sábado, 30 de enero de 2021

Oración por la Paz

                            Papa Juan Pablo II

Dios de infinita misericordia y bondad,
con corazón agradecido te invocamos
Que tu voz resuene en el corazón de todos los hombres y mujeres,
cuando los llames a seguir el camino de reconciliación y paz,
y a ser misericordiosos como tú.
Señor, tú diriges palabras de paz a tu pueblo
y a todos los que se convierten a ti de corazón.
Ayúdales a derribar las barreras de la hostilidad y de la división
y a construir juntos un mundo de justicia y solidaridad.
Señor, tú creas cielos nuevos y una tierra nueva.
Te encomendamos a los jóvenes.
En su corazón aspiran a un futuro más luminoso;
fortalece su decisión de ser hombres y mujeres de paz
y heraldos de una nueva esperanza para sus pueblos.
Padre, tú haces germinar la justicia en la tierra.
Te pedimos por las autoridades, que se esfuercen
por satisfacer las justas aspiraciones de sus pueblos
y eduquen a los jóvenes en la justicia y en la paz.
Impúlsalos a trabajar generosamente por el bien común
y a respetar la dignidad de toda persona
y los derechos fundamentales que derivan
de la imagen y semejanza del Creador.
Concédeles sabiduría, clarividencia y perseverancia;
no permitas que se desanimen en su ardua tarea
de construir la paz duradera, que anhelan todos los pueblos.
Padre celestial, te pedimos
por todos los que creen en el evangelio de Jesucristo.
Guía sus pasos en la verdad y en el amor.
Que testimonien la paz que supera todo conocimiento
y la luz que triunfa sobre las tinieblas de la hostilidad,
del pecado y de la muerte.
Señor del cielo y de la tierra, Creador de la única familia humana,
te pedimos por los seguidores de todas las religiones.
Que busquen tu voluntad en la oración y en la pureza del corazón,
y te adoren y glorifiquen tu santo nombre.
Ayúdales a encontrar en ti la fuerza para superar el miedo y la desconfianza,
para que crezca la amistad y vivan juntos en armonía.
Padre misericordioso, que todos los creyentes encuentren
la valentía de perdonarse unos a otros,
A la Madre de Jesús, la bienaventurada siempre Virgen María,
le encomendamos a los hombres y a las mujeres de la tierra.
Que, al seguir su ejemplo, escuchen la palabra de Dios
y tengan respeto y compasión por los demás,
especialmente por los que son diversos de ellos.
Que, con un solo corazón y una sola mente, trabajen
para que todo el mundo sea una verdadera casa para todos sus pueblos.
¡Paz! ¡Paz! ¡Paz! Amén.

Cuento sobre la paz

                            (Leyenda de Azerbayan)

Hace miles de años hubo en Asia dos príncipes enemigos que constantemente se amenazaban aprovechando el menor pretexto. Uno de ellos decidió declarar la guerra y ordenó a los habitantes de su nación que se prepararan para luchar.
El otro príncipe aceptó el desafío. Sin embargo, como habían pasado más de quince años desde la última batalla, no recordaba dónde estaban guardadas su armadura y su ropa de combate. Cuando faltaba un día para el enfrentamiento pidió a su madre que le llevara su casco. La señora regresó con las manos vacías.
— ¿Por qué no lo trajiste? -le reclamó.
— No pude cargarlo, pesa mucho -contestó ella.
— Yo mismo iré por él.
— No, por favor no lo toques -pidió la madre mientras le impedía el paso.
— ¿Cómo piensas que puedo ir a la guerra sin casco? -preguntó él.
— Mira hijo, dentro de tu casco, que estaba en el patio trasero, una paloma hizo su nido, y dentro de él hay tres pequeñas crías. Las palomas son las aves de la paz: nunca hacen daño a nadie. Todos los días su madre les trae de comer lo que encuentra. ¿Cómo puedo destruir su nido? Cuando vea que quiero tomar el casco, la madre se irá volando y dejará llorando a los polluelos. Eso traerá desgracias a nuestro país.
El príncipe no quería discutir con su madre y se presentó al combate sin casco. Al verlo, su enemigo quedó sorprendido.
— ¿Cómo se te ocurre combatir así?
— Mi madre encontró en el casco viviendo una paloma y sus polluelos. No quisimos hacerles daño.
El otro príncipe no podía creer lo que escuchaba y pidió a uno de sus hombres que comprobara si la historia era cierta.
— Pues sí. Dentro del casco hay tres pichones muy pequeños con su madre. Parece que apenas rompieron el cascarón -confirmó el enviado.
Entonces el príncipe le tendió la mano a su enemigo.
— Hagamos la paz para siempre. Le propuso. Tu madre no quiso destruir el nido de la paloma y sus polluelos ¿cómo podemos querer tú y yo destruir los hogares de miles de personas?
Desde aquel día, los dos reinos fueron amigos y la paloma se convirtió en símbolo de la paz.

viernes, 29 de enero de 2021

Vino a traernos paz

Oh, Dios, Creador del universo,
que extiendes tu preocupación paternal sobre cada criatura

y que guías los eventos de la historia a la meta de la salvación;
reconocemos tu amor paternal
que, en un mundo dividido por la disputa y la discordia,
Tú nos preparas para la reconciliación.
Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia;
envía tu Espíritu sobre nosotros,
para que él pueda obrar en la intimidad de nuestros corazones;
para que los enemigos puedan empezar a dialogar;
para que los adversarios puedan estrecharse las manos;
y para que las personas puedan encontrar entre sí la armonía.
Para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera de la verdadera paz;
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere el odio,
para que el perdón venza el deseo de venganza.

El bastón de la palabra

Hace muchos, muchos años en una selva de América, vivían juntas muchas familias, familias de animales como los monos, pájaros de muchas clases, insectos, felinos… humanos… familias de árboles, de plantas y de flores… y la familia del cielo: la lluvia, el sol, las nubes,…
Como compartían el espacio donde vivían, cada mes se reunían todos en un corro para hablar y organizarse, repartirse las tareas, solucionar conflictos, etc. Cuándo necesitaban lluvia, cuándo sol, hasta dónde podían crecer los árboles para que les llegara el sol a las flores, y qué plantas y flores podían comer los humanos.
También hablaban de cómo se sentían y de las cosas que eran importantes para cada uno de los miembros de las familias, las cosas que les habían sucedido, cosas que querían compartir.
Hablaban de cómo se sentían y de qué cosas podrían hacer todos juntos para que la convivencia en la selva fuese mucho mejor y que cada uno de ellos pudiese hablar.
Cuando llegaba el día de la reunión todos se preparaban y se sentaban, pero sucedía que todos tenían cosas que contar y todos querían hablar a la vez, con lo cual no se podía escuchar a ninguno de ellos porque había mucho ruido. Y así se reunieron varios meses y no llegaban a ningún entendimiento.
Un día uno de los niños más pequeños de la familia de los humanos que quería compartir con el resto de las familias algo que le había sucedido empezó a hablar y sintió que no se le escuchaba, así que cogió un palo, lo sujetó con sus manos y propuso al resto que sería una buena idea hacer que este palo fuese el palo o bastón de la palabra.
- ¿Qué significa el bastón de la palabra?, le preguntaron.
- Significa que la única persona que podía hablar en esos momentos sería el que tuviese el bastón en la mano. Y eso a partir de ahora sería una nueva herramienta de comunicación. Porque todos habían sentido en algún momento que querían hablar pero que no se les escuchaba, así que la única persona que podría hablar sería la que sostuviera el bastón de la palabra en la mano.
A todas las demás familias de animales, de humanos y otros seres que vivían allí les pareció buena idea, ya que de esta manera podrían llegar a entenderse y respetarse.
En ese momento un gorila cogió el bastón y dijo al resto de las familias:
- ¡Aún podemos hacer más bonito el bastón! ¡Cada uno de nosotros podemos poner alguna cosa que nos represente o que hable de nosotros y decorar el bastón! Para que sea el bastón de todos.
Así que cada familia pensó de qué manera decorar el bastón de la palabra. Los leones pusieron su huella, los pájaros pusieron algunas plumas, los ratones pusieron un pelo de su bigote, los peces pusieron algunas escamas, las serpientes un lametazo, las flores polen y los árboles hojas, las nubes un poco de su algodón, y el sol puso un poco de su luz… y así cada uno de ellos decoró una parte del bastón con algo que los representaba.
Y a partir de ese momento cada vez que se reunían lo hacían con el bastón de la palabra.
Las instrucciones del bastón son las siguientes:

Ø  Solo puede hablar la persona que tenga el bastón en las manos.
Ø  Lo pasará cuando se sienta que lo han entendido y se sienta escuchado.
Ø  Los demás mientras no tengan el bastón no pueden hablar, ni discutir, ni interrumpir, solo escuchar y hacer que la persona que tenga el bastón se sienta querida y escuchada.
Ø  Así que en el momento en que se saca el bastón es el momento de la comunicación, tanto hablando como escuchando. Hay que ver cada situación con los ojos y el corazón de la  persona que sostiene el bastón.

 


jueves, 28 de enero de 2021

Agradece a...

              Alex Vacio

Aquellos que desde su manera de ser, te ayudaron a ser más persona.
Aquél que inesperado y oportuno, supo escucharte comprensivo.
Aquellos con quienes compartiste tus ratos de juego.
Aquél que te ayudó a desvelar tu riqueza interior.
Aquél que con su gran bondad te hizo ser sencillo.
Aquél que descubriste un día y “se quedó” en ti.
Aquél que, corrigiéndote con cariño, te hizo caminar.
Aquél que con su vida incansable te animó a luchar.
Aquél que siempre espero lo mejor de ti.
Aquél que te exigió siempre, haciéndote “grande”.
Aquél que necesito de ti.
Aquél que estando lejos, lo sentiste cerca.
Aquél que con su desacuerdo, descubrió tu verdad.
Aquél que sabes que te quiere y siempre te espera.
Aquél que siempre te animó a ver lo positivo.
Aquél que te quiere como eres, animándote a crecer.
Aquél que tuvo necesidad de ti, e hizo que te sintieras “únic@”.

Camino del Instituto

Iba camino del instituto para un ensayo, cuando pasé ante la casa de David, que había sido mi mejor amigo antes de enfadarse, porque yo había rechazado las drogas.
No sé cómo se me ocurrió entrar a despedirme de él, pues estaba a punto de terminar los estudios. David bajaba por la escalera con su abrigo, pero me invitó a subir.
Al principio la situación resultó muy tensa, pero después empezamos a hablar y hablar y reír y a contarnos todo tipo de anécdotas. Lo que iba a durar 15 minutos duró más de dos horas. ¡Nunca llegué al ensayo!
— Pero David, tú ibas a salir, le dije al fin.
De repente cambió su expresión.
— ¿Por qué has venido esta noche?, me preguntó.
— Sólo para despedirme.
— Pero, ¿por qué esta noche precisamente?
— Pues... no lo sé.
Me enseñó una soga de dos metros con un nudo corredizo.
— Iba a ahorcarme. Rompió a llorar y me pidió que rezara por él.
Nos abrazamos y empecé a rogar por él desde aquel mismo instante.
De camino a casa le dije a Dios: Señor, yo no sabía lo que David iba a hacer, pero Tú sí lo sabías, ¿verdad? Si puedes servirte de alguien como yo para ayudar a un pobre chico como David..., aquí estoy, Señor, úsame.

miércoles, 27 de enero de 2021

¿Qué le pedimos a Dios?

Le pedí a Dios que me quitara el dolor.
Dios me dijo: No me corresponde a mí quitártelo, sino a ti asumirlo.
Le pedí a Dios que me diera paciencia.
Dios me dijo: la paciencia deriva de las tribulaciones
y no es dada, sino conquistada.
Le pedí a Dios que me diera felicidad.
Dios me dijo que no.
Yo te doy bendiciones. La felicidad depende de ti.
Le pedí a Dios que me protegiera del dolor.
Dios me dijo que no.
El sufrimiento te separa del mundo y te acerca más a mí.
Le pedí a Dios que hiciera crecer mi espíritu.
Dios me dijo que no.
Tienes que crecer solo, mas yo te podaré para que des fruto.
Le pedí a Dios todas las cosas para poder disfrutar de la vida.
Dios me dijo que no.
Yo te doy la vida para que puedas disfrutar de todas las cosas.
Le pedí a Dios que me ayudara a amar a otros tanto como él me ama a mí.
Dios me dijo: Ah, finalmente has comprendido lo fundamental:
ama a tu prójimo como a ti mismo.

El hijo, ¿quién se lleva "El hijo"?

Un hombre rico y su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su colección, desde Picasso hasta Rafael. Muy a menudo, padre e hijo se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte.
Cuando el conflicto de Vietnam surgió, el hijo fue a la guerra. Fue muy valiente y murió en batalla mientras rescataba a otro soldado. El padre recibió la noticia y sufrió profundamente la muerte de su único hijo. Un mes más tarde, justo antes de la Navidad, alguien tocó a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos le dijo al padre:
- Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. El salvó muchas vidas ese día, y me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo en el acto. El hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte.
El muchacho extendió el paquete: Yo sé que esto no es mucho. Yo no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto.
El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo pintado por el joven soldado. El contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura. El padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos propios se inundaron de lágrimas. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro.
- Oh no, señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Es un regalo.
El padre colgó el retrato encima de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería.
El hombre murió unos meses más tarde y se anunció una subasta para todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante y de influencia acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de la colección.
Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio a la subasta.
- Empezaremos la subasta con este retrato titulado "El Hijo". ¿Quién ofrece por este retrato?
Hubo un gran silencio. Entonces una voz del fondo de la habitación gritó:
- ¡Queremos ver las pinturas famosas! ¡Olvídese de ésta!
- ¿Alguien ofrece algo por esta pintura?, insistió el subastador, ¿100 dólares?, ¿200 dólares?”.
Otra voz gritó enfadada: - ¡No venimos por ésta pintura! Venimos a ver los Van Gogh, los Rembrants. ¡Vamos a las ofertas de verdad!
Pero aun así el subastador continuaba su labor: - ¡El Hijo!, ¡El Hijo! ¡¿Quién se lleva "El Hijo"?!
Finalmente, una voz se oyó desde muy atrás de la sala:
- ¡Yo doy diez dólares por la pintura!
Era el viejo jardinero que durante muchos años había servido en la casa con el padre y el hijo. Siendo muy pobre, no podía ofrecer más.
- ¡Tenemos 10 dólares!, ¡¿Quién da 20?!, gritó el subastador.
- ¡Dásela por los 10 dólares! ¡Muéstranos de una vez las obras maestras!, dijo otro exasperado."
- ¡10 dólares es la oferta! ¡¿Dará alguien $20?! ¿Alguien da 20?”
La multitud se estaba alborotando. Nadie más quería aquella pintura, "El Hijo". Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el mazo:
- Va una, van dos, ¡VENDIDA por 10 dólares!
Un hombre que estaba sentado en segunda fila gritó feliz:
- ¡Ahora empecemos con la colección!
El subastador soltó su mazo y dijo: - Lo siento, damas y caballeros, pero la subasta ha terminado.
- Pero, ¿qué hay de las pinturas?
- Lo siento. Cuando me llamaron para conducir esta subasta, se me informó de un secreto estipulado en el testamento del dueño. Yo no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de "EL HIJO" sería subastada. Aquel que la comprara heredaría todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas. ¡El hombre que compró EL HIJO se queda con todo!

martes, 26 de enero de 2021

Seguir a Jesús: la oración del discípulo

Maestro Jesús, no he sido yo quien te ha elegido a ti,
has sido tú quien me ha llamado por mi nombre,
para que comparta contigo los avatares del camino de Galilea a Jerusalén.
Ayúdame a creer, vivir y amar el Evangelio
permaneciendo unido a ti, como el sarmiento al tronco de la vid.
Tú me llamas a ser tu discípulo, para que donde tú estás, allí esté yo contigo,
y para enviarme a predicar la conversión a las gentes,
y curar en tu Nombre toda enfermedad y toda dolencia.
Anunciando la buena noticia a los pobres, y a los afligidos el consuelo.
Jesús, querido amigo, viviendo contigo, compartiendo tu vida y tu misión
quiero llegar a conocerte, así cuando me mires a los ojos
y me preguntes no lo que los demás dicen de ti,
sino lo que yo mismo creo en mi corazón pueda decirte con Pedro:
"Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios bendito,
el Mesías que había de venir al mundo" Amén.

Mármol o cuero

El hijo de cierto competente hombre de negocios mostraba signos de gran preocupación. Acostumbrado como estaba a detectar problemas, el padre lo invitó a almorzar para charlar a solas y contarle lo que le sucedía.
Indagó, que en efecto, las cosas no marchaban bien: Su carrera, su trabajo, sus relaciones, estaban llenas de dificultades y el joven se sentía acorralado e impotente.
- No sé cómo superar los obstáculos, contó, y no por debilidad, puedo asegurarlo. No conozco muchos que sean más duros que yo, y sin embargo siento que retrocedo en vez de avanzar.
- Querido hijo, la dureza no lo es todo, sonrió el experto. El mármol es duro, pero si lo golpeas con un mazo se rompe en mil pedazos. Lo que importa no es ser duro, sino ser fuerte. El cuero es blando pero a la vez fuerte, por más que lo martillees no se romperá. Prueba a afrontar las dificultades y desafíos con resistencia, pero también con flexibilidad, y pronto verás los resultados.

domingo, 24 de enero de 2021

Tener un estilo de vida mariano es...

                                  Pedro Marcelo Aravena G.

Jugarse la vida por un ideal grande,
anhelar santidad, dar testimonio "irresistible",
convencer con el ejemplo, vivir lo que se cree,
aterrizar lo que se piensa, transparentar valores humanos,
arriesgarse a nuevas formas de vida, no excluir nada de la fe,
"contagiar" a otros con "ondas marianas",
sacrificarse por otros, saber renunciar y ofrecer,
conquistar libertad, luchar por lo auténtico,
respetar y hacerse respetar, comunicarse y profundizar en el diálogo,
ser luz en la oscuridad del mundo, ser signo de esperanza para muchos,
construir una sociedad nueva, fortalecer la familia,
ofrecer hogar en el propio corazón, tejer vínculos,
dar crédito del carisma, ser fiel a la misión y cumplirla,
reflejar a la Madre, encarnar a Jesús en el tiempo de hoy,
inspirarse en el Espíritu Santo, ser cenáculo vivo, obedecer al Padre.

El camino de la felicidad

Es la historia de un hombre que estaba harto de llorar. Miró a su alrededor y vio que tenía delante de sus ojos la felicidad. Estiró la mano para intentar cogerla.
La felicidad era una flor. La cogió. Y nada más tenerla en su mano, la flor ya se había marchitado.
La felicidad era un rayo de sol. Levantó sus ojos para calentar su cara y enseguida una nube lo cubrió.
La felicidad era una guitarra. La acarició con sus dedos, las cuerdas desafinaron.
Cuando al atardecer volvía a casa, el hombre seguía llorando.
A la mañana siguiente siguió buscando la felicidad. A la vera del camino había un niño que lloriqueaba. Para tranquilizarlo cogió una flor y se la dio. La fragancia de la flor perfumó a los dos.
Una pobre mujer temblaba de frío, cubierta con harapos. La llevó hasta el sol y también él se calentó.
Un grupo de niños cantaba. Él les acompañó con su guitarra. También él se deleitó con aquella melodía.
Al volver a casa de noche, el buen hombre sonreía de verdad. Había encontrado la felicidad.