sábado, 16 de junio de 2018

Salmo 24

Señor, enséñame tus caminos
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porqué tú eres mi Dios y mi Salvador,
y todo el día estoy esperando.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.
El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
Tengo los ojos puestos en el Señor,
porque él saca mis pies del peligro.

El chino loco

Érase que se era un chino, padre honrado de familia y trabajador de un pequeño campo por las regiones del norte del país.
Su casita estaba situada en un paraje maravilloso entre verdes praderas y arroyos de agua limpísima. Pero, ¡oh desgracia!, la enorme mole de una montaña hacía sombra continuamente a su casa, de manera que, ni en verano ni en invierno, podía entrar por las ventanas ni un rayo de sol...
- ¡Qué casa más oscura! -decían las personas que venían a visitar al buen chino.
- ¡Qué casa más triste! -repetía cada día el chino cuando, al levantarse y abrir la ventana, se encontraba ante las narices aquella montaña inmensa que le ocultaba el sol...
Pero, ¿qué hacer? Una de dos: o cambiar la casa de sitio, o cambiar de sitio la montaña...
El chino lo pensó bien y se decidió por esto último. ¡Sí! trasladaría aquella gigantesca mole de piedra a otro lugar... Pero... ¿cómo?... Paletada a paletada. Espuerta a espuerta... Así se lo comunicó a sus hijos.
- “Hijos míos -les dijo-, esta casa, que yo heredé de mi padre y él de mi abuelo, es muy triste. Yo quiero dejaros a vosotros una casa más alegre. Por eso he decidido que, desde mañana, saldremos al campo con pico y pala e iremos demoliendo lentamente la montaña y trasladando su tierra a otra parte...”
Los hijos no se asustaron del trabajo que el padre les presentaba y dijeron que sí. Y al día siguiente, comenzaron su trabajo.
Pero los habitantes de las fincas vecinas, al enterarse, se echaron a reír:
- “¡Están locos! -decían- ¿Quién puede contra la montaña? ¡No conseguirán nada...!”
Y todos los días venían a comprobar si la montaña desaparecía. Pero la montaña seguía impasible en el mismo sitio, pues solamente habían conseguido arrancarla unas pocas espuertas de tierra...
Pero el chino tenaz se dirigió a sus vecinos:
- “Ya sé que las montañas son muy grandes. Pero... ¡no crecerán más! Cada paletada que les arranquemos, no la repondrán jamás. Yo me moriré, es cierto, sin ver desaparecer la montaña; pero mis hijos continuarán la tarea; y, cuando ellos mueran, la continuarán mis nietos... Y algún día, no sé cuándo, la montaña habrá desaparecido y el sol podrá entrar en nuestra casita. ¿No es mejor hacer algo, aunque sea poco cada día, que lamentarse todos los días sin hacer nada?”

viernes, 15 de junio de 2018

Bendición irlandesa

Que los caminos se abran a tu encuentro,
que el sol brille sobre tu rostro,
que la lluvia caiga suave sobre tus campos,
que el viento sople siempre a tu espalda.
Que guardes en tu corazón con gratitud
el recuerdo precioso de las cosas buenas de la vida.
Que todo don de Dios crezca en ti
y te ayude a llevar la alegría a los corazones de cuantos amas.
Que tus ojos reflejen un brillo de amistad, gracioso y generoso como el sol,
que sale entre las nubes y calienta el mar tranquilo.
Que la fuerza de Dios te mantenga firme,
que los ojos de Dios te miren, que los oídos de Dios te oigan,
que la Palabra de Dios te hable, que la mano de Dios te proteja,
y que, hasta que volvamos a encontrarnos,
otro te tenga, y nos tenga a todos, en la palma de su mano.

Las cicatrices del alma

En el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar al lago que estaba detrás de su casa. Su mamá, desde la casa, lo miraba por la ventana. En un momento vio con horror lo que sucedía. Corrió hacia su hijo gritándole por el inminente peligro que lo acechaba. El niño se alarmó. Asombrado, vio a su mamá horrorizada, sin saber qué estaba sucediendo. Fue demasiado tarde. Desde el muelle, la mamá tomó al niño por sus brazos, justo cuando el caimán lo atrapaba por las piernas. La mujer intentó sacarlo con todas sus fuerzas, pero el animal era más fuerte.
A pesar de todo, el amor hizo que la mujer no soltara al niño y gritara pidiendo ayuda.
Un señor que escuchó los gritos, pudo llegar a tiempo para disparar y matar al caimán. Aunque sus piernas sufrieron bastantes daños, el niño sobrevivió y consiguió volver a caminar.
Una vez recuperado, antes de salir del hospital, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus piernas. El niño levantó la sábana y le mostró las cicatrices, pero volvió a cubrirse y con gran orgullo le mostró sus brazos diciendo: Las cicatrices que usted debe de ver son éstas. Sus brazos estaban llenos de moratones y arañazos, y añadió: Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida.

Nosotros también tenemos cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestros pecados, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos en las garras del mal.
“Recuerda que si te ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios te ha sujetado con fuerza para que no caigas”

jueves, 14 de junio de 2018

Ama, de todos modos

          Madre Teresa de Calcuta

Si las personas son irrazonables, inconsecuentes y egoístas,
ámalas de todos modos.
Si haces el bien, te acusarán de tener oscuros motivos egoístas,
 haz el bien de todos modos.
Si tienes éxito y te ganas falsos amigos y enemigos verdaderos,
lucha de todos modos.
El bien que hagas hoy será olvidado mañana,
haz el bien de todos modos.
La sinceridad y la franqueza te hacen vulnerables,
sé sincero y franco de todos modos.
Lo que has tardado años en construir puede ser destruido en una noche,
vuélvelo a construir de todos modos.
Alguien que necesita ayuda de verdad puede atrasarte si le ayudas,
ayúdale de todos modos.
Da al mundo lo mejor que tienes y te golpearán a pesar de ello,
Dios conoce nuestras debilidades y nos ama de todos modos.

No juzgues,... solamente comprende

Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un hombre chino poniendo un plato con arroz en la tumba vecina. El vecino se dirigió al chino y le preguntó:
- "Disculpe señor, ¿de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer el arroz?"
Y el chino respondió:
- "Sí, cuando el suyo venga a oler sus flores."

Respetar las opiniones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. Las personas son diferentes, por lo tanto actúan diferente y piensan diferente. No juzgues, solamente comprende. Y si no puedes comprenderlo, RESPETALO.

martes, 12 de junio de 2018

Jesús, ayúdame

Jesús, cuando me falten fuerzas, fortaléceme.
Cuando tenga dudas, aumenta mi fe.
Cuando este triste, consuélame.
Cuando me equivoque, guíame.
Cuando te falle, perdóname.
Cuando sienta soledad, abrázame.
Cuando clame en ti, escúchame.
Cuando sienta intranquilidad, dame paz.
Cuando busque tu presencia, lléname con tu Espíritu Santo. Amén.

La herencia

Había una vez un anciano que estaba enfermo y cansado. Él tenía cuatro hijos, y de ninguno de ellos recibía la menor atención. Vivía en una total pobreza. A duras penas lograba sobrevivir. En su pequeñísima granja deambulaban unas cuantas gallinas flacas, que sobrevivían casi de milagro, y por lo menos, no dejaban de poner un par de huevos diariamente. El resto de la dieta que el anciano consumía, eran unas cuantas frutas silvestres que cada día le costaba mucho esfuerzo recolectar.
Un día, buscando entre sus escasas pertenencias, encontró dos monedas de plata y se le ocurrió una genial idea. En el pueblo las intercambió con un mercader de artículos antiguos quien le dio un viejo baúl. Como pudo, se las arregló y lo trasladó a su casa. Una vez en ella, lo dejó a la vista en el centro de su humilde choza. Por casualidad uno de sus hijos lo visitó e intrigado le preguntó:
- ¿Qué guardas ahí?
- Un secreto,-le contestó-, que solamente conoceréis tú y tus hermanos el día en que me muera, pues allí está toda mi herencia.
Al día siguiente lo escondió debajo de su lecho.
Cuál fue su sorpresa que a partir de entonces, un hijo al menos lo visitaba durante el día. Le llevaban leche y miel, y entre los cuatros hijos le mantenían su choza bastante limpia.
Un día al ancianito se le detuvo el tiempo muriendo en su granja.
De inmediato los hijos se dieron cita, no tanto para velarlo, sino para ver a cuanto ascendía su herencia. Y cuál fue su sorpresa que una vez desenterrado y abierto el cofre, lo único que encontraron fue un trozo de papel que decía de su puño y letra, un poco torcida y temblorosa: "Hijos míos: el auténtico amor no espera, se entrega generosamente sin esperar recompensa. Mi única herencia es que aprendáis a amar; hubiera deseado dejaros más, pero mi único legado es daros las gracias por lo que me disteis en vida”.
Los cuatro hermanos al fin comprendieron que un buen padre puede dar la vida por sus hijos, pero algunos no entregan nada en vida a sus padres. Juntos hicieron una profunda reflexión y le dieron digna sepultura, y uno de ellos, cuando arrojó el último puñado de tierra, le despidió diciendo: "Te prometo amar sin esperar”.

lunes, 11 de junio de 2018

Oración por la creación

Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas, y están llenas de tu presencia y de tu ternura.
Alabado seas. Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María,
te hiciste parte de esta tierra, y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura con tu gloria de resucitado. Alabado seas.
Espíritu Santo, que con tu luz orientas este mundo hacia el amor del Padre
y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien.
Alabado seas Señor Uno y Trino, comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti.
Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has creado.
Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con todo lo que existe.
Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.

¿Cuánto pesa un copo de nieve?

- Dime cuánto pesa un copo de nieve -preguntó un colibrí a una paloma.
- Nada -fue la respuesta.
- Si es así, he de contarte una historia -dijo el colibrí-. Me posé en la rama de un pino, cerca de su tronco. Empezaba a nevar, no era nieve de una gran tempestad, caía suave como una pluma. Como no tenía nada que hacer empecé a contar los copos mientras caían sobre las ramas de mi tronco. El número exacto fue 1.141.952. Cuando cayó el siguiente copo (sin peso, como tú dices) la rama se rompió.
Dicho esto, el colibrí levantó el vuelo.
La paloma, una autoridad en la materia desde los tiempos de Noé, se paró a reflexionar y, pasados unos minutos, se dijo:
- Quizá sea sólo necesaria la colaboración de una persona más para que la solidaridad se abra camino en el mundo.

domingo, 10 de junio de 2018

El camino de Jesús

El camino de Jesús está hecho
de esperanzas y de miradas clavadas
en un futuro nuevo que haremos mejor
con el esfuerzo de todos.
El camino de Jesús transita
por parajes de misericordia,
y cruza la tierra del perdón
donde se olvidan las ofensas.
El camino de Jesús
es un camino de manos abiertas.
En las orillas del camino de Jesús
crece el árbol de la sonrisa;
sobra para el caminante.
El camino de Jesús se transita
con los pies y el corazón.

Amar lo que somos

             Anthony de Mello 

Los animales del bosque se dieron cuenta un día de que ninguno de ellos era el animal perfecto: los pájaros volaban muy bien, pero no nadaban ni escarbaban; la liebre era una estupenda corredora, pero no podía volar ni sabía nadar... Y así todos los demás.
¿No habría una manera de establecer una academia para mejorar la raza animal? Dicho y hecho.
En la primera clase de velocidad, la liebre fue una maravilla, y todos le dieron sobresaliente; pero en la clase de vuelo subieron a la liebre a la rama de un árbol y le dijeron:
- “¡Vuela, liebre!”
El animal saltó y se estrelló contra el suelo, con tan mala suerte que se rompió dos patas y fracasó.
El pájaro fue fantástico volando, pero le pidieron que excavara en la tierra como el topo. Al hacerlo se lastimó las alas y el pico y, en adelante, tampoco pudo volar; con lo que ni aprobó la prueba de excavación ni llegó al aprobadillo en la de vuelo.
Entonces el búho, el más sabio de los animales, tomó la palabra y dijo:
- Convenzámonos: un pez debe ser pez, un estupendo pez, un magnífico pez, pero no tiene por qué ser pájaro. Una persona inteligente debe sacarle punta a su inteligencia y no empeñarse en triunfar en deportes, en mecánica y en arte a la vez. Una muchacha fea difícilmente llegará a ser bonita, pero puede ser simpática, buena y una mujer maravillosa... porque sólo cuando aprendamos a amar en serio lo que somos, seremos capaces de convertir lo que somos en una maravilla.