sábado, 26 de febrero de 2022

Por la paz

                Juan Pablo II (Día Mundial por la Paz, 1-01-2002)

Oh, Dios, Creador del universo,
que extiendes tu preocupación paternal sobre cada criatura
y que guías los eventos de la historia a la meta de la salvación;
nosotros reconocemos tu amor paternal
que a pesar de la resistencia de la humanidad
y, en un mundo dividido por la disputa y la discordia,
Tú nos haces preparar para la reconciliación.
Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia;
envía tu Espíritu sobre nosotros,
para que él pueda obrar en la intimidad de nuestros corazones;
para que los enemigos puedan empezar a dialogar;
para que los adversarios puedan estrecharse las manos;
y para que las personas puedan encontrar entre sí la armonía.
Para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera por la verdadera paz;
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere el odio,
para que el perdón venza el deseo de venganza.

Señor, te pedimos por nuestros hermanos de Ucrania y Rusia.
Protégelos y ponlos a salvo. Gracias Señor
.

¿Quién soy yo?

                  Tony de Mello

Este es un cuento de Altar de Neishapur.
El amante llamó a la puerta de su amada.
- "¿Quién es?", preguntó la amada desde dentro.
-"Soy yo", dijo el amante.
- "Entonces márchate. En esta casa no cabemos tú y yo".
El rechazado amante se fue al desierto, donde estuvo meditando y considerando durante meses, las palabras de la amada. Por fin regresó y volvió a llamar a la puerta.
- "¿Quién es?"
- "Soy tú".
Y la puerta se abrió inmediatamente.

jueves, 24 de febrero de 2022

Oración por los que más quiero

            Flavia Carpio

Hoy Jesús, quiero poner a tus pies a los que más quiero.
Quiero pedirte por mi familia, mis amigos y todos aquellos
que alguna vez llegaron a mi vida, pero que hoy ya no están.
Sé que muchas veces no demuestro lo importante que son para mi
ni con palabras y mucho menos con acciones,
pero hoy te quiero pedir por ellos.
Ayúdame a estar siempre para ellos.
Enséñame a darles mi tiempo.
Enséñame a mostrarles que, aunque muchas veces esté lejos,
ellos siempre están a mi lado.
Van conmigo, en mi corazón,
pueden contar conmigo, con mi amistad, con mi cariño,
con mi tiempo y sobre todo, con mi oración.
Pongo a tus pies a cada una de las personas que han pasado por mi vida.
A cada uno de los que me han formado,
que han estado a mi lado, que aún están y por los que vendrán.
Guíame para ser luz y testimonio tuyo en sus vidas.
A acompañarles en su camino y a no juzgarlos por sus decisiones.
Enséñame a mostrarles que, a pesar de nuestras diferencias,
siempre podemos salir adelante.
Cuida de ellos como cuidas de mí.
Cuida de ellos, de sus sueños y sus anhelos.
Pongo a tus pies todas sus intenciones, Jesús,
porque donde sea que estén o adonde sea que yo vaya,
siempre serán lo que más quiero.

Papá, ¿de qué tamaño es Dios?

Un niño le preguntó a su papá: ¿de qué tamaño es Dios?
Entonces al mirar al Cielo su padre vio un avión y le preguntó a su hijo:
- ¿De qué tamaño ves aquel avión?
El niño dijo: es muy pequeño, casi ni alcanzo a verlo.
Entonces el papá lo llevó al aeropuerto, y al estar cerca de un avión le preguntó:
- Y ahora, ¿de qué tamaño dices que es?
El chico le respondió con asombro: ¡Papá, es enorme!
El papá le dijo entonces:
- Dios es así, el tamaño va a depender de la distancia que tú estés de Él.
Cuanto más cerca estés de Él, mayor Él será en tu vida.

martes, 22 de febrero de 2022

Tú eres

             Florentino Ulibarri

Tú eres
la brisa que alienta todas mis horas,
la lluvia que empapa mis células,
la luz que ilumina mi caminar,
el fuego que acrisola mi vida entera.
La nube que nos acompaña de día y de noche,
la roca de manantiales de agua limpia y fresca,
el perfume que penetra por todas las rendijas,
el techo que nos cobija de toda inclemencia,
eres Tú.
Tú,
tienda de lona en el desierto;
flor que florece todas las primaveras;
campo de cultivo, tierra mullida;
aljibe comunal a la vera del camino.
La mano que sostiene, la sonrisa que relaja,
el rostro que serena, el regazo que acoge,
Tú.
Tú has puesto en lo más íntimo de mi ser
el anhelo de vivir y gozar,
el deseo de abrir mi corazón,
de contemplar la amplitud del mundo,
de conocerte más y más,
de estar en silencio... contigo.

¿Qué estás diciendo?

                     Anthony de Mello

El Maestro Zen Mu-nan sabía que no tenía más que un sucesor: su discípulo Shoju. Un día le hizo llamar y le dijo:
- “Yo ya soy un viejo, Shoju, y eres tú quien debe proseguir estas enseñanzas. Aquí tienes un libro que ha sido transmitido de Maestro a Maestro durante siete generaciones. Yo mismo he añadido al libro algunas notas que te serán de utilidad. Aquí lo tienes. Consérvalo como señal de que eres mi sucesor”.
-“Harías mejor en guardarte el libro”, replicó Shoju. “Tú me transmitiste la sabiduría sin necesidad de palabras escritas y seré muy dichoso de conservarlo de este modo”.
- “Lo sé, lo sé…” dijo con paciencia Mu-nan. “Pero aún así el libro ha servido a siete generaciones y también puede ser útil para ti. De modo que tómalo y consérvalo”.
Se hallaban los dos hablando junto al fuego. En el momento en que los dedos de Shoju tocaron el libro, lo arrojó al fuego. No le apetecían nada las palabras escritas.
Mu-nan, a quien nadie había visto jamás enfadado, gritó:
- “¿Qué disparate estás haciendo?”.
Y Shoju le replicó:
- “¿Qué disparate estás diciendo?”

El Guru habla con autoridad de lo que él mismo ha experimentado. Nunca cita un libro.

domingo, 20 de febrero de 2022

Si te hiciéramos caso, Jesús

                    Mari Patxi Ayerra

Si adoptáramos tu forma de vivir, Jesús, todo sería distinto.
Comenzaríamos queriéndonos a nosotros mismos,
con ese amor ciego con que Dios nos quiere.
Creeríamos en nuestras posibilidades y potencias interiores
y pondríamos en marcha todos nuestros recursos.
Querríamos también a todas las personas,
descubriríamos el valor oculto que todas poseen
y la gran obra que el Señor ha creado en cada uno.
Amaríamos a nuestros enemigos
y a todos los que nos han hecho daño,
porque perdonaríamos como Tú, Padre,
hasta setenta veces siete, es decir, siempre y todo,
limpiando nuestra mente de memorias y resentimientos.
Tendríamos un corazón compasivo y misericordioso como el tuyo,
sensible al dolor del hermano, atento a sus necesidades.
No perderíamos el tiempo en difamaciones ni juicios ajenos,
sino que disculparíamos siempre y entenderíamos todo.
Viviríamos el Amor en todo momento y relación,
siendo provocadores de encuentros, de amistad,
de compañerismo y de fraternidad alrededor.
Si viviéramos como nos enseñaste, Jesús,
no andaríamos nunca preocupados ni agobiados,
nos dejaríamos sosegar por Ti
y elegiríamos siempre de la vida la mejor parte,
que es la de gozar la vida con tu compañía,
tu impulso y tu Espíritu. Gracias, Señor.

La bolsa de patatas

Un maestro dijo un día a sus alumnos:
- Mañana vais a traer a la escuela una bolsa de plástico transparente y un saco de patatas.
Al día siguiente todos trajeron lo mandado por el maestro. Éste les dijo:
- Por cada persona que te niegues a perdonar elige una patata, escribe el nombre de la persona y la fecha de la ofensa y colócala en la bolsa de plástico.
Algunas bolsas eran bien pesadas y estaban casi llenas. Luego les dijo:
- Tenéis que llevar la bolsa a todos los sitios que vayáis y por la noche colocarla junto a la cama.
La molestia e incomodidad de cargar cada día con la bolsa de patatas con sus nombres y fechas les hizo sentir el peso espiritual que llevaban dentro. El estado de las patatas con el tiempo empeoró y olían a podrido.

Este es el precio que pagamos por almacenar rencores y odios. A veces pensamos que el perdón es un regalo que hacemos a los otros; no, es un regalo que nos hacemos a nosotros.