jueves, 11 de junio de 2020

Ofrecimiento

Te ofrecemos, Señor, el mundo que nos has dado, con lo que nos gusta y lo que nos disgusta.
Te ofrecemos las familias con sus luchas por el pan de cada día, para que se sienten todos también a la mesa del amor.
Te ofrecemos el mundo de los niños que empiezan la vida, para que encuentren en ella las flores del Bien, de la Belleza y la Verdad.
Te ofrecemos el mundo de los jóvenes para que mantengan el pulso de la vida y la esperanza.
Te ofrecemos el mundo de los mayores llamados a trabajar en tu Viña: para que sus trabajos beneficien a la humanidad.
Te ofrecemos el mundo de los ancianos para que con su oración, madurez y experiencia mantengan el equilibrio de la vida.
Te ofrecemos el mundo de los que sufren para que alivies su dolor si les conviene y transformen sus lágrimas en obra redentora.
Te ofrecemos el mundo de la marginación y del pecado: para que todos colaboremos en la misión que nos has encomendado de hacer un mundo mejor.
Te ofrecemos, además todo lo que hay de bueno en nosotros y en los demás para que por medio de María sea presentado al Padre y elevemos así nuestro canto de alabanza, unidos a los ángeles y santos del Cielo. Amén.

Encontrar tiempo para Dios


Esta es la historia de un hombre que nunca encontró tiempo para Dios:
 Cuando era niño quisieron enseñarle a rezar, pero alguien objetó: ¨Es muy temprano para pensar en Dios. Todavía no entiende nada¨.
Cuando se hizo adolescente, les pareció bien mandarlo al catecismo. Pero enseguida alguien opinó: ¨Es muy niño para pensar en Dios¨.
Cuando era joven, le llegó un encuentro de jóvenes. Estaba entretenido con su novia. Otros contestaron por él: “Muy enamorado para pensar en Dios”.
Cuando era un hombre adulto, ya casado, su esposa le pedía que fuese a Misa los domingos, pero él le contestaba: “Estoy muy ocupado para pensar en Dios”.
En su pueblo hubo una Misión Popular. Quisieron despertarlo de madrugada para que participara en un acto penitencial, pero los amigos contestaron: “Dejadlo. Está muy cansado para pensar en Dios”.
En una ocasión, absorto por sus negocios, lo invitaron para hacer una confesión pascual. Pero él contestó: “Estoy muy preocupado para poder pensar en Dios”.
Cuando, ya muy anciano, quisieron llevarle un sacerdote a su casa para que lo visitara, los nietos objetaron: “Está muy viejo para pensar en Dios”.
Cuando lo llevaban al cementerio, el demonio soltó una carcajada en su cara diciendo: “Demasiado tarde para pensar en Dios”.
Hoy hay que decidirse por la VIDA o no.

martes, 9 de junio de 2020

Acompañar es...

                     Alan D. Wolfet
1. Acompañar es estar presente en el dolor de otra persona; no de hacer que su dolor desaparezca.
2. Acompañar es ir al desierto del alma con otro ser humano; no de creer que somos responsables de encontrar la salida.
3. Acompañar es honrar el espíritu; no enfocarse en la inteligencia.
4. Acompañar es escuchar con el corazón; no analizar con la cabeza.
5. Acompañar es dar testimonio de las luchas de otros; no juzgar o dirigir esas luchas.
6. Acompañar es caminar al lado; no conducir o ser conducido.
7. Acompañar es descubrir los dones del silencio sagrado; no llenar con palabras cada momento.
8. Acompañar al que sufre es quedarse quieto y en silencio; no querer moverse sin parar hacia adelante
9. Acompañar es respetar el desorden y la confusión; no imponer orden y lógica propias.
10. Acompañar es aprender de otros; no enseñarles.
11. Acompañar es tener una actitud de curiosidad y no de experto.
12. Acompañar es saber que Dios está siempre con cada uno de nosotros.

Agradece y valora lo que tienes


Un rico miró por su ventana y vio un pobre sacando algo de la basura y pensó "Gracias a Dios no soy pobre".
El pobre levantó la vista y vio un loco en harapos deambulando por la calle y pensó ... "Gracias a Dios no estoy loco".
El loco miró hacia adelante y vio pasar una ambulancia y dijo a si mismo ... "Gracias a Dios no estoy enfermo".
Mientras tanto un enfermo en el hospital vio pasar una camilla con un cuerpo debajo de una sábana y dijo a sí mismo ... "Gracias a Dios estoy con vida".
Solo el muerto no pudo agradecer nada.
Porqué no le agradeces a Dios hoy por todas las bendiciones y por el regalo de la vida ... y por este día tan hermoso?
¿Qué es la vida?
Para entender mejor que es la vida tienes que visitar 3 lugares :
1. Un Hospital
2. Una Cárcel
3. Un Cementerio
En el Hospital verás que no hay nada más importante que la SALUD.
En la Cárcel verás que no hay nada más precioso que la LIBERTAD.
Y en el Cementerio entenderás que la vida no vale nada. La tierra que pisas hoy, será su techo mañana.
“La Triste Verdad”: Nosotros todos llegamos sin “nada” y nos iremos con “nada”... Debemos, entonces, ser humildes ante Dios y agradecerle a todo momento por todo lo que somos y tenemos.

lunes, 8 de junio de 2020

Buenos días, Señor

A ti levanto mis ojos, Padre Dios, 
a ti elevo mi corazón y mis manos al comenzar el día.
A ti encomiendo mi ser, mi vida entera.
Como los ojos del niño pequeño
están pendientes del padre y de la madre,
así están mis ojos puestos en ti, Señor,
esperando tu amor, recibiendo la vida,
seguros del perdón de quien ama.
Muchas veces siento que soy como el ciego del camino:
tengo los ojos cerrados a la luz y siento duras escamas
que me impiden ver lo bello que hay a mi alrededor.
Señor, ábreme los ojos a tu vida.
Enséñame a descubrir y a mirar
las cosas bellas que has puesto en mi vida.
Enséñame a ver lo bueno y bello
que has puesto en las personas que viven a mi lado.
Queremos ver el mundo con ojos limpios.
Queremos abrir nuestros ojos a la luz de tu evangelio.
Queremos mirar la vida de frente y con sentido. 

La Providencia existe


Vicente, camino del campo, iba dando vueltas a estos y otros pensamientos: Sí me muero, ¿qué será de mi esposa y mis hijos? ¿quién va a cuidar de ellos?
Un día salió tempranito para el campo, siempre concentrado en sus pensamientos. De repente oyó en lo alto de un árbol un fuerte piar de pajaritos. Casi en la misma rama, había dos nidos con crías de tordo. Ya había caminado un poco, con su azada al hombro, cuando vio un gavilán que cazaba un pajarito. Era precisamente el tordo que traía alimento a sus crías. Enfadado, trato de alcanzar al gavilán a pedradas, pero el tordo ya estaba fuertemente apresado por las garras del gavilán.
Cuando, al día siguiente, volvió a su trabajo. Vicente se fue directamente hacia aquel árbol para visitar a las crías huérfanas. Estaba seguro de que iba a encontrar muertas de hambre a las crías de la madre capturada. Pero las encontró trinando, llenas de vida. ¿Cómo era posible? Y se quedó allí para descubrir el secreto. Al poco rato vio llegar a la madre del nido vecino, que repartió lo que había traído a las crías de los dos nidos.
– Señor y Padre mío, exclamó Vicente, quitándose el sombrero y arrodillándose en el duro suelo. Me había olvidado de que existe una Providencia divina, pensaba que solamente yo podía mantener a mi familia. Ahora veo que eres tú, Padre mío, el único y seguro sustento de mis hijos.