sábado, 30 de julio de 2022

Soy... pero no vienes

                  Florentino Ulibarri

Dices que soy manantial y no vienes a beber.
Dices que soy vino gran reserva y no te embriagas.
Dices que soy suave brisa y no abres tus ventanas.
Dices que soy luz y sigues entre tinieblas.
Dices que soy aceite perfumado y no te unges.
Dices que soy música y no te oigo cantar.
Dices que soy fuego y sigues con frío.
Dices que soy fuerza divina y estás muy débil.
Dices que soy abogado y no me dejas defenderte.
Dices que soy consolador y no me cuentas tus penas.
Dices que soy don y no me abres tus manos.
Dices que soy paz y no escuchas el son de mi flauta.
Dices que soy viento recio y sigues sin moverte.
Dices que soy defensor de los pobres y tú te apartas de ellos.
Dices que soy libertad y no me dejas que te empuje.
Dices que soy océano y no quieres sumergirte.
Dices que soy amor y no me dejas amarte.
Dices que soy testigo y no me preguntas.
Dices que soy sabiduría y no quieres aprender.
Dices que soy seductor y no te dejas seducir.
Dices que soy médico y no me llamas para curarte.
Dices que soy huésped y no quieres que entre.
Dices que soy fresca sombra y no te cobijas bajo mis alas.
Dices que soy fruto y no me pruebas.

¿Por qué gritamos cuando estamos enfadados?

Cuenta una Historia Tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus seguidores: 

- ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?
Los hombres, pensaron unos momentos y respondieron:
- Porque perdemos la calma, por eso gritamos, dijo uno.
- Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? – preguntó el sabio, no es posible hablarle en voz baja. ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.
Finalmente él explicó:
- Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben de gritar para poder escucharse, cuanto más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar, para escucharse el uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el sabio continuó:
- ¿Qué sucede cuándo dos personas se enamoran?... Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente porque sus corazones están muy cerca, la distancia entre ellos es muy pequeña.
El sabio sonrió y dijo:
- ¿Cuándo se enamoran más aún, qué sucede?... No hablan, solo susurran y se vuelven aun más cercanos en su amor. Finalmente no necesitan ni siquiera susurrar, solo se miran y eso es todo, así es cuándo están cerca dos personas que se aman...
Luego dijo: ¡¡Cuando discutáis no dejéis que vuetros corazones se alejen, no digáis palabras que os distancien más, puede llegar un día en que la distancia sea tan lejana que no encontreis más el camino de regreso hacia vuestros corazones!!...

miércoles, 27 de julio de 2022

Oración de cumpleaños

Señor, hoy quiero darte gracias por el regalo de la vida.
Gracias porque has trazado mi camino
y me has conducido con amor de Padre,
me has tomado de la mano aunque muchas veces
no he percibido tu presencia a mi lado.
Gracias, Dios mío, por mi nuevo año de vida,
por darme la oportunidad de celebrar este cumpleaños con alegría.
Gracias, Dios mío, por todos los años pasados,
por los éxitos logrados, por las lecciones aprendidas,
gracias porque siempre has estado conmigo.
Gracias por la vida y las bendiciones que me das.
Señor, enséñame a vivir intensamente este tiempo que es don tuyo;
que tu amor esté en mis palabras y actitudes;
que con mi vida pueda proclamar ante el mundo:
¡soy feliz al saber que existo!
¡Soy feliz porque tú me amas!
Señor, te doy gracias por las personas que han pasado por mi vida,
aquellas que me acompañaron en mis tristezas,
que me animaron cuando todo parecía oscuro a mi derredor,
que me estimularon en los éxitos y me ayudaron a ser mejor.
Señor, gracias por las personas que me han aceptado. Amén.

La semilla

Un hombre, dueño de una empresa, estaba buscando un gerente para la misma. Un día reunió a cinco de sus mejores trabajadores (Carlos, Santiago, Pedro, Mauricio, Juan) y les entregó una semilla a cada uno de ellos, anunciándoles que pronto uno sería el gerente de su empresa y les dijo:
- Quiero que siembren esta semilla en un macetero y la rieguen durante un mes; terminado el mes me la traerán con resultados.
Los trabajadores así lo hicieron. Transcurría el tiempo y la semilla no germinaba. Cuatro de los empleados (Juan, Carlos, Pedro y Mauricio) se desanimaron por el resultado y decidieron ir a un vivero y comprar una planta verde y uy frondosa para llevarla a su trabajo cumplido el mes de plazo.
El quinto empleado (Santiago) hizo lo debido, llevó su macetero, pero con su semilla sin germinar. Al ver a sus compañeros con plantas verdes y frondosas, se dijo la tristemente: ¡ya!, está claro que la gerencia no será para mí.
Entraron todos a la sala de juntas, incluido el dueño de la empresa, observó a detenidamente los cinco candidatos y sus maceteros y dijo:
- ¡Santiago! Tú serás el nuevo gerente.
Todos se miraron atónitos. Santiago se levantó de su silla y exclamó:
- ¡Gracias! Pero ¿por qué yo jefe?
Entonces el empresario respondió:
- Porque fuiste el único que trajo la semilla sin germinar; os había entregado a cada uno una semilla seca, imposible de florecer. Y eso solo indica que eres digno para este puesto. Necesito personal honesto y fiable para dirigir este próspero negocio.

martes, 26 de julio de 2022

Oración a Santa Ana y San Joaquín por los abuelos


Señor Jesús, tu naciste de la Virgen María,
hija de San Joaquín y Santa Ana.
Mira con amor a los abuelos de todo el mundo.
¡Protégelos! son una fuente de enriquecimiento
para las familias, para la Iglesia y para toda la sociedad.
¡Sostenlos! Que cuando envejezcan
sigan siendo para sus familias pilares fuertes de la fe evangélica,
custodios de los nobles ideales, tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas,
que sean maestros de sabiduría y valentía y transmitan a las generaciones futuras
los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.
Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad
a valorar la presencia y el papel de los abuelos.
Que jamás sean ignorados o excluidos, sino que encuentren respeto y amor.
Ayúdales a vivir serenamente
y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas.

María, Madre de Dios y Madre nuestra,
cuida a todos los abuelos, acompáñalos en su peregrinación terrena
y haz que todas las familias se reúnan un día en nuestra patria celestial,
dónde nos esperas a todos para el gran abrazo de la vida sin fin. Amén.

Cuando los padres envejecen

Déjalos envejecer con el mismo amor que ellos te dejaron crecer...
déjalos hablar y contar repetidas veces las mismas historias
con la misma paciencia e interés que ellos escucharon las tuyas cuando eras niño...
déjalos vencer, como tantas veces ellos te dejaron ganar....
déjalos disfrutar de sus amigos, de las charlas con sus nietos...
déjalos gozar viviendo entre los objetos que lo han acompañado por mucho tiempo,
pues sufren sintiendo que le arrancas pedazos de su vida...
déjalos equivocarse, como tantas veces te has equivocado tu...
Déjalos vivir y procura hacerlos felices
el último tramo del camino que les falta por recorrer,
del mismo modo que ellos te dieron su mano cuando iniciabas el tuyo.

AÚN PUEDO HIJO...
Llévame a la calle, hijo, que aún tengo buenas piernas; a caminar sin rumbo fijo contigo no me sentiré vieja...
Invítame a tu casa, hijo, a compartir tu mesa y sentirme acompañada...
Háblame con cariño, hijo, no te alteres; los viejos somos como niños nos gusta que nos mimen, nos sonrían sin desaire...
Festeja mis ocurrencias, no critiques mis locuras; trataré de ser valiente aunque surjan amarguras...
No me alejes de tu lado, no me hables enfadado; tengo aún mi mente clara, los recuerdos son de antaño...
Ven a verme a casa, hijo, yo no te pediré nada; solamente tu presencia y contemplar tu cara...
No me dejes triste y sola, no me metas a la cama; los doctores se equivocan, el dolor está en el alma....

Poema a la vejez en una Residencia

 LOBA DE MAR Y REMADORA Manuel Velázquez Martín.
Nunca fuiste una diosa,
ni tampoco una dama inaccesible o distante...
Fuiste sencillamente humana,
concebida por amor, para amar...
Mujer cercana, entrañable... y con Dios en las entrañas...
humilde y desprendida, creyente... y no creída,
despojada de todo ajuar y baratija... y portadora de Vida.
Libre y servidora...
alegre y firme cantautora de los pobres,
que aprendiste a escuchar, en silencio, la Palabra
y a ponerle decibelios a tu voz, cuando hizo falta.
Quisiera sentir hoy, hermana y compañera,
tus pies, junto a los míos, descalzos en la arena,
mientras cruje mi barca, sin timón, en la escollera.



′′
Cranky ′′ - viejo hombre.....

Qué ves, enfermera? Qué ven?
Qué estás pensando mientras me miras?
′′Un pobre viejo′′ No muy sabio...
con la mirada incierta y ojos lejanos...
Que esquiva la comida y no da respuestas....
y que cuando intentas decirles en voz alta:
′′por lo menos, prueba′′!!!
Parece que nada le importa lo que haces por él....
Uno que siempre pierde el calcetín o el zapato;
que se te resiste, no permitiéndote cuidar de él
para bañarlo, para alimentarlo, y el día se hace largo....
***
Qué estás pensando? Y qué ves??
Abre los ojos enfermera!!
Porque no pareces realmente interesada en mí....
Ahora te diré quién soy, mientras todavía estoy sentado aquí para recibir tu atención... dejándome embocar para complacerte.
***
′′Soy un pequeño niño de diez años con un padre
Y una madre, hermanos y hermanas que se quieren....
Soy un chico de dieciséis años con alas en los pies.
que sueña pronto con conocer el amor....
***
A los veinte años ya soy novio... mi corazón late fuerte. Jurando cumplir sus promesas....
A los veinticinco, ya tengo un hijo mío, que me necesita y un techo seguro, de un hogar feliz en el que crecer.
***
Ya soy un hombre de treinta años y mi hijo ha crecido muy rápido, estamos muy unidos uno al otro por un sentimiento que debería durar en el tiempo.
Tengo poco más de cuarenta años, mi hijo ahora es un adulto... Y se va, pero mi mujer está a mi lado.
para consolarme para que yo no llore.
***
A poco más de cincuenta años... los niños juegan a mi alrededor, en las rodillas... Una vez más, tenemos niños con nosotros y mi amada. Pero pronto llegan días oscuros... Muere mi esposa...
Mirando al futuro me estremezco con terror....
Criamos a nuestros hijos y luego ellos criaron a los suyos propios.
***
Y así, pienso en los años vividos... en el amor que conocí y que, ahora, no tengo... Ahora soy un hombre viejo... Pienso, que la naturaleza es cruel. Se trata de enfrentar la vejez, con la mirada de un loco. El cuerpo lentamente se desmorona, gracia y vigor me abandonan. Ahora hay una piedra... donde solía albergar un corazón. Pero dentro de esta vieja carcasa vive un joven con sus recuerdos... Este hombre todavía vive...
***
Y así, de nuevo, mi corazón martirizado se inflama....
Recuerdo las alegrías... recuerdo el dolor.
Yo quisiera amar, amar y vivir más, pero los años que quedan son muy pocos... Todo se resbaló... rápido!!!
Y debo aceptar que nada puede durar.....
Así que abran los ojos, gente.... ábranlos y vean....
′′No un viejo′′ Acérquense mejor y vean como serán!!
*************** (Anónimo)

***********
Salmos 71:18: Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir
***
Proverbios 19:20: Escucha el consejo, y recibe la corrección, Para que seas sabio en tu vejez.
***
Proverbios 20:29: La gloria de los jóvenes es su fuerza, Y la hermosura de los ancianos es su vejez.
***

Recuerden este poema cuando conozcan una persona mayor, para evitar ponerla a un lado, miren el alma joven que le queda adentro porque todos nosotros algún día, si Dios lo permite, seremos así...

lunes, 25 de julio de 2022

Himno al Apóstol Santiago

Al celebrar tu fiesta, santo Apóstol peregrino,
guíanos por el camino al Pórtico de la gloria.
Camino de Compostela, va un romero caminando
y es el camino de estrellas polvareda de sus pasos.
En el pecho las vieiras, y alto bordón en la mano,
sembrando por la vereda las canciones y los salmos.
LLÉVALE, ROMERICO, LLÉVALE A SANTIAGO,
LLÉVALE, ROMERICO, LLÉVALE UN ABRAZO.
Llegó al corazón de España por el monte y por el llano:
en los anchos horizontes cielo y tierra se abrazaron.
Sube hasta el monte del Gozo y allí, de hinojos postrado,
las altas torres de ensueño casi toca con las manos.
LLÉVALE, ROMERICO, LLÉVALE A SANTIAGO,
LLÉVALE, ROMERICO, LLÉVALE UN ABRAZO.
Romeros, sólo romeros, dile que peregrinamos
con la mirada en el cielo desde la aurora al ocaso.
Camino de Compostela, todos los hombres, hermanos,
construyendo un mundo nuevo en el amor cimentado.
LLÉVALE, ROMERICO, LLÉVALE A SANTIAGO,
LLÉVALE, ROMERICO, LLÉVALE UN ABRAZO.
Ven, Santiago, con nosotros, que tu bordón es un báculo,
el cayado del pastor para guiar el rebaño.
¡Santo apóstol peregrino, llévanos tú de la mano
para ir contigo hasta Cristo, Santiago el Mayor, Santiago!
LLÉVALE, ROMERICO, LLÉVALE A SANTIAGO,
LLÉVALE, ROMERICO, LLÉVALE UN ABRAZO.

Lo más importante en la vida

Cuentan que un taxista de Nueva York llegó a la dirección y tocó el claxon. Después de esperar unos minutos volvió a tocar el claxon. Como esa iba a ser la última carrera de su turno, pensó en marcharse, pero en su lugar, estacionó el automóvil y caminó hacia la puerta y llamó... "Un minuto", respondió una frágil voz de anciana. El taxista oyó algo que se arrastraba detrás de la puerta.
Después de una larga pausa, la puerta se abrió. Una pequeña mujer de unos 90 años estaba de pie ante el taxista. Llevaba un vestido estampado y un sombrero con un pequeño velo, como alguien sacado de las películas de los años 40.
A su lado había una pequeña maleta. Los muebles del apartamento estaban cubiertos con sábanas. No había relojes en las paredes, ni utensilios en la mesa. En un rincón había una caja de cartón llena de fotos.
- ¿Sería tan amable de llevarme la maleta al coche?, dijo.
El taxista llevó la maleta al taxi y regresó para ayudar a la anciana. Ella se agarró a su brazo y lentamente caminaron hacia el taxi.
La anciana no paraba de agradecer la amabilidad del taxista.
- No es nada, le dijo, solo intento tratar a mis clientes del mismo modo en que me gustaría que trataran a mi madre.
- Oh, usted es un buen muchacho, dijo ella.
Cuando se metieron en el taxi, ella le dio una dirección y le preguntó al taxista: "¿Le importaría llevarme por el centro?
- No es el camino más corto, respondió rápidamente el taxista.
- Oh, no me importa, dijo ella, no tengo ninguna prisa. Voy de camino a un asilo.
El taxista miró por el retrovisor. Los ojos de la anciana brillaban.
- No me queda familia, prosiguió con una suave voz, el médico dice que no me queda mucho tiempo.
El taxista extendió el brazo lentamente y paró el taxímetro.
- ¿Qué ruta quiere que tome?, preguntó.
Durante las siguientes dos horas, dieron vueltas por la ciudad. Ella le enseñó al taxista el edificio donde años atrás había trabajado de ascensorista.
Pasaron por el barrio donde ella y su esposo habían vivido de recién casados. La anciana le hizo parar frente a un almacén de muebles que una vez había sido un salón de baile en el que ella había bailado de niña.
Algunas veces, la anciana le pedía que aminorara la marcha enfrente de algún edificio o esquina en concreto y se quedaba mirando fijamente sin decir nada.
Cuando los primeros rayos de sol aparecían por el horizonte, ella dijo de repente:
- Estoy cansada. Vámonos ya al asilo, por favor.
El taxista condujo en silencio hacia la dirección que ella le había dado. Era un edificio bajo, como un pequeño sanatorio, con un camino de entrada que pasaba debajo de un pórtico.
Dos asistentes salieron tan pronto como paramos. Eran solícitos y resueltos, observando cada movimiento de la anciana. Debían estar esperándola.
El taxista abrió el maletero y llevó la maletita hasta la puerta. La mujer ya estaba sentada en una silla de ruedas.
- ¿Qué le debo?, preguntó buscando en el monedero.
- Nada, dijo el taxista.
- Por favor, tiene que ganarse la vida, respondió ella.
- Hay más clientes, respondió el taxista.
Casi sin pensar, el taxista se inclinó y le dio un abrazo. Ella se abrazó a él fuertemente.
- Usted ha dado a una vieja un pequeño momento de alegría, dijo ella. Gracias.
El taxista caminó hacia la tenue luz de la mañana... Detrás de él se cerró la puerta. Fue el sonido del cierre de una vida.
El taxista no recogió ningún cliente más en aquel turno. Condujo sin dirección alguna sumido en sus pensamientos. Durante el resto de aquel día, apenas pudo hablar. ¿Qué hubiera ocurrido si él se hubiera negado a hacer la carrera o si solo hubiese tocado el claxon una vez y se hubiera marchado?
Entonces pensó que no había hecho nada más importante que aquello en su vida.

Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas giran alrededor de grandes momentos. Pero los grandes momentos muchas veces nos pillan desprevenidos y por sorpresa, envueltos maravillosamente en lo que otras personas considerarían un momento sin importancia.

domingo, 24 de julio de 2022

Kairoi - Señor, enseñanos a orar

https://youtu.be/fSTOJg2hic4

SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR, A HABLAR CON NUESTRO PADRE DIOS.
SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR, A ABRIR LAS MANOS ANTE TI.

Orar con limpio corazón, que sólo cante para Ti,
con la mirada puesta en Ti, dejando que hables, Señor.
Orar buscando la verdad. Cerrar los ojos para ver.
Dejarnos seducir, Señor, andar por tus huellas de paz.
ESTRIBILLO.

Orar hablándote de Ti, de tu silencio y de tu voz,
de tu presencia que es calor, dejarnos descubrir por Ti.
Orar también en sequedad, las manos en tu hombro, Señor,
mirarte con sinceridad: aquí nos tienes, háblanos.
ESTRIBILLO.

Orar con el corazón

Un hombre soñó que era llevado al cielo. Paseaba por el cielo cuando se encontró con Jesucristo que le invitó a asomarse y contemplar lo que pasaba en la tierra. 
Enseguida vio la iglesia de su pueblo, donde, en ese momento, se celebraba la Misa del domingo.
El organista tocaba entusiasmado y sus dedos se movían con gran agilidad y las teclas subían y bajaban, pero no podía oír ningún sonido.
Veía el grupo de cantoras, bocas abiertas, pronunciando todas las palabras, pero no podía oír ningún sonido.
Veía al sacerdote y a los fieles que se levantaban y se sentaban y abrían sus bocas para recitar las oraciones, pero no podía oír ningún sonido.
Asombrado, se dirigió a Jesús y le preguntó por qué no podía oír nada. Jesús le contestó:
- Tienes que entender que si no oran y cantan con sus corazones aquí no podemos oírles.