sábado, 21 de septiembre de 2019

Paz interior

Amado Dios: toma mi vida y permíteme vivir serenamente este día.
Abre mi mente a pensamientos positivos.
Saca de mí todo mal sentir hacia los demás.
Libérame del rencor y de mis temores.
Que yo pueda sentir gozo, amor, compasión, y permíteme sentirme vivo.
Ayúdame a aceptar las cosas como son, a refrenar mi lengua,
a cumplir con mis tareas diarias, a dar libertad con amor.
Llévate mis preocupaciones por el futuro.
Que yo pueda darme cuenta de que en Tus manos todo se me provee,
que no tengo control sobre nada sino sobre mí,
y que puedo levantar confiado mi vista hacia el futuro.
Que pueda redescubrir el momento presente,
que es precioso y pasa muy pronto.
Infúndeme ¡Señor! Tu Santo Espíritu de paz y de luz.
Gracias por aceptar mi carga y por hacerla más liviana.

La paz viene de dentro


Había una vez un anciano muy rico, pero era inseguro y temeroso. Para encontrar la paz, decidió comprar una pintura que representara la paz y la tranquilidad. Ofreció una gran cantidad de dinero a pintores famosos para preparar algo muy especial en su lienzo que representara la paz que necesitaba sentir. Uno por uno, los pintores eligieron sus ideas de paz y las pintaron sobre lienzo y finalmente llegó el día de la exposición.
El hombre rico entró en la galería y se tomó su tiempo para ver cada pintura y meditar sobre las escenas. Algunas imágenes eran escenas de un paisaje tranquilo muy rústico con un estanque tranquilo y nubes colgando en el cielo. Pero pasó de largo. Otra pintura mostraba una granja con un lindo cachorro dormitando a un lado con higos colgando sobre la ladera de una montaña distante. Ni siquiera se detuvo para ver eso, sino que pasó rápidamente.
Pero su ojo captó la escena de una turbulenta cascada corriendo locamente por un acantilado. Al lado del acantilado había una pequeña ensenada. Una mirada más cercana reveló un petirrojo muy pequeño sentado en la ensenada en su nido con huevos. La expresión del petirrojo era de paz y serenidad a pesar de la cascada. Inmediatamente el anciano supo que esta era la imagen que le daría tranquilidad. Mientras tomaba su decisión, la gente a su alrededor le preguntó: "¿Por qué elegiste esa?"
- En el mundo de hoy no hay paz, dijo, sin embargo, este petirrojo, en su circunstancia más peligrosa, encontró seguridad en una pequeña ensenada, a pesar de la violenta cascada. Esa imagen me dice que la paz debe venir desde dentro, no desde fuera.
No hay lugar en el mundo donde se pueda encontrar la verdadera paz, pero sí se puede encontrar una verdadera paz interior.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Oración por mi amigo sacerdote

Dios Todopoderoso y Eterno, mira con amor el rostro de tu Hijo
y por amor a El que es el Sumo y Eterno Sacerdote
ten misericordia de tus sacerdotes.
Acuérdate oh compasivo Señor que ellos son frágiles y débiles seres humanos.
Renueva en ellos el don de la vocación que de modo admirable
se consolidó por la imposición de las manos de tus Obispos.
Mantenlos siempre cerca de ti. No permitas que el enemigo les venza,
Señor Jesús, te pido por tus fieles y fervorosos sacerdotes
así como por los sacerdotes que pasan dificultades.
por los sacerdotes que trabajan en su propia tierra
o los que te sirven lejos, en lugares o misiones lejanas;
por tus sacerdotes tentados,
por los que sienten la soledad, el tedio o el cansancio;
por los sacerdotes jóvenes, o por los ancianos sacerdotes,
que te han servido fielmente a lo largo de su ministerio,
por los sacerdotes que más aprecio:
pero sobre todo, te encomiendo al sacerdote que me bautizó
al que me ha absuelto de mis pecados;
los sacerdotes a cuyas Misas he asistido
y me han dado tu Cuerpo y Sangre en la Comunión;
los sacerdotes que me han aconsejado, me han consolado o animado
y aquellos a quienes de alguna forma les estoy más en deuda.
Oh Jesús, mantenlos a todos cerca de tu Corazón
y bendícelos abundantemente en el tiempo y en la eternidad. AMEN.

En recuerdo de aquel 20 de septiembre de 1981 en el que Don José Mª Cirarda me ordenó sacerdote en la Parroquia San Miguel de Corella

La importancia de un abrazo


Tal vez esto te pase a ti o alguien muy cerca de ti...
Érase una vez un muchacho, el primero en todo, el mejor atleta, el mejor estudiante, pero lo que nunca supo fue si era un buen hijo, un buen compañero o un buen amigo.
En un día de depresión el muchacho se dejó morir. Cuando iba camino del cielo se encontró con un ángel y este le preguntó:
- ¿Por qué lo hiciste? si sabías que te querían...
A lo que el joven respondió:
- Hay veces que vale más una sola palabra de consuelo que todo lo que se sienta... En toda mi vida, nunca escuché: ‘estoy orgulloso de ti...’ ‘gracias por ser mi amigo...’ ni siquiera un “te quiero mucho...”
El ángel se quedó pensativo y el muchacho añadió:
- ¿Y sabes que es lo más que me duele?"
- ¿Qué?, preguntó con tristeza el ángel.
- Que todavía espero oírlo algún día... respondió el joven.
Después de esto el ángel abrazó al muchacho y le dijo que no se preocupara porque se iba a acercar a la única persona que siempre le dijo al oído que lo amaba, aunque él nunca lo escuchó, pero lo espera con los brazos abiertos...
Moraleja: Nunca pierdas la oportunidad de decirle a alguien lo importante que es para ti o tal vez sea demasiado tarde...

jueves, 19 de septiembre de 2019

Sigue a tu corazón

Los problemas llegan sin medidas y nosotros los amontonamos, 
incluso hasta el punto en que nos convencemos
que no tenemos ni una razón para seguir intentándolo.
Si te sientes vencido, si estás muy confundido,
sólo sigue lo que dicta tu corazón.
Ignora las cosas que te hagan querer volver atrás,
que se amontonan y te preocupan más;
de lo contrario vas a construir una montaña de problemas frente a ti.
¡Esfuérzate y se valiente!
Tu futuro no lo sabes pero Dios está ahí ayudándote.
Él te lleva de la mano.
No estás solo, no dejes que nada oscurezca el camino
que puedes caminar mañana si buscas hacer realidad tus sueños.

La lente de contacto


Brenda era una joven mujer que fue invitada a escalar rocas. Aunque tenía mucho miedo, fue con su grupo a escalar un tremendo peñasco de granito. A pesar de su miedo, se colocó el equipo, se agarró a un extremo de la cuerda y comenzó a subir la roca. En determinado momento, llegó a un saliente, donde pudo tomarse un respiro.
Mientras estaba ahí, la cuerda de seguridad golpeó contra un ojo de Brenda y le tiró la lente de contacto. Bueno, ahí estaba ella en el borde de la roca, con cientos de metros debajo y cientos de metros sobre ella. Por supuesto que buscó y buscó, esperando que hubiera caído en el borde, pero simplemente no estaba la lente. Ahí estaba ella, sola, con su vista borrosa.
Estaba desesperada y comenzó a enfadarse, se calmó y rezó al Señor para que la ayudase a encontrar su lente.
Cuando llegó a la cima, un amigo examinó su ojo y su ropa buscando la lente, pero no la encontraron. Se sentó, desalentada, con el resto de la gente, esperando a que los demás llegaran a la cima.
Miró a través de las montañas, pensando en el verso de la Biblia acerca de que los ojos del Señor observan alrededor de toda la tierra y pensó: "Señor, Tú puedes ver estas montañas. Tú conoces cada piedra y cada hoja, y Tú sabes exactamente dónde está mi lente de contacto. Por favor ayúdame."
Finalmente, bajaron. Al pie de la montaña había un nuevo grupo de alpinistas comenzando a escalar el risco. Uno de ellos gritó:
- ¿Alguien perdió un lente de contacto?
Bueno, esto hubiera sido una casualidad, pero... ¿sabes cómo vio la lente de contacto el alpinista? Una hormiga se movía lentamente a través de la roca, cargando la lente.
Brenda me dijo que su padre era caricaturista. Cuando ella le contó esta increíble historia de la hormiga, la oración y la lente de contacto, dibujó una caricatura de una hormiga cargando un lente de contacto, diciendo: "Señor, no sé por qué Tú quieres que yo cargue esta cosa. No puedo comérmela, y pesa muchísimo. Pero si eso es lo que Tú quieres que yo haga, yo la cargaré para Ti."

miércoles, 18 de septiembre de 2019

¿Dónde te buscaré?

                 San Anselmo

Señor, mi Dios, enseña a mi corazón cómo y dónde buscarte,
dónde y cómo encontrarte.
Señor, si no estás aquí, ¿dónde te buscaré, estando ausente?
Si estás por doquier, ¿cómo no descubro tu presencia?,
¿quién me conducirá hasta ti?,
¿con qué señales, bajo qué rasgo te buscaré?
Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío; no conozco tu rostro...
Tú me has creado y renovado,
me has concedido todos los bienes que poseo, y aún no te conozco.
Entonces, Señor, ¿hasta cuándo?
¿Hasta cuándo te olvidarás de nosotros,
apartando de nosotros tu rostro?
¿Cuándo, por fin, nos mirarás y nos escucharás?
¿Cuándo llenarás de luz nuestros ojos y nos mostrarás tu rostro?
¿Cuándo volverás a nosotros?
Míranos, Señor; escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros.
Manifiéstanos de nuevo tu presencia para que todo nos vaya bien.
Ten piedad de nuestros trabajos y esfuerzos para llegar a ti,
porque sin ti nada podemos.
Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca...
Deseando te buscaré, buscando te desearé,
amando te hallaré y hallándote te amaré.

Un hombre justo

Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.
En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró buscar un «chivo expiatorio», para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas posibilidades de escapar al terrible veredicto: ¡la horca! El Juez, también compinchado, cuidó de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado:
- «Conociendo tu fama de hombre justo y devoto de Dios, vamos a dejar en manos de El tu destino: vamos a escribir en dos papeles separados las palabras «culpable» e «inocente». Tu escogerás uno y así será la mano de Dios la que decida tu destino».
Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma palabra: «culpable» y la pobre víctima, aun sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa.
No había escapatoria.
El Juez convidó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca se lo tragó rápidamente.
Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente su actitud…
- Pero ¿qué has hecho? Y ¿ahora… cómo vamos a saber el veredicto…?
- Es muy sencillo, respondió el hombre. Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me trague…

Moraleja: Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejes de buscar la salida ni de luchar hasta el último momento. ¡¡Sea creativo…!! Cuando todo parezca perdido, ¡¡usa la imaginación..!!
En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. (Einstein)

martes, 17 de septiembre de 2019

Oración de acción de gracias

Señor, hoy queremos expresarte:
Nuestra alegría por haber sido llamados
a la existencia, a la vida y al amor.
Nuestro agradecimiento por todos los que han hecho posible
nuestra vida, nuestro crecimiento y nuestra felicidad.
Nuestro deseo de ser agradecidos
y entregar gratis a los demás lo que gratis hemos recibido.
Nuestra voluntad decidida de que en nuestra familia
y en nuestra Parroquia se cree un ambiente de amor y de acogida.
Nuestra voluntad de comprometernos cada día
a construir un mundo más digno de los hijos e hijas de Dios.

La rosa y el sapo


Había una vez una rosa roja muy bella, que se creía sin duda la rosa más hermosa del jardín.
Un día se dio cuenta de que la gente miraba de lejos, sin querer acercarse a ella. Observando a su alrededor vio que a su lado había un sapo grande y oscuro, y que ésa era la causa por la que la gente no se acercaba a verla a ella para maravillarse de su belleza.
Indignada ante lo descubierto, la rosa ordenó al sapo que se fuera de allí de inmediato. Y el pobre sapo, desapareció del jardín. Así, las personas podían ver y admirar de cerca la hermosura vanidosa de aquella rosa presumida.
Poco tiempo después, el sapo volvió a pasar por donde estaba la rosa, y se sorprendió al verla marchita, sin hojas y sin pétalos. Entonces le dijo:
- Te ves muy mal. ¿Qué te ha pasado?
La rosa contestó:
- Es que desde que te fuiste de mi jardín las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual. Ahora me muero de tristeza al ver que nadie se detiene a mirar mi belleza que en otro tiempo fue la admiración de este jardín.
El sapo le contestó:
- Pues claro, te olvidaste de que era yo quien me comía las hormigas que te amenazaban, y por eso eras la más bella del jardín.
Y la rosa, que había aprendido la lección del sapo, le pidió de nuevo que se quedara junto a ella.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Cara a cara

                    Rabindranath Tagore

Oh Señor de mi vida, estaré ante Ti cara a cara.
Con las manos juntas,
oh Señor de todas las palabras,
estaré ante Ti cara a cara.
Bajo tu gran cielo, en soledad y silencio,
con humilde corazón, estaré ante Ti cara a cara.
En este mundo laborioso, de herramientas y luchas
y multitudes con prisa,
¿estaré ante Ti cara a cara?

El perfume de la maestra

El primer día de clase, la maestra doña Tomasa les dijo a sus alumnos, que ella siempre trataba a todos por igual, que no tenía preferencias ni tampoco maltrataba ni despreciaba a nadie.
Muy pronto comprendió lo difícil que le iba a resultar cumplir sus palabras. Había tenido alumnos difíciles, pero nadie como Pedrito. Llegaba al colegio sucio, no hacía las tareas, pasaba todo el tiempo molestando o dormitando, era un verdadero dolor de cabeza. Un día no aguantó ya más y se dirigió a la dirección.
- Yo no soy maestra para soportar la impertinencia de un niño malcriado. Me niego a aceptarlo por más tiempo en mi clase. Ya casi son las vacaciones de Navidad, espero no verlo cuando volvamos en enero.
La directora la escuchó con atención, y sin decirle nada, revisó los archivos y puso en las manos de doña Tomasa el libro de vida de Pedrito. La profesora lo comenzó a leer por deber, sin convicción. Sin embargo, la lectura le fue arrugando el corazón:
La maestra de primer grado había escrito: “Pedrito es un niño muy brillante y amigable. Siempre tiene una sonrisa en los labios y todos le quieren mucho. Entrega sus trabajos a tiempo, es muy inteligente y aplicado. Es un placer tenerlo en mi clase”.
La maestra de segundo grado: “Pedrito es un alumno ejemplar con sus compañeros. Pero últimamente se encuentra triste porque su mamá padece una enfermedad incurable”
La maestra de tercero: “La muerte de su mamá ha sido un golpe insoportable. Ha perdido el interés en todo y se pasa el tiempo llorando. Su papá no se esfuerza en ayudarlo y parece muy violento. Creo que lo golpea.”
La maestra de cuarto: “Pedrito no demuestra interés alguno en clase. Vive cohibido y cuando intento ayudarle y preguntarle qué le pasa, se encierra en un mutismo desesperanzador. No tiene amigos y está cada vez más aislado y triste”
Por ser el último día de clase antes de las Navidades, todos los alumnos le llevaron a Doña Tomasa unos hermosos regalos envueltos en fino y coloridos papeles. También Pedrito le llevó el suyo envuelto en una bolsa de papel. Doña Tomasa fue abriendo los regalos de sus alumnos y cuando mostró el de Pedrito, todos los compañeros se echaron a reír al ver su contenido: un viejo brazalete al que le faltaban algunas piedras y un frasco de perfume casi vacío. Para cortar por lo sano con la risa de los alumnos, Doña Tomasa se puso con gusto el brazalete y se echó unas gotas de perfume en cada una de las muñecas. Ese día, Pedrito se quedó el último al salir de clase y le dijo a su maestra:
- “Doña Tomasa, hoy usted huele como mi mamá”
Esa tarde, sola en su casa, Doña Tomasa lloró un largo rato. Y decidió que en adelante, no solo iba a enseñar a sus alumnos lectura, escritura, matemáticas… sino sobre todo, que los iba a querer y les iba a educar el corazón. Cuando se reincorporaron a clase en enero, Doña Tomasa llegó con el brazalete de la mamá de Pedrito y con unas gotas de perfume. La sonrisa de Pedrito fue toda una declaración de cariñoso agradecimiento. La atención y cariño de Doña Tomasa fue fructificando en creciente aplicación y cambio de conducta de Pedrito. Poco a poco, fue volviendo a ser aquel niño aplicado y trabajador de sus primeros años de la escuela. Al final del curso, a Doña Tomasa le costaba repetir sus palabras de que, para ella, todos los alumnos eran iguales, pues sentía una evidente predilección por Pedrito.
Pasaron los años, Pedrito se fue a continuar sus estudios en la universidad y doña Tomasa perdió el contacto con él. Un día recibió una carta del doctor Pedro Altamira, en la que le comunicaba que había terminado con éxito sus estudios de medicina y que estaba a punto de casarse con una muchacha que había conocido en la universidad. En la carta le invitaba a la boda y le rogaba que fuera su madrina de boda.
El día de la boda, Doña Tomasa volvió a ponerse el brazalete sin piedras y el perfume de la mamá de Pedrito. Cuando se encontraron, se dieron un gran abrazo y el Doctor Altamira le dijo al oído:
- “Todo se lo debo a usted, Doña Tomasa”.
Ella, con lágrimas en los ojos, le respondió:

- “No, Pedrito, es al revés, fuiste tú quien me diste la lección más importante de la vida, que ningún profesor fue capaz de enseñarme en la universidad: me enseñaste a ser maestra”.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Stabat Mater (María al pie de la cruz)

(En la fiesta de la Virgen de los Dolores)

El Hijo en la cruz pendía y a su lado en pie María pálida está.
Con su espíritu en gemido acongojado, transido de un puñal.
¡Oh qué tristeza infinita cubrió a Aquella bendita como un mar!
¡Cuál sentía y se dolía viendo al Hijo en aquel día torturar!
¿Hombre fuera y no gimiera si la oyera lastimera suspirar?
¿Si mirara en el suplicio a la Madre junto al Hijo sollozar?
Ve a Jesús en la tortura pagando en su carne pura nuestro mal.
¡Mira al Hijo que tenía desolado en la agonía expirar!
¡Oh Madre, fuente de amor! hazme sentir tu dolor para que contigo llore.
Haz arder mi corazón en amor de Cristo Dios para endulzar sus dolores.
Madre, esto quiero que hagas: del Crucifijo las llagas clávame en el corazón.
De tu amado ensangrentado entregado tan de grado, parte conmigo el dolor.
Hazme contigo llorar, con Jesucristo penar mientras me quede un latido.
Déjame contigo estar junto a la cruz, y asociar a tu llanto mi gemido.
¡Oh Virgen la más hermosa no me amargues dulce rosa dame contigo gemir!
Dame comparta su suerte lleve en mi vida su muerte, queden sus llagas en mí.
Abre en heridas mi vida y embriágame en la bebida de la sangre de la cruz.
No caiga en atroz suplicio en aquel día del Juicio toma mi defensa Tú.
Cuando fuere mi partida, tenga en el cielo acogida, por tu Madre, buen Jesús.
Cuando se cierren mis ojos, álcese de los despojos mi espíritu hasta Tu luz!

El perdón de Dios


Era la noticia más comentada en aquel pequeño pueblo: Se afirmaba que una anciana tenía apariciones divinas. La noticia llegó hasta el párroco, y el cura quería pruebas de la autenticidad de las mismas. Por eso fue a hablar con la anciana:
- «La próxima vez que Dios se te aparezca», le dijo, «pídele que te diga mis pecados, que sólo El conoce. Esa será una prueba suficiente».
La mujer regresó un mes más tarde, y el cura le preguntó si se le había vuelto a aparecer Dios. Y al responder ella que sí, le dijo:
- «¿Y le pediste lo que te ordené?»
- «Sí, lo hice».
- «¿Y que te dijo El?» -preguntó con curiosidad el cura.
- «Me dijo: "Dile al cura que he olvidado sus pecados"».