jueves, 21 de noviembre de 2019

En la Presentación de la Virgen María

La niña María -¡qué gracia en su vuelo!-
paloma del cielo, al templo subía
y a Dios ofrecía el más puro don:
sagrario y mansión por él consagrada
y a él reservada en su corazón.
¡Oh blanca azucena!, la Sabiduría
su trono te hacía, dorada patena,
de la gracia llena, llena de hermosura.
Tu luz, Virgen pura, niña inmaculada,
rasgue en alborada nuestra noche oscura.
Tu presentación, princesa María,
de paz y alegría llena el corazón.
De Dios posesión y casa habitada,
eres la morada de la Trinidad.
A su Majestad la gloria le sea dada. Amén.

La Virgen María y los evangélicos


Una mujer fue al médico y después de algunas preguntas, sobre su historia clínica, el médico que era católico le preguntó:
- Usted es evangélica?
- ¡Sí!, respondió la paciente.
El médico comentó: - Me agradan los evangélicos, sólo hay un problema: Hablan mucho acerca de Jesús y no hablan de María. (Silencio)
- Doctor, ¿puedo hacerle una pregunta?
- Por supuesto -dijo el médico.
- Doctor, si algún día yo llegara a su consultorio y su secretaria me dijera que usted no está, pero que su madre me puede atender ¿cree que me gustaría ser atendida por ella?
- ¡Por supuesto que no! -respondió el médico. Quien se graduó en Medicina fui yo, no mi madre.
- Y la mujer continuó: Bueno, doctor. Quien murió en la cruz por mí fue Jesús, no su madre.
Entonces el médico le respondió:
- Pero si usted llegara a la recepción y encontrara a mi madre y resulta que ya no hay más turnos de consulta y que además Ud no tuviera dinero para pagar la consulta, y ella me pidiera que la atendiera... yo con gusto la atendería y hasta le daría gratis los medicamentos que necesitara, ¿sabe Ud por qué?... por el simple hecho de ser una petición de mi AMADÍSIMA MADRE.
Un "querer" de mi Madre, es un "deber" para mi. La Virgen María no hace milagros, porque no es Dios, pero es Intercesora ante su Hijo y por ello nos alcanza milagros.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Mucho me has dado, Señor

Señor, sé que a mí mucho se me ha dado: la vida, el día a día,
tantas capacidades, tantos talentos, tantos proyectos,
tantas posibilidades, tantas experiencias, tantas relaciones,
tantas oportunidades, tantas personas, tantas pasiones,
tantas experiencias, tantos dones… tanto.
Señor, sé que a mí mucho me has confiado:
ser hijo tuyo, ser hermano de todos,
ser discípulo tuyo, ser testigo de tu proyecto,
ser profeta en medio del mundo,
ser tu palabra y tus manos… ser desde ti.
Señor, sé que a mí mucho se me ha dado
y mucho se me ha confiado.
Ojalá esté a la altura de las circunstancias,
Mucho me has dado, Señor,
mucho quiero regalar y entregar de todo corazón,
mucho quiero darte.
Dame la capacidad necesaria para agradecerte cuanto soy y tengo,
y la fe necesaria para nunca olvidar
que todo procede de ti y a ti se dirige. Así sea.

El árbol que no sabía quién era


Había una vez un hermoso jardín, en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en algún tiempo que podría ser cualquier tiempo, en el que se cultivaban manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos satisfechos y felices. Todo era alegría en el jardín, excepto por un solo árbol, profundamente triste. El pobre tenía un problema: no sabía quien era. “No sé quién soy,” se lamentaba.
– Lo que te falta es concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves que fácil es? Mírame a mí como las produzco.
– No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas ¿ves que bellas son?
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
– ¡No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra! Es tu enfoque lo que te hace sufrir. “No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo. Conócete a ti mismo y para lograrlo, escucha tu voz interior.”
Dicho esto, el búho desapareció.
– ¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…? ¡Si yo supiera quién soy …! -se preguntaba el árbol desesperado…, cuando de pronto comprendió…
Cerró los ojos y dejó de oír los sonidos de alrededor y sus propios pensamientos y, por fin, pudo escuchar:
– Tú nunca en la vida darás manzanas porque no eres un manzano. Tampoco florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Tú eres un roble, Dios te construyó para que crezcas grande y majestuoso. Tu destino es crecer grande y majestuoso, dar nido a las aves, sombra a los viajeros, y belleza al paisaje. Esta es la misión que Él te dio. Para eso estás en este mundo. Cúmplelo.
… Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo se dispuso a ser todo aquello para lo que había sido creado. Así, comenzó a reconocer quién estaba siendo en este mundo: una oferta valiosa. Siendo quien era lo admiraron y respetaron todos. Y sólo entonces el roble comenzó a conocer La posibilidad de convivir en bienestar.
El jardín fue completamente feliz. Cada cual celebrándose a sí mismo.

martes, 19 de noviembre de 2019

Has venido a buscar al que está perdido

                      Florentino Ulibarri

No has venido a juzgar nuestros fallos y tonterías
sino a buscar a quien anda extraviado,
defender a quien está acusado, liberar a quien está aprisionado,
curar a quien está herido, acoger a quien está desamparado,
lavar a quien está manchado, sanar a quien está enfermo,
levantar a quien ha caído, salvar a quien se siente culpable,
perdonar a quien ha pecado,
devolver la dignidad a quien la ha perdido.
Tú que crees en nosotros,
Tú que esperas de nosotros,
Tú que nos amas más que nosotros mismos,
Tú que eres mayor que todos nuestros pecados,
recréanos y danos un futuro nuevo y mejor.

Diálogo en la biblioteca


- Ya es hora de cerrar –dijo el bibliotecario-. Y a continuación apagó las luces de la Biblioteca, echó la llave a la puerta y se marchó.
Los libros estaban en silencio hasta que uno de ellos alzó la voz y dijo:
- Llevamos demasiado tiempo aquí unos con otros, pegaditos, portada con portada… y ni siquiera nos conocemos. ¿Por qué no nos presentamos?
- Siiiii -respondieron los libros a una sola voz.
Uno de los libros tomó la palabra y se presentó:
- Soy un libro de matemáticas, en mi vida solo hay números, problemas, estadísticas, sumas y restas…
- Soy un libro de filosofía, en mi interior están las respuestas a las grandes preguntas de la humanidad: de dónde venimos, a dónde vamos y quiénes somos…
- Está bien -dijo una novela-. Mi objetivo es entretener a la gente y contarles historias. Capítulo a capítulo voy desarrollando una aventura que libera la imaginación del lector”.
A continuación, un libro que estaba en un rincón de la Biblioteca tomó la palabra y expresó:
- Yo soy un libro de fe, y mis páginas están en blanco.
Todos los demás libros quedaron sorprendidos:
- ¿Cómo puede ser que un libro que hable de algo tan importante no tenga nada escrito?”
- De nuevo este libro habló: “mis hojas no tienen palabras porque Jesús dice en Lc 21,15 que será Él quien nos dará palabras llenas de sabiduría”.

domingo, 17 de noviembre de 2019

Tú eres mi única verdad, Señor

Todo lo de la vida se desvanece.
Se mueren los familiares y el dolor se hace el rey de la fiesta;
se rompen las relaciones y parece que cruje el corazón;
aparece la enfermedad y descoloca toda la vida;
tenemos un problema económico y sentimos miedo e inseguridad;
falla el trabajo o llega la jubilación y la vida parece un sinsentido;
perdemos el ánimo, aqueja la depresión y no tenemos ganas de seguir viviendo;
nos ocurre cualquier tragedia y la vida se nos hunde…
Lo único que es seguro, la roca que no falla, el tesoro más valioso
eres tú, Señor, Dios nuestro.
Porque tenemos la seguridad de tu Amor,
porque sabemos que acompañas nuestros días,
porque nos esperas al final del camino,
porque llegaremos a tus brazos, a celebrar la fiesta de la Vida,
a sentir tu abrazo definitivo, de plenitud, felicidad y armonía,
ese que siempre andábamos buscando.
Entonces todo lo demás perderá su importancia
y se quedará pequeño a tu lado, Dios de mi vida.

El Reloj del Fin del Mundo


En 1945, un grupo de investigadores de la Universidad de Chicago creó una revista cuya misión era la de alertar a todo el mundo sobre los peligros de la energía nuclear y otras armas de destrucción masiva.
La primera representación de reloj tuvo lugar en 1947, cuando el cofundador de la revista, solicitó a una artista llamada Martyl Langdorf, la creación de un diseño de portada para la revista.
Martyl optó por la idea de «usar un reloj para simbolizar la urgencia». Su plan fue repetir la imagen cada mes con un color de fondo distinto. Para ver como quedaría, dibujó su primer boceto (la parte superior izquierda de un reloj, con el minutero acercándose a medianoche).
Martyl pretendía que la imagen del reloj trasmitiera un sentimiento de peligro inminente, por ese motivo posicionó la aguja a 7 minutos de medianoche. La idea de mover el minutero vino posteriormente, en 1949, como un modo de dramatizar la respuesta del magazín a los acontecimientos mundiales.
Aunque el reloj ya no es la ilustración principal de la portada de la revista, se mantiene como parte integral del logo del magazín. El Reloj fue completamente rediseñado en 1989 para hacer hincapié en su carácter global.
Los movimientos de la manecilla del Reloj, adelante o atrás, sigue reflejando la percepción del peligro de sucesos catastróficos.
El Reloj del Juicio final ha ido variando su hora a lo largo de los años, acercándose o alejándose de la medianoche según los dictados de la política mundial. Hemos estado a 17 minutos en 1991 tras la firma de los tratados de reducción de armamento entre la Unión Soviética y EE. UU. y en el otro extremo, hemos llegado a los dos minutos para medianoche en 1953 tras las pruebas nucleares llevadas a cabo por las mismas potencias.
En enero de 2015 el minutero avanzó hasta los tres minutos para medianoche.
En enero de 2018 se realizó un nuevo ajuste al reloj, llegando a las 23:58, es decir, a 2 minutos de la medianoche. Ha permanecido a esta hora en 2019.