sábado, 12 de diciembre de 2020

A la Virgen de Guadalupe

Dios te salve María de Guadalupe, Señora de la paz,
oramos por la paz en nuestro mundo; haznos pacificadores.
Dios te salve María de Guadalupe, Amiga de la gente común,
únenos para que juntos elevemos la causa de los oprimidos.
Dios te salve María de Guadalupe, Madre de México,
ayúdanos tanto a apreciar la cultura de América Latina,
como a trabajar para poner fin a su pobreza.
Dios te salve María de Guadalupe, Madre del Niño Jesús,
oramos por todos los niños que son víctimas de la guerra y del hambre; luchemos por ellos.
Dios te salve María de Guadalupe, Esposa del carpintero, José,
oramos por los derechos de todas las personas que trabajan duro en todo el mundo,
permite que su dignidad sea reconocida.
Dios te salve María de Guadalupe, Mujer de todas las generaciones,
muévenos a cuidar a las personas mayores que carecen de atención médica adecuada y refugio.
Dios te salve María de Guadalupe, Madre sin hogar,
oramos por aquellos que no tienen un hogar; permítenos abogar por la vivienda asequible.;
Dios te salve María de Guadalupe, Señora de todos los colores,
muéstranos cómo amar a todas las personas, desafiando el racismo y la discriminación.
Dios te salve María de Guadalupe, Madre de nuestro mundo,
haznos ciudadanos del mundo, trabajando por la justicia y el bienestar en todo el mundo.

La vidriera multicolor

                     Fr. Felix Jimenez Tutor

Durante la lucha civil y religiosa del cisma de Inglaterra, los Rounheads que eran Protestantes entraban en las iglesias y destruían todos los símbolos religiosos. En la catedral de Winchester hicieron añicos una magnífica vidriera.
Los cristales multicolores yacían esparcidos por el suelo. Imposible recomponerla. ¿Qué hacer con todos esos diminutos cristales?
Los feligreses los recogieron con mucho cuidado y amor. Mucho antes de que naciera el arte abstracto, los conjuntaron todos y los colocaron en una gran ventana.
Hoy, 300 años más tarde, el mismo sol brilla a través de los mismos hermosos colores, un kaleidoscopio de cristalitos, colocados de distinta manera pero formando un cuadro más significativo. 

La luz de Dios tiene que seguir brillando a través de nosotros que somos santos pero con coronas rotas.
Nadie nace Santo. Los santos hacen la diferencia, amorosa diferencia, desde su debilidad y desde su fe, porque intentaron servir a Dios y al prójimo. Esta diferencia hace que den gloria a Dios y reaviven la chispa divina que anida en sus corazones.


jueves, 10 de diciembre de 2020

Gracias, Señor, por tus dones en mí

Señor, como Juan Bautista, también yo soy muy grande,
porque he recibido muchos dones, y muy pequeño,
porque mi vida y mi felicidad dependen de Ti, del cariño de muchas personas.
Gracias por la energía de mi cuerpo y de mi mente;
y no me dejes caer en la tentación de despreciar tu fuerza.
Gracias por todo lo que he podido aprender, por todo lo que sé;
y dame humildad para que cada día busque tu sabiduría.
Gracias porque sé comprender al que se equivoca;
y que tu perdón me ayude a perdonar al que me haga daño, setenta veces siete.
Gracias por la alegría de mi rostro y de mi corazón;
y gracias por esa alegría que tú me das y que nada ni nadie me puede arrebatar.
Gracias porque me has dado un corazón que sabe amar;
que siempre esté abierto para recibir tu amor y, así, amar cada día más y mejor.
Gracias, Señor, por todo lo que sé, por todo lo que tengo, por todo lo que soy.
No me dejes caer en las garras del orgullo
y que siempre tenga alma de discípulo, de mendigo, de niño.
Gracias porque cada día me ofreces la sabiduría,
la fuerza y la vida de tu Espíritu, de tu Reino;
que sepamos acoger tus dones con humildad y gratitud. Amén.

El Maestro zen y el cristiano

                      Tony de Mello, s.j.

Una vez visitó un cristiano a un maestro Zen y le dijo:
- Permíteme que te lea algunas frases del Sermón de la Montaña
- Las escucharé con sumo gusto, replicó el maestro.
El cristiano leyó unas cuantas frases y se le quedó mirando. El maestro sonrió y dijo:
- Quienquiera que fuese el que dijo esas palabras, ciertamente fue un hombre iluminado.
Esto agradó al cristiano, que siguió leyendo. El maestro le interrumpió y le dijo:
- Al hombre que pronunció esas palabras podría realmente llamársele Salvador de la humanidad.
El cristiano estaba entusiasmado y siguió leyendo hasta el final. Entonces dijo el maestro:
- Ese sermón fue pronunciado por un hombre que irradiaba divinidad.
La alegría del cristiano no tenía límites. Se marchó decidido a regresar otra vez y convencer al maestro Zen de que debería hacerse cristiano.
De regreso a su casa, se encontró con Cristo, que estaba sentado junto al camino.
- ¡Señor, le dijo entusiasmado, he conseguido que aquel hombre confiese que eres divino!.
Jesús se sonrió y dijo:
- ¿Y qué has conseguido sino hacer que se hinche tu "ego" cristiano? 

martes, 8 de diciembre de 2020

A la Inmaculada Concepción

CON GOZO Y CON ALEGRÍA CANTAMOS, VIRGEN SAGRADA,
QUE SIEMPRE FUE INMACULADA VUESTRA CONCEPCIÓN, MARIA.

1.Jardín de suma pureza fuisteis de flores divinas,
libre de sombras y espinas, paraíso de limpieza;
la serpiente con fiereza quiso entrar con osadía,
mas le rompió la cabeza vuestra Concepción, María.

2. Fuente de puros cristales fuisteis de Dios consagrada,
en vuestro origen sellada con gracias muy celestiales.
Viendo tan claros raudales Lucifer se confundía,
por ser libre de sus males vuestra Concepción, María.

3. Torre de David sagrada para dar a Dios asiento,
desde el primer fundamento fuisteis en gracia fundada;
y con gloria tan colmada Dios para Madre os quería,
que nunca fue desgraciada vuestra Concepción, María.

4. Estrella de la mañana con divinos resplandores,
a los primeros fulgores con gracia muy soberana:
Hija de Joaquín y Ana, en vos la Iglesia confía,
pues no dañó la manzana vuestra Concepción, María.

5. Luna llena y muy brillante de gracia y de perfección
se vio vuestra Concepción en aquel primer instante;
y tan llena y tan constante Dios eterno os prevenía,
que nunca tuvo menguante vuestra Concepción, María.

6. Sol purísimo escogido fuisteis al primer oriente,
con la gracia conveniente para ser Dios concebido;
cielo y tierra han recibido rayos de suma alegría,
pues nunca ocaso ha tenido vuestra Concepción, María.

7. Puerta del Cielo segura fuisteis de Dios consagrada,
y de gracia preparada sobre toda criatura:
Vuestro favor asegura franca entrada al alma pía,
que venera limpia y pura vuestra Concepción, María.

8. Rosa mística y hermosa la Santa Iglesia os aclama,
y nuestra España a Vos llama como a su Madre piadosa:
Defendedla Poderosa, pues en vuestro amparo fía
celebrando fervorosa vuestra Concepción, María.

9. Postrados con reverencia por Patrona os veneramos,
y como a Madre os rogamos nos asistáis con clemencia:
A la Divina presencia llevadnos como fiel guía,
a ver con toda evidencia vuestra Concepción, María

Contrabando en el cielo

Cierto día Dios estaba haciendo su revisión acostumbrada en el cielo y notó que cierta gente no te nía un rostro suficientemente puro para estar ahí. Así que le mandó a un ángel que lo buscara. Fue y lo encontró sentado con el ojo bien alerta al lado de la puerta, Dios reprendió a San Pedro diciéndole: "No, no, no, esto no puede ser, tú estás dejando pasar gente que no se encuentra en la lista".
"Me confundes, buen Dios", respondió Pedro, "pues yo vivo en la puerta siempre alerta y a pesar de mi edad avanzada no se me pasa, por descuido nadie; créeme Señor, nadie ha entrado aquí sin traer el debido pasaporte. Aunque es cierto que hay gente que jamás había visto. Hay alguien que está haciendo contrabando, pero yo te prometo que pronto lo encontraré, de lo contrario renunciaré a la portería, Señor".
San Pedro se puso a revisar todas las cerraduras, buscando rendijas o aberturas por donde se pudieran colar almas, y estando la noche avanzada se sentó en plena calma a vigilar la celestial puerta; cuando de repente vio que de la habitación de la virgen María salían almas que él hubiera rechazado, se acercó sigiloso y pudo ver que de la ventana de su habitación colgaba un rosario que ellos usaban como escalera para poder subir.
San Pedro fue donde estaba Jesús y para aclarar su inocencia le pidió que hablara con ella, que con lo que estaba haciendo arruinaba su trabajo.
A lo cual Jesús con voz dulce y sonrisa tierna le respondió: "Lo siento, a ella no le puedo negar nada". 

Por eso recuerda que acercándote a ella en oración puedes encontrar a la mejor intercesora, en los problemas más difíciles, en tus mayores angustias, ella habla por ti ante Dios, y como en las bodas de Caná los milagros pueden aparecer.

domingo, 6 de diciembre de 2020

Adviento en nuestra vida

            Florentino Ulibarri

Adviento es una multitud de caminos de búsqueda y esperanza
para recorrerlos a ritmo ligero
siguiendo las huellas de Abraham, nuestro padre en la fe,
de Jacob, enamorado, astuto y tenaz,
de Moisés, conocedor de desiertos y guía de tu pueblo,
de Isaías, profeta y cantor de un mundo nuevo,
de Jeremías, sensible a los signos de los tiempos,
de Juan Bautista, el precursor humilde y consciente,
de José, el enraizado y con la vida alterada,
de María, creyente y embarazada,
y con los ojos fijos en quien va a nacer
en cualquier lugar y circunstancia.
Adviento, en nuestra vida e historia, siempre es una aventura osada
que acontece en cualquier plaza, calle y encrucijada,
o en el interior de nuestra casa, o en nuestras propias entrañas.
Adviento es tiempo y ocasión propicia para preparar el camino:
igualar lo escabroso, enderezar lo torcido, rebajar lo pretencioso,
aventar el orgullo, rellenar los agujeros negros,
despejar el horizonte, señalar las fuentes de agua fresca,
no crear nieblas ni tormentas sembrar verdad, justicia y amor
y tener el corazón con las puertas abiertas.
Te agradecemos, Señor, la reiterada presencia del Adviento
en nuestra vida e historia.
En Él, gracias a tu Espíritu y Palabra, y a nuestra humilde acogida,
despunta una nueva aurora.

La taza de té

Un profesor de universidad fue a visitar a un gurú, un maestro de sabiduría oriental y le dijo:
- “Maestro, enséñame lo que tengo que saber para ser feliz. He estudiado las Sagradas Escrituras, he escuchado a los grandes maestros, pero aún no he encontrado la respuesta”.

El Maestro le invitó a té, llenó la taza y siguió echando té que se iba derramando por la mesa y el suelo.

El profesor sorprendido le dijo:
- “La taza está llena. Pare. Ya no cabe más”.
El Maestro le explicó:
- “Tú, como esta taza estás lleno de tus opiniones y de tus especulaciones. ¿Cómo puedo enseñarte el camino si antes no vacías tu taza?

¿Cómo puedo llenarme del evangelio de Jesucristo y cómo puedo acogerlo si yo soy el centro, si yo lo lleno todo?