jueves, 2 de diciembre de 2021

Adviento, tiempo de espera cierta

            Florentino Ulibarri

Esperar bien despiertos, pero no desvelados.
Esperar caminando, pero no adelantándonos.
Esperar embarazados, pero no adueñándonos.
Esperar expuestos, pero no a cualquier viento.
Esperar sedientos, pero no yermos.
Esperar entre niebla, pero no perdidos en esta tierra.
Esperar con velas encendidas, pero no consumidos.
Esperar ofreciéndonos, pero no vendiéndonos.
Esperar preparando tu camino, pero no encorvándonos.
Esperar en silencio, pero cantando al Verbo encarnado.
Esperar gestando, no abortando. Esperar acogiendo, no reteniendo.
Esperar dándonos, no reclamando. Esperar en silencio, no alborotando.
Esperar compartiendo y disfrutando.
Esperar aunque sea de noche y no veamos signos en el horizonte.
Esperar a cualquier hora del día aunque nos quedemos solos y se rían.
Esperar en soledad... ¡y en compañía!
Esperar con mucha paz, pero pellizcados por los hermanos.
Esperar anhelando, pero mecidos en su regazo.
Esperar mirando a lo alto, pero con los pies asentados.
Esperar refrescándonos en tus manantiales vivos y claros.
Esperar encarnados y ya naciendo a tu Reino.
Esperar en este tiempo de crisis y recortes.
Esperar con el Evangelio en la mano.
Esperar con los que vienen y con los que se van.
Esperar disfrutando lo que se nos ha dado.
Esperar viviendo y amándonos.
Esperar como Isaías, viviendo y profetizando.
O como Jeremías, sufriendo, pero enamorados.
O como Juan Bautista, pregonando lo que nos has dado.
Esperar, para que no pases de largo.
Esperar, aunque no entendamos a tu Espíritu Santo.

¿Por qué se le grita a una persona cuando se está enfadado?

Cuenta una Historia Tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus seguidores lo siguiente: ¿Por qué la gente se grita cuando están enfadados?
Los hombres pensaron unos momentos:
- Porque perdemos la calma –dijo uno– por eso gritamos.
- Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? –preguntó el sabio– no es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enfadado?
Los hombres dijeron otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.
Finalmente él explicó:
- Cuando dos personas están enfadadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar para poder escucharse. Mientras más enfadados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el sabio continuó:
– ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente ¿por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
El sabio sonrió y dijo:
– Cuando se enamoran más aún qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo.
Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman...
Luego dijo:
- Cuando discutan con otras personas no dejéis que vuestros corazones se alejen, no digáis palabras que os distancien más, puede llegar un día en que la distancia sea tanta que no encontréis nunca el camino de regreso...

domingo, 28 de noviembre de 2021

Quiero estar en vela, Señor

               Hoy Comienza el Tiempo de Adviento

Preparado para que, cuando Tú llames, yo te abra
Despierto para que, cuando Tú te acerques, te deje entrar
Alegre para que, cuando Tú te presentes, veas mi alegría
Quiero estar, en vela, Señor.
Que, el tiempo en el que vivo, no me impida ver el futuro
Que, mis sueños humanos, no eclipsen los divinos
Quiero estar, en vela, Señor.
Para que, la violencia, dé lugar a la paz
Para que los enemigos se den la mano
Para que la oscuridad sea vencida por la luz
Para que el cielo se abra sobre la tierra
Quiero estar, en vela, Señor.
Porque el mundo necesita ánimo y levantar su cabeza
Porque el mundo, sin Ti, está cada vez más frío
Porque el mundo, sin Ti, es un caos sin esperanza
Porque el mundo, sin Ti, vive y camina desorientado
Quiero estar, en vela, Señor.
Prepara mi vida personal: que sea la tierra donde crezcas
Trabaja mi corazón: que sea la cuna donde nazcas
Ilumina mis caminos: para que pueda ir por ellos y encontrarte
Dame fuerza: para que pueda ofrecer al mundo lo que Tú me das
Quiero estar, en vela, Señor.
Porque tu Nacimiento será la mejor noticia de la Noche Santa
que se hará madrugada de amor inmenso en Belén.
¡VEN, SEÑOR!

Leyenda del Lapacho

Cuenta la historia, que Dios estaba preparando el mundo, se reunió una tarde con todos los árboles y pidió que cada árbol eligiera la época en la que quisiera florecer y así embellecer la tierra.
Y en un estallido de alegría comenzaron todos a gritar: Otoño, verano, primavera, decían...
Pero Dios observó que ninguno elegía la estación de invierno.
Entonces Dios preguntó:
- ¿Por qué nadie elige la época de invierno?
Cada uno tenía su razón. ¡Muy seco! ¡muy frío! ¡muchas horas sin sol!...
Entonces Dios pide un favor.
- Necesito al menos un árbol, que embellezca el invierno, que sea valiente y capaz de afrontar el frío, la sequía y en ese frío poder embellecer el mundo...
Se quedaron todos en silencio.
Fue entonces cuando un árbol callado y tranquilo al fondo, sacude sus hojas y dijo:
- ¡Yo seré ese árbol del invierno!
Y Dios con una sonrisa preguntó:
- ¿Cuál es tu nombre?
- Me llamo Lapacho, Señor.
Los otros árboles, quedan espantados del coraje del Lapacho y su locura de querer florecer en invierno.
Entonces Dios respondió:
- Por atender a mi petición te haré florecer en el invierno no sólo con un color, sino con varios... Para que también en invierno, el mundo sea colorido.
Como agradecimiento le dijo:
- Tendrás diferentes colores y texturas y tu linaje será enorme.
Y así Dios hizo uno de los más hermosos árboles que da color al invierno. Y así tenemos al Lapacho: Blanco. Amarillo. Amarillo del pantano. Amarillo de la hoja lisa. Amarillo niebla. Rosa Púrpura. Morado.

Que podamos ser como el Lapacho, y sepamos florecer en los inviernos de la vida...