Tener
fe es ARRIESGAR todo a cambio de un sueño, de un amor, de un ideal.
Nada
de lo que merece la pena en esta vida puede lograrse
sin
esa dosis de sacrificio que implica desprenderse de algo o de alguien,
a
fin de adquirir eso que mejore nuestro propio mundo y el de los demás.
Tener
fe es VER positivamente hacia adelante,
no
importa cuán incierto parezca el futuro o cuán doloroso el pasado.
Quien
tiene fe hace del hoy un fundamento del mañana
y
trata de vivirlo de tal manera que cuando sea parte de su pasado,
pueda
verlo como un grato recuerdo.
Tener
fe es CONFIAR pero confiar no sólo en las cosas y en las personas,
sino
en el Dios que obra, actúa y habla a través de las personas.
Muchos
confían en lo material,
pero
viven relaciones huecas con sus semejantes.
Cierto
que siempre habrá gente que lastime y traicione tu confianza,
así
que lo que tienes que hacer es seguir confiando
y
sólo ser más cuidadoso con aquel en quien confías dos veces.
Tener
fe es BUSCAR lo imposible:
sonreír
cuando tus días se encuentran nublados
y
tus ojos se han secado de tanto llorar.
Tener
fe es no dejar nunca de desnudar tus labios con una sonrisa,
ni
siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes cuándo tu sonrisa
puede
dar luz y esperanza a la vida de alguien
que
se encuentre en peor situación que la tuya.
Tener
fe es ANDAR por los caminos de la vida
de la misma forma en que lo hace un niño.
de la misma forma en que lo hace un niño.
Cogidos
de la mano de nuestro padre.
Tener
fe es dejar nuestros problemas en manos de DIOS
y
arrojarnos a sus brazos antes que al abismo de la desesperación.
Fe
es descansar en Él para que nos cargue,
en
vez de cargar nosotros nuestra propia colección de problemas.
Que
en tu vida haya suficiente fe para afrontar y esperar
que
las situaciones difíciles cambien,
y
la necesaria humildad para aceptar
que
muchas veces el que tiene que cambiar, eres tú