corredora se dirigió hacia su mamá, que la recibió con los brazos abiertos. Muy orgullosa de que su hija completara el desafío que se había propuesto, la esperaba con un cartelito que decía: “Sí se pudo, bonita, bravo, bravo”.
- “Estoy muy contenta, estoy cansada, pero estoy satisfecha. Nunca pensé que esto fuera como la vida diaria, donde te topas con retos, con desesperación, donde lo puedes lograr si te lo propones”, comentó Delia mientras lloraba de la emoción.
“Yo iba cantando, en otro punto iba llorando, pero llegué a la meta, que era el objetivo. Mi mami era mi objetivo y demostrar que sí se puede”, añadió, en compañía de su mamá.

domingo, 9 de octubre de 2022

Alabanzas a Dios en el domingo

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
salimos de la noche y estrenamos la aurora;
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora.
Tu mano acerca el fuego a la tierra sombría,
y el rostro de las cosas se alegra en tu presencia;
silabeas el alba igual que una palabra;
tu pronuncias el mar como sentencia.
Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria,
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la encuentras
rica de pan y amarga de sudores.
Y tú te regocijas, oh Dios, y tu prolongas
en sus pequeñas manos tus manos poderosas;
y estáis de cuerpo entero los dos así creando,
los dos así velando por las cosas.
¡Bendita la mañana que trae la noticia
de tu presencia joven, en gloria y poderío,
la serena certeza con que el día proclama
que el sepulcro de Cristo está vacío! Amén.

La hormiga y el lirio

Había una vez una hormiguita, como toda buena hormiga era trabajadora y servicial.
Acarreaba hojitas de día y de noche: casi no tenía tiempo para descansar. Y así transcurría su vida, trabajando y trabajando.
Un día fue a buscar comida a un estanque que estaba un poco lejos de su casa, y para su sorpresa al llegar al estanque vio como un botón de lirio se abría y de él surgía una hermosa y delicada florecilla. Se acercó y le dijo:
- Hola, ¿sabes? eres muy bonito... ¿qué eres?
Y la florecita contestó:
- Soy un lirio, gracias, eres muy simpática, ¿qué eres?
- Soy una hormiga, gracias también.
Y así la hormiguita y el lirio siguieron conversando todo el día, haciéndose grandes amigos. Cuando iba anochecer la hormiga regresó a su casa, no sin antes prometer al lirio que volvería al día siguiente. Mientras iba caminando a casa, la hormiga reconoció que admiraba a su nuevo amigo, que lo quería muchísimo y se dijo, "Mañana le diré que me encanta su forma de ser".
Por su parte, el lirio al quedarse solo se dijo, "Me gusta la amistad de la hormiga, mañana cuando venga se lo diré"
Pero al día siguiente la hormiguita se dio cuenta de que no había trabajado nada el día anterior. Así que decidió quedarse a trabajar y se dijo: "mañana iré con el lirio; hoy no puedo, tengo que trabajar, mañana le diré además, que le he echado en falta".
Al día siguiente amaneció lloviendo, y la hormiga no pudo salir de su casa y se dijo: "Que mala suerte hoy tampoco veré al lirio. Bueno no importa mañana le diré lo especial que es para mi"
Y al tercer día la hormiguita se despertó muy temprano y se fue al estanque, pero al llegar encontró al lirio en el suelo, ya sin vida. La lluvia y el viento habían destrozado su tallo. Entonces la hormiga pensó: "que tonta fui, deje pasar demasiado tiempo, mi amigo se fue sin saber todo lo que lo quería, en verdad me arrepiento".
Y así fue como ambos nunca supieron lo importante que eran el uno para el otro.

No esperes el final de tu vida para decir lo que sientes… No esperes el mañana para soñar, y por ningún motivo dejes de decirle a una persona que le amas.