sábado, 13 de octubre de 2018

Ofrenda a la Virgen

Por tu inmensa bondad te ofrezco cuanto soy, Virgen María,
sembraste caridad en mi tierra baldía
y ha brotado la fe en tu cercanía.
Hoy, muy cerca de ti, quiero darte mi amor, Señora mía,
Eres luz en el cielo, un brillante refugio de alegría,
eres paz y consuelo, maternal compañía,
limpio Sagrario de la Eucaristía.
Tú sabías que yo, la humanidad soberbia,
te heriría y tu voz no tembló, humilde dices "fiat".
Te hiciste libre-esclava,
para servir a Dios con valentía,
y tu cuerpo encarnaba la futura agonía
del martirio que el Hijo sufriría.
Fuiste Madre de amor
desde aquel venturoso día,
en que, desde la Cruz, tu hijo Jesús,
nos dio a su Madre como Madre de todos.

Parábola de la rana hervida

Imaginad una cazuela llena de agua en cuyo interior nada tranquilamente una rana, se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando.
La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, se habría puesto a salvo de un enérgico salto.

“Es un experimento que nos demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía”. 
Si nos fijamos en lo que está sucediendo en nuestra sociedad en las últimas décadas, estamos experimentando una lenta deriva a la que nos vamos acostumbrando. Un montón de cosas que nos habrían horrorizado hace 10 o 20 años, fueron poco a poco rebajándose y suavemente ofuscándonos hasta hoy, hasta tal punto que nos dejan indiferentes a la mayoría de la gente.

viernes, 12 de octubre de 2018

Himno a la Virgen del Pilar

Virgen Santa Madre mía luz hermosa claro día
que la tierra aragonesa te dignaste visitar.
Este pueblo que te adora, de tu amor favor implora
y te aclama y te bendice abrazado a tu Pilar.
Pilar sagrado, faro esplendente, rico presente de caridad.
Pilar bendito, trono de gloria, tú a la victoria nos llevarás.
Cantad, cantad himnos de honor y de alabanza
a la Virgen del Pilar.

Somos lo que somos…

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid.
Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba por no ser fuerte y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, un Clavel floreciendo y más fresco que nunca.
El rey le preguntó:
- ¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
- Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste querías claveles -contestó la flor. Si hubieras querido un Roble, lo habrías plantado. En aquel momento me dije: Intentaré ser Clavel de la mejor manera que pueda y heme aquí el más hermoso y bello clavel de tu jardín.

Si yo fuera, si yo tuviera, si mi vida fuera…
Podemos elegir hoy, estar felices con lo que somos, con lo que tenemos o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser.
Sólo podremos florecer el día que aceptemos que somos lo que somos, que Dios nos hizo únicos e irrepetibles, y que nadie puede hacer lo que nosotros vinimos a hacer.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Me amaste sin medida

                  San Alfonso Mª de Ligorio

Jesús, me amaste sin medida.
Y, a tu amor, quiero corresponder con el mío.
Todo lo dejo, renuncio a todo, para entregarme del todo a Tí.
No tendré en el corazón más amor que el tuyo.
Prívame de todo, Jesús, pero no me prives de Tí.
Eres mi único bien.
Dame a entender lo que quieres de mí.
Y, que no piense más que en agradarte y amarte.
Amén

El problema del Sultán

El sultán estaba desesperado por no encontrar un nuevo recaudador.
- ¿No hay ningún hombre honesto en este país que pueda recaudar los impuestos sin robar dinero? -se lamentó el sultán.
Acto seguido llamó a su consejero más sabio y le explicó el problema.
- Anunciad que buscáis un nuevo recaudador, Alteza -dijo el consejero-, y dejadme a mí el resto.
Se hizo el anuncio y aquella misma tarde la antecámara del palacio estaba llena de gente. Había hombres gordos con trajes elegantes, hombres delgados con trajes elegantes y un hombre con un traje vulgar y usado. Los hombres de los trajes elegantes se rieron de él.
- El sultán, por supuesto, no va a seleccionar a un pobre como su recaudador -dijeron todos.
Por fin entró el sabio consejero.
- El sultán os verá a todos en seguida -dijo-, pero tendréis que pasar de uno en uno por el estrecho corredor que lleva a sus aposentos.
El corredor era oscuro y todos tuvieron que ir palpando con sus manos para encontrar el camino. Por fin, todos se reunieron ante el sultán.
- ¿Qué hago ahora? -susurró el sultán.
- Pedid que bailen todos -dijo el hombre sabio.
Al sultán le pareció extraña aquella medida, pero accedió, y todos los hombres empezaron a bailar.
- Nunca en mi vida he visto unos bailarines tan torpes -dijo el sultán-. Parece que tienen pies de plomo.
Sólo el hombre pobre pudo saltar mientras bailaba.
- Este hombre es vuestro nuevo recaudador -dijo el hombre sabio-. Llené el corredor de monedas y joyas y él fue el único que no llenó sus bolsillos con las joyas robadas.
El sultán había encontrado un hombre honrado.

martes, 9 de octubre de 2018

Cada día

               Guillermo Rovirosa

Cada día es un fin y es un principio.
Cada día es un resumen y una síntesis
de todos los días que le precedieron en la historia de la humanidad.
Cada día es el principio y la semilla de una nueva era,
que no terminará hasta el fin del mundo.
Cada día señala para cada persona
una parada en las horas de sueño,
para que quede bien marcada su discontinuidad.
Cada día trae consigo, y le basta, su propio afán.
Cada día es una nueva creación del universo.
Cada día, el sol nos manda una luz y un calor nuevos, flamantes,
que nunca había mandado.
Cada día, el aire, la tierra y los mares
aparecen en un aspecto inédito y diferente
de todos los que les precedieron y de los que le sucederán.
Cada día, los animales y las plantas de la creación
son diferentes del día anterior, en crecimiento o en decrepitud.
Cada día es para cada persona
un nuevo capítulo, original e inconfundible,
en la aventura maravillosa de su libertad.
Esto es así, porque Dios quiso. ¡Bendito sea Dios!

El tablero de ajedrez

Dijo el joven al sacerdote zen:
- “Me gustaría entrar en el monasterio, pero nada de lo que he aprendido es importante. Todo lo que mi padre me enseñó es a jugar al ajedrez, algo que no sirve para alcanzar la iluminación.”
El sacerdote pidió que le trajeran un tablero, llamó a un monje y le ordenó que jugara con el muchacho, añadiendo: “el que pierda, morirá.”
El joven se dio cuenta de que estaba luchando por su vida, y el tablero se convirtió en el centro del mundo. Sin embargo, como conocía todas las estrategias, enseguida vio que el monje iba a perder. Se preparaba para el golpe final, cuando observó la mirada de santidad de su adversario. Comenzó a cometer errores a propósito; prefería morir, pues el monje podría ser más útil a la humanidad.
De repente, el sacerdote tiró el tablero al suelo.
- "Has aprendido más de lo que te enseñaron, dijo. Sabes que el camino de la luz no está hecho sólo de concentración, sino también de compasión. Te acepto como mi discípulo.”

lunes, 8 de octubre de 2018

Siguiendo los pasos de Cristo

               Cardenal F.X. Nguyen Van Thuan

Este texto es parte de una oración del cardenal vietnamita Van Thuan, que sufrió trece años de prisión a manos del gobierno comunista de Vietnam, por su condición de obispo.
En esos momentos terribles de su vida, privado de libertad, apartado de sus fieles, de su iglesia, él encuentra consuelo confiándose a Cristo, poniendo siempre su vida en Sus manos.
Aprendamos nosotros también a abandonarnos en las manos de Aquel que todo lo puede y sigamos sus pasos, que son el sendero que nos llevarán hasta el encuentro final con Él.

En el camino de la esperanza sigo cada uno de tus pasos:
Tus pasos errantes hacia el establo de Belén.
Tus pasos inquietos en el camino a Egipto.
Tus pasos veloces hacia la casa de Nazaret.
Tus pasos gozosos para subir con tus padres al Templo.
Tus pasos fatigados en los treinta años de trabajo.
Tus pasos solícitos en los tres años de anuncio de la Buena Nueva.
Tus pasos ansiosos que buscan a la oveja perdida.
Tus pasos dolorosos al entrar en Jerusalén.
Tus pasos solitarios ante el pretorio.
Tus pasos pesados bajo la cruz camino del Calvario.
Tus pasos fracasados muerto y sepultado en una tumba que no es tuya
despojado de todo, sin vestidos, sin un amigo,
abandonado hasta por el Padre, pero siempre sometido a Él.
Señor Jesús, arrodillado ante el sagrario, comprendo:
no podría elegir otro camino, aunque, en apariencia, haya otros más gloriosos.
Pero Tú, amigo eterno, único amigo de mi vida, no estás presente en ellos.
En Ti está todo el cielo con la Trinidad, el mundo entero y la humanidad entera.

La unión hace la fuerza

Érase una vez una colonia de peces pequeños. Cierto día un pez enorme los divisó y se los tragó a todos. Bueno, a todos menos uno, el más pequeñito, al que sus compañeros llamaban “el veloz”. Lejos de entristecerse y asustarse se decidió a explorar todas las bellezas del océano.
Tiempo después encontró otra colonia de pequeños peces como él. ¡Qué feliz se sintió de hallar de nuevo compañía! Les habló de los lugares que había visitado, les contó lo que le pasó a su colonia; y ellos le confesaron que no se alejaban de aquel lugar porque tenían miedo a los peces grandes.
- Escuchadme -les dijo- sólo hay una manera de seguir vivos y disfrutar de todo lo que el océano nos ofrece: unirnos y permanecer juntos. Agrupémonos, de tal manera que parezcamos un pez enorme y así infundiremos temor a todos los peces grandes.
Los peces pequeños se agruparon en forma de un enorme pez, con “el veloz” abriendo filas, como un ojo vigilante, y así pudieron explorar el mar, felices y tranquilos.

La unión hace la fuerza, pero la unión supone esfuerzo y renunciar a los caprichos personales. Estamos hartos de comprobarlo en el deporte y en tantas otras cosas. Que seamos promotores de la unión y la paz. 

domingo, 7 de octubre de 2018

A la Virgen del Rosario

Eres Virgen del Rosario
Madre del Verbo encarnado por la humildad de tu fiat.
Por tu río inmaculado llega la gracia divina,
un generoso regalo para tu amada familia.
En Belén, en un establo, nació Jesús, el Mesías,
gestado en tu cuerpo sacro.
Al pie de la Cruz, un pacto te hizo madre de la Vida,
un generoso milagro para la humana alegría.
Tú nos llevas de la mano hacia Cristo y nos invitas
a adorarle ante el Sagrario y a vivir la Eucaristía.
Tu Santísimo Rosario es el faro que encamina
hacia el corazón sagrado, puerto de amor y armonía.
Se reza en la familia cristiana,
nos ofreces dulce amparo, salvas el alma perdida.
Eres Virgen del Rosario nuestro apoyo y celestial guía.
Protégenos con tu manto, cicatriza las heridas,
destierra el mortal pecado.
¡Sálvanos, Virgen María!

El hombre o la mujer perfecta

Nasrudin se encontró un día con un amigo y éste le dijo:
- Estoy a punto de casarme. Soy muy feliz. ¿Y tú has pensado en casarte?
- Cuando era joven solía pensarlo y lo deseaba ardientemente, pero decidí esperar hasta encontrar la mujer perfecta. Así que viajé a Damasco y allí encontré una mujer muy hermosa, amable y espiritual, pero estaba desconectada de las cosas del mundo. Viajé a Alejandría y encontré una joven que era espiritual y conocedora de los asuntos del mundo, pero no logramos comunicarnos bien. Finalmente fui al Cairo y allí encontré la mujer perfecta.
- ¿Y te casaste?, le preguntó el amigo.
- Desgraciadamente no. Ella buscaba al hombre perfecto.