viernes, 24 de febrero de 2023

Cuaresma, 40 días

La Cuaresma es un período de cuarenta días
de preparación para la fiesta de Pascua.
Es una experiencia de intimidad con Dios
que todos y cada uno deseamos, en nuestro caminar diario.
Lo principal es escuchar a Dios en el día a día.
Cuando todo parece cansado,
de los viejos troncos brotan ramas nuevas.
Cuando todo parece confuso,
amanece una luz nueva de esperanza.
Cuando todo parece destruido,
nos ofrece su mano y su consuelo;
nos susurra al oído: ¡levántate!, todo es posible.
Dios nos sorprende dándonos futuro.
Dios nos alienta dándonos esperanza.

Las apariencias engañan

Un rey le contaba a un sabio lo extraordinariamente buenos y generosos que eran sus súbditos.
– Estás muy equivocado -le dijo el sabio-. La gente de tu reino actúa por apariencias. Le dan poca importancia a los hechos, que son los que demuestran espíritus grandiosos.
Al oír esto, los cortesanos se enfadaron y rogaron al rey que no hiciera caso a ese falso sabio.
– Majestad -dijo el sabio-, ellos dirán lo que quieran, pero en este mundo vil, todo funciona al revés: la persona más preciosa no vale nada, y la persona que no vale nada es la más preciosa.
– Demuéstramelo -dijo el rey-. Si no lo haces, mandaré que te corten la cabeza por decir cosas falsas y descabelladas.
El sabio invitó al rey a que se disfrazara como una persona común y así dieran una vuelta por la ciudad. Llegaron al mercado y el sabio le insinuó al rey que pidiera un kilo de cerezas que eran para salvar la vida a un enfermo muy grave. Fueron inútiles las súplicas del rey... El comerciante, cansado de oírle, lo echó del lugar y le dijo que si no se iba pronto, lo echaría a palos.
– Las cosas que tiene que oír uno en la vida -mascullaba el comerciante-. ¿Acaso tengo cara de idiota? Estos mendigos miserables ya no saben qué inventar para engañar a uno.
El rey estaba a punto de revelar su identidad, cuando el sabio se lo llevó de allí.
Caminaron un buen rato y llegaron a orillas de un río que iba crecido por el deshielo.
En un descuido, el sabio dio un empujón al rey que cayó al agua. Empezó a gritar pidiendo ayuda, pero aunque se acercaron, muchos curiosos al oír sus gritos, nadie hizo nada.
Ya estaba a punto de ahogarse, cuando un mendigo, el más harapiento de la ciudad, se lanzó al agua y salvó al rey.
Entonces el sabio se acercó al rey, que temblaba de frío y de indignación, y le dijo:
– ¿Viste cómo era cierto lo que yo te dije? Cuando tú, que eres la persona más valiosa del reino pediste un kilo de cerezas para salvar la vida de un enfermo, no te dieron nada y hasta casi te muelen a palos. En cambio, este mendigo, que supuestamente es la persona que menos vale en tu reino, ha expuesto su vida por ti y te ha salvado.

Moraleja: No son las apariencias lo que cuentan, sino los hechos.

jueves, 23 de febrero de 2023

Himno de Cuaresma

Éste es el día del Señor.
Éste es el tiempo de la misericordia.
Delante de tus ojos ya no enrojeceremos
a causa del antiguo pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde de corazón sincero.
En medio de las gentes nos guardas como un resto
para cantar tus obras y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe, según tu Primogénito.
Caerán los opresores y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio serán tus herederos.
Señalarás entonces el día del regreso
para los que comían su pan en el destierro.
¡Exulten mis entrañas! ¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor que es justo revoca sus decretos:
La salvación se anuncia donde acechó el infierno,
porque el Señor habita en medio de su pueblo.

Qué buen y gran corazón



Esta histórica fotografía fue tomada en la ciudad de Damasco en el año 1889 por el fotógrafo Tancrède Dumas. El enano se llamaba Samir, era cristiano y no podía caminar. Quien lo cargaba en su espalda se llamaba Muhammad, era musulmán y era ciego.
Muhammad confiaba en Samir para que le dijera a dónde ir, y Samir usaba la espalda de su amigo para ir por las calles de la ciudad. Ambos eran huérfanos y vivían en la misma habitación.
Samir tenía el don de la narración y contaba historias de las mil y una noches a los clientes de un café de Damasco, Muhammad vendía dulces frente al mismo café y le gustaba escuchar las historias de su amigo.
Un día, cuando se retiraba a su habitación, Muhammad encontró muerto a su compañero. Lloró y lamentó a su amigo durante siete días seguidos. Cuando se le preguntó cómo se llevaban tan bien, siendo de diferentes religiones, solo dijo esto:
“Aquí éramos iguales”, señalándose con la mano el corazón. Muhammad murió de tristeza tiempo después.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Salmo de reconsideración de nuestra vida limitada

Yo sé que me quieres, Señor, porque eres bueno,
porque tienes un corazón sensible, perdóname;
limpia mis bajos fondos de todo lo que es negativo
y de mis caídas continuas, levántame.
Sé que soy pecador y me siento como tal, ante Ti, Señor.
Me alegra saber que eres Padre y Madre a un mismo tiempo,
y aunque sé que eres justo y recto, sabes aceptarme
y quererme más allá de la justicia y de lo que soy cada día.
Sé que tú me miras fijamente
y amas lo profundo y limpio dentro de mí,
y me amas cálidamente como amigo silencioso.
Abrázame y tu afecto cambiará mi corazón,
Sé mi amigo y caminaré hacia la cumbre.
Devuélveme, que lo perdí, el gozo y la alegría,
y así toda mi vida será una fiesta agradecida.
Somos amigos: olvida el mal que hice,
y ayúdame con tu amistad a renovarme.
Dame la alegría de tu salvación.
Te lo pido con un corazón sincero
para así contar contigo en cada instante.
Les diré a otros que tus caminos son formidables,
y que no tengan miedo al fracaso y se fíen plenamente de ti.
Dame vida, pues yo amo el vivir, Tú que eres el Dios de la vida,
y con ella diré a los demás que contigo todo es posible.
Abre mi corazón y mis labios hacia ti, Señor,
para que te diga cuánto cuento contigo.
Yo sé que tú no quieres de mí palabras vacías.
Lo que me pides es un corazón arrepentido;
un corazón sincero y noble es lo que buscas en mí.

El serrucho y la serpiente

Una serpiente entró en un taller de carpintería y pasando por encima de una sierra se hirió levemente.
Furiosa, regresó y mordió la sierra; al hacerlo se hirió en la boca y comenzó a sangrar.
Entonces, sin entender lo que estaba sucediendo y sintiéndose atacada, decidió rodearla para sofocarla con todo su cuerpo apretándola con todas sus fuerzas... Terminó matándose ella misma.

Moraleja: En la vida a veces es mejor ignorar situaciones, comportamientos y hasta palabras. ¿Por qué? Porque cuantas más vueltas le das, más te lastiman.
Escoge bien qué batallas quieres pelear. ¡No todas valen la pena!

martes, 21 de febrero de 2023

Hijos de la ley

      José Mª Rodríguez Olaizola sj

Qué inseguros son, aunque quieran ocultarlo,
los hijos de la ley.
Esconden sus temores tras el cumplimiento.
Pesan el deber en básculas trucadas.
Convierten las normas en coartada de lo injusto.
Confunden virtud con acatamiento.
Insultan con lengua de fuego.
Aprietan con guante de seda.
Patean con bota de hierro.
Cargan lo que no llevan
sobre espaldas ajenas.
Desprecian con una sonrisa.
Ignoran las heridas y los motivos
de quien sufre de quien busca,
de quien cae, de quien no cabe
en ese marco imposible
que han convertido en prisión.
En algún momento olvidaron
la única ley que nos diste, el amor,
más valiente, exigente y humano
que todos los espejismos
con que solemos engañarnos.

La niña y el acróbata

Era una niña de ojos grandes como lunas, con la sonrisa suave del amanecer. Huérfana siempre desde que ella recordara, se había asociado a un acróbata con el que recorría, de aquí para allá, los pueblos hospitalarios de la India. Ambos se habían especializado en un número circense que consistía en que la niña trepaba por un largo palo que el hombre sostenía sobre sus hombros. La prueba no estaba ni mucho menos exenta de riesgos. Por eso, el hombre le indicó a la niña:
-- Amiguita, para evitar que pueda ocurrirnos un accidente, lo mejor será que, mientras hacemos nuestro número, yo me ocupe de lo que tú estás haciendo y tú de lo que estoy haciendo yo. De ese modo no correremos peligro, pequeña.
Pero la niña, clavando sus ojos enormes y expresivos en los de su compañero, replicó:
-- No, Babú, eso no es lo acertado. Yo me ocuparé de mí y tú te ocuparás de ti, y así, estando cada uno muy pendiente de lo que uno mismo hace, evitaremos cualquier accidente.

El Maestro dice: Permanece vigilante de ti mismo y libra tus propias batallas en lugar de intervenir en las de otros. Atento a ti mismo, así avanzarás seguro por la vida.

domingo, 19 de febrero de 2023

¡Como tú, Padre Dios!

Sobre buenos y malos, Padre,
haces salir el sol y mandas la lluvia.
A todos sostienes, a todos ofreces tu regazo
y susurras palabras de vida y ternura,
independientemente de sus méritos,
de su dignidad, de su bondad o malicia,
de su credo, de su autoestima.
Graba en nosotros las claves de tu corazón,
y da a nuestras entrañas los ritmos de tu querer
para respetar a los que son diferentes,
ser tolerantes con los que no coinciden,
prestar sin esperar recompensa.
defender al débil y amar a todos
por encima de nuestros gustos y preferencias.
Ruega por nosotros para que aprendamos
el difícil arte de perdonar, olvidando las ofensas,
ofreciendo la flor de la compasión
tras los muros del rencor y de la incomprensión.
Enséñanos, Padre, a ser como Tú,
que todos puedan decir:
son hijos dignos de tal Padre.
Al final todo se reduce a una decisión:
-alimentar el odio... o el entendimiento.
-crear al enemigo... o al amigo.
-construir barreras... o puentes.
-contribuir al amor... o al dolor.
-tender la mano siempre aunque...
a pesar de... incluso cuando... incluso a quien... o no amar.

Los tres hijos del rey

Un rey tenía 3 hijos y entre todas sus posesiones lo más valioso era un brillante de belleza única.
El rey veía que se acercaba el fin de sus días, pero tenía muchas dudas a la hora de repartir sus bienes entre los tres hijos. Aconsejado por el anciano criado que había estado toda su vida al servicio del rey, reservó el diamante para aquel que cumpliera la hazaña más heroica.
El mayor montó en su cabalgadura y fue hasta la cueva donde vivía el dragón más peligroso y célebre del país y, después de una gran lucha, mató al dragón.
El segundo recorrió el reino dando muerte a diez hombres con una minúscula daga porque estaban en contra de su padre, el rey.
El tercero partió una noche y, al amanecer, volvió y habló así a su padre:
- He encontrado a mi mayor enemigo durmiendo y lo he dejado descansar. Al volver por segunda vez lo desperté y lo perdoné.
El rey le entregó el diamante por ese gesto de saber perdonar.