sábado, 10 de abril de 2021

Bendíceme, Señor

Bendice, Señor, mis manos,
para que todo lo que toquen se impregnen con tu amor.
Bendice, Señor, mis pies,
para que todos los caminos que recorran
sean de crecimiento, consciencia y lucidez.
Bendice, Señor, mi boca, para que tus decretos
y palabras diarios sean positivos y constructivos
y atraigas solo la luz a mi vida.
Bendice, Señor, mi mente y mi alma,
para que los pensamientos y sentimientos que lleguen a ti
también bendigan a quienes nos rodean,
bendigan a la Madre Naturaleza creada por Ti,
y se abran todos los caminos que desees transitar.

Historietas del Mulá Nasrudín

Gratitud
Cierto día, mientras Nasrudín trabajaba en su granja, una espina se clavó en su pie. Increíblemente él dijo:
- "¡Gracias Dios mío, gracias!" y prosiguió: “¡Es una bendición que el día de hoy no estuviese con mis zapatos nuevos!"

El costo de aprender
Nasrudín decidió que podía beneficiarse aprendiendo algo nuevo y fue a visitar a un renombrado maestro de música:
- ¿Cuánto cobra usted para enseñarme a tocar la flauta? -preguntó Nasrudín.
- Tres piezas de plata el primer mes; después una pieza de plata por mes -contestó el maestro.
-¡Perfecto! -dijo Nasrudín; -comenzaré en el segundo mes

Sacarse el ojo dolorido
Basándose en los informes que le habían dado a él, el Califa nombró a Nasrudín Consejero Mayor de la Corte y puesto que su autoridad no le provenía de su propia competencia sino del patronazgo del Califa, Nasrudín se convirtió en un peligro para todos cuantos acudían a consultarle, como se evidenció en el siguiente caso:
- Nasrudín tú que eres un hombre de experiencia, le dijo un cortesano, ¿conoces algún remedio para el dolor de ojos? Te lo pregunto porque a mí me duelen tremendamente.
- Permíteme que comparta contigo mi experiencia, le dijo Nasrudín. En cierta ocasión tuve un dolor de muelas, y no encontré alivio hasta que me las hice sacar.

viernes, 9 de abril de 2021

Testigo

                     José María R. Olaizola

Si te atacan, déjame ser testigo de la defensa.
Quiero gritar al mundo nuestra amistad y tu Justicia,
aunque demasiadas veces te he fallado.
Intentaré, esta vez, soltar la piedra
y escribir, en la arena palabras de amor,
como Tú me enseñaste.
Déjame mostrar el barro que tú vuelves tesoro
si te dejo ser alfarero de mis días.
Contaré las historias que aprendí de Ti.
Expondré tu lógica que trastoca protocolos.
Y aunque mi palabra sea solo balbuceo,
basta un eco de tu voz para despertar, en otros,
nostalgias de infinito.
Sé que Tú no necesitas mi defensa,
pues tu evangelio ya venció.
Soy yo, que necesito ser más discípulo,
aprendiendo, de Ti,
a hacer de la vida hogar y fiesta.
Que quien me escuche, te oiga
y quien me busque, te halle.
Que quien me encuentre, te abrace,
Y quien me mire, te vea.

Historias del Mulá Nasrudín

Una capa pesada
Una noche la gente oyó un ruido espantoso que provenía de la casa de Nasrudín. A la mañana siguiente y apenas se levantaron lo fueron a visitar y le preguntaron:
- ¿Qué ha sido todo ese ruido?
- Mi capa cayó al suelo, respondió Nasrudín.
- Pero, ¿una capa puede hacer tal ruido?, le cuestionaron.
- Por supuesto, sí usted está dentro de ella como yo lo estaba.

¿Dónde debemos ir?
La gente preguntó al Mulá Nasrudín
- "¿Dónde debemos ir en una procesión fúnebre, al frente, en la parte trasera, o al lado?"
- "¡No importa donde vayas, mientras no vayas dentro del ataúd!" -contestó Nasrudín.

miércoles, 7 de abril de 2021

Te conocimos al partir el pan

1. Andando por el camino, te tropezamos, Señor,
te hiciste el encontradizo, nos diste conversación;
tenían tus palabras fuerza de vida y amor,
ponían esperanza y fuego en el corazón.
TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN,
TÚ NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN.
2. Llegando a la encrucijada, tú proseguías, Señor,
te dimos nuestra posada, techo, comida y calor;
sentados como amigos a compartir el cenar,
allí te conocimos al repartirnos el pan.
TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN,
TÚ NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN.
3. Andando por los caminos, te tropezamos, Señor,
en todos los peregrinos que necesitan amor,
esclavos y oprimidos que buscan la libertad,
hambrientos, desvalidos, a quienes damos el pan.

Canto: "Te conocimos, Señor":

Cuentos de Nasrudín

La mujer perfecta
Nasrudín conversaba con un amigo.
- Entonces, ¿Nunca pensaste en casarte?
- Sí lo pensé -respondió Nasrudín. En mi juventud, decidí buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco, y conocí una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.
Continué viajando, y fui a Isfahán; allí encontré una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad material.
- ¿Y por qué no te casaste con ella?
- ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.

La miel en el fuego
El Mula calentaba miel en el fuego, cuando un amigo llegó de improviso. La miel comenzó a hervir y Nasrudín le convido a su visitante. Estaba tan caliente, que el otro se quemó.
- ¡Haz algo! -exclamó el amigo.
Entonces el Mula tomó un abanico y lo agitó por encima de la olla... con el propósito de enfriar la miel.

martes, 6 de abril de 2021

En Pascua

Yo andaba buscando entre los sepulcros
y sólo encontré vacío.
Me decidí a buscarlo entre los hombres
y me di cuenta que estaba vivo.
Que Dios, no es Dios de muertos, sino Dios de vivos.
Lo creía muerto, pero Él estaba vivo.
Lo creía sin vida, pero Él era la Vida.
Ahora cuando quiero ver a Dios no voy al cementerio.
Ahora salgo a la calle,
a contemplar a los hombres que caminan.
Porque sé que la Pascua, es Dios, que vive en el hombre.
Porque sé que la Pascua, es Dios, caminando con los hombres.
Porque sé que la Pascua, es Dios, triunfando sobre la muerte.
Porque sé que Dios está vivo y vive entre nosotros.

Si...

Si cuidas una abeja, habrá más miel en el panal.
Si evitas una injusticia, habrá más justicia en el mundo.
Si cultivas un rosal, habrá más rosas en el jardín.
Si amas, Dios estará más presente en el mundo.
Si siembras un grano de trigo, habrá más pan sobre la tierra.
Si creces tú como persona, habrá más humanidad en el mundo.
Si enciendes una vela, habrá más luz en la noche.
Si vives en la verdad, habrá menos mentira en el mundo.
Si cuidas un nido de golondrinas, habrá, más golondrinas en Primavera.
Si vives en libertad, habrá más libertad en el mundo.
Si enciendes un fuego, habrá menos frío en el invierno.
Si irradias tu alegría, habrá menos tristeza en el mundo.
Si esperas cambiar tú cuando haya cambiado el mundo, morirás sin haber vivido.
Si comienzas cambiando tú, ya estás cambiando el mundo.

lunes, 5 de abril de 2021

Salve Rociera a la Virgen del Yugo de Arguedas

Lunes de Pascua, Romería a la Ermita de la Virgen del Yugo

Dios te salve María de la sierra señora,
luna, sol, norte y guía, ribereña celestial
Dios te salve María, todo Arguedas te adora
y venera tu imagen en el Yugo donde estás. Olé, olé…
Hasta el Yugo yo quiero subir
a cantarle a mi Virgen con fe con un olé, olé,…
Dios te salve María, manantial de dulzura
a tus pies noche y día te venimos a rezar
Dios te salve María, un rosal de hermosura
eres tú, madre mía, de pureza virginal. Olé, olé...
Hasta el Yugo yo quiero subir 
a cantarle a mi Virgen con fe con un olé, olé...

Circunstancias…

El águila empujó suavemente a sus pichones hacia la orilla del nido.
Su corazón se aceleró con emociones encontradas, al mismo tiempo en que sintió la resistencia de los hijos a sus insistentes empujones.
¿Por qué la emoción de volar tiene que comenzar con el miedo de caer?, pensó ella.
El nido estaba colocado bien en el alto de un pico rocoso.
Abajo, solamente el abismo y el aire para sustentar las alas de los polluelos.
¿Y si justamente ahora esto no funcionase?, pensó ella.
A pesar del miedo, el águila sabía que aquel era el momento.
Su misión estaba a punto de ser completada; restaba todavía una tarea final: el empujón.
El águila se llenó de coraje.
Mientras sus hijos no descubriesen sus alas no habría propósito para sus vidas.
Mientras ellos no aprendieran a volar no comprenderían el privilegio que era nacer águila.
El empujón era el mejor regalo que ella podía ofrecerles.
Era su supremo acto de amor.
Entonces, uno a uno, ella los precipitó hacia el abismo.
¡¡Y ellos volaron!!


A veces, en nuestras vidas, las circunstancias hacen el papel del águila.
Son ellas las que nos empujan hacia el abismo.
Y quien sabe… tal vez sean ellas, las propias circunstancias, las que nos hacen descubrir que tenemos alas para volar…

domingo, 4 de abril de 2021

Testamento de Cristo...

Cada día un sueño ...
cada día una ilusión ...
cada día una esperanza ...
Camina en el silencio de la noche ...
construyendo nubes resplandecientes ...
camina en el bullicio del día ...
escuchando sueños inconclusos ...
Navega sobre mares desconocidos
rompiendo olas contaminadas ...
cabalga por caminos escabrosos
rompiendo molinos de hambre, de inconciencia...
¿Quien eres tu...? eres humano o simplemente
eres lo que ellos quieren que seas... quien eres....?
eres tu o eres ellos ...?
¿Quien eres? no te escucho
los ruidos del mundo no me dejan escucharte ...
quien eres o quien quieres ser ...?


(Del libro: El monje que amaba los gatos)
"Deseo que vivas en grandeza y ames profundamente.
Deseo que observes más atardeceres y encuentres muchos arcoíris.
Deseo que seas simple y persigas tus sueños.
Deseo que estés emocionado y portes sonrisas.
Deseo que ayudes a otros lo mejor que puedas.
Deseo que abraces la vida con fuerza, siempre.
Y en el dolor aprietes los dientes y sigas adelante.
Todos somos uno.
Sé fuerte. Sé feliz."

El operador del puente

Había una vez un puente que atravesaba un gran río. Durante la mayor parte del día, el puente permanecía con ambos carriles en posición vertical de manera que los barcos pudiesen navegar libremente por el río. Pero a determinada hora, los carriles bajaban colocándose en forma horizontal a fin de que algunos trenes pudiesen cruzar el río.
Un hombre era el encargado de operar los controles del puente, y lo hacía desde una pequeña cabaña que estaba junto al río. Una noche, el operador estaba esperando el último tren para activar los controles y poner al puente en posición horizontal; vio a lo lejos las luces del tren y esperó hasta que estuviese a una distancia prudente para bajar los carriles del puente. Cuando advirtió la cercanía del tren, se dirigió a la cabina de control donde horrorizado descubrió que los controles no funcionaban correctamente y que el seguro que sujetaba la unión entre los carriles ya colocados en forma horizontal se estropeó.
Existía el peligro de que con el peso del tren, el puente no podría mantenerse firme pues los carriles se tambalearían, ocasionando que el tren se precipitara al río.
El tren de la noche trae muchos pasajeros abordo por lo que muchas personas perecerían inmediatamente en el accidente. Habría que hacer algo. El operador abandonó rápidamente la cabina de control, cruzó el puente para dirigirse al otro lado del río donde había un interruptor para accionar una palanca manualmente para sostener los dos carriles del puente. El operador tendría que bajar la palanca y tenerla en dicha posición con fuerza hasta que el tren cruce el puente. Muchas vidas dependían de la fuerza de este hombre.
Fue entonces cuando escuchó una voz que provenía cerca de la cabina de controles y que hizo que se le helara la sangre. "Papi, ¿donde estás?", escuchó repetidas veces. Su hijo de tan sólo cuatro años de edad estaba cruzando el puente para buscarlo. Su primer impulso fue gritar "corre, corre" pero se dio cuenta que las diminutas piernas de su pequeño jamás podrían cruzar el puente antes de que el tren llegase. El operador casi suelta la palanca para correr tras su hijo y ponerlo a salvo, pero no tendría suficiente tiempo para regresar y sostener la palanca. Tenía que tomar una decisión: o la vida de su hijo o la vida de todas aquellas personas que viajaban en el tren. La velocidad con que venía el tren evitó que los pasajeros se diesen cuenta del diminuto cuerpo de un niño que había sido golpeado y arrojado al río por el tren. Tampoco fueron conscientes de los sollozos y dolor de un hombre, aferrándose todavía a la palanca a pesar que el tren ya había cruzado y no era necesario que él estuviese ahí. Ni mucho menos vieron a ese hombre deambulando por el puente en dirección a su casa a decirle a su esposa que su único hijo había muerto brutalmente.
Ahora tu puedes comprender lo que le pasó al corazón de este hombre. Puedes comprender los sentimientos y el dolor de nuestro Padre del Cielo cuando sacrificó a su Hijo para construir ese puente que nos permitiese a todos sus hijos en la tierra obtener la vida eterna.
¿Cómo se sentirá Dios en el cielo cuando ve como nosotros corremos por la vida sin tener en cuenta el gran sacrificio de amor que Él hizo al enviarnos a su único Hijo para que muera por nuestra salvación?

Juan 3,16: Pues tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna…