sábado, 9 de abril de 2022

Palabras de María Dolorosa a su Hijo muerto en la cruz

               Pedro Miguel Lamet

¿Qué te han hecho, Jesús, hijo del alma?
¿A dónde el odio y la envidia te han traído,
que tu cuerpo te sangra malherido
y una espada atraviesa mis entrañas?
¿Dónde fueron las risas de aquel niño
que jugaba en la puerta de mi casa?
¿Dónde partió mi joven carpintero,
dónde, muerto José, mi único amigo?
Te ha matado el poder, la fuerza bruta
que no sabe de luz, que solo mata.
Ya no puedo escuchar tu voz bendita
ni puedo acariciarte con mis nanas.
El tiempo se ha parado, todo es noche,
tus discípulos todos han huido.
No hay consuelo ni alivio. Pon tu calma
en medio del dolor, mira qué frío
llena al mundo de miedo y pesadumbre.
Todo pide que vuelvas con tu Pascua.
Resucita, Jesús, en tus hermanos
vuelve otra vez a tus campos y tu barca.
Siembra entre los hombres el alivio
de saber que la vida es tu Palabra.
Repártenos tu Pan, danos tu Vino,
confirma que el Amor todo lo salva.
¡Vuelve a mostrar de nuevo tu camino!
¡Ven, Jesús, resucita! ¡Maranatha!

Dedicatoria del autor del poema:
Dedico este poema a todas las madres, esposas, hijos e hijas de las víctimas de la injusta e inexplicable agresión bélica de la Rusia de Putin a Ucrania, cuando esta Semana Santa nuestro pueblo paseará de nuevo las imágenes de la Dolorosa por nuestras calles para enjugar todas las lágrimas.

          Tony de Mello, “El Canto del Pájaro”.

Se hallaba un elefante bañándose tranquilamente en un remanso, en mitad de la jungla, cuando, de pronto, se presentó una rata y se puso a insistir en que el elefante saliera del agua.
- «No quiero», decía el elefante. «Estoy disfrutando y me niego a ser molestado».
- «Insisto en que salgas ahora mismo», le dijo la rata.
- «¿Por qué?», preguntó el elefante.
- «No te lo diré hasta que hayas salido de ahí», le respondió la rata.
- «Entonces no pienso salir», dijo el elefante.
Pero, al final, se dio por vencido. Salió pesadamente del agua, se quedó frente a la rata y dijo:
- «Está bien; ¿para qué querías que saliera del agua?».
- «Para comprobar si te habías puesto mi bañador», le respondió la rata.
Es infinitamente más fácil para un elefante ponerse el bañador de una rata que para Dios acomodarse a nuestras doctas ideas acerca de Él.

miércoles, 6 de abril de 2022

Gracias, Señor, por tus bendiciones

Señor mío y Dios mío, gracias por hacerme feliz,
por darme la gracia de vivir confiado en tu amor
que me hace todos los días una nueva persona
capaz de asumir los retos que vendrán.
Gracias por mostrarme todos los días el camino de la vida en abundancia,
por hacerme entender que tengo que trabajar fuerte
para sacar adelante cada uno de mis planes.
Me recuerdas que quieres todo lo bueno para mí
y que no te cansas de bendecirme 
con toda clase de bienes espirituales y materiales.
Me entrego por completo a tu amor que me hace ser libre,
que me hace vivir con ternura cada día y entregar a los demás lo mejor de mí.
Cada segundo de este día quiero vivirlo con la mejor actitud,
quiero sacar adelante cada sueño que tengo
y luchar por los proyectos comunes con las personas que amo. Amén.

Los excrementos

             Del libro 150 Cuentos Sufíes

Un día, un hombre cayó desvanecido en medio del mercado de perfumes.
Ya no tenía fuerza en las piernas. Le daba vueltas la cabeza, por lo molesto que se sentía a causa del incienso quemado por los comerciantes.
La gente se reunió a su alrededor para ayudarle. Algunos le frotaban el pecho y otros los brazos. Otros incluso le vertían agua de rosas en el rostro, ignorando que aquella misma agua era la que lo había causado ese estado.
Otros intentaban quitarle sus vestiduras para permitirle respirar. Otros le tomaban el pulso. Los había que diagnosticaban un abuso de bebida, otros un abuso de hachís. Nadie, en definitiva, encontró el remedio.
Pues bien, el hermano de este hombre era curtidor. Tan pronto como supo lo qué sucedía a su hermano, corrió al mercado, recogiendo en su camino todos los excrementos de perro que pudo encontrar. Llegado al lugar del drama, apartó a la multitud diciendo:
– ¡Yo conozco la causa de su mal! La causa de todas las enfermedades es la ruptura de los hábitos.
Y el remedio consiste en recobrar esas costumbres. Por eso existe el versículo que dice: «¡La suciedad ha sido creada para los sucios!» Así pues, el curtidor, ocultando medicamento, llegó hasta su hermano e, inclinándose hacia él como para decirle un secreto al oído, le puso la mano en la nariz. Al respirar el olor de esta mano, el hombre recobró enseguida el conocimiento y las gentes alrededor, sospechando algún truco de magia, se dijeron:
– Este hombre tiene un aliento poderoso, pues ha logrado despertar a un muerto.

Ya ves. Toda persona que no se convenza por el almizcle de estos consejos se convencerá ciertamente por los malos olores. Un gusano nacido en los excrementos no cambiará de naturaleza al caer en el ámbar.

domingo, 3 de abril de 2022

Limpio de corazón

Dios de amor, del perdón y la misericordia,
concédeme la gracias de tener un corazón limpio.
Porque si yo fuera limpio de corazón descubriría:
Que todos somos obra de Dios,
Que todos valemos la pena,
Que a todos hay que darles otra oportunidad,
Que todos somos dignos de amor, justicia, libertad, perdón.
Que todos somos dignos de compasión, respeto y derechos.
Que todas las criaturas son mis hermanas.
Que la creación es obra maravillosa de Dios.
Que no hay razón para levantar barreras,
Que no hay razón para ninguna clase de discriminación,
Que no hay razón para el fanatismo,
Que no hay razón para maldecir, juzgar y condenar,
Que no hay razón para matar,
Que hay razón para amar y defender la creación.
Que hay razón para ser hermanos y amigos.
Que hay razón para sonreír a todos.
Que hay razón para seguir viviendo,
Que hay razón para servir, amar, sufrir.

¿Cómo crecer?

        Del libro 26 Cuentos Para Pensar

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid.
Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta pequeña, una Fresa, floreciendo y más fresca que nunca.
El rey preguntó:
– ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
– No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: «Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda».

Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a ti mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona.
Puedes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor, o puedes marchitarte en tu propia condena…