sábado, 27 de febrero de 2021

Hasta encontrarte

                     José Mª Rodríguez Olaizola

Todo el mundo te busca, aunque a menudo ni lo sabe.
Ese anhelo de plenitud, esa ansia de abrazo,
la orfandad de a veces, la pasión, la furia,
el baile con el tiempo que es la vida,
la curiosidad, la imaginación,
la voluntad inquebrantable de crear,
todo eso es búsqueda.
Tenemos sed de ti, una avidez insaciable
si no nos zambullimos en tus aguas.
Y hambre, de justicia y evangelio, de ternura y futuro,
que engañamos al ocultarnos en refugios insuficientes.
No queda otra que salir de nuevo a la intemperie
a la tormenta, a la verdad para seguir buscando.
Hasta encontrarte.

Invocando a Buda

Cierta mujer invocaba cientos de veces al día el nombre de Buda, sin llegar a entender nunca la esencia de sus enseñanzas. Después de diez años, todo lo que consiguió fue aumentar su amargura y desesperación porque creía que no era escuchada.
Un monje budista se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y cierta tarde se acercó hasta su casa.
- Señora Cheng, ¡abra la puerta!
La mujer se irritó y accionó una campana para comunicar que estaba rezando y no quería que la molestasen. Pero el monje insistió varias veces.
- ¡Señora Cheng! ¡Tenemos que hablar! ¡Salga, es apenas un minuto!
Furiosa, abrió la puerta con violencia.
- Pero ¿qué tipo de monje eres tú, no ves que estoy rezando?
- Yo he llamado solo cuatro veces y mire lo enfadada que se ha puesto. ¡Imagine lo que Buda debe de estar sintiendo después de haber sido llamado durante diez años!
Y concluyó.
- Si llamamos con la boca pero no sentimos con el corazón, nada ocurrirá. Cambie su manera de invocar a Buda; entienda lo que él dijo y ya no le hará falta nada más.

viernes, 26 de febrero de 2021

Oración de Thomas Merton

Dios y Señor mío, no sé adónde voy.
No vislumbro el camino delante de mí.
No puedo saber con certeza dónde terminará.
Ni siquiera me conozco realmente a mí mismo.
Y el hecho de que piense que cumplo tu Voluntad,
no significa que realmente lo esté haciendo.
Pero creo que mi deseo de agradarte, de hecho hace que te agrade.
Y espero tener ese deseo en todo lo que haga.
Y espero nunca hacer nada, fuera de ese deseo.
Y además estoy seguro de que si hago eso,
me conducirás por el camino correcto,
aunque yo lo desconozca por completo.
Por lo tanto, confiaré en Ti siempre,
aunque más de una vez pueda parecerme
que estoy perdido y en sombra de muerte.
No temeré porque Tú estás siempre conmigo
y nunca permitirás que enfrente mis luchas solo...

No estamos Solos...

¿Conoces la leyenda del rito del paso de la niñez a ser adulto de los indios cherokee?
Su padre lleva al hijo al bosque, con los ojos vendados, y le deja solo.
El hijo tiene la obligación de sentarse en un tronco toda la noche y no quitarse la venda hasta que los rayos del sol brillan a través de la mañana.
No puede pedir auxilio a nadie. Una vez que sobrevive a la noche, ya es un hombre.
No puede hablar a los otros muchachos acerca de esta experiencia, debido a que cada chico debe entrar en ser adulto por su cuenta.
El niño está naturalmente aterrorizado. En la selva oye toda clase de ruidos. Bestias salvajes que rondan a su alrededor. Quizás algún humano le puede hacer daño.
Escucha el viento soplar y la hierba crujir, él tiene que seguir sentado estoicamente en el tronco, sin quitarse la venda, ya que es la única manera en que podría llegar a ser un hombre adulto.
Por último, después de una horrible noche, el sol apareció y al quitarse la venda, fue entonces cuando descubrió a su padre sentado junto a él.
Su padre veló toda la noche, para proteger a su hijo del peligro.

Así, nosotros tampoco estamos nunca solos. Aun cuando no lo sabemos, nuestro Padre Celestial está velando por nosotros, sentado en un tronco a nuestro lado. Cuando vienen los problemas, lo que tenemos que hacer es sólo confiar en Él.

miércoles, 24 de febrero de 2021

Me pongo en camino

Señor Jesús: me pongo en camino. Quiero buscarte.
Dame un corazón sencillo, unos pies ligeros,
unos ojos abiertos para que mi marcha sólo se dirija a ti.
Oriéntame cuando me pierda, acógeme cuando me canse,
llévame con los otros cuando me sienta solo.
Dame valentía, fortaleza y audacia
para no decaer en mi búsqueda, para permanecer siempre firme.
Haz que mis pies pisen la tierra pobre que pisaron los tuyos,
que mis hombros sólo carguen la libertad
y el desprendimiento que llevaron los tuyos,
que mis entrañas anhelen sólo tu palabra.
Y cuando al fin pueda encontrarme contigo cara a cara,
Cristo luminoso, Eterna Pascua,
concédeme descansar mi cabeza sobre tu hombro
y pronunciar tu nombre, Señor,
siempre hermano; hermano, siempre nuevo.

El sacristán y la colecta

Un joven sacerdote es enviado a una Parroquia. El domingo observa que el viejo sacristán, al retirar el cesto de la colecta a la sacristía, coge un billete de 20 euros y se lo mete en el bolsillo.
Así Domingo tras Domingo.
El joven párroco decide cogerlo aparte y darle una lección sobre la honradez y respeto de lo ajeno.
Al principio, el sacristán pone cara de no entender de qué va la cosa, pero pronto cae en la cuenta y le dice al joven párroco:
- No se ocupe, señor cura, siempre comienzo la colecta poniendo de mi bolsillo veinte euros en el cesto para que la gente se anime y sea espléndida.