viernes, 17 de diciembre de 2021

Sin amor no soy nada

¿Sabes por qué?
Porque la inteligencia, sin amor, te hace perverso.
La justicia, sin amor, te hace implacable.
La diplomacia, sin amor, te hace hipócrita.
El éxito, sin amor, te hace arrogante.
La riqueza, sin amor, te hace avaricioso.
La docilidad, sin amor, te hace ser vil.
La pobreza, sin amor, te hace orgulloso.
La belleza, sin amor, te hace ridículo.
La autoridad, sin amor, te hace tirano.
El trabajo, sin amor, te hace esclavo.
Y LA VIDA SIN AMOR, NO TIENE SENTIDO.

¿Cuántas horas rezas?

                  Cardenal Angelo Comastri

Me miró con dos ojos limpios y penetrantes. Luego me preguntó:
- "¿Cuántas horas rezas todos los días?"
Me sorprendió esa pregunta y traté de defenderme diciendo:
- «Madre, esperaba de ti una llamada a la caridad, una invitación a amar más a los pobres. ¿Por qué me preguntas cuántas horas rezo?».
La Madre Teresa de Calcuta tomó mis manos y las apretó entre las suyas como para transmitirme lo que tenía en su corazón; luego me confió:
- «Hijo mío, sin Dios somos demasiado pobres para poder ayudar a los pobres. Recuerda: solo soy una pobre mujer que reza. Al orar, Dios pone Su Amor en mi corazón y así puedo amar a los pobres. ¡Orando!»

jueves, 16 de diciembre de 2021

Para preparar tu venida

             Florentino Ulibarri

Para preparar tu venida, Señor, yo sólo quiero y busco...
unas palabras claras para que se me entienda,
unos gestos apropiados para hacer agradable la jornada,
una mirada serena que infunda paz y ternura,
un momento de silencio para escuchar con el corazón,
unas gotas de rocío para alimentar las esperanzas,
un sueño ligero que capte los rumores de las personas y de los ángeles.
Para preparar tu venida, Señor, yo sólo necesito abrir mis entrañas
y dejarlas que se llenen con tu presencia, como lo hizo Juan Bautista,
como los profetas de entonces y ahora,
como los pobres que nunca cuentan
pero tienen historias que nos golpean y penetran, como María...

Amar es una decisión

Dice un cuento israelita que un joven fue a visitar a un sabio consejero y le contó sobre las dudas que tenía acerca de sus sentimientos por su familia.
El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y le dijo sólo una cosa:
- Ámala.
Y luego se calló.
El muchacho dijo:
- Pero, todavía tengo dudas...
- Ámala, le dijo de nuevo el sabio.
Y, ante el desconsuelo del joven, después de un breve silencio, le dijo lo siguiente:
- Hijo, amar es una decisión, no un sentimiento.
Amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor.
El amor es un ejercicio de jardinería. Arranca lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, se paciente, riega y cuida. Estate preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvias, pero no por eso abandones tu jardín.

Ama, es decir, acepta, valora, respeta, da afecto, ternura, admira y comprende.
Simplemente, ama.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Nuestra vida, un himno al Señor

Ser agradecidos por el nuevo día que amanece.
Ser agradecidos por poder encontrarnos de nuevo con nuestros.
Ser agradecidos porque hoy puedo respirar y seguir viviendo.
Ser agradecidos porque hoy puedo sentir el calor de los míos.
Ser agradecidos porque hoy puedo expresar mi amor a los demás.
Ser agradecidos porque hoy puedo hacer felices a los demás.
Ser agradecidos porque hoy puedo volver a sonreír.
Ser agradecidos porque hoy tengo pan para comer.
Ser agradecidos porque hoy tengo donde trabajar.
Ser agradecidos porque hoy puedo ganar el pan para mis hijos.
Ser agradecidos porque hoy puedo ver el color las flores.
Ser agradecidos porque hoy puedo caminar.
Ser agradecidos porque hoy mi hijito me ha sonreído.
Ser agradecidos porque hoy puedo cantar.
Ser agradecidos porque hoy puedo orar.
Ser agradecidos porque hoy Dios me vuelve a hablar.
Ser agradecidos por hoy Dios vuelve a hacer lindos anuncios en mi vida.
Ya veis, cada día nuestra vida es un himno al Señor.

Un gesto de gratitud

Tenía una cita importante y decidí coger un taxi para dirigirme al centro de la ciudad. Por la expresión del chofer y, por su manera brusca de conducir, comprendí que estaba disgustado, le pregunté qué le ocurría y él gruñendo me dijo:
- Esta mañana uno de mis pasajeros dejó olvidada una cartera con 300 dólares, después de buscarlo más de una hora, al fin lo encontré en su hotel, recibió la cartera sin decir palabra, me miró como si yo hubiera querido quedarme con ella.
- ¿Y no le dio una gratificación? -le pregunté:
- Ni un solo centavo y, yo gasté tiempo y gasolina, ¡pero no era dinero lo que quería! -continuó- si solo me hubiera dicho algo...
El hecho de que su acción honrada fuera ignorada, le envenenó el día a este chofer. La próxima vez no vacilará antes de hacer el mismo favor.
La gratitud es el arte de recibir con gentileza, de demostrar aprecio por cualquier acto de bondad, grande o pequeño. Todos sentimos necesidad de gratitud cuando hacemos una buena acción, y si la negásemos contribuiríamos a disminuir el espíritu de la cooperación y de la bondad humana. La gratitud es a veces algo más que un asunto personal.

Un día un enfermo fue llevado a un hospital, y se salvó gracias a una transfusión de sangre. Una vez restablecido, preguntó cómo podría descubrir el nombre del donante para darle las gracias. Le dijeron que se acostumbra mantener en secreto los nombres de los donantes.
Semanas después de su salida, volvió al hospital con el objeto de donar su propia sangre. Desde entonces ha vuelto repetidas veces con el mismo fin. Cuando uno de los cirujanos hizo alusión a tan espléndido servicio anónimo, el hombre contestó simplemente:
- Alguien a quien no conoceré jamás, lo hizo por mí y, lo que estoy haciendo es sencillamente decir gracias.
Finalmente tenemos la historia de Arnold Bennett, famoso escritor inglés: él tenía un editor que se jactaba de la eficacia de su secretaria. Un día cuando se hallaba de visita en la oficina del editor, Bennett le dijo a dicha secretaria:
- Su patrón asegura que usted es muy eficiente, ¿cuál es su secreto?
Entonces ella contestó:
- No es mi secreto, es el de él: cada vez que yo le presto un servicio, por pequeño que este sea, él me lo agradece, y eso me anima a esmerarme mucho en mi trabajo".
Esta última historia demuestra que ser gratos con los demás, también es un camino a la excelencia, ya que uno se siente motivado cuando alguien nos sonríe con un "gracias".
En este gesto tan simple pero a la vez tan maravilloso, se funda gran parte de la alegría de la vida y la superación personal. Agradezcamos entonces a la vida, porque ella nos regaló el milagro de decir gracias.

martes, 14 de diciembre de 2021

Oración del alma enamorada

             San Juan de la Cruz

No me quitarás, Dios mío,
lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo,
en que me diste todo lo que quiero;
por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero.
Míos son los cielos y mía es la tierra;
mías son las gentes, los justos son míos, y míos los pecadores;
los ángeles son míos, y la Madre de Dios, y todas las cosas son mías,
y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí.
Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía?
Tuyo es todo esto y todo es para ti.
No te pongas en menos ni repares en migajas
que se caen de la mesa de tu Padre.
Sal fuera y gloríate en tu gloria; escóndete en ella y goza,
y alcanzarás las peticiones de tu corazón.

El robo del reloj

Un anciano se encuentra a un joven que le pregunta;
- ¿Se acuerda de mí?
Y el anciano le dice que NO.
Entonces el joven le dice que fue su alumno.
Y el profesor le pregunta: - ¿Qué estás haciendo, a qué te dedicas?
El joven le contesta: - Bueno, me convertí en Profesor.
- Ah, qué bueno ¿como yo? (le dijo el anciano)
- Pues, sí. De hecho, me convertí en Profesor porque usted me inspiró a ser como usted.
El anciano, curioso, le pregunta al joven qué momento fue el que lo inspiró a ser Profesor.
Y el joven le cuenta la siguiente historia:
- Un día, un amigo mío, también estudiante, llegó con un hermoso reloj, nuevo, y decidí que lo quería para mí y lo robé, lo saqué de su bolsillo. Poco después, mi amigo notó el robo y de inmediato se quejó a nuestro Profesor, que era usted. Entonces, usted se dirigió a la clase:
- El reloj de su compañero ha sido robado durante la clase de hoy. El que lo robó, por favor que lo devuelva.
- No lo devolví porque no quería hacerlo.
Luego usted, cerró la puerta y nos dijo a todos que nos pusiéramos de pie y que iría uno por uno para buscar en nuestros bolsillos hasta encontrar el reloj. Pero, nos dijo que cerráramos los ojos, porque lo buscaría solamente si todos teníamos los ojos cerrados.
Así lo hicimos, y usted fue de bolsillo en bolsillo, y cuando llegó al mío encontró el reloj y lo cogió. Usted continuó buscando los bolsillos de todos, y cuando terminó, dijo:
- "Abrid los ojos. Ya tenemos el reloj".
- Usted no me dijo nada, y nunca mencionó el episodio. Tampoco dijo nunca quién fue el que había robado el reloj. Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre. Fue el día más vergonzoso de mi vida. Pero también fue el día que mi dignidad se salvó de no convertirme en ladrón, mala persona, etc. Usted nunca me dijo nada, y aunque no me regañó ni me llamó la atención para darme una lección moral, yo recibí el mensaje claramente.
Y gracias a usted entendí que esto es lo que debe hacer un verdadero educador.
¿Se acuerda de ese episodio, Profesor?
Y el Profesor responde:
- Yo recuerdo la situación, el reloj robado, que busqué en todos, pero no te recordaba, porque yo también cerré los ojos mientras buscaba.

Esto es la esencia de la docencia: Si para corregir necesitas humillar; no sabes enseñar

domingo, 12 de diciembre de 2021

Concédeme la alegría, Señor

Señor: Concédeme el don de la alegría.
La alegría de las flores, que sonríen sin hacer ruido,
que alegran el jardín sin decir nada.
La alegría de las flores, que perfuman, calladas, el ambiente,
que se dejan cortar sin quejarse.
La alegría de las flores, que se mueren sin lamentarse.
Te pido la alegría, de sentirme a gusto conmigo mismo.
La alegría de hacer felices a los demás.
La alegría de que todos se sientan a gusto a mi lado.
La alegría de estar siempre alegre.
La alegría de sonreírte a Ti, pase lo que pase en mi vida.
Porque tu Nacimiento es “mi música, Señor”.

Las dos ranas

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuán hondo era, les dijeron a las dos ranas que, para evitar sufrimientos se debían dar por vencidas y no hacer nada ya que todo sería en balde.
Las dos ranas sin hacer caso a los comentarios de sus amigas, siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas, mientras las otras seguían insistiendo a viva voz, que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente una de las ranas puso atención a lo que las demás decían, se rindió y se entregó a la muerte.
La otra rana continuó saltando cada vez con más fuerzas, hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando estuvo a salvo, las otras ranas le dijeron:
- "Nos da mucha alegría que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".
La rana les explicó que era sorda y que, aunque se encontraba exhausta, pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y que por ello se sintió obligada a redoblar sus fuerzas.